miércoles, 15 de enero de 2020

Bolivia + Perú, de Gonzalo María Beladrich

1.
Son dos novelas. La primera, Bolivia, junto con su prólogo a cargo del mejor uruguayo -Dani Umpi-, se publicó originalmente en 2008 por editorial Tierra del Sur. La segunda, Perú, se publica por primera vez en esta edición de Saraza, junto con el epílogo del buen chileno Alberto Fuguet (no sé si el mejor, diría que lo facho le resta varios puntos, aunque lo puto le suma otros tantos). Bolivia y Perú tienen dos elementos en común: el formato de diario de viaje, y el personaje protagonista, que pareciera ser el mismo, aunque no podríamos estar seguros si no fuera por el hilo conductor que ofrece Alberto Fuguet.

2.
Son dos novelas pero vamos a considerarlas como pieza única, y como pieza única Bolivia + Perú funciona como una construcción colectiva y de capas: el prólogo de Dani Umpi le confiere un sentido previo a Bolivia, y los hechos narrados en Bolivia le confieren a su vez sus presets a Perú, que sin embargo podría parecer una pieza incompleta si no fuera sucedida por el epílogo de Fuguet. Si algo tiene de magistral la intervención de Fuguet, más que la prosa, es el prestarse al juego que propone Beladrich, y subir la apuesta. El epílogo termina de hilar Bolivia con Perú y redobla el tenor del par realidad/ficción, porque justifica la decisión a priori arbitraria del formato epistolar de la segunda novela (los capítulos o entradas suelen empezar con el apelativo "Alberto," que sobra, y buscan por momentos una segunda persona que parece innecesaria: incluso si las entradas realmente fueran mails enviados a Fuguet, hubiera parecido una mejor decisión eliminar el destinatario). Fuguet se toma la libertad de agregar hechos no narrados a la novela, a las dos novelas, y decía que hasta el hilado de una con la otra se da sólo gracias a que en el epílogo Fuguet establezca que el personaje que en la primera conoce al director chileno en La Paz (en Bolivia en Bolivia), sea el mismo que en la segunda se mailea con él (y también se toma la libertad de ponerle nombre: el nombre del autor).

3.
Gonzalo María me contó que una vez, cuando trabajaba en Yenny, le dijo a una compañera de trabajo que se tenía que ir al cumple de su papá. Y ella, indignada, "¿Cómo que al cumpleaños de tu papá? ¿No sé murió tu papá?". Ella había leído Bolivia en modo literal. 

4.
Otra característica de estas novelas es que tanto Bolivia como Perú están intervenidas por un segundo modo textual, el de las crónicas periodísticas que el personaje escribe y envía a una revista porteña, y que en el mundo real fuera del libro fueron efectivamente publicadas en medios como la Revista Mu o el sitio de la Agencia Paco Urondo. La más linda es la que Gonzalo María también publicó como fanzine, El conquistador de lo inútil, una crónica que habla de Iquitos y de su encuentro con Huerequeque, el actor peruano de la película Fitzcarraldo de Werner Herzog.

5.
Me estaría faltando todo lo que sería una sinopsis, ¿no? Bolivia es un diario de viaje ficcional. Comienza en Buenos Aires, en un tiempo pasado con CDs y diskmans y cybers y Roma de Aristarain en el cine, y sigue, mochila al hombro, por el norte argentino y por Bolivia hasta el lago Titicaca, un viaje que muchos hicimos y con el que me fue muy posible identificarme. El personaje, innominado, renuncia a su trabajo y se va por tiempo indeterminado, conoce mujeres amigables y varones ambiguos, lugares turísticos y sitios históricos, y tiene algunos encuentros sexuales pero menos de los que éste escriba esperaba. Perú, por su parte, es otro diario de viaje ficcional, pero cada entrada de diario es a la vez un mail, destinado al escritor chileno Alberto Fuguet. En esta otra novela, el personaje parece más arisco -le pasaron cosas-. A la vez, coge más (B''H). Todo el conjunto se lee muy rápido y fluido, de los paratextos ya hablé bastante, cómprenlo, léanlo, saluditos.




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