jueves, 28 de agosto de 2014

The Sandman (los primeros tres tomos), de Neil Gaiman

Me iba a hacer el boludo, amparado en una clausula secreta de mi contrato con RESISTIRSE ES FUTIL Inc. por la cual las historietas pueden o no ser reseñadas, según me venga en gana. Pero The Sandman se merece, se merece ser campeón. Así que van las reseñas, de los primeros tres tomos (o arcos argumentales, como les dicen los nabos del cómic yanqui), escritas en el orden en que los fui leyendo. La fecha del post corresponde al final de la lectura del último de ellos.

1. Preludios y nocturnos


Me puse a leer Sandman con una ignorancia total y a la vez con todos los prejuicios positivos habidos y por haber. Mi primera impresión fue de choque: Sandman se parecía mucho más a un cómic (bueno) de DC o de Marvel de lo que yo esperaba. Creo que mi idea previa -basada en nada, basada en el nombre- de Sandman era una historieta con dibujos a lo Carlos Nine. O sea, nada que ver. Es más: los dibujos del primer tomo me parecieron bobos, feos. El único diseño de personaje que me gustaba era el de Sandman, pero a la vez me hacía acordar demasiado al diseño de The Crow.


The Crow

The Sandman

Al cabo de algunos episodios, creo que no sólo yo sino también Neil Gaiman y los dibujantes encontramos el tono adecuado y empezó la magia. Sobre todo en el capítulo del infierno.


El episodio intitulado "24 horas" es brillante y horroroso. Nunca sufrí tanto con un cómic.
La inclusión de personajes del elenco de DC -que no vuelve a ocurrir, entiendo- es cualquiera.

2. Casa de muñecas


Para mí, la historieta contiene lo épico de una manera que las otras artes no alcanzan. Ni siquiera el cine. Las grandes historietas de ciencia ficción o de fantasía me han deparado los mayores asombros, los momentos más épicos: Akira y Watchmen (en particular, el final de Watchmen) en el puesto número uno. Y eso que estoy hablando de historietas que leí de grande, porque si hablamos de mis historietas de chico, lo afirmo aún más. Tanto las historietas que leí varias veces porque estaban en casa y eran de mi papá (Tintín, las de Robin Wood, muchos etcéteras), como las historietas que me fui comprando yo, fundamentalmente a los 12 años y principalmente manga, me provocaban ese sentimiento que estoy tratando de describir. El sentimiento de la épica tiene lugar en el pecho. Tiene que ver con la palabra aventura. Estoy seguro que todos en la infancia lo habrán sentido en relación con alguna forma de la ficción. Con el fútbol, capaz.

"Casa de muñecas", el capítulo o arco argumental de The Sandman (no la obra de Ibsen) comprende la épica y el asombro de la manera a la que estoy tratando de hacer referencia.
El primer capítulo, en el que conocemos a la hermana de Sueño -Muerte-, es de lo mejor en cómics del universo. Y a pesar de que en medio tiene una línea argumental bastante pedorra (la de la convención de asesinos seriales: ¿por qué los malos por excelencia en la historieta yanqui están locos y matan por placer?); ese relato contiene en sí los elementos de una resolución completamente asombrosa (para los entendidos: lo de Gilbert es supremo).




3. País de sueños


Son cuatro historias unitarias, relacionadas con el mundo de los sueños en el que Sandman, el Señor de los Sueños, es rey. Esto sí se parecía más a lo que yo creía que era Sandman (no por los dibujos): un mundo. El primero es "Calíope", que trata de un escritor que tiene prisionera a una de las siete musas. "Un sueño de un millar de gatos" es hermoso y trata todo de gatitos. "Sueño de una noche de verano" es obviamente una historia sobre la obra de Shakespeare, es muy sofisticada y ganó premios, pero los lectores no familiarizados con la obra de teatro o no británicos nos quedamos un poco afuera. "Fachada" es un flash. La protagonista, me enteré después, es un personaje muy lateral del mundo de los superhéroes DC. Y en esa historia no aparece Sandman.


Espero que Varela me preste urgentemente los tomos que siguen, para poder así completar mi educación hasta ahora magra y vergonzantemente vacía de Sandman.

lunes, 25 de agosto de 2014

Los crímenes de Moisés Ville: una historia de gauchos y judíos, de Javier Sinay

1.
Cuando llegué a los últimos capítulos el libro me volvió a atrapar, porque por momentos me había estancado en la lectura. Me pareció muy valorable el trabajo de exégesis que hace el autor para descubrir por qué su bisabuelo Mijl Hacohen Sinay, en su artículo "Las primeras víctimas judías en Moisés Ville" había exagerado o distorsionado los hechos de algunos de los crímenes, como ser el del padre de Alberto Gerchunoff o el de la joven María Alexenicer. Amén de las hipótesis que planeta el autor, válidas seguramente, me llamó la atención que no apareciera mencionado el parecido entre la descripción que hace Mijl Hacohen del cuerpo mutilado de la Alexenicer con la descripción del último "trabajo" de Jack el Destripador. Seguramente a mí me apareció tan claro porque acabo de leer From hell de Alan Moore, como pueden ver aquí abajo. No es descabellado pensar en la relación entre un crimen narrado y el otro, siendo Jack, de los destripadores, el más famoso en ese entonces y hasta la fecha.

2.
Fuera de eso, no tengo mucho que agregar a la reseña que hace Alejandro Soifer aquí, reseña con la que estoy a grandes rasgos de acuerdo. Por ejemplo, a mí tampoco me interesó nada la parte de la actualidad, no sólo por el caso del envenenador de perros, una historia sin suspenso, sino también por tener que leer nombres de trabajadores de la Fundación IWO acompañados por adjetivos, por ejemplo. Sí me gustaron las partes del pasado, mientras más ficcionalizadas mejor. Pero como dice Soifer en la conclusión de su reseña, el libro corre el riesgo de interesar sólo a judíos. Por otro lado, hay una serie de datos que para un judío más o menos enterado de los temas que trata Los crímenes de Moisés Ville son cosa sabida, y su exposición ralentiza mucho la lectura.

jueves, 14 de agosto de 2014

Jerusalén: crónicas desde Tierra Santa, de Guy Delisle





1.
Hay una secuencia que me gustó mucho de Jerusalén. El protagonista (que es el autor) descubre que en los territorios ocupados, cerca del barrio palestino de Jerusalén este en el que vive, hay un supermercado gigante. En el supermercado encuentra su cereal canadiense favorito, uno que "no se consigue ni en Francia". Pero cuando lo está por sacar de la góndola, una voz en su conciencia le dice: "Cuando haces compras en los asentamientos, estás apoyando los asentamientos" (se refiere a los asentamientos ilegales que mantiene y amplía Israel en los territorios ocupados a los palestinos). El protagonista decide no comprar. Cuando se está yendo, ve salir del supermercado a un grupo de mujeres palestinas con velo, cargadas con montones de bolsas llenas de productos.

2.
Quizás la secuencia no sea del todo representativa del libro, porque en el balance general Jerusalén es mucho más crítico de la ocupación israelí que en esa página en particular. Es decir que, de las situaciones vividas y luego dibujadas por el canadiense Guy Delisle en su año en Jerusalén como marido de una médica sin fronteras, son más las que muestran lo que significa para los palestinos convivir con los checkpoints, o con los judíos ortodoxos de los asentamientos y su desproporcionada guarda militar, o con la amenaza del desalojo, o incluso con un bombardeo. Pero, igual que le pasa a cualquiera que viva en Israel, no toda la vida pasa por la ocupación, y eso se refleja en la crónica de Delisle. 






































3.
Jerusalén: crónicas desde Tierra Santa es una novela gráfica, por si no quedó claro hasta ahora. En Argentina la publicó Editorial Común, la de Liniers -el dibujante, no el barrio ni le virrey- que mantiene un muy buen catálogo -del cual ya leí y reseñé Ombligo sin fondo, Virus tropical, El Arte: conversaciones imaginarias con mi madre y Fueye-. Jerusalén está muy bueno y es muy divertido y es muy interesante (gracias Ionilaurimati) y es muy recomendable para cualquiera que quiera entender qué pasa en la región sin tener que leer artículos de Le Monde diplomatique (no digo de los diarios porque en los diarios, de Medio Oriente nunca sacás nada en limpio): realmente queda muy claro dónde radica el quid de la cuestión, a mí parecer. Delisle tiene una preocupación por la objetividad -desde la subjetividad, claro, al fin y al cabo es autobiográfica la cosa- que se ve por ejemplo en el final del libro, cuando con la mujer deciden ir a visitar la ciudad de Jebrón -en territorio palestino pero con habitantes tanto palestinos como israelíes- con dos tures opuestos, el de los izquierdistas y el de los derechistas. Doy fe de que la forma en la que retrata el tour derechista no está nada exagerada.

lunes, 4 de agosto de 2014

From hell, de Alan Moore y Eddie Campbell



1.
Resulta que ahora tengo un amigo que pisa los 40, lector y coleccionista de cómics, y que por su edad goza del privilegio de haber sido consumidor consciente de cómics en la maravillosa década de los '90 (qué vuelva Carlos). Me va a prestar Sandman (¡¡¡!!!), con lo que subsanaré un enorme y vergonzante bache en mi cultura historietil. También tiene los dos tomos de Preacher, pero lamentablemente ya leí Preacher completo hace unos años en la internet. En la misma época leí las historietas de Watchmen y V de Venganza en la red, y hablando de eso fue que llegamos a que me iba a prestar esta historieta del mismo autor, de cuya existencia yo permanecía ignorante. Por suerte tampoco estaba al tanto de la existencia de una película de From hell con J. Depp, que adapta el cómic aunque cambiando todo y haciéndolo mierda.

2.
El autor de Watchmen, V de Venganza y From hell es Alan Moore y de más está decir, mencionando esos tres títulos, que se trata de un genio. Es el autor de uno de los mejores momentos de la historieta universal mundial hiperdimensional, el final de Watchmen, que es muy distinto al de la película (porque de hecho es infilmable). Aparentemente existe cierto consenso sobre que From hell es la mejor obra de Moore, y puede ser. A mí me gusta más Watchmen, pero por ciertos elementos objetivos podríamos poner a From hell (de ahora en más, FH) en la cima del podio. En primer lugar, FH es la historia de los crímenes de Jack el Destripador, y Moore se basó para escribir el guión en una extensísima investigación que pareciera haber incluido todos los libros sobre el asunto publicados en Gran Bretaña entre 1888 y la fecha de edición de FH (que salió por primera vez en 1991 y terminó de publicarse en 1996). Por lo menos eso es lo que se deduce del apéndice, que en la edición que yo leí tiene 100 páginas (mientras que la historieta propiamente dicha, 500). En el apéndice, Moore explica secuencia por secuencia qué cosas de FH son producto de su imaginación y qué cosas se basaron en fuentes documentales o investigaciones de otros. Es tan minucioso que si lo fueras escuchando mientras lees la historieta, funcionaría como los comentarios del director de las películas en DVD. En segundo lugar, como nadie tiene la verdad única sobre los crímenes de Jack el Destripador y la identidad de el, la, los o las asesinoas (como dice en la dedicatoria del libro a las víctimas de Jack, "tan sólo estamos seguros de dos cosas: de vosotras y de vuestro final"), FH es una especulación sobre quién, cómo y por qué lo hizo, por un lado muy documentada y respaldada por otros investigadores (principalmente la teoría de un tal Stephen Knight en un libro titulado Jack the Ripper: The Final Solution), y por otro lado entrelazada con magia, fantasmas, rituales masónicos y otras cuestiones que aunque son incomprobables, lo son para los dos lados. A cuento de esto, en una de las secuencias, el policía que sigue el caso, Abberline, se encuentra con un niño (que leyendo el apéndice, y sólo así, nos enteramos de que se trata de un joven Aleister Crowley) en una multitud. El niño le pregunta: ¿Cree que el hombre que está matando a esas mujeres está haciendo algo mágico?, a lo que Abberline le responde que "la magia no existe". El niño chupa su paleta y dice "Se equivoca. Adiós". También a cuenta de esto, lo primero que leo en la entrada de Wikipedia sobre Alan Moore es que tiene la "intención declarada de convertirse en mago del caos". En tercer lugar, a pesar de todo el fárrago documental y toda la cumplidísima pretensión de veracidad, de la inmensa cantidad de personajes involucrados -sumados a los personajes históricos de la época que Moore involucra por mero placer y porque puede (Oscar Wilde, Joseph Merrick -el hombre elefante-, William Butler Yeats) el guión no deja de ser narrativamente excelente, hasta perfecto (aoh) te diré.



3.
Sobre el dibujo no sé qué pensar. Por un lado, definitivamente está bien. Es correcto, y logra cumplir sus propios objetivos, evidentemente. Toda la cuestión de basarse en material documental y tal. También cierta atmósfera ominosa, definitivamente buscada, de la que es ejemplo la imagen de aquí abajo. Pero por otro lado, entre tanto nombre británico similar, el dibujo al principio dificulta la lectura. Salvo Gull, los otros personajes no presentan rasgos reconocibles, que son necesarios en una historieta. Obvio que esto es meramente personal. Quizás por esto es por lo que no pongo a FH en el podio.

4.
La edición de la obra completa incluye además un segundo apéndice, "The Dance of the Gull-Catchers", que es un recorrido por las distintas teorías que se publicaron, más o menos académicas, más o menos conspiranoicas, desde fines del siglo XIX hasta los '90s, pero en historieta. O sea, una historieta historiográfica. Chapeuax.