jueves, 27 de abril de 2023

Aguas salobres, de Mario Levrero

 1.

El mejor libro en lo que va del '23 es de hace 40 años como la democracia y lo escribió el inefable uruguayo Jorge Mario Varlotta Levrero. Lo conseguí de sopetón en la feria de usados de Plaza Italia por módicos 1500 pesos en esta Argentina de hoy donde uno nuevo no baja de 3000, y más probablemente 5000. Y para más datos, lo conseguí junto a otro Levrero, del mismo precio y datación, pero que no es de cuentos sino un manual, para ser más exactos un manual de Parapsicología, que al parecer no tiene un ápice de ironía sino que es exactamente lo que dice ser.

2.

Este Levrero que nos ocupa es de cuentos, de cuatro cuentos, aunque yo más bien diría que es de tres cuentos más una nouvelle ("La cinta de Moebius") porque la susodicha se extiende por casi una centena de páginas. La susodicha, dicho sea de paso, es buenísima, hilarante y un plato total. Y los cuentos que le siguen, intitulados "La casa abandonada", "Las sombrillas" y -como el tomo- "Aguas salobres", no se quedan atrás. De hecho el cuento del título es probablemente el mejor, en un sentido del acabado. El tercero es el más "fantástico", género al que en la contratapa la editorial Minotauro intentó afiliar a la totalidad de los mismos, yo diría que en vano -son más absurdos que fantásticos-, mientras que el segundo es el más cortazariano, creo que Levrero mismo estaría de acuerdo. Por otro lado, todos los cuatro son muy graciosos muy, me reí para afuera muchísimas veces y se lo voy a prestar a mi noble padre.

martes, 25 de abril de 2023

El nuevo milenio, de Rocío Espina

 1.

Y si no me equivoco (viene de la reseña de acá abajo), este también fue un libro que me recomendó Valenzuela. Me voló la peluca El nuevo milenio. No es una historieta exactamente, aunque es un relato, y es gráfico. Es secuencial también, pero como quien no quiere la cosa. Y cuenta una historia, pero más o menos: más bien cuenta un momento, de la vida de todxs (la crisis del 2001), haciendo foco en su propia familia, en sus padres, en su barrio. Pero no sé cómo explicarlo: creo que no es una historieta. De lo mejor que leí en historieta argentina este 2023. 

2.

Acá en Página y acá en Indie Hoy entrevistan a la autora.

lunes, 24 de abril de 2023

Estrella Roja, de Manuel Loza

 1.

Resulta que -por ahora- trabajo como productor de contenidos para la Mediateca de Formar Cultura, la -por ahora- plataforma web de la -por ahora- Dirección Nacional de Formación Cultural del -por ahora- Ministerio de Cultura de la Nación. Digo tanto por ahora porque hoy es 6 de diciembre, el día en que estoy escribiendo esto (el libro lo terminé de leer el 24 de abril) y el domingo se va el Albert y se viene el Javo y el futuro es incierto. Es más que probable que el Estado deje, como mínimo, de promover la lectura de historietas argentinas, como hicimos en este video para la mencionada plataforma con el periodista y escritor Andrés Valenzuela. El día del rodaje le pedí al susodicho que me recomendara historietas, y esta fue una de las. Me apersoné en Fábrica de Historietas (Ayacucho 19), y me la compré con pesos de Argentina.

2.

Estrella roja, entonces. Es una historieta de formato apaisado, tipo tira diaria, que efectivamente salía primero periódicamente en una web (¡se lee completa acá!) y cuando se terminó de publicar, salió en papel por Loco Rabia. Emula el estilo de las space operas onda Flash Gordon, pero es indudablemente argentina, y hasta con ecos de la realidad política de su contexto de creación ("Mucha gente habrá querido venir, lástima el feo día", dice el Emperador en el día de su coronación). Tiene muchos giros y retruécanos, y es pura diversión épica. Resistirse Es Fútil aprueba.

sábado, 22 de abril de 2023

Ofendiditos: Sobre la criminalización de la protesta, de Lucía Lijtmaer

 1.

Soy concursanta, gracias a Sofía Brihet. O sea, oyente regular de Deforme Semanal Ideal Total, un podcast de cotis feminista y muy gracioso que recomiendo mucho y me hace reir así JAJAJAJAJA. Lo conducen dos señoras, la española Isabel Calderón y la argentina de crianza catalana Lucía Lijtmaer, y las amo pero amo mucho más a Lucía Lijtmaer porque es más tranquila y bueno, porque es argentina, para qué te voy a mentir. Lucía tiene publicados algunos libros, y el mini best seller Ofendiditos -que nos ocupa- es uno de ellos, un ensayo corto de una colección de Anagrama en el que Lucía escribe sobre los nuevos fascismos que, como en el espejito rebotín, acusan de censores a les progres mientras lo que buscan en realidad es que les progres, bueno, nos muramos; en el fondo es eso. Las feministas, los trolos, y la agenda "woke" en general. El libro va de eso: primero se ocupa de las exageraciones "woke", tipo las polémicas en torno a Lolita de Nabokov (novela tardíamente acusada por los llamados neopuritanos de ser pro-pedofilia, cuando en realidad es todo lo contrario), y de los argumentos en contra que enarbolan una caterva de neoconservadores (parece que cunden en El País de España) como argumentos para acusar ataques a la libertad de expresión ("ya no se puede decir nada"). Y después se ocupa de demostrar, con datos, pelos y señales, que la cosa es más bien al revés, que "las verdaderas amenazas a la libertad de expresión, (...) no vienen de minorías, feministas u ofendidos, sino del poder político y legislativo. Porque señalar despectivamente al ofendidito no hace sino criminalizar su derecho, nuestro derecho como sociedad, a la protesta".

2.
El libro está muy bien en su contenido, quizás un poco enrevesado en el orden de su argumentación, pero no es muy entretenido que digamos. A mí en realidad me daban ganas de leer una novela de la Lijtmaer, y ahora ya tengo una porque me la regalaron en mi cumpleañito y creo que la voy a leer pronto. Se llama Cauterio y también viene bastante bestselleruda. Ya les contaré.

3.
Último: no puedo entender cómo es que las Deforme Semanal no vinieron todavía a hacer un teatro en Argentina. Si Rebord llena un Gran Rex, ¿por qué no podrían hacerlo las Deforme? Me indigna. Vengan. Alberto, hace algo, te quedan dos días para traer a las Deforme.

jueves, 20 de abril de 2023

Bajo lluvia, relámpago o trueno, de Fermín Eloy Acosta

 1.

Hay que jugársela por una prosa así, como enrevesada, alejada del naturalismo, densa y barroca, saeriana, en estos tiempos que corren (y cómo corren). A Fermín le salió y le salió bien, ganó con esta novela el premio del jurado para novela (Selva Almada, Félix Bruzzone, y la Editorial Entropía que lo publicó) de la Bienal de Arte Joven de 2019. Y se mandó una novela que, una vez estás adentro, es alto viaje. Empezás in medias res, ya subido a la carreta, hay que ponerle garra a las primeras páginas y dejarse conducir por las ganas de entender quién es quién, a dónde van y por qué, y también quién habla. En el movimiento se acomodan los melones y lo que primero parecía ripioso, se vuelve -casi- novela de acción. 

2.

Lo que me hacía avanzar con Rudes, Elena, la narradora y Pedernera hacia Villa Evangelina era la zanahoria de entender eso mágico, oscuro y brujeril que repta debajo de la narración, que por atisbos se capta pero siempre con más preguntas que respuestas. Y también la crédula intriga de qué iría a pasar cuando llegaran a destino, sobre lo cual no diré nada. 

3.

Otra cosa: gran manejo de las velocidades, Fermín: el relato es lento en el lento avance de la carreta, y de golpe es brusco cuando tiene que serlo, brusco y visual. No es moco de pavo lograr eso.

4.

Último: muy curioso lo variado de las referencias a las que me remitió la lectura, por diversas y por inusuales para la literatura argentina actual. Como ya dije, hay algo del Saer de Las nubes (que es el Zama de Saer), pero por otro costado se me aparecieron el libro de Judith Farberman Las salamancas de Lorenza: magia, hechicería y curanderismo en la Tucumán colonial, y esto en la misma bolsa que todas esas historias (ahora se me ocurren sólo películas) donde a una personaja se la acusa de brujería y primero te parece que no pero después MUAJAJA, como La bruja de Eggers, o Anticristo de Lars von Trier. Y agrego otra que nada que ver con las anteriores y que seguro Fermín no leyó pero también se podría hermanar con esta, sobre todo por el periplo geográfico y temporal: la buenísima y reciente novela gráfica Náufrago Morris, de Lautaro Fiszman y Pablo Franco.

lunes, 17 de abril de 2023

Fuera de juego, de Gonzalo María Beladrich


1. 

Exterior, día. Un chico de 19 años, de traje y corbata y mochila al hombro, espera un colectivo en una calle del lejano y apacible barrio de Versalles. Viaja parado, el colectivo viene lleno. El viaje es largo. Una hora después baja en una calle concurrida del microcentro porteño. Veredas angostas, tráfico, humo. El día se empieza a despedir y los y las oficinistas caminan apurados, atestan los cafés, fuman sin parar. El chico camina hasta la entrada del edificio de la AFA, entra. Sube cuatro pisos por escalera, y se pone en una breve fila formada por otros chicos y no tan chicos, todos de traje y corbata, que esperan su turno frente a una ventanilla.

Exterior, atardecer. El chico sale del edificio de la AFA y entra en un café en el que otros muchachos como él ya apilan tazas y platos con migas. Interior. Los chicos conversan sobre fútbol, pero más específicamente, sobre árbitros y arbitraje. La conversación los revela como jóvenes réferis y nos revela que estamos a fines de los años '90. "¿Qué jugas mañana?". "A mí me toca femenino, Franja de Oro contra Dolores de Colon". Etcétera.

Exterior, noche. Nuestro joven árbitro sale del café, se despide de los otros en la vereda y se aleja con rumbo norte, en el sentido opuesto al de los demás. Camina un par de cuadras. Entra a un McDonald's.

Interior, noche. Baño del McDonald's. Luz blanca que zumba. El chico se suelta la corbata, se saca la camisa. Es una metamorfosis. Deja la formalidad y la reemplaza por un par de jeans claros, una chomba azul oscuro y un par de zapatillas Pony.

Sale del McDonald's y camina con la mochila al hombro por calles nocturnas de Barrio Norte. Avenida Santa Fe, avenida Callao, avenida Pueyrredón. Taxis con sus luces, negocios y librerías abiertos, puestos de flores. El chico se cruza por la vereda con otros hombres, que le buscan la mirada. ¿Qué es ese rubor en sus mejillas? ¿Acaso se pone colorado? Como un impulso se mete en un cine, el extinto Atlas Santa Fe.

Interior, noche. En la boletería compra una entrada para la película que comienza en instantes. Mira la película solo. Capaz es una de trolos. Capaz es Plata quemada, o Ronda nocturna. Pero como son los noventas no me cierran los números. Esa maldita costilla podría ser, de Juanjo Jusid, que no es de trolos pero tiene a Susana y a Rossy de Palma.

Aceleremos. 

Ext, noche. El joven árbitro sale del cine, mira una anotación en un cuaderno y se encuentra en una esquina con otro chico de su edad, a quien no conoce, pero reconoce cuando confirma su alias de mIRC. Juntos entran a (interior, noche) un boliche, las luces giran, la música pop mariconea la escena. Estroboscopía. Primeros planos. Transpiración. El joven árbitro aprieta con otro hombre contra una pared. CORTE A. Exterior, día. Joven árbitro + amigo de mIRC + grupo heterogéneo de homosexuales desayuna en un café con motivos de grupo inglés Wham. Por raccord de primer plano, joven árbitro está ahora en un bondi, que se traslada suavemente por la Panamericana. Y ahora , sin solución de continuidad, camina por calles de tierra, en ciudad de Tigre o similar. Llega a club de barrio. En vestuario vacío, sufre nueva metamorfosis, y se viste de réferi, con casaca y short negro. De una lata extrae su silbato y sus tarjetas roja y amarilla. Juez de línea que aparece junto a él emite comentario machirulo, al que joven árbitro responde con un ademán.

Ext, día. Joven árbitro arbitra, rodeado de aún más jóvenes jugadoras de las inferiores de ignotos clubes. Último primer plano, ¿en qué piensa el árbitro que arbitra?

Corte a negro. Créditos.

2.

Una vuelta, en un viaje, seguramente mientras surcábamos las planicies patagónicas en la Bolita, Beladrich me contó esta rutina suya de fines de los noventa (el traslado de Versalles al microcentro en traje para buscar la asignación en AFA, el cambio en un baño de McDonald's, el cine, el boliche) y a mí me pareció alto corto. Puede ser que no haya sido en un viaje: quizás fue en la más monótona de las jornadas pandémicas. Como sea, le dije que si él lo escribía como relato, yo lo hacía guion, y bueno, acá empecé. Le falta laburo. No me roben la idea. 

3.

Cuestión que Gonza, seguramente más por inspiración propia que por mi sugerencia, en el largo letargo pandémico agarró esa anécdota, ese período de su vida, lo combinó con obsesiones varias y algunas cosas que ya tenía escritas de su propia historia familiar, futbolística y cinéfila, y terminó desarrollando no un cuento como yo me imaginaba al comienzo, sino una novela, que la editorial Tren en movimiento publicó para gran suceso en la primera mitad de este 2023. Fuera de juego es la tercera (o cuarta, según cómo se cuente) novela de Beladrich, después de Bolivia, Perú y Los límites remotos, y es posible  que sea por el momento la más lograda. Mezcla algo de "literatura del yo", de no ficción, de ensayo y de crónica periodística, y logra un resultado que atrapa y emociona. Y no lo digo yo solo. Acá por ejemplo lo dice Modarelli, que también hizo un texto para la contratapa. Otro fan de Fuera de Juego, Manu Embalse, dice con razón y usando una metáfora cinematográfica que uno de los mayores méritos del libro es su "montaje": como se imbrican las distintas capas del libro, la historia de Gonza, de su familia, de Castrilli contra la AFA de Grondona, de Madorrán y su "estigma" homosexual. Si sigo abundado en detalles corro el riesgo de spoilear y no quiero, pero si les andan faltando más pistas acá hay un adelanto del libro. 

4.

Este blog venía bloqueadísimo, como nunca. Terminé de leer la versión final y física de Fuera de Juego el 17 de abril de este año. Hoy es 4 de diciembre: tremendo bache. El libro, sin embargo, sigue vigente: se vienen cositas que creo que no puedo contar. Sólo voy a decir que es un excelente regalo de Navidades y que lo pueden comprar acá, o pedírselo directamente al muy apuesto autor.

sábado, 8 de abril de 2023

El Tripero 20, de varies artistes

 

1.

El Tripero fue una revista autogestiva de los 90s, parte de la primavera fanzinera, autopublicada por alumnos y alumnas del taller del viejo Alberto Breccia. Parece que fue una suerte de semillero: muchos nombres de la historieta argentina contemporánea aparecen ya en el primer número, que se puede descargar de acá. Frank Vega, el capo de Lautaro Fiszman, Ezequiel García, Delius, Daniela Kantor y siguen las firmas. La modalidad era: una historieta cada unx, al estilo de una antología, y lo sigue siendo en El Tripero XX, que salió en 2015 por la editorial Tren en movimiento y como aniversario por los 20 años del número original, auspiciado en una rara coproducción por cinco sponsors: las librerías y comiquerías Hernández, Punc, Moebius, El gato escaldado, y el Fondo Metropolitano de las Artes. Todo el libro es una maravilla de la edición, por tapas, papel, tamaño, etc., de esas que mientras más país bananero libertario de mierda seamos, más imposible se torna hacer.

2.

Algunos comentarios sobre el contenido: La tapa es de un color verde croma increible, como se puede observar en esta reseña, y el diseño de tapa es de Christian Montenegro, que también tiene una historieta en xilografía sobre páginas negras en el tomo. El otro que trabaja con esa técnica es Fiszman, en una historieta que adapta un cuento checo de esos desgarradores como le gustan a él. Frank Vega entrega sus usuales deformidades en trazo limpio -estilo que no tenía en los comienzos-, y lo mismo hace Delius, una de las suyas. Esos fueron mis favoritos, con el de Ezequiel García, que adapta a Carver y está muy bien también.

3.

Yo creo que el libro no se consigue más, pero si lo ven captúrenlo.