viernes, 27 de abril de 2018

Llega un hombre y dice, de Nicole Krauss

1.
Hace miles de años, leí La historia del amor, de Nicole Krauss, y lloré un poquito en el colectivo. Es de esos libros que se le pueden recomendar a cualquier persona, fáciles de leer, profundos, emocionantes, etc. En su momento fue un best seller, debe andar por la enésima edición. Ante el éxito de La historia del amor, la editorial Salamandra (la de Harry Potter) publicó también Llega un hombre y dice, que yo pensaba que era la novela siguiente de la autora pero es la anterior. Es un caso similar al de La conjura de los necios y La biblia de neón: frente al éxito de la segunda, se traduce y edita en castellano la primera, con menos éxito. Cuestión que la leí, en tres viajes ida y vuelta a San Miguel, pensando que era la segunda novela, y creyendo que la mina, tras la originalidad y la ternura y lo todo de su debut, se había puesto a mezclar Auster con Huellebecq. Al final resulta que la originalidad se puede ganar después.

2.
Un hombre de 36 pierde la memoria de los últimos 24 años de su vida, incluida su historia conyugal, su carrera, y todo lo que lo hace ser adulto, pero sin perder los conocimientos objetivos sobre el mundo. Recorre Nueva York como un turista (hasta ahí, todo muy Auster). Su matrimonio se arruina, y un científico lo convoca al desierto del Mojave para participar de un experimento revolucionario (y desde ahí todo muy Houellebecq: aunque La posibilidad de una isla no había salido, ya está el germen de eso en Las partículas elementales). Después vuelve a ser más auteriana y después termina.

3.
Es una novela que está bien, pero le falta algo, está medio inerte, los personajes no terminan de tener vida propia. Es una novela olvidable sobre el olvido. La olvidaré.

Ciber-City: Internet Pseudo-Sistem, de Juan Vegetal

1.
La verdad, la verdad real, es que me compré este libro en preventa, o sea hace un montón, pero después cuando lo tuve me costó empezarlo. O sea, lo empecé un par de veces, leí/miré las primeras páginas, y sin que fuera mi intención lo dejé ahí. No entraba. No accedía a Ciber-City. Hasta que un día lo agarré y leí más allá de las primeras páginas, y entonces lo entendí, y ya no lo pude dejar hasta que lo hube devorado.  

2.
Ciber-City es un libro de historietas pero a la vez inventa su propio código de lectura, distinto al de las historietas "normales", por lo que a primera vista puede parecer un libro objeto con secuencias de dibujos y de tiras random. Algo de random tiene, capaz: pero es un random de ideas relacionadas, y un random de ideas relacionadas más que random es un rizoma (creo). Cuestión que en la misma lectura del libro, el lector-usuario va adquiriendo las herramientas de lectura que permiten que fluya, y entonces decís "aah" y "ooh" y "qué capo" y "jajaja". 

3.
De verdad me gustó mucho mucho. No es para cualquiera, though. Vofi.


domingo, 22 de abril de 2018

Tribu: sobre vuelta a casa y pertenencia, de Sebastian Junger

1.
El fino arte de escribir reseñas cuatro meses después de terminada la lectura. Lo que podemos decir a favor de esta atrevida modalidad es que lo que te acuerdes del libro cuatro meses después seguro es lo que más te impresionó. En mi caso, la anécdota del terremoto en Chile. Transcribo, página 51:
Las conclusiones de Fritz se confirmaron después de un estudio en la ciudad de Yungay, en el centro de Chile, que fue golpeada por un terremoto y un deslizamiento de rocas devastador el 31 de mayo de 1970. El 90 por ciento de la población de Yungay murió casi instantáneamente, y otras 70.000 personas murieron en la zona -aproximadamente el equivalente a un ataque nuclear en dicha área-. El deslizamiento que sepultó la ciudad ocasionó tanto polvo que los helicópteros no podían tomar tierra, y los supervivientes de Yungay quedaron a su suerte durante días. En este vacío terrorífico, rápidamente surgió un nuevo orden social. "El concepto de propiedad privada individual quedó temporalmente anulado -escribió más tarde el antropólogo Anthony Oliver-Smith en su artículo 'Brotherhood of pain'-. La crisis también tuvo un efecto inmediato de nivelación de estatus en la naciente comunidad de supervivientes que había creado. El sentido de hermandad (...) prevalecía mientras indios y mestizos, clases altas y bajas, todos colaboraban en los esfuerzos colectivos para cubrir las primeras necesidades y sobrevivir".
En cuanto que los vuelos de socorro empezaron a entregar ayudas a la zona, volvieron las divisiones de clase y desapareció el sentido de hermandad. Había llegado el mundo moderno. 
2.
Sebastian Junger es un periodista yanqui, y Tribu es un ensayo periodístico y filosófico sobre las tendencias colectivistas e individualistas innatas en lxs humanxs (lenguaje inclusivo corre por mi cuenta, no por la del autor). Y sí, dije innatas: vieron que hay mucha onda entre los yanquis y el determinismo biológico, tanta onda que hasta hay deterministas progres, como en este caso. Lo que dice Junger es que se comprueba, una y otra vez, que en casos de desastre natural o de guerra se reducen las tasas de enfermedad mental (para afirmar esto cita a Durkheim y también un estudio realizado durante la WW2 en Londres) y que para mucha gente, las experiencias terribles enfrentadas en grupo son luego recordadas con nostalgia (y acá habla mucho de las Guerra de los Balcanes, en la que Junger fue corresponsal de guerra, y de los soldados yanquis en Irak). La idea determinista en el libro es que nosotrxs, lxs humanxs actuales, somos lxs descendientes de lxs homínidxs que se enfrentaron al peligro para sobrevivir, y que ese enfrentar al peligro se transmitió en nuestro ADN y que hoy en día la sociedad nos lleva a todxs a contradecir nuestras tendencias naturales poniéndonos en un lugar donde a más éxito en la vida, más aislamiento individualista (como en la casita en los suburbios del American Dream, con bocha de metros cuadrados para pocos habitantes que casi no se cruzan con nadie, o, como en las torres lujosas donde viven miles de personas que no se conocen entre sí, o como en nuestra vida cotidiana con los celulares y nuestras relaciones patológicas con ellos, etcétera). Hay todo un capítulo sobre el trastorno de estrés postraumático que sufren los veteranos de guerra cuando vuelven a los EEUU: Junger plantea que el estrés se debería no a lo vivido en Irak o Afganistán, sino al regreso a casa, el corte de los lazos "tribales" con se mantenían con los otros soldados de la unidad y el reemplazo de esos lazos por el rechazo que la sociedad en general siente por lo veteranos. Acá  en este capítulo del podcast de Joe Rogan dice Junger que la pregunta es cómo hacemos para tener una conexión comunal íntima que nos aleje de los problemas de salud mental, nos haga sentir significativos y realizados, sin perder los beneficios de la sociedad moderna. El libro está muy bien escrito, cita bocha de data interesante (histórica, sociológica, antropológica et. al.) y te lo lees en un tris.

3.
La conclusión -política- a la que arriba Junger es todo lo zurda que un yanqui logra ser: "La traición definitiva de la tribu no es el actuar competitivamente -eso habría de estimularse-, sino afirmar tu poder excluyendo del grupo a otros (...) [es el caso del] colapso financiero de 2008, cuando los banqueros se jugaron billones de dólares de los contribuyentes en hipotecas abiertamente fraudulentas. (...) Casi 9 millones de personas perdieron sus empleos durante la crisis financiera, 5 millones de familias perdieron sus hogares, y la tasa de desempleo se duplicó hasta alcanzar casi el 10 por ciento". Parece que la cantidad de suicidios durante 2008 y 2009 es igual a la cantidad de muertes de soldados yanquis en Irak y Afganistán.

viernes, 20 de abril de 2018

Emaús, de Alessandro Baricco

1.
Hacía mucho que no leía una novela de Baricco y con esta me topé medio de sopetón, estaba de visita en una casa de campo en el medio del monte, me puse a revisar la biblioteca de la casa y helo allí. Emaús es de 2009, inmediatamente posterior a Esta historia (que me compré hace años y aún no leí) y diez años posterior a su best seller Seda, que es de 1996. A todo esto yo no leía a Baricco desde 2011, como mi infalible archivo bloguer demuestra. Alguien que saque una conclusión cabalística de todo esto.

2.
Ya dije cosas sobre Baricco antes. Búsquenlas aquí.

3.
Emaús es un Bildungsroman, o sea una novela de aprendizaje, como lo son (repechaje conmigo mismo: sin repetir y sin soplar Bildungsromanes como por ejemplo) El guardián en el centeno de Salinger, El juguete rabioso de Arlt, La montaña mágica de Mann, Los cachorros de Vargas Llosa, la primera parte de Los detectives salvajes de Bolaño, El buda de los suburbios de Hanif Kureishi, Mi lucha 1 de Karl Ove Knausgaard, Harry Potter y la piedra filosofal. Emaús cuenta el fin de la adolescencia de un grupo de amigos, varones, italianos y católicos, y la entrada en una adultez de la que nos les explicaron lo suficiente. Hay un narrador protagonista, que habla en nombre de su grupo ("Tenemos todos dieciséis, diecisiete años -pero sin saberlo de verdad, es la única edad que podemos imaginarnos: a menudo sabemos el pasado", empieza el libro) y que observa el afuera de su normalidad endogámica como una niebla y como una sucesión de tragedias (siendo el afuera los liberales, los ateos, la clase alta; y la endogamia la clase media, católica, rutinaria), y hay una chica, Andre, de la que todos están enamorados. Baricco escribe como la San Puta, o sea muy bien, y la novela es magnífica, melancólica y atractiva, aunque sin entrar en mi lista de libros del año ni tampoco entre mis favoritos de Baricco (que siguen siendo los dos ensayos que leí allá lejos y hace tiempo, Los bárbaros y Next). No corran a comprársela, no hace falta, pero si la tienen a mano se las recomiendo piuttosto.

lunes, 16 de abril de 2018

No ficción, de Alberto Fuguet

1.
Este libro es muy chileno y muy gay. Es un diálogo, todo el libro, en el transcurso de una noche, entre dos ex mejores amigos, que también fueron el uno director y el otro asistente del primero, que tuvieron un "bromance", o en realidad, un romance, de esos retorcidos, en los que una de las partes no se hace cargo de la realidad. Uno de los dos se declara abiertamente gay. El otro es lo que la ciencia llama un "heteromaraco". Durante la charla, sacarán los trapitos al sol. Y no podrás creer lo que pasará después.

2.
La primera línea dice la palabra "hueón" y el primer epígrafe del libro es de una canción de Javiera Mena. Todo muy chileno, más chileno que los porotos. Me encanta. #Chilenófilo.

3.
Lo leí casi todo en una sala de espera. Complicado por lo de la calentura. 

4.
Está bueno, no es increíble pero la pasé bien. Le ponemos ocho aleschonfelds.

El Señor de las Moscas, de William Golding

1.
Me gusta cuando termino un CLÁSICO porque es como que soy mejor persona, más inteligente, tengo más ki, soy más CULTO. Si dejara de leer a Stephen King y la revista Fierro y a todas esas escritoras argentinas y marikas y dejara de escrolear y dejara de mirar las películas del MCU (Marvel Cinematic Universe) y me dedicara sólo a ponerle tick a los CLÁSICOS UNIVERSALES me iría mejor en la vida, pero viste como es.

2.
Está claro que Lord of the Flies (1954) es recontra conocido porque A) Es lectura obligatoria en muchos secundarios, en los que además te hacen ver la película de 1963 y B) Hay un capítulo de Los Simpson al respecto (El autobús de la muerte, el capítulo en el que Lisa lame el musgo). Pero no estaba seguro de si era un clásico o sólo un one hit wonder que se volvió platino -o sea, una joda que quedó- porque no conocemos, por lo menos en Argentina, otros títulos del amigo Golding. Me salí de mi duda cuando el otro día me puse a leer la lista de premios Nóbel de literatura (para ver a cuántos había leído, el juego más ñoño y Resistirse Es Fútil del mundo, acá está la lista, jueguen, yo leí a veintitrés) y vi que a Golding se lo dieron (en el '83, por toda su obra).

3.
La historia es conocida (por Los Simpson, obvio) y la premisa es prácticamente la puesta en juego de una serie de elementos: un grupo de niños de primaria, de entre 9 y 6 años, varados en una isla, sin adultos; una isla en la que hay chanchos salvajes y frutas comestibles y ningún depredador; no tienen casi herramientas, llevan sus uniformes escolares: el único elemento que tienen es el par de anteojos de uno de los niños. Y luego, los niños, que responden a los roles de la dinámica de grupos: hay un líder positivo (Ralph), un líder negativo (Jack), un chivo expiatorio (Piggy) y secuaces para uno y otro lado. El autor mueve a los muñequitos por la mesa de juego, con foco casi siempre en Ralph y Piggy, pero por momentos se hace trampa a sí mismo y se va con alguno de los otros, como el caso de Simon, o sobre todo como ese momento en el medio de la novela en que la cámara se desprende de su compromiso con los personajes y out of nowhere hace aparecer al paracaidista muerto (una gran jugada del autor, pero igual es trampa). La premisa en sí ya es interesante, pero la maestría del autor, a mí entender, está en: A) irse al carajo con la violencia cuando corresponde y B) algunos momentos -no todos- en los que de pronto La Musa se ve que vino y le sopló el naso, porque mientras hay secuencias que parecen torpemente escritas (cuando hablan muchos personajes a la vez, por ejemplo, pero capaz es la traducción) otras son un 10 en prosa, en ritmo y en montaje.

4.
El final parece el remate de un chiste, se me hizo un poco pobretón. Pero bueno, EL LIBRO ESTÁ MUY BIEN. Ah, eso sí, todo muy novela juvenil.

miércoles, 11 de abril de 2018

Aquellos hombres grises: el Batallón 101 y la Solución Final en Polonia, de Christopher R. Browning

1.
Sí, ahora leo sobre el Holocausto por placer (o sea, no por obligación). Qué hacemos con eso.

2.
Ya el hecho de que lea Historia en lugar de Ficción, sin que nadie me obligue, es raro. Pero como suele suceder, la realidad supera a la ficción. Ni Bret Easton Ellis te escribe los testimonios de los reservistas del Batallón Policial 101. 

3.
Aquellos hombres grises (Ordinary Men, en el original, 1992) es un libro del historiador estadounidense Christopher Robert Browning, y según varias opiniones que me fueron vertidas en persona por humanos tangibles, es una de las mejores investigaciones alrededor del tema del Holocausto: más interesante, más original, mejor escrito. Browning investigó las declaraciones de 210 alemanes que fueron juzgados en los '60s y que durante la Segunda Guerra Mundial habían pertenecido al Batallón de Reserva Policial 101, destacado en la Polonia ocupada. El Batallón en cuestión estaba formado por hombres en su mayoría de mediana edad -algunos rondaban los 50-, que en épocas de paz eran comerciantes, peluqueros y otros tipos de pequeños burgueses, y que por lo tanto habían sido destinados en tanto reservistas a la llamada Policía del Orden (y no a una fuerza específicamente militar). Además, una muy baja proporción de ellos pertenecía al Partido Nazi, y de esos, la mayoría se habían afiliado después del '38, muy pocos lo habían hecho antes del '33 (lo que indica que probablemente se hubieran afiliado por motivos de conveniencia laboral más que por cuestiones ideológicas). Es decir, en su mayoría eran unos viejos con poco entrenamiento militar, poco interés en hacer carrera en la policía, y "poco nazismo", que sin embargo, como miembros del Batallón y también individualmente, fueron responsables directa o indirectamente del fusilamiento de 38.000 (treinta y ocho mil) personas, casi todas judías, entre julio de 1942 y noviembre de 1943, y de la deportación a campos de exterminio -es decir de subirlos y encerrarlos en los trenes, es decir del asesinato indirecto- de 45.200 (cuarenta y cinco mil doscientas) personas más. Así que ahí está la cuestión planteada, más o menos por sí misma: ¿cómo se convierten estos ordinary men en un batallón genocida, en individuos que con sus dos manos disparan durante horas en la nuca de hombres, mujeres y niños para que caigan dentro de fosas comunes? 

4.
El libro está estructurado en 17 capítulos breves que reconstruyen, a partir de contrastar los testimonios, la historia pormenorizada del Batallón 101 y sus masacres, un capítulo largo final que analiza las posibles hipótesis sobre cómo se convierte a 500 burgueses de clase media en asesinos masivos, y un epílogo también largo que se inscribe en el llamado Debate Goldhagen*. Se lee rapidísimo, está muy bien escrito, y es súper terrible. La conclusión a la que arriba Browning está emparentada con los descubrimientos del Experimento de Milgram sobre autoridad, resistencia a la autoridad y presión del grupo de iguales. Aquí transcribo los dos párrafos finales del último capítulo:

El comportamiento de todo ser humano es, por supuesto, un fenómeno muy complejo, y el historiador que trata de "explicarlo" se está permitiendo un cierto grado de arrogancia. Cuando casi 500 soldados están implicados, asumir cualquier explicación general de su comportamiento colectivo es todavía más arriesgado. ¿Qué se debe concluir entonces? Más que nada, uno sale de la historia del Batallón de Reserva Policial 101 con una gran desazón. Esta historia de hombres grises no es la historia de todos los hombres. Los policías de reserva tuvieron opciones, y la mayoría cometió actos terribles. Pero aquellos que mataron no pueden ser absueltos por la idea de que cualquiera en la misma situación hubiera hecho lo mismo. Porque, incluso entre ellos, algunos se negaron a matar y otros dejaron de hacerlo. La responsabilidad humana es, en última instancia, una cuestión individual.
Sin embargo, al mismo tiempo, el comportamiento colectivo del Batallón de Reserva Policial 101 tiene unas implicaciones muy perturbadoras. Existen muchas sociedades aquejadas de tradiciones de racismo y que están atrapadas en la mentalidad de asedio de la guerra o de su amenaza. En todas partes la sociedad condiciona a las personas a tener respeto y deferencia por la autoridad y en realidad apenas sí podría funcionar de otra manera. En todas partes las personas buscan un ascenso en su carrera profesional. En toda sociedad moderna, la complejidad de la vida y la burocratización y especialización resultantes atenúan el sentido de la responsabilidad personal de aquellos que ejecutan la política oficial. Dentro de prácticamente cualquier colectivo social, el grupo de iguales ejerce una presión enorme sobre el comportamiento e impone normas morales. Si los miembros del Batallón de Reserva Policial 101 pudieron convertirse en asesinos bajo esas circunstancias, ¿qué grupo de hombres no lo haría?
5. 
Viene del *: Te lo resumo así nomás, el Debate Goldgahen. Daniel Goldhagen, otro historiador yanqui, publicó en 1996 un libro intitulado Los verdugos voluntarios de Hitler, éxito de ventas, en el que defiende la desopilante hipótesis de que TODXS lxs alemanxs eran básicamente antisemitas eliminacionistas, es decir que querían, fervientemente, exterminar a los judíos. No sólo defendía esa hipótesis, sino que la defendía "científicamente", y acusaba a los demás historiadores del Holocausto de truchos, Browning incluído. Básicamente, Browning plantea que la mayoría de los alemanes que apoyaban a los nazis no eran antisemitas (y por lo tanto los genocidios ocurren más por los que no hacen nada para impedirlo, o siguen la corriente por miedo o presión social o conveniencia, que por los perpetradores), y Goldhagen plantea lo contrario. El epílogo de Aquellos hombres grises ocupa un cuarto del tomo y es de 1998.