domingo, 22 de noviembre de 2020

¡México Lindo!, de Fernando Calvi

 


1.
Está precioso este libro de Calvi que me regaló el preziozo de Gonzalo y que editó Loco Rabia con las entregas que salieron en la Fierro segunda etapa hace unos años. Supe ser lector asiduo de esa Fierro y con los cómics de Calvi me pasaban cosas ambiguas: por un lado, gráficamente es impecable, y los guiones siempre prometen mucho, pero después no siempre cumplen, como si sus historias abrieran abrieran abrieran y después se deshilacharan en algo o bien muy inasible, o bien más chabacano que la altura que prometían tomar. Me pasó mucho con Altavista, que primero me encantaba y después me hartó. Y de El maquinista del general, que estaba buenísimo, no recuerdo final, capaz quedó en la nada. Medio Lost el operar de Calvi. 

2.
Pero justo ¡México Lindo! es un poco la excepción a la regla. Si bien abre mejor de lo que cierra (parece que se va a ir para el lado de lo épico místico pero luego baja a un aceptable Unbreakable de Shyamalan), por lo menos cierra, con suficiente consistencia. Están lindísimos el prólogo (¿es Burroughs?) y el epílogo, que son agregados y no estaban en la Fierro. Y como ya dije, gráficamente es impecable. La edición además está lindísima.

jueves, 19 de noviembre de 2020

Me acuerdo, de Georges Perec

 1.

En un periquete, empecé y terminé el Me acuerdo de Perec. Ahora me falta leer el de Brainard y estoy. 

2.

Este Me acuerdo, la verdad, salvo que seas francés, no reviste interés alguno. Con el de Kohan me identifiqué por lo porteño y lo judío, a pesar de la diferencia generacional, y pude captar casi todas las referencias, pero en este caso Perec escribe muy pocos meacuerdos íntimos, son casi todos del estilo "Me acuerdo de Charles Rigoulot" o "Me acuerdo de Lettres Françaises" (?) y yo acá, pintado al óleo, convidado de piedra, etcétera. Igual, algunos me funcionaron. Justo abrí el libro al azar para la cita de la frase anterior y había uno con el que me identifiqué fuertemente: "Me acuerdo de lo difícil que me resultó comprender lo que quería decir la expresión 'sin solución de continuidad'". 

3.

Los editores, españoles (Impedimenta), que hicieron un trabajo muy bello, sabían que lo que estaban traduciendo era demasiado francés, así que hay un insoportable apartado con notas que aclaran cosas. Pero no tiene gracia tener que ir a buscar las notas. Anula el juego de Perec, casi. 

4.

El de Brainard lo leí un poco online y pinta mucho mejor porque marica.

sábado, 7 de noviembre de 2020

Distancia de rescate, de Samanta Schweblin

 1.

Creo que no me gustó, ¿puede ser? Me pareció poca cosa. Voy a escribir toda la reseña con preguntas.

2.

Es una ¿novela? ¿un cuento largo editado en solitario? del género terror, del subgénero terror rural, que en el fondo es un comentario sobre el uso de agrotóxicos, creo. Nunca aparece la palabra glifosato, pero está bastante implícita. Sí aparece la palabra soja. Y la palabra bidones, que me hizo pensar en cómo se traducirá (la Schweblin está muy traducida). (Se dice drums). 

3.

Para ser sobre el agronegocio, lo toca bastante de costado. Aparecen las malformaciones en niñxs, consecuencia terrible del uso de glifosato cerca de poblaciones, pero acá es una cosa medio mágica, hay una curandera, y no hay ni un atisbo de una conocida empresa multinacional. O sea, más que crítica es un comentario, y más que comentario es un telón de fondo.

4.

Y al margen del tema éste de fondo, si nos quedamos sólo en el cuento, en lo que pasa, pasa poco. Hay un muy complejo y bien planteado juego de relatos enmarcados, una persona (Amanda) que cuenta una historia a un interlocutor (David) que primero no sabemos quién es, en un contexto macabro que vamos entendiendo mientras cuenta esa historia, y en la historia que cuenta, a Amanda le cuentan también una historia, Carla le cuenta la historia de David, y entonces se da como una cosa así muy virtuosa del uso de los superpoderes de la literatura, incluso en un momento hay un pase de mando medio cortazariano y David pasa a continuar la historia que contaba Amanda pero en segunda, todo muy "Usted se tendió a tu lado". Pero la gran revelación que hubiera hecho que todo valga la pena, no aparece.

5.

Distancia de rescate es Samanta Schweblin en modo Mariana Enriquez pero menos logrado. Igual, sólo yo pienso así. A la novela le fue bárbaro, la leyó medio mundo y sale en breve su adaptación cinematográfica vía Netflix, con guión de la Schweblin en tándem con la peruana Claudia Llosa, que es además la directora, protagonizada por Dolores Fonzi y una española, filmada en Chile, veremos qué hacen.

martes, 3 de noviembre de 2020

Me acuerdo, de Martín Kohan

 1.

En un taller que estoy haciendo leímos muchos meacuerdos del texto original de Joe Brainard (que están online acá) y después nos dieron diez minutos para escribir los nuestros propios. Es notable que este muchacho haya inventado a la vez un ejercicio, un dispositivo y un género literario. El texto de Brainard (I Remember, que está editado por Eterna Cadencia con prólogo de Paul Auster) fue imitado por Georges Perec en 1978 (Je me souviens) y ahora por el argentino Martín Kohan con el título en castellano Me acuerdo. Medio que es inmediato, leés los meacuerdos de otro y te dan ganas de ponerte a escribir los tuyos propios.

2.

En el taller, dictado por Andrés Di Tella, la consigna fue "no hacer literatura". Estos son mis me acuerdo (curiosamente, tengo uno muy parecido a Kohan, y tuve otro muy parecido al de un compa del taller, ¿será que todxs nos acordamos de las mismas cosas?):

Me acuerdo de los contenedores de basura, detrás de los edificios en Raanana.

Me acuerdo de mi abuela comprándome Legos en la juguetería de la esquina de Talcahuano y Santa Fe.

Me acuerdo del sabor del Yimmy de vainilla, y del Sandy, y de la diferencia entre los dos (el Yimmy era más clarito y más dulce, el Sandy tenía más personalidad).

Me acuerdo de un muñeco de Lex Luthor. Verde y pelado.

Me acuerdo de Teddy, el perro que tuve en la infancia. Era el hijo de Bebé, el perro de mis abuelos. Bebé era un perro brillante, Teddy era muy tonto. Un día se escapó.

Me acuerdo del canario enjaulado que tuvimos un breve tiempo. Murió congelado porque una noche lo olvidaron afuera, pero a nosotros nos dijeron que se había ido volando.

Me acuerdo del departamento de mi primo, en un piso alto de un edificio muy alto en una calle que ahora sé que es Medrano cuando nace. Estaba todo alfombrado, y era obligatorio descalzarse para entrar.

Me acuerdo del Indiana Jones and The Fate of Atlantis, del Maniac Mansion, del Monkey Island, del Alone In The Dark, del Duke Nukem, del Doom.

Me acuerdo de mi primer recital grande al que fui sin adultos, Roger Waters en Vélez por 30 pesos gracias a una promoción del supermercado Disco. Lo extraño fue que no sólo fui sin adultos sino que me dejaron a cargo de mi hermano menor, yo debía tener 14 y él 12. En un momento se avecinaba una tormenta y los rayos parecían sincronizados con los acordes de "Shine on you crazy diamond".

Me acuerdo de las palmeras quemadas en Plaza de Mayo.

Me acuerdo de mis zapatillas de primer año. Eran Vans verdes, medio Tortuga Ninja.

Me acuerdo de la comiquería de la calle Velasco en la que compré las Evangelion, las Dragon Ball, las Lazer y las Ranma ½.

Me acuerdo del día del niño de 2000 en el que trajeron a Tolkien cachorro, era un coquer spaniel dorado y medía lo que mis palmas.