viernes, 10 de abril de 2020

Power Rangers, de un autor innominado

1.
Tengo en este blog una regla según la cual he de reseñar todo lo que lea, siempre y cuando tenga lomo. Y este librito, editado en 1994 por la editorial catalana Glénat, impreso en Italia, autorizado por Saban Internacional Inc, que no registra autor, o acaso... ¿quizás el autor sea quien aparece como responsable de la adaptación y los dibujos, un tal J. C. Vruble...? En fin, que este librito tiene lomo. Y en el lomo dice POWER RANGERS.

2.
Unos astronautas de la Nasa llegan en un transbordador aeroespacial a la Luna, encuentran una especie de cofre y lo abren ("¡Tenemos que averiguar qué contiene!" grita uno: muy precavido), liberando a la malvada bruja espacial Rita Repulsa y sus secuaces. Los astronautas huyen. No sabemos nada más de ellos. ¿Habrán reportado el descubrimiento? Imposible saberlo. Rita declara su deseo de destruir la Tierra. Mientras tanto, en la Tierra, en un gimnasio que es al mismo tiempo un bar de jugos (?), los futuros Power Rangers exhiben sus habilidades físicas, y aprovechan para humillar a Bulk y a Skull, aunque más a Bulk porque es gordo y los Power Rangers son gordofóbicos. Rita construye su base en la Luna. Los futuros Power Rangers practican karate y humillan nuevamente a Bulk más que a Skull. Hay un terremoto. ENTONCES, en la base de Zordon (de la que no se explica nada, ni dónde está, ni por qué, ni nada), el androide Alfa entra en pánico. Zordon le dice que se calme, que es solo Rita que se ha escapado, y, cito esta excelsa línea de diálogo, manda a Alfa: "¡Teletransporta hasta aquí a cinco seres humanos jóvenes entusiastas y llenos de energía!". Ok. Llegan los futuros Power Rangers. Cuando le preguntan a Zordon quién es, él explica con mucha lógica que es un ser interdimensional prisionero de una trampa temporal, y todos se contentan con esa respuesta. Me gustan todas las líneas de Zordon. Esta es bárbara: "Cada uno de vosotros tendrá poderes extraordinarios. Seréis esas criaturas que vosotros llamáis... dinosaurios". O sea, ¿qué? ¿Cómo que serán dinosaurios? Bueno, y lo demás es lo que ya sabemos: Rita manda unos monchos, luchan, manda otro moncho más grande, llaman a los Zords, el moncho se hace gigante, juntan a los Zords y ganan. Lo mejor es que en un momento Jason en vez de ser rojo es verde, ¿un error de impresión? No lo creo.

3.
Mis aptitudes deductivas me permiten suponer que Vruble es el adaptador, porque el librito adapta a cómic el primer capítulo de los Power Rangers, todo igualito. Lo pueden ver acá el capítulo.

miércoles, 8 de abril de 2020

Nuda Vida, de Lautaro Fiszman

1.
Lautaro Fiszman, porteño, judío, peronista, buena gente, cinturón negro de aikido y hueso duro de roer en el arte suave, es además uno de los más grosos ilustradores de nuestra Patria, como pueden apreciar en sus redes sociales. Una reseña de su carrera debe incluir su paso por el taller del maestro Alberto Breccia en su adolescencia (la de Lautaro), su participación activa de la revista El Tripero, su trabajo como ilustrador para numerosas editoriales y como realizador de pinturas para largometrajes (algo muy específico, no sé quién más se dedicará a ese rubro en este país), y la publicación por Tren en Movimiento de su libro anterior, Barro y Sangre (2014), del que Nuda Vida es de alguna manera un sucesor: también hay barro y sangre en la terrible historia de la Guerra de la Triple Infamia, que es el tema de este libro de impactante arte de tapa:

Esta es la tapa, así, sin texto. 30 x 22 cm.
2.
Nuda Vida es un libro-proeza: no me imagino cuánto tiempo le tiene que haber dedicado a cada detalle. El estilo de la tapa se replica al interior del libro: cada cuadrito es una pintura al oleo, y eso sólo ya es demencial. Pero además, detrás de la historia narrada hay flor de investigación, que se percibe en cada capítulo, en la cita de fuentes directas y en la cita de autores, y que además queda explicitada en el aparato erudito bibliográfico, las notas al final del libro y los agradecimientos, en los que se cita a grandes historiadores del palo, especialmente León Pomer y Norberto Galasso. El hecho de que el título de un libro de historietas refiera a un concepto del encriptado Giorgio Agamben nos habla del tenor de lo que nos vamos a encontrar. Y sin embargo, este libro tiene un doble carácter: es profundo, es complejo, y por lo complejo amerita leerlo dos veces seguidas para captarlo del todo (también por lo visual), pero a la vez no es críptico como Agamben, más bien es claro como Galasso, que llama al pan pan y al vino vino, a los genocidas genocidas, sin escudarse en supuestas objetividades que siempre son falsas. La historieta de Fiszman está precedida por dos prólogos, uno del historietista José María Gutiérrez, y otro de la periodista e investigadora Judith Gociol, y si bien suelo estar en contra de los prólogos largos en los libros de cómics, en este caso garpan, suman capas de sentido a lo que se está por leer, y les recomiendo encarecidamente.

3.
En resumen, que recomiendo encarecidamente este libro. Cuenta una historia necesaria, suma datos no tan conocidos, maravilla por la fuerza gráfica de sus páginas y te deja con unas ganas bárbaras de desterrar a los gorilas, que son históricos aunque antes tenían otros nombres.


martes, 7 de abril de 2020

State of Siege: Users Manual, de Doron Goldenberg

1.
Hace muchos muchos años, en una galaxia muy muy lejana, que se llama Israel, fui de visita al Museo de la Coexistencia y me compré este libro, que debía estar barato porque recuerdo que se lo compró todo el mundo. Corría el año 2005, yo tenía jóvenes 19 años, Israel estaba en los estertores finales de la segunda Intifada, en el año de la desconexión de Gaza y cerca de meterse en la segunda Guerra del Líbano. Tranqui, ese país. En Argentina el dólar estaba creo que 7 a 1 y gobernaba Néstor Carlos. 

2.
Quizás lo leí en su momento, o más probablemente lo hojeé (de hojas, ¿o se dice ojeé, de ojos?) porque el libro está en inglés y es más bien un libro objeto, o libro álbum, o no sé cómo decirle, y no uno de texto. En mi biblioteca siempre lo catalogué junto con los libros de arte (que son dos, tampoco es que aiaaa qué sección de arte que tenés Alejandro). Ahora resulta que estuve dando unas clases sobre la historia de Israel y Palestina, me estuve documentando, y por primera vez podríamos considerar que efectivamente LEÍ este libro.

3.
Lo primero que hay que decir es que Estado de Sitio: Manual del Usuario es la tesis de graduación de este muchacho Doron Goldenberg, que se ve que estudió arte en la Academia Bezalel, la escuela de arte y diseño más importante de Israel, y que con este libro ganó un premio en Diseño en 2002. En la solapa de atrás está la bio del muchachito (que antes de estudiar en Bezalel había hecho el servicio militar y había llegado a comandar una base en el sur del Líbano) y la misma termina con la ampulosa frase "Este es el primer libro de Doron". Y la verdad es que el libro está bueno, tiene un aspecto militante y comprometido muy interesante que justifica que lo vendan en el Museo de la Coexistencia, y me dio un poco de pena googlear a Doron y darme cuenta que no sólo fue su primer libro sino que también fue el último. Hoy dirige una muy careta agencia de diseñadores. Emoji de la mujer que levanta las manos como gesto de no sé.

4.
En sucesivos 12 capítulos, State of Siege recorre diversos aspectos que buscan explicar -de forma más emotiva que racional- a quién no vive en Israel (o Palestina), cómo se siente vivir en Estado de Sitio. Y siendo que es un libro nacido en el contexto de la segunda Intifada, el estado de sitio es el que sufren los palestinos en los territorios, pero también (y no sé si para Doron, más aún) los israelíes que no saben si morirán por tomar un colectivo o por ir a un restaurante. Los capítulos hablan de terrorismo, de la escalada de violencia que emerge de la política de represalias (tanto del Tzahal como de Hamás), de las deficientes democracias israelíes y palestinas, de cómo operan los noticieros, de incertidumbre, de víctimas, de cómo el asesinato de Rabin y el fracaso de las negociaciones de paz ampliaron la "grieta" entre derechas e izquierdas en Israel, y de les niñes, esperanza de paz o fatalidad de continuidad guerrera. 

5.
Y ahora acá abajito les pego unas imágenes que en el libro aparecen a doble página, para dar una idea cabal de este coso.







domingo, 5 de abril de 2020

Festival, de César Aira

1.
Si yo pudiera escribir un solo libro del calibre de los de este humano, me sentiría hecho. Es realmente notable. Esta novela de 94 páginas, editada por el BAFICI en 2011 (tiene el logo amarillo en la tapa), pareciera haber nacido como un divertimento: Aira había sido jurado del festival en 2010 y entonces empezó a escribir una novela sobre un festival de cine, que no es el mencionado papifi sino un festival inventado, en una ciudad inventada de un país innominado, con puntos de contacto con el papifi. Se trata de Perla, la programadora del festival, que arma la restrospectiva de un cineasta belga salido del cine de clase B que hace películas de ciencia ficción con escenografías de pacotilla, y de Steryx, el mentado cineasta (cuyo nombre es casi Ásterix, ahora que lo veo) invitado que además presidirá el jurado, y que para sorpresa de todxs llega al festival con su anciana madre del brazo. Todos los periplos del libro salen de este escollo, la anciana madre, que es anciana hasta el límite de lo posible y que debe ir a todos lados con el hijo. Es admirable lo exasperarte que puede ser este personaje, que parece salido de una novela de Roald Dahl. Qué me sorprende de Aira: que pareciera que se sienta y escribe nomás, y le salen estas cosas con trama, personajes, coherencia, y que sin blancos activos cambia de escena con la fluidez del correr de un conejo y se viene toda la nieve y te tapa. Y que encima te mete cosas como esta, en la novelita que sacó para el papifi:

A una pregunta en ese sentido había respondido que la Historia no por lineal dejaba de tener un volumen en el que todo podía verse al mismo tiempo, aunque no sucediera al mismo tiempo. A la Humanidad del futuro sólo le había quedado, de todos los tesoros amasados en el Pasado, la presencia, nada más que su presencia en medio de un Cosmos infinito. No era que hubieran perdido todo por su culpa, sino por el mero paso del tiempo, que inevitablemente agotaba las cosas. De modo que la presencia se había vuelto el bien más precioso de la Humanidad, y lo atesoraba con un ansia que podía llegar a la ferocidad. Por eso, cada lugar (cada punto del Universo) en el que no estaban se les presentaba como una amenaza: en él podía estar sucediendo la justificación y salvación que tan en vano habían querido conseguir mediante la pérdida o renuncia de todo lo demás. Y no porque creyeran que en ese lugar, cercano o remoto, generalmente remotísimo, fuera a pasar algo importante. La categoría de importante, en esa etapa de la historia del Hombre, ya había perdido pertinencia. En toda ocasión, en tanto ocasión, el Hombre debía estar presente, porque si se perdiera una sola se abriría un agujero, literalmente, un agujero en el espacio tiempo (...) que después sería imposible de llenar. (p. 60)

jueves, 2 de abril de 2020

Olor a pasto recién cortado, de Facundo R. Soto

1.
Es un librito, muy cortito, que el autor autoeditó en 2011. Justo hace poco leí ¡Vivan los putos!, compilado por este mismo autor y que incluye un cuento suyo. Me gustó más ese cuento que esta breve novela. 

2.
En esta novela, el protagonista juega al fútbol con otros varones homosexuales, y en cada entrenamiento se reencuentra con "9", un joven muy jovencísimo, que vive con su madre lesbiana y que sólo quiere fumar porro y chupar pijas, en términos de la propia novela. El protagonista es una especie de Watson, a quien "9" le refiere sus aventuras amorosas y sus dificultades laborales, mientras entre ellos se sostiene cierta tensión sexual plantada en el primer capítulo. Hay algunas líneas interesantes, y la novela podría ser mejor de haber estado más macerada, me parece: las tres líneas que conducen el relato con cierta gracia, se resuelven todas juntas y a las apuradas en el capítulo final, pero por como venía la mano me hubiera sorprendido lo contrario. Entiendo que esta es la primera novela de Soto, entiendo que publicó muchas más y supongo que habrán ido mejorando con el paso de los títulos.

miércoles, 1 de abril de 2020

A dirty job, by Christopher Moore

1.
Este me lo prestó Arik por motu propio, así, en inglés y con 400 páginas. Pensé que era improbable que lo leyera, pero heme aquí, lo terminé. Tardé, pero más porque me interrumpió Grossman que por otra cosa. Lo leí bastante drogadependientemente. 

2.
Christopher Moore es un escritor yanqui de fantasía cómica, medio bestsellerudo, con muchos títulos en su haber, bastante en la línea de Douglas Adams o Kurt Vonnegut. No lo conocía de nada, la verdad. Está traducido al español y bastante publicado, pero igual ocupaba un lugar en mi basta ignorancia. Este libro trata de Charlie Asher, un macho beta (Beta Male), que tiene una hija y enviuda, todo al mismo tiempo. Lo de macho beta corre por cuenta del Cristofer, no mía: hay todo un desarrollo del concepto de macho beta (o sea el que no es alfa), bastante gracioso, un poco incorrecto, llevado hasta el máximo de tener un test al final del libro para saber si uno (o el novio de una, así medio binario pero ta) es un macho beta. Decía que Charlie enviuda, pero las circunstancias son particulares: al entrar a la habitación de hospital en la que su esposa descansa tras el parto, ocserva junto a su cama a un negro alto de traje verde, que se está llevando un CD. El negro desaparece, y la señora fenece. Charlie se queda como loco, pobre, imaginate. Y el sujeto afroamericano no aparece en los videos de seguridad, parece que Charlie la flasheó. Como si esto fuera poco, a Charlie se le empieza a morir todo el mundo en la cara: transeúntes, clientes. Eventualmente, llega un libro por correo: se titula The Great Big Book of Death, y empieza diciendo: "Así que ahora eres la muerte, esto es lo que tienes que saber:"

3.
Después hay toda una mitología apócrifa de Death Merchants, cuyo deber es recoger los Soul Vessels (recipientes que pueden ser desde una prenda de ropa hasta cualquier objeto) en los que se llevan las almas de los muertos para encontrarles un nuevo usuario, vendiendo el objeto en sus tiendas de segunda mano (¿que serían como una suerte de ferias americanas?). También hay una triada de deidades celtas de la muerte, unas quimeras vestidas con ropa del siglo XIX y otros asuntos de similar talante. En fin, todo así medio Harry Potter pero yanqui y chistoso. Muy chistoso, me reí en voz alta en una caterva de ocasiones. Al finalizar el libro (que es de 2006) encuentro en la Internet que hay una secuela, Almas de segunda mano, que si algún día encuentro, leeré, y si no, no.