1.
Este me lo prestó Arik por motu propio, así, en inglés y con 400 páginas. Pensé que era improbable que lo leyera, pero heme aquí, lo terminé. Tardé, pero más porque me interrumpió Grossman que por otra cosa. Lo leí bastante drogadependientemente.
2.
Christopher Moore es un escritor yanqui de fantasía cómica, medio bestsellerudo, con muchos títulos en su haber, bastante en la línea de Douglas Adams o Kurt Vonnegut. No lo conocía de nada, la verdad. Está traducido al español y bastante publicado, pero igual ocupaba un lugar en mi basta ignorancia. Este libro trata de Charlie Asher, un macho beta (Beta Male), que tiene una hija y enviuda, todo al mismo tiempo. Lo de macho beta corre por cuenta del Cristofer, no mía: hay todo un desarrollo del concepto de macho beta (o sea el que no es alfa), bastante gracioso, un poco incorrecto, llevado hasta el máximo de tener un test al final del libro para saber si uno (o el novio de una, así medio binario pero ta) es un macho beta. Decía que Charlie enviuda, pero las circunstancias son particulares: al entrar a la habitación de hospital en la que su esposa descansa tras el parto, ocserva junto a su cama a un negro alto de traje verde, que se está llevando un CD. El negro desaparece, y la señora fenece. Charlie se queda como loco, pobre, imaginate. Y el sujeto afroamericano no aparece en los videos de seguridad, parece que Charlie la flasheó. Como si esto fuera poco, a Charlie se le empieza a morir todo el mundo en la cara: transeúntes, clientes. Eventualmente, llega un libro por correo: se titula The Great Big Book of Death, y empieza diciendo: "Así que ahora eres la muerte, esto es lo que tienes que saber:"
3.
Después hay toda una mitología apócrifa de Death Merchants, cuyo deber es recoger los Soul Vessels (recipientes que pueden ser desde una prenda de ropa hasta cualquier objeto) en los que se llevan las almas de los muertos para encontrarles un nuevo usuario, vendiendo el objeto en sus tiendas de segunda mano (¿que serían como una suerte de ferias americanas?). También hay una triada de deidades celtas de la muerte, unas quimeras vestidas con ropa del siglo XIX y otros asuntos de similar talante. En fin, todo así medio Harry Potter pero yanqui y chistoso. Muy chistoso, me reí en voz alta en una caterva de ocasiones. Al finalizar el libro (que es de 2006) encuentro en la Internet que hay una secuela, Almas de segunda mano, que si algún día encuentro, leeré, y si no, no.
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