viernes, 20 de marzo de 2020

Romance de la Negra Rubia, de Gabriela Cabezón Cámara

1.
Es muy bueno ser brillante repitiéndose. Este libro es brillante. Y a la vez lo primero que pensé cuando lo estaba arrancando a leer fue que era igual a La Virgen Cabeza: hay una mujer, marginal, que se vuelve santa y lidera a lxs marginales contra la sociedad toda. Hay una relación amorosa entre esa mujer y otra mujer de otra clase social. Todo lo que acabo de decir podría ser el resumen argumental de cualquiera de las dos novelas: pero son distintas. La otra no me pareció la gran cosa, esta sí. 

2.
Les cuento el principio: Gabi, la protagonista y narradora, se prende fuego a lo bonzo para protestar por el intento de desalojo de un edificio ocupado en el que viven artistas y bohemios. Milagrosamente, no muere; entonces se vuelve mártir, una mártir viva. 

3.
Lo muy curiosísimo a nivel estructura narrativa de la cosa ésta, es que se diría que ese acto que es el principio del relato es también el nudo, el conflicto: después no pasa más nada, en el sentido del relato clásico. Pasan cosas, muchas cosas, pero todo fluye en la vida de Gabi y no tiene nunca más un contratiempo, hasta el límite de lo posible en el universo de esta novela. Curiosísimo entonces decía porque une se engancha y lee lee pero qué está leyendo me pregunto yo? La vida inmaculada de la Negra Rubia. 

4.
Y volviendo a la comparación, me parece que con algunos elementos básicos similares, lo que cambia de una novela a otra es el tema (además de, claro, los personajes, lo que pasa, bla bla bla). En La Virgen Cabeza ya no me acuerdo cuál era el tema, la leí hace mucho un primero de enero: creo que los hijos muertos. En Romance de la Negra Rubia el tema es muy explicitamente el sacrificio, como lo termina de confirmar una suerte de ensayo sobre el susodicho, que es lo mejor del libro (vale leerlo suelto) y que funciona como coda, después del epílogo.

5.
Y por último (sobre esto tengo menos capacidad de opinión que sobre lo ya impunemente opinado), es muy hermoso y asombroso (cómo hizo, cómo se hace eso) el ritmo de la novela, que está escrita como si fuera a ser leída en voz alta, como si rimara (pero no rima), con una fluidez de catarata. Hago una muy rápida e irresponsable investigación en wikipedia y supongo que la novela es un "Romance" según esta acepción del término. ¿Estudió Cabezón Cámara Letras en la UBA?  ¿Sueñan las pulgas con comprarse un perro? ¿Sueñan los androides con ovejas electrónicas?

6.
Romance de la Negra Rubia es una muy corta nouvelle, setenta y seis páginas en total, y se consigue en kioscos en estos tiempos de coronavirus, cuarentena y confusión, si la inflación no hizo su labor, por doscientos noventa pesos argentinos.

martes, 10 de marzo de 2020

¡Vivan los putos!: primera antología de literatura trash, de Facundo R. Soto (comp.)

1.
Según el compilador y prologuista Facu R. Soto, "el género trash rompe con el concepto de familia judeocristiana y su heteronorma": ese es el criterio con el cual están reunidos los cuentos y poemas de este libro, editado en dos tomos por Eloísa Cartonera en el año 2013 y que devoré en tres días tras tardar mes y medio en el de Grossman que precede esta reseña.

2.
Hay dos cuentos que ya había leído en sus respectivos libros de origen (Bejerman y Pérez), trece cuentos de putos, dos cuentos de tortas (uno es el de Bejerman, "Esa troncha trenza de cana"), un cuento sobre una chica trans, algunas violaciones, un poco de humor y un poco de pena. Me gustaron mucho el cuento de Diego Trerotola (que también hizo el dibujo de la portada), de quien no había leído ficción nunca jamás en la vida hasta ahora, el de Gael Policano Rossi, que me parece alto escritor y lo confirma cada vez de nuevo, y el de Martín Villagarcía, "El ruso", quizás el que más me calentó y perturbó a un tiempo. Porque se trata de skinheads. Skinheads neonazis. Buen cuento. 

3.
También estuvo bueno leer a Gustavo Escanlar, uruguayo re trash ya fallecido del que no había sentido ni el nombre (los cuentos son "Contestador automático", excelente; "El baño del control", olvidable; "Grone", otro perturbador y que me hizo pensar en "El niño proletario" de Lamborghini). Googleo y descubro que Fuguet sacó un libro sobre la vida de este señor. Quiero leer más.

4.
Otra mención que quiero hacer en esta entrega de diplomas es para el cuento de Germán Weissi, "A cien mil watts", escrito así medio a ritmo de slam, que en una parte dice que
no te gustan ex tumberos ni cumbiancheros que se agujerean la cara con cualquier clavo oxidado o se tatúan en el pecho mamá los redondos xeneize pasión Jesús te parece de negro decirle coca a la merca tus amigas drag queens con extensiones y corsets a lo maría antonieta son más sofisticadas y la llaman rapé esta noche vas free pass drinks a un show de dani umpi en Niceto adentro bailás y das soporte físico a tus amigos virtuales todas mariconas alcoholéxicas descalificadoras se burlan de tu aliento a pizza y olor a chivo hace algunos años todos los de esta noche no eran tus amigos no venían a esta fiesta a bailar electropop estos fashion eran grasas eran fans de ricky martin a la merca le decían maría y en bariloche copiaban el pasito de baile estúpido de todo el resto
Está bueno, ¿no?

5.
Sigo entregando galardones. A Facundo Soto, compilador del tomo, tampoco lo había leído nunca, y eso que es un prolífico escritor de literatura homosexual. Su cuento "Esperma" está muy pero muy bien también. O sea, el nivel de todo el libro es muy arriba. Quizás los que menos me hayan gustado hayan sido Glauco Matosso, un brasilero bastante nasty que habla de fetichistas de los pies sucios y que me hace acordar un poco a Copi y otro poco a Cucurto (quien además lo menciona en unos de los poemas que aparecen en esta misma compilación) y el cuento que abre el libro, "Rojaijú", de Peter Pank, que me parecía muy adolescente en su planteo y en su escritura pero que igual mientras lo leía me fue convenciendo. 

domingo, 8 de marzo de 2020

La vida entera, de David Grossman

1.
Lo primero que voy a decir es que esta es una obra magna, una de esas novelas que es como un edificio construido por un sólo sujeto y por ende admirable, asombroso que un tipo haya sido capaz de crear, de escribir una cosa así. No lo digo por lo larga, aunque la extensión es parte de la proeza, pero hay novelas largas cuya longitud sólo nos habla de la facilidad que tiene quien escribe para poner una cosa ocurrente después de la otra (por ejemplo Stephen King). Esta novela es larga (800 páginas) y ardua (la leí en un mes y medio) pero también es conmovedora, inteligente, graciosa, y muy terriblemente humana. Grossman dio vida a un personaje: Ora está viva. Pocas veces vi ese nivel de profundidad. La novela en buena medida trata sobre la maternidad, y es prodigioso que un tipo (un varón cis) haya podido meterse en la piel de una madre de esa manera (y esto lo digo después de hablarlo durante varias clases con muchas muchas señoras que vivieron la experiencia de maternar). El otro gran personaje de la novela, Abram (sin h), no llega a tener el nivel de existencia real que tiene Ora, que casi te diría que está en 3D.

2.
La vida entera es el título en castellano de אשה בורחת מבשורה, o sea "Ishá Borajat MiBzora", o sea "Una mujer huye de un mensaje", que en inglés recibió un tercer título, To the End of the Land. Yo me imagino que Grossman estuvo involucrado en la elección de los títulos no hebreos, porque los tres hacen alusión a aspectos principales de la novela. El núcleo de la historia, el conflicto -en términos dramáticos-, se puede resumir así: Ora, una mujer de mediana edad, espera ansiosa que su hijo menor termine el servicio militar. Tiene preparadas dos mochilas, porque planeó salir con él a recorrer el Sendero Nacional Israelí, un camino que cruza el país de norte a sur (Hasta el final del país) y que atraviesa campo, montañas y playas, como forma de celebrar el fin de su suplicio, el fin de la "nacionalización" de sus hijos por parte del Estado. Llega el día, vuelve Ofer, pero en lugar de sumarse al programa de su madre, se enlista nuevamente en el Ejército y se ofrece voluntario para ir a reprimir la Segunda Intifada en los Territorios Ocupados. Ora no puede más. Siguiendo un orden supersticioso más que lógico, decide que si se queda en su casa le pueden notificar la muerte de su hijo, pero que si ella no está, no la podrían notificar, y que si el mensaje no le llega su hijo no se puede morir (Una mujer huye de un mensaje). Así que agarra las mochilas y se va a recorrer el país, a pie. En el camino levanta -y casi secuestra- a un viejo amigo al que no ve hace años y lo suma al recorrido. Como parte del ritual exorcista, además, decide que tiene que hablar sin parar de Ofer, de la vida de Ofer, así que a este amigo es a quien le cuenta La vida entera.

3.
A todo esto se le suman unos buenos saltos temporales: el presente de la narración del primer capítulo, las primeras cien páginas, es en el mes de junio de 1967. El país (que es Israel, ¿ya les dije?) está atravesando la Guerra de los Seis Días, y nuestros personajes, que en ese momento tienen 16 años, se conocen en un hospital. Ora, Abram e Ilan están en cuarentena -curiosa coincidencia con el tiempo en que di clases sobre este libro- por un brote que imagino será de disentería, ellos tres solos en un hospital que estuvo lleno y en el que son los únicos que quedan, junto con una enfermera árabe que llora fuera de campo. Ese capítulo solo ya sería alto libro. El manejo de la narración casi cinematográfica, audiovisual, con el lugar a oscuras que de pronto se ilumina y el lugar del sonido, impresionante. Y luego, salto temporal, nos encontramos con Ora en 2003, con 50 y pocos años, y todo lo que ya conté arriba, que pasa a ser el presente de la narración; pero a través del relato de Ora, y de sus recuerdos, y de un narrador omnisciente focalizado, volvemos una y otra vez al pasado, a todo lo que pasó entre ese hospital de Jerusalén en el '67 y este paseo angustiante de principios del siglo XXI, y en especial al año '73 y la Guerra de Iom Kipur, durante la cual los tres adolescentes del comienzo hacen su servicio militar. 

4.
Y además de los saltos temporales y de Ofer en el ejército (y el mensaje del que hay que huir), el otro elemento que construye la trama es el del triángulo amoroso, el rebuscadísimo pero verosímil triángulo que durante décadas entrelaza las vidas de Ora, Abram e Ilan, los adolescentes que se conocieron en 1967. Está tan bien todo, que las peripecias melodramáticas de la historia, que en abstracto parecerían de tragedia griega, funcionan a la perfección. 

5.
Tendría mucho más que agregar pero no lo haré. Solo mencionar que David Grossman -que por un lado es Ora y por el otro es Abram- perdió un hijo en la segunda Guerra del Líbano, la de 2006, mientras terminaba de escribir esta novela que en parte escribía para conjurar la posibilidad de que eso ocurriera. El epílogo habla de eso muy sucintamente, y la frase final de ese epílogo me hizo llorar mientras la leía, y de nuevo mientras se la leía en voz alta a otro humano. Dice Gorssman que "tras los siete días del duelo volví al libro, que ya estaba escrito en su mayor parte. Lo que más cambió fue la caja de resonancia de la realidad en la que fue revisada la versión definitiva". Es súper interesante la postura política de Grossman con respecto al conflicto palestino-israelí, y conmovedor este discurso que pronunció en el acto paralelo de Iom Hazikarón en 2018, cuando se cumplían 70 años de la creación del Estado de Israel, de la Guerra de la Independencia y de la Nakba.