1.
Te despertás un día y en vez de ir a dar un examen, no vas. Empezás a evitar a todos tus conocidos, te quedás días encerrado en tu cuarto alquilado de París y no hacés nada. O hacés cosas que son iguales a nada. Te psicotizás. En un momento no aguantás más y te vas al campo, a la casa de tus padres, pero no hablás con ellos. Después volvés a la ciudad. Seguís igual.
Así, todo el libro.
2.
Un hombre que duerme es una novela sobre la depresión, en segunda persona. Está muy bien. La edición conseguible es la de No te tomes tan en serio, que en mi biblioteca está en la sección de los libros chiquitos que te podés llevar en el bolsillo. Yo creo que lo ideal es leerla toda de corrido, el efecto debe ser muy poderoso. Poéticamente, la novela está genial. Yo la leí toda cortada, durante demasiado tiempo, y se disiparon sus efectos. Así que diría que es ideal para un viaje largo en micro, por ejemplo. Igual, no la lean si ya vienen deprimidos. O sí, a lo mejor justamente sí. No sé, ustedes vean.
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