1.
Fernando Vallejo es un escritor colombiano. Vive en México porque lo perseguían los narcos o el Estado o los paramilitares o la guerrilla o algo así. Hay un documental sobre él que se llama La desazón suprema y que está entero acá. Yo no lo vi, por el momento. El director del documental es Luis Ospina, otro colombiano, amigo de juventud del gran escritor también colombiano Andrés Caicedo. Ospina dirigió un documental sobre Caicedo que se llama Unos pocos buenos amigos y que sí vi, en un Papifi, con Lauri, hace algunos años. Ospina estaba en la proyección. El documental sobre Caicedo se puede ver acá en una versión de 80 minutos, y acá en una versión de 130 ídem. Caicedo, Ospina y Vallejo son de Medellín, y escribieron/filmaron la ciudad de Medellín. No conozco Medellín, pero por leerlos a ellos creo que quiero y a la vez no quiero conocerla.
2.
El otro que filmó Medellín es Barbet Schroeder, cuando hizo la versión cinematográfica de La virgen de los sicarios. Cuentan que Barbet, que nació en Irán y que vivió en Francia, donde formó parte de La Nouvelle Vague, entre los dos acontecimientos mencionados vivió en Medellín. Y que por eso se sintió atraído por esta historia, en la que un viejo grámatico vuelve a su Medellín natal para encontrarla transformada en infierno por la delincuencia, la violencia, la corrupción y los habitantes del valle y las alturas, es decir de Medellín y de Medallo, como le dicen a las comunas de las laderas de las montañas, que no son otra cosa que la versión colombiana de nuestras villas de emergencia que también son Argentina, como indica el título de esa novela del papá de Horacio Verbitzky, Bernardo, que no leí. Cuentan también que como en 1999 la guerra narco en Medellín seguía en su apogeo, hacer esta película abiertamente era muy peligroso, por lo que Barbet armó una película-pantalla, con cámaras de cine sin rollo adentro, y filmó sin filmar en algunas locaciones de la ciudad, mientras que por otro lado, con dos actores y una cámara digital (cuando eran nuevas las cámaras digitales y no se filmaba cine con ellas) filmó en secreto La virgen de los sicarios en otras locaciones de la ciudad.
3.
El viejo en cuestión es además puto y facho, o más bien misántropo. Es uno de los personajes más misántropos que haya leído. De hecho, la novela cuenta pocos hechos: la mayor parte de la novela es una diatriba misantrópica acerca del presente de Medellín en particular, de Colombia en general, y de la humanidad en supergeneral. La sinopsis es así: el gramático conoce a Alexis, un sicario y prostituto menor de edad, y se enamora de él. Se lo lleva a vivir a su departamento vacío, y día a día pasean por Medellín, dirigiéndose a todas las iglesias de la ciudad. En determinado momento, Alexis mata a alguien. Y en determinado momento pasa otra cosa, el giro de la historia, que no se los voy a contar. Pero que está muy bien.
4.
Me gustaron por igual el libro y la película, y considero que se pueden ver y leer en el orden que sea: ambas obras tienen la suficiente autonomía como para ello, porque en las dos lo principal es la prosa, literaria o audiovisual.
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