martes, 11 de junio de 2019

Sinceramente, de Cristina Fernández de Kirchner

1.
Siento que soy el único que lo leyó. Entre que salió, hará un mes y medio, y esta tarde que lo terminé de leer en el 168, no vi a NADIE leyéndolo. Vi videos de gente leyéndolo en el tren, pero me tomé trenes, subtes y bondis y nada. Imprimieron 300.000 ejemplares y es un fenómeno de ventas y la mar en coche. ¿Será que la gente lo leyó en privado? Por un lado, es posible: no dejaba de ser loco estar leyendo el libro de Cristina en el colectivo, con su foto en la contratapa, me sentía como si tuviera una remera o si estuviera sosteniendo un cartel kirchnerista. Me la banqué, me lo tomé como un acto de militancia (que lo es), y además capaz era un flash mío y nadie se fija en lo que están leyendo los demás (nadie me dijo nada). Pero yo lo que quería era leer el libro, no mostrar que lo leía. Todo esto para decir que capaz otras personas decidieron no mostrarse leyéndolo en público, no salir de ese closet. Por otro lado, también es probable que haya sido un libro mucho más comprado que leído. Y por otro lado, muchxs lo deben haber empezado a leer con entusiasmo, pero el libro salió antes del anuncio audiovisual de la candidatura Fernández-Fernández (con el espectacular cortometraje cristinista que me encantaría saber quién hizo, ¿seguirá con el equipo de Bauer? pareciera haberse hipsterizado) y al día siguiente del anuncio, el libro quedó viejo.

2.
El punto uno lo escribí hace un tiempo, como se ve. Ahora ya pasaron las PASO, y el libro vuelve a sufrir una transformación. Si bien su contenido cada vez es más viejo, porque la Argentina viaja a la velocidad de la luz, el resultado abrumador de las primarias cambia el sentido de Sinceramente, ponchado por las cámaras del youtube en vivo de Cristina en el cierre a todo trapo en el Monumento a la Bandera, agitado como objeto-amuleto-banderita por señoras de todo el país (mucho poncheo de señoras), ya no importa tanto lo que dice adentro: es el talismán de la campaña exitosa de Cristina, un poliedro que permite la frase "Cristina hizo campaña presentando un libro". Es una persona muy capa, Cristina.



3.
Pero hablemos del libro. Sinceramente tiene su gracia: Cristina escribe bien -estoy seguro de que lo escribió ella, a diferencia de la mayor parte de los políticos y famosos que "escriben" libros- y elige una prosa bien oral, con mucho concepto que terminan en preguntas retóricas o frases entre signos de exclamación. Escribe con el estilo de Eva y de Perón (en textos informales como el de Cómo conocí a Evita y me enamoré de ella), que también recuerda a la prosa oral de Puig, y luego a la de Aira cuando es una chica moderna o una niña de siete años. Cristina elige ese registro por un motivo obvio: no le está hablando a los viejos de Carta Abierta, le está hablando, hipotética y potencialmente, a la señora promedio de clase media baja, la que no puede pagar el tarifazo de la era Macri, no necesariamente a la convencida aunque también. A la señora y al señor, obvio, pero hay algo de dos viejas hablando en la prosa de Cristina, o de una vieja hablando y otra escuchando. Cae la noche tropical, pero en el contexto de la Lawfare (Guerra Judicial), y con una de las dos viejas mudita. Tan es así que los puntos fuertes son los chismes, o las opiniones más subjetivas que tira la yegua, y mi momento favorito lejos es cuando habla de Carrió: 
(...) Me cuesta más entender racionalmente los agravios de la clase media aspiracional. Elisa Carrió es el perfecto ejemplo: quiere parecer lo que no es, pertenecer donde no pertenece. Me recuerda a las costumbres de algunas clases acomodadas provincianas, que no llegaban a ser aristocracia en la época de los Luises, y que ansiaban conocer Versalles o soñaban con vivir allí, pero no podían. Ella me da esa impresión. Y es una pena que, justo ahora que concretó su aspiración y forma parte del gobierno que siempre vivió en Versalles, la crisis que provocaron esté destruyendo al resto y las llamas se acercan al palacio. Para colmo, ella no vive en Versalles, sólo la invitan, pero ni siquiera a dormir. La dejan ir a comer o a tomar el té, pero después se tiene que ir. Ella nunca fue miembro de la clase alta, que funge como pseudo aristocracia en la Argentina rastacuero de Jauretche, aunque siempre quiso serlo. 
4.
También me gustó en general el capítulo sobre Bergoglio, lleno de anécdotas simpaticonas, cuando habla de Néstor y los '90s, y alguna cosa más. Pero a grandes rasgos, el libro es un torro. Es decir un embole. Es decir un bodrio. Supongo que no lo sería para alguien menos informado, pero si seguiste las noticias los últimos años, si te interesa la política y venís escuchando a Cristina hace el tiempo que muches venimos escuchándola, casi todo lo que cuenta ya se lo escuchamos decir, ya se lo leímos, etcétera. No necesitaba que me cuenten de nuevo los logros del kirchnerismo, con pelos y señales. Eso es lo más torro. Lo mismo con el recuento de las causas que le armaron a Cristina y la defensa al respecto: entiendo que es importante (de hecho diría que Sinceramente es de las tapas para afuera un objeto de campaña electoral, y de las tapas para adentro un dispositivo de defensa de Cristina en la Lawfare) y me da mucho miedo la Lawfare, pero me emboló leer tantos cientos de páginas sobre esto. También por esto es que creo que debe ser un libro más comprado que leído. Es obvio que en la Argentina del no me acuerdo es importante volver a decir todo una y otra vez, pero me aburrí un poco. Igual, así como me estoy haciendo el canchero y todo, no me acordaba por ejemplo de lo importante que fue el tema de los Fondos Buitres en el último mandato de Cristina: las cosas dejan de estar en los medios y dejan de existir.  

5.
La gran escritora gorila Pola Oloixarac hizo una reseña horrible del libro de Cristina en Clarín, donde también la compara con Puig pero sin hacerse cargo. Nefasta, la nota. Leanla acá.

6.
Ah, otra cosa curiosa: el diseño de tapa, sin duda un acierto del libro-emblema, es de Agustín Ceretti, extraído directamente de la maricoteca porteña e internacional: diseña tapas de discos y flyers de Diosque, Javiera Mena, Hidrogenesse, Dani Umpi, la FunFun... y la tapa del libro de Cristina. Me parece hermoso todo.

7.
El otro día en mesa de saldos me compré un libro de Alberto Fernández que reúne sus notas de cuando apenas se había ido del gobierno. Quiero ver qué opinaba mi candidato hace unos años. A ver si resiste un archivo. Por el momento viene resistiéndolo bastante bien. Escribe muy aburridísimo, eso sí.

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