1.
Es un libro de dimensiones considerables, casi 400 páginas, y al principio entré como por un tubo, las primeras 50 se leen en un tris y me envalentoné con que estaba leyendo el mejor libro de Carrère. La operación ya la conocía: hace la biografía de un personaje con una historia de vida interesante ("...una vida apasionante. Una vida novelesca, peligrosa, una vida que ha arrostrado el riesgo de participar en la historia"), pero hablando por momentos desde una primera persona del cronista, estableciendo un paralelismo entre la biografía relatada y la del propio autor. El adversario comienza con algo de ese estilo: mientras uno llevaba a los hijos al jardín, el otro asesinaba a su familia. Acá es parecido: empieza desde el yo de Carrère (el autor participa de una manifestación en Moscú y atisba a Limónov entre la multitud) y antes de meterse a desandar nacimiento, infancia y juventud del biografiado en la URSS de la posguerra, cuenta el encuentro entre ellos en el presente de la narración, en 2006. El libro está estructurado en capítulos que son los de la vida de Limonóv: nace en Ucrania, emigra a Moscú a los veintipico, a Nueva York a los treinti, a París en los años '80, y en cada ciudad tiene otra identidad: poeta, maleante, sastre, lumpen, mayordomo de un millonario, escritor... Todo es espectacular hasta París (en especial, el capítulo de Nueva York, que es el capítulo queer) pero en París el autor hace algo muy francés, que es ponerse a hablar de cosas que sólo van a entender cinco parisinos, a describir el mundillo de los intelectuales de derechas de los ochentas en París, y para colmo, se pone más autorreferencial y hasta se olvida de Limónov, cuenta sus veinti, su estadía asiática y un encuentro con Herzog, todo podía estar bien pero creo que no sale bien, desciende mucho el nivel de interés en los lectores de cualquier otra parte del mundo que no sea París y hay que aguantar y seguir leyendo. Para colmo de males, cuando vuelve a Limónov se vuelve a olvidar de Limónov: cae el muro de Berlín, cae la URSS, y Carrère hace algo que está bien y le agradezco que es que cuenta los pormenores, nos explica el fin de la URSS, quién es quién, etc., todo necesario pero a la vez eso: necesario para que se entienda lo que se supone que nos quiere contar, la vida de Limónov, que en la Rusia post soviética se convierte en una suerte de revolucionario de derechas pero que representa a los nostálgicos de la URSS, un militante pro-serbio en la guerra de los Balcanes (donde de nuevo se nos explica toda una historia geopolítica, quizás hasta más necesaria que la anterior porque menos trajinada) y luego un opositor a Putin (con estadía en la cárcel y todo). Se hace cuesta arriba la parte de los noventa. Pero Carrère no es ningún boludo, y remonta bárbaro en los últimos capítulos, vuelve a ser apasionante y tiene un gran final.
2.
Conclusión: gran libro, ojalá uno pudiera escribir un libro así, muy bien diez felicitado, acá desde Resistirse es Fútil ratificamos los tres premios franceses que figuran en la tapa (Prix des Prix 2011, Premio Renaudot, Premio de la Lengua Francesa), pero seguimos bancando más, mucho más, los otros dos títulos leídos que leímos hasta ahora de este capo, El adversario y El bigote. Un besito mayestático.