sábado, 26 de noviembre de 2022

Robin Wood: una vida de aventuras, de Diego Accorsi, Julio Neveleff y Leandro Paolini Somers

1.

La biografía autorizada del guionista de historietas (quizás) más prolífico del mundo. Creador de una lista absurdamente larga de personajes que incluye a Nippur de Lagash, a Dago, a Gilgamesh el Inmortal (a este en realidad lo creó la mitología sumeria pero bueno). Un tipo a quien, por vía paterna, leí en mi infancia y adolescencia, creyendo o que no se llamaba así, o que era un nombre que englobaba a varios autores. Bueno, no: Robin Wood se llamaba así en el documento, era paraguayo descendiente de escoceses y australianos, y su vida fue una aventura del estilo de las de sus personajes, o así eligió narrarla. Se crió en una colonia socialista. Fue pobre. Tuvo un golpe de suerte con un guión de historietas y cuando la pegó se fue a viajar por el mundo con una máquina de escribir, mandando sus guiones desde los lugares más inesperados del globo a la ahora extinta editorial Columba, que le publicaba todo, muchos títulos al mismo tiempo. 

2.

En este libro, impreso de puta madre y lleno de fotos y tapas y cuadritos, los autores decidieron cederle la palabra al biografiado, así que no sé si con textuales de entrevistas o parafraseando, el que habla es Wood. Lo supieron hacer entretenido, aunque por momentos las anécdotas se pisan y se vuelve redundante. Lo que más me flashó fue enterarme de la posición política de Wood (supuestamente apolítico, anarquista, en los hechos opuesto a los historietistas politizados de izquierda de nuestro país como Oesterheld, Prat, Trillo y Saccomanno). Parece que una grieta se ciñó en el mundo de la historieta a comienzos de los '80s, entre las historietas "intelectuales" y las historietas "populares", de las que Wood era el principal referente. Las intelectuales onda revista Fierro se imprimían en tiradas más cortas y eran obviamente más elaboradas. Las populares se publicaban en revistas largas, eran muchas veces la misma historia, pero te duraban más, y las leía mucho más público. Hoy, cuando las historietas sólo se compran en formato libro, casi exclusivamente se consiguen en ferias o locales y sitios especializados  y las grandes revistas y editoriales de historietas duermen el sueño de los justos debajo de los escombros del neoliberalismo, todo esto me suena a utopía. Ojalá tuviéramos el problema de la grieta entre historietas populares o intelectuales.

3.

De más está decir que debe estar llena de mentiras la biografía esta, pero qué más da. 

4.

Me despido con un deseo, aunque la vea difícil: que con el mismo amor con que la editorial El Ateneo publicó esta biografía, se ponga a reeditar las series de Columba, todas, hasta el último número, con los títulos que sólo salieron en Italia y todo. Dejo mi súplica flotar en el ciberespacio.

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