1.
El famoso "libro sobre Cromañón" que muchas amigas y amigos de mi entorno leyeron en el último tiempo, y del que mucho se ponderaba el panorama de época -la identificación de mis congéneres con las menciones a Fotolog, los y las rolingas, el Locuras de Once, el Normal 1 y fumar porro enfrente, en Aguas Argentinas- primero no me hizo mella. Es un libro raro, tardé en entender el dispositivo (entre la ficción basada en hechos reales y la investigación con entrevistas, entre el periodismo y el discurso directo más literario) y mientras lo leía estaba más preocupado por entender qué era, si tenía cuatro patas y ladraba o más bien hacía cuac. Pero entonces, un día estuve como dos horas en una guardia, leyendo, y cuando Manuel se encuentra con su mamá en la esquina de la casa, a las 6 de la mañana, a medio vestir y con la cartera colgando porque lo estaba saliendo a buscar, lloré en el subsuelo del Italiano. Y dije ah, ok. De esto se trataba el asunto.
2.
No es un libro perfecto, es más bien imperfecto, o sea no te pega la cachetada literaria (salvo a veces, como en el caso que cuento, o en el capítulo del obstetra que me pareció el mejor), y además el final está más bocetado que logrado, pero es un buen libro, es auténtico (es decir, le creo, a ella, eso, lo que le pasa con Cromañón, lo que volcó en el libro) y se merece el alboroto. Creo que ahora quiero leer sus cuentos, porque es lo primero que agarro de Fabbri.
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