martes, 29 de octubre de 2024

Bonjour, de Liniers

 1.

Lo más curioso de releer Bonjour, calculo veinte años después de la primera vez, es todo lo que tiene de documento histórico. No me llamaban la atención, se ve, en ese entonces, las tiras sobre las Torres Gemelas o sobre la caída del gobierno de De La Rúa. Si alguien me hubiera preguntado si había humor político en algo de Liniers, hubiera dicho que no, mas hubiera estado equivocado. Bonjour salió en el NO de Página/12 entre 1999 y 2002 y a veces hablaba de actualidad. 

2.

También me llamaron la atención los chistes de trolos (¡hasta en Liniers!). Yo ya me sabía puto en ese entonces, y leyéndolos en 2003-4 un poco me gustaba que hubiera chistes de ídems: me sentía más representado que agredido. Lo cierto es que en algunos casos no hay bardeo (el chiste del cocinero de la tele que en el último cuadrito está con el marido en la cama no es sobre que el cocinero sea trolo), y en otros casos el chiste está lisa y llanamente en que el personaje sea trolo. Cuando ese es el remate del chiste, qué decirles. Pero bueno, no es para caerla a Liniers, acordémonos que en Todo x 2 Pesos el máximo hit era "Tengo un puto en la terraza" (y el puto era una trava, encima).

3.

Al margen de lo antedicho, Bonjour sigue siendo un librazo: es muy buena y muy rara y deforme la idea editorial, con los bocetos detrás de los chistes y tal. Y muchos chistes son brillantes y me siguen haciendo reír: el de los publicistas es hermoso, el de la señora operada y el Ramoncito que le hicieron con los restos también. Nada de Liniers me hizo reír tanto después. 

Este, lo amo.


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