jueves, 13 de julio de 2017

Bajo bandera, de Guillermo Saccomanno

1.
Qué increíble libro increíble no lo puedo creer. No entiendo cómo este libro pasó a mesa de saldos, no se reeditó, nunca nadie me lo recomendó. Me lo compré usado, con el lomo con un poco de cinta scotch, en Parque Patricios por 10 pesos del corriente año. Llegué a él porque estoy haciendo una investigación en torno al Servicio Militar Obligatorio, tema del que por cierto hay muy poco escrito, o muy poco circulando hoy en día. Guillermo Saccomanno publicó este libro en el año 1990, o 1991, hablando más o menos ficcionalizadamente de su experiencia como conscripto, o sea colimba, en un cuartel en la Patagonia en el año 1969, año del Cordobazo, plena dictadura militar de Juan Carlos Onganía. Un cuartel a no tantos kilómetros de otro en Zapala, Neuquen, en el que en marzo de 1994 el soldado conscripto Omar Carrasco fue cagado a palos gratis por su inmediato superior y dejado en agonía una semana en un deposito de ropa, hasta que murió.

2.
Bajo bandera es una novela, pero como dice una nota del autor fechada en octubre del '90 al comienzo del libro, fue primero concebida como colección de cuentos, y también puede ser entendida como una crónica. Cada capítulo o cuento narra una historia autoconclusiva en torno a un personaje, sea oficial, zumbo (suboficial) o colimba (tagarna, conscripto, soldado, civilacho), y su triste destino en este cuartel del sur. Con un narrador basado en el propio Saccomanno, que a veces es protagonista y a veces testigo de la historia de otro, que a veces habla desde el presente de la narración y a veces recuerda desde un lejano 1990, la hilación entre los episodios está en la reaparición de algunos personajes, en una cierta progresión temporal que se percibe en el crecimiento del personaje del narrador, y más precariamente en algunos párrafos que nos recuerdan situaciones de capítulos pasados, y digo más precariamente porque parecen y seguramente hayan sido puestas en una instancia de edición, para volver novela lo que podía perfectamente haber permanecido como colección de cuentos. Digo así porque hay una maestría en cada cuento, una concepción tan perfecta de lo que debe ser un cuento en cada cuento, que luego pensar que mejor sea una novela me pareció un despropósito. Pero bueno, nada grave. Y además hay un motivo que lo justifica, que es el capítulo final, más bien un epílogo (se llama "Civiles"), que apuesto mi birrete inexistente a que fue escrito último y este sí pensando en que todo era una cosa sola. 

3.
Es asombroso, pero por el momento me parece que Saccomanno, y recién a comienzos de los '90, fue el primero en gestar una verdadera oposición desde el arte a la existencia del Servicio Militar Obligatorio (desde ahora, SMO). Si bien Los pichiciegos de Fogwill también puede ser entendida como oposición al SMO, y ya les diré por qué cuando la termine de leer y la reseñe, todos sabemos que es más bien una novela sobre Malvinas, y Malvinas es un tema aparte, mucho más profusamente tratado desde todas las artes que el tema de la colimba (el SMO) a secas. Y antes de eso, ¿qué había? ¿Cómo se problematizaba la existencia de la colimba antes de los '90? No se la problematizaba. Vengo investigando el tema, como les contaba, y por ahora lo que vengo concluyendo es que si bien hubieron esporádicas oleadas de indignación cuando morían muchos conscriptos juntos (antes de Malvinas murieron conscriptos en el enfrentamiento entre azules y colorados, en el levantamiento de Valle y en algunos episodios más, como el Operativo Independencia), los conscriptos muertos "de a uno" en cumplimiento del SMO, que venían muriendo desde siempre en situaciones como la del soldado Carrasco -por accidentes en las prácticas, por abuso de autoridad, por sadismo puro de sus superiores, por negligencia...-, fueron leídos hasta los '80s como "cosas que pasan", y no recibieron un trato especial desde la cultura. Y lo más importante, ni los conscriptos muertos en lote ni los conscriptos muertos sueltos generaron en la sociedad la condena del SMO en sí, hasta Malvinas. Se hablaba de que la colimba tenía que ser más humanitaria, más digna, más profesional, más corta, más útil, pero no se hablaba de que no tenía que existir. El sentido común indicaba que la colimba SÍ tenía que existir, pero estaba mal planteada. Me asombra. Y volviendo a Saccomanno, un fragmento de este libro:
Se habían reunido durante veinte años. Y en cada encuentro se habían fijado que cuando tuvieran cuarenta visitarían el cuartel.
Y aquí estaban, estrechando la mano de la Conchuda Nabeiro, acompañándolo exultantes hasta la Plana Mayor, saludando al teniente coronel, mirando y señalando a los costados con ojos vivaces, recorriendo las cuadras, las muleras, la pista de combate.
El teniente coronel nos hizo formar ante ellos y nos espetó un discuro:
- La vista de estos soldados, como se proclaman orgullosos, no solamente demuestra la utilidad del servicio militar sino también la huella imborrable que ésta deja en el alma de los hombres que aman a su Patria y celebran el sacrificio y las enseñanzas de la vida militar, más pródiga en inclemencias que la vida civil. La visita de estos soldados prueba que los hombres de armas tampoco yerran al interpretar lo que el país pide: orden, disciplina, seguridad. Y estos factores constituyentes de la vida militar se graban en el pensamiento de quienes, en su juventud, descubren que con ser hombres no basta, sino también hay que demostrarlo. Y como ejemplo cabal de lo que digo, aquí están estos doce jóvenes de cuarenta que dejaron atrás sus compromisos con la familia y la civilidad para recordar y revivir los momentos viriles en que aprendieron a defender la Patria.
- ¿Quiénes se creen? -murmuró el Topo -¿Los doce del patíbulo?
Nos dio rabia pensar que cada uno de nosotros, con los años, contaría sus historias del cuartel como los tramos de una épica personal y excluyente que magnificaría con el deshojamiento de los almanaques. Cada uno contaría sus historias con embriaguez, exaltado, sobrando al auditorio, reinstalándose frente a sus defecciones cotidianas en una dimensión heroica. Quizá también algún día contrataríamos un micro para hacer una excursión al pasado, a este cuartelito que, mirado desde una ventanilla, era más insignificante de lo que uno podía recordar y pensaríamos, como esos doce tipos, en el tiempo ido, melancólicos, con nuestras barrigas, nuestras canas y nuestras calvicies.
-La verdadera colimba es el matrimonio, pibe- dijo uno.
Y otro:
-La verdadera colimba es el laburo.
Y otro más:
-La verdadera es todo lo que pasa después.
Y quizá también, algún día, olvidaríamos que alguna vez, precisamente en ese año, habíamos prometido:
-El día que tenga un hijo voy a hacer todo lo posible para salvarlo de la colimba.
4.
Bajo bandera es cronológicamente el primer artefacto cultural de oposición a la colimba que encuentro hasta ahora. Cuando unos años después, en abril de 1994, el asesinato del soldado Carrasco puso por fin el tema de la colimba en el eje de la discusión pública y por fin aparecieron voces pidiendo que no exista más (ver aclaración acá abajito), el libro se reeditó con publicidad en los diarios, lo que habla del oportunismo de editorial Planeta pero también de la importancia de este libro como discurso. Otro dato para mi loa a Saccomanno (vieron que más arriba dije que fue el primero en gestar una verdadera oposición desde el arte a la existencia del SMO) es que en 1992 coordinó, seleccionó y prologó una compilación de cuentos que se llama La colimba: corre, limpia, barre, editado por el Instituto Movilizador de Fondos Cooperativos, con cuentos de David Viñas, Briante, Castillo, Rivera, etcéteras, pero de ese libro hablaré en su propio post (lo estoy leyendo). Y otro dato es que Saccomanno fue invitado a hablar en el programa de Mirtha sobre el tema colimba en esa época: necesito conseguir ese tape.

ACLARACIÓN: ya existían antes del '94, y bastantes, voces que pedían que se pueda ser objetor de conciencia, que se pueda reemplazar el SMO por servicio social, entre otras cosas, incluso había un Frente de Oposición al Servicio Militar Obligatorio, creado post Malvinas a partir de la APDH, que pedía esto, y a lo largo de los ochentas hubieron 32 proyectos de ley para reformar el SMO, pero no para eliminarlo.

5.
Anteúltimo ítem. En 1997 sale una película de Bajo bandera, dirigida por Juan José Jusid (director de amplio espectro, así como te dirige Tute cabrero, Asesinato en el Senado de la Nación o Bajo bandera, también te dirige Esa maldita costilla o Mi papá es un ídolo) y guionada por el propio Guillermo Saccomanno. La película mezcla los acontecimientos reales del Caso Carrasco con algunos de los cuentos del libro, que aparecen ahora como tramas y subtramas, todo adobado por las necesidades dramáticas de una película de los '90s (sobre todo me sobran el protagonista milico bueno y el interés romático del susodicho milico bueno). La película es más bien mala, pero tiene un acierto importante: la crueldad y el abuso -incluido el sexual- están plenamente retratados. Lo peor es que al final -spoiler alert- el soldado Ponce (sosías de Carrasco) es asesinado porque vio algo que no debía, y a manos de sus colegas colimbas, y no, como en el caso real, porque sí, por lisa y llana crueldad de sus superiores. Acá está la película. Lo mejor son los comentarios de los usuarios de YouTube.

6.
POR ÚLTIMO: Al margen del tema de la novela -o de los cuentos-, lo que hace increíble al libro es la maestría como escritor de Guillermo Saccomanno: el timming, las estructuras dramáticas, los climas, las voces de los personajes, del narrador. Muchos de los cuentos me dieron escalofríos de lo bien resueltos que están. Me lo tragué, al libro. Brillante. Lo llevo al podio de 2017 junto con El corazón es un cazador solitario de mi amiga Carson.

No hay comentarios: