1.
Un poco parece que está aburrido de ser Houellebecq, este señor. Otra vez el mismo libro, pero con menos onda. No me acuerdo TANTO de la trama de Ampliación del campo de batalla, pero creo que éste es igual, con un protagonista quince años más viejo y mucho mejor ubicado en la jerarquía del mismo Ministerio de Agricultura, aunque con un giro interesante en determinado momento que separa una novela de la otra. Debería volver a leer Ampliación, no era muy largo y me había volado la peluca, y chequear mi impresión.
2.
Vuelvo atrás en el tiempo y leo mis reseñas de otros libros de Miguelito Houellebecq. En la reseña de El mundo como supermercado dije esto re gracioso: "Es que escribe muy bien. Al final de cada párrafo tengo ganas de soplar una cornetita de cumpleaños, aunque el tipo esté diciendo que todos vamos a morir impotentes mientras enormes estructuras de concreto se yerguen sobre la faz de la tierra".
3.
Hace mucho que no me disgustaba un libro de Houellebecq, pero con este me pasó. Otra vez es la historia de un profesional deprimido e impotente, y un recuento de su vida hasta el presente de la narración, con mucho name-dropping de marcas comerciales, calles y edificios de París. Tal vez sea culpa mía, tal vez de la traducción o tal vez de Miguel, pero en cualquier caso no entendí la cronología de la narración (hay un recuento de novias y no entendí cuál viene cuándo), no me interesó demasiado nada y la cosa recién se puso buena bien entrada la novela, cuando nuestro protagonista deprimido pasa a ser testigo de otra historia, la de los agricultores en rebelión contra el Estado francés y el liberalismo. Hay un momento de verdadero interés y verdadera tensión, que no puedo espoilear pero puedo decir que leí comiéndome las uñas (figurativamente), que estaría al final del segundo acto, pero mucha meseta hasta ese punto. La ciencia ficción nunca llegó, la misoginia estuvo a la orden del día, y el final se deshilacha. Una pena de libro.
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