domingo, 1 de agosto de 2021

Antártida: 25 días encerrado en el hielo, de Federico Bianchini

 1.

Gonza me la recomendó hace 20 meses, pero necesité un segundo estímulo, la nota que anunciaba que este libro de crónicas estaba por ser llevado al teatro con el propio cronista en escena.

2.

Bianchini (se pronuncia Bianquini) estuvo menos de un mes en la Antártida, en el verano de 2014. Más específicamente, en la isla Shetland del Sur, más específicamente en la base argentina Dr. Alejandro Carlini, la más científica de todas y la única que no lleva el nombre de un milico. Tenía que quedarse una semana, pero hay algo que se llama "la ventana climática", que una vez que estás allá decide si te vas a poder ir o no, y para este cronista parece que fue "no" por unas cuantas semanas. Hay casos peores, incluso lo cuenta él en el libro, pero para Bianchini la demora funcionó como una suerte de hilo conductor de su relato, una excusa para ir hilvanando capítulos que se centran en personas. Una científica que investiga aves, un carpintero que una vez se perdió en una tormenta de nieve, un buzo que se enfrentó a un leopardo marino son algunos de los personajes. La gracia del libro estriba en que Bianchini escribe muy bien, es un gran cronista con bastante experiencia previa, y usa con maestría una estructura tipo cliffhanger: te llevo hasta un momento de vida o muerte y te clavo alto flashback (años atrás, en el continente, se vislumbra el germen del deseo del personaje por viajar a la Antártida, o se recibe un consejo que será decisivo en el presente de la narración). Buen recurso. Y también, claro, en el continente antártico y sus pecualiaridades, aunque está demostrado que las mismas no alcanzan para que un libro/película/serie sea interesante. Una de las imágenes del libro que más me gustan se la cuenta a Bianchini un veterano con muchas campañas antárticas a cuestas: en los noventa, antes de Internet, cuando las condiciones climáticas impedían salir a trabajar y todos los habitantes de la base se tenían que quedar adentro días y días, se reunían alrededor del televisor de la sala común y uno por uno le mostraban a todos los demás los videos caseros que las familias les mandaban por correo. Horas de VHS de los hijos de otros, los tíos, los padres, etc. 

3.

El libro está publicado por Tusquets en una colección dirigida por Leila Guerriero, y en Mar del Plata estaba en mesa de saldo no me explico por qué, en la librería de la peatonal que está al lado de la catedral. Si están por ahí aprovechen.

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