miércoles, 27 de noviembre de 2024

Corazón tan blanco, de Javier Marías

 1.

Un pensamiento recurrente durante la lectura de esta novela de 300 páginas y pocos puntos y aparte era que hoy no se hacen novelas así, este estilo pasó de moda (ya va a volver). Hoy la tendencia es a ser menos barrocos y a priorizar la trama sobre la forma, me parece, y novelas como esta (o como las de Saer, o como La astucia de la razón de José Pablo Feinmann El Bueno, por poner ejemplos no relacionados) casi no se ven. El único escritor actual en esta línea que se me ocurre ahora es Fermín Eloy Acosta, y es bastante único en su especie. 

2.

Corazón tan blanco cuenta una historia, pero al principio los elementos están dispersos, parecen ser varias historias, algunas banales, inconexas, y lo que está por delante es el discurso, el narrador protagonista, pero sobre todo la prosa un poco obsesiva y reiterativa (por eso me remitió a La astucia de la razón) que a veces reproduce párrafos enteros que ya aparecieron en otro capítulo. Es lindo cómo las tramas se empiezan a interconectar, a veces más por temática que por la vía de la causa y consecuencia. 

3.

Le voy a poner la etiqueta Droga porque no lo podía dejar de leer. No parece pero se mueve a través del suspenso. Hay un misterio que se devela al final. Hay momentos en que los lectores atamos cabos que cuando los atas parecen obvios pero no los viste antes. Me encantó, la pasé re bien.

4.

Este libro durmió en su estante por lo menos 17 años, hasta que no sé por qué lo agarré este mes de noviembre de 2024 a cuento de nada. Tal vez quería leer un libro que no tuviera nada que ver con lo que venía leyendo, pensando, mirando. Yo creo que me lo regaló Mariano pero él no se acuerda. Fue escrito en 1991, y la edición de Compactos Anagrama que leí yo es del '96. 

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