1.
Lo último que había leído de Zambra, autor de sinuoso recorrido en este blog, es la monumental ópera magna Poeta chileno. En la comparativa este libro que igual esta muy lindo y me gustó, sale perdiendo. Por qué comparar, ¿no? Bueno, porque es del mismo autor, de la misma editorial, de la misma colección, y hace un juego parecido con el título. Recién leía la solapa del libro y pensaba qué difícil poner títulos buenos: Zambra lo hace genial. Cuestión que Literatura infantil me gustó y lo disfruté, pero es un poco desparejo. Gonzalo, que igual me lo regaló por nuestro aniversoncio, lo criticaba junto a mí -que lo iba leyendo en la playa de Dunamar- diciendo cosas como que a veces los escritores tienen que cumplir con un contrato, o que a veces juntan textos que tenían escritos (y agregaba no estar criticando con esas observaciones, anoto su objeción). Capaz algo de lo primero hay, de lo segundo no parece, porque si bien el libro es desparejo y disperso -ensayos, cuentos, mezclas de las dos, temas varios- está bien planteado que lo que unifica todo es su nueva paternidad, y su revisitación de la hijitud. O sea, es disperso a propósito. Desparejo en cambio creo que es involuntariamente.
2.
Me gustó más la segunda parte, con los cuentos que son francamente cuentos, que al primera. El de Jennifer Zambra es buenísimo. El de los garabatos también. El ensayo del fútbol es mejor cuando es un cuento.
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