lunes, 7 de diciembre de 2020

Historia oral de la cerveza, de Francisco Bitar

 1.

Me compré en un impulso, y sólo por el título, este librito pequeño y hermoso de la monona Editorial Municipal de Rosario, de un autor que me sonaba haber leído (¿quizás en una antología de poesía?). Esta vez le pegué, fue un buen impulso. Historia oral de la cerveza es todo lo que me imaginaba, pero mezclado: es un libro de poesía, que habla de la cerveza, y también es un libro de historia, que recopila fuentes que hablan de la relación entre la cerveza y la ciudad de Santa Fe, a la que ahora quiero ir aunque siempre me dijeron que era muy fea y que estaba adentro de un pozo.

2.

Como quien no quiere la cosa, pero apuesto a que sobre un andamiaje más pensado y estructurado que el del mismísimo puente colgante, Bitar va intercalando frases cortas que ora desarrollan un diálogo entre tres amigos que beben (El que Cuenta, El que Piensa y El Jodón), ora habla de Santa Fe en el siglo XIX o de la fundación de la Cervecería Santa Fe, ora nos lleva a un taller literario en el que los alumnos se proponen imaginar que cada porrón de la ciudad es una luz, ora cuenta el cuento de los suicidas del puente colgante, o del día en que se cayó (en 1983), o de Nati que después de unos porrones se da cuenta que perdió las llaves y tiene que ir a lo del ex a buscar la copia. 

3.

Entre todas las líneas argumentales que sigue el libro, hay una en la que se habla de camperas: 

Era una de esas noches en que una campera constituye tu única compañía y el hecho de verla colgada de la silla de enfrente, mientras comés tu pan con queso, establece una diferencia esencial. Se trata de la única evidencia que te recuerda la vida y que te sugiere también una manera de vivirla.

Tengo un proyecto de corto, hace mucho, que se llama La campera. Este libro me dio ganas de revivirlo. Capaz lo haga.

Al fin y al cabo, la campera y su dueño hablan un mismo idioma.

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