1.
Otra idea brillante del mejor guionista argentino (de cómics) del presente, en la que la metatextualidad está a la orden del día. De hecho, ¿Quién mató a Rexton? es todo un gran metarelato. La propuesta es así: en un mundo o una época en la que los cómics son populares de verdad, como para que sus autores sean reconocidos por los taxistas y ocupen el prime time en la TV, el dibujante/detective Katmus, especializado en cómic documental a lo Joe Sacco (a quien nunca leí, ¿debería?) recibe el encargo del poderoso editor Eugenio Marconi de investigar, claro que sí, quién mató a Rexton, el guionista más importante del momento, hallado en pedazos entre las bobinas de la imprenta del suprascripto. Los sospechosos son los dibujantes que trabajaron con él, y cada uno va a dibujar su propio testimonio. El libro que unx tiene entre manos se convierte de pronto en un libro que existe dentro de la propia historia, y ahí llega la primera capa de metatextualidad: un índice, al final del primer capítulo (firmado por Katmus), anuncia las páginas en las que comenzará cada capítulo, firmados estos por los personajes/dibujantes de la propia historieta. Solo al final de todo, como en las películas, aparecen los créditos que revelan quiénes son lxs seis dibujantes reales que actuaron de lxs dibujantes ficcionales.
2.
Hay una segunda capa de metatextualidad en las historietas dentro de la historieta, que aparecen para contar los trabajos del muerto Rexton con los sospechosos dibujantes, y hay una tercera capa metatextual con el giro inesperado y night shyamalanesco del final, que no les quiero espoilear. Le pongo a todo esto 9 aleschonfelds.
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