jueves, 1 de septiembre de 2022

Contra la cinefilia: historia de un romance exagerado, de Vicente Monroy

1.

Vicente Monroy nos dio una charla virtual, durante la pandemia, a las y los seleccionados del Buenos Aires Talents  2021, y fue no sólo lo mejor sino lo único interesante de esa semana de ocho horas diarias de Zoom durante las cuáles estaba en mi habitación encerrado con coronavirus. Este libro, Contra la cinefilia, aún no existía en Argentina, pero sí se había publicado en España, a un precio privativo para sudacas. En la charla un poco nos habló del tema que también desarrolla el libro: su particular idea de que la cinefilia es una enfermedad, que se revela como tal cuando alguien en una discusión se enoja con otra persona por gustarle o no gustarle una película o une autore. Y que es particularmente fuerte en la adolescencia o primera juventud, época que Monroy recuerda por la soberbia con la que defendía sus posturas cinéfilas frente a los demás. Estoy parafraseando y tergiversando, pero la cosa va por ahí. Me refiero a una enfermedad como lo es el enamoramiento en Barthes. 

2.

Luego ocurrió que apareció la edición argentina, con un prólogo específico, y fui y me lo compré raudo y feliz y con un descuento (gracias Mati). Así que acá debería hablar de lo que dice el libro, propiamente dicho. Pero como no lo tengo acá, porque es primero de enero y estoy en General Belgrano, provincia de Buenos Aires, apelo a mi memoria y a lo que me quedó de una lectura que ocurrió en agosto. Primero me acuerdo, porque lo conté a otrxs, que el libro empieza por enumerar todas las veces que alguien dijo que una película no era cine. La cinefilia como la costumbre de calificar aquello que no agrada como no-cine. Resulta que -si no me acuerdo mal los quienes- el bueno de Jean-Paul Sartre decía que el Ciudadano Kane no era cine, porque apelaba a recursos de la literatura. ¿No es hilarante? Que el cine debe ser puro presente, y que entonces, por su uso de los flashbacks, El Ciudadano no lo era. A lo que le respondió la pandilla de Cahiers du Cinema con la famosa "Política de los Autores". El primer capítulo del libro empieza por ahí y llega, claro, al último episodio de la discusión sobre qué es cine, que es Martín Scorcese y su calificación de las películas de superhéroes como "entretenimiento audiovisual".

3.

Lo otro que me quedó es la idea de que la crítica de cine es un peligro. Se narra el caso de un cineasta, creo que polaco -todos los nombres los he olvidado-, que hizo en una película sobre el Holocausto, un travelling, y de un crítico -creo que francés- que calificó a dicho travelling de "inmoral", arruinando una carrera que no necesariamente merecía ser arruinada. Y lo otro que me quedó, es una parte en que se enumeran casos de cinéfilos famosos que tuvieron problemas para distinguir vida y cine, o en todo caso estados depresivos relacionados con comparar vida y cine. Y no me acuerdo nada más. Pero es un lindo libro. De más está decir que es un libro cinéfilo. Creo que Monroy es en este momento, además de joven y apuesto, el director de la cinemateca de Madrid, o algo por el estilo.

4.

Y ahora por qué sí, por asociación libre o nacional, les dejo esta canción de Berlanga y un besito.

No hay comentarios: