1.
Podría centrar toda esta reseña en un único poema, "Noche porteña". En otro, el que se titula con una pregunta ("¿Estás pensando ir a mi tierra maldita?"), en el que Alex describe lo que asumo que es su Chile natal ("El país tiene el trazo de una gota cayendo / que se congela en el frío antártico") hay un verso que dice que allí "Hay una esquina donde te insultan / y duele porque es cierto". Bueno: en el poema "Noche porteña" pasa un poco eso. Alex hace la descripción más agresiva, corrosiva, shady sobre Buenos Aires que recuerde haber leído, seguro la más agresiva escrita por un forastero, y el poema es bueno porque es cierto. Todo cierto, todo confirmado, sobre las cartas la mesa. Volviendo a una vieja costumbre de este viejo blog cuando de poesía se trata, lo voy a transcribir:
Noche porteña
Tú tendrías que vivir en Buenos Aires
es como tú:
siempre está añorando
siempre en crisis
con proyectos socialistas pero criada en un palacio obsoleto
una empleada doméstica -muerta hace algunos años- guarda un lugar de amor íntimo y profundo en su corazón,
lado a lado con su madre -mamá-,
cóncavas de afecto.
Un conserje fascista espera su momento.
No miras a los ojos a tus vagabundos,
pero lo intentas,
y en ese mísero y vano esfuerzo depositas tus nociones de ser lo que llamas
"buena persona".
Bah, en el fondo eres fascista, admítelo.
Taxista ilustrado, mesero confianzudo,
machín de estudio, peronista del primer mundo.
¿Sabes que no sabes y por eso te crees sabio?
Tu infancia palaciega se transmite
de generación en generación
la soja se disuelve en las manos de los pobres.
Cogemos en balcones cada vez que me ves;
tu cuerpo superior, increíblemente, admira el mío.
¿Qué es lo que no estoy entendiendo?
¿Qué soy yo para ti?
"Te amo", me dices.
¿Es broma?
En cualquier caso mi hogar está en el tríptico
Cono Sur, eres tú el depósito de mi alma.
La cachetada era tan buena que el beso del final le quita efecto. Igual el poema me gusta caleta.
2.
Ahora bien, quiero decir dos o tres cosas más sobre Mil noches de Sudamérica y su autor, el nuevo poeta chileno Alex Anwandter (o el siempre poeta chileno ahora salido de ese closet). Una, que me parece lo más poeta chileno de todo que tu primer libro de poesía chilena (¿será el primero? que yo sepa sí, pero qué se yo) se publique por una editorial argentina más bien chica y más bien de nicho (de nicho trolo). ¿Se conseguirá del otro lado de los Andes, este libro...? Dos, que no me parece una coincidencia que el último poema esté en la página 99, y en la 100-101 el índice y bye feas. Me parece de loco prolijo. Tres, que hay un poema que me hizo desternillar de la risa en la línea B, pero mal, como si estuviera leyendo Douglas Adams, que se titula "Mannahatta". Cuatro, que sospecho que Alex leyó a Santi Nader (no es improbable, los publicó el mismo editor en la misma colección) y lo sospeché frente a algunos poemas que parecen cuentos (con un aire a los de Santi) como el intitulado "Martes en la mañana". Cinco, que me voy no sin antes transcribir otro poema:
Soy chileno:
sólo soy
terremotos y versos de amor.
3.
P.D.:
Fui a la presentación de Mil noches de Sudamérica en La Paz Arriba, el mismo día en que, antes, había escrito esta reseña. En la presentación me enteré que, lógicamente, el libro sí se publicó en simultáneo en Chile, por otra editorial.
Anoté que dijo esto: "Entrar en diálogo con la tradición chilena es de los varones, yo quiero algo más chico, lo de la servilleta y el lápiz". Y esto: "Algo que me gustó de escribir poesía es lo barato que es". También anote "Entre Claudio Bertoni y Residencia de la Tierra", pero ya no sé a qué se/me refería. ¿Que su poesía se ubica o se quiere ubicar ahí, en ese entre?
Yo, borracho, le grite a Alex que lea el poema de Buenos Aires. A la segunda vez dice: "No".