viernes, 8 de mayo de 2020

Hospital Francés, de Daniel Gigena

1.
El enfermero le había dicho a Carlos que nadie que entraba con ese diagnóstico salía vivo del Hospital Francés. El paciente no era él sino mi pareja. Me enteré de esa frase tiempo después; en esos días las personas me trataban como si yo hubiera sido un segundo paciente, alguien al que había que ocultarle episodios crueles o penosos, al que había que cuidar dentro y fuera del hospital.
Corre el año 1997, y el protagonista, que podría ser el autor, acompaña a su novio Jorge en una internación sorpresiva, vinculada a complicaciones relacionadas con el VIH, de la que, como lo vaticina un enfermero al comienzo del relato, Jorge no saldrá vivo. Hacía poco tiempo en Estados Unidos la epidemia de VIH había empezado a dejar de ser mortal, pero esos avances (vinculados a la llamada terapia triple y que están muy bien contados en el documental How to survive a plague) no eran conocidos en nuestro país, y los enfermos de SIDA eran tratados poco menos que como leprosos. El cuento de Gigena es un friso de esos meses, del miedo y del odio (hacia el Hospital Francés, hacia la obra social de la UBA, hacia la hipocresía de la sociedad en general) pero también del amor entre dos varones que se sostienen entre sí y que atraviesan un tiempo terrible.

2.
El librito de la editorial Caleta Olivia tiene un segundo cuento, cuyo título confunde: "Veinte años después". Lo empecé a leer no como si leyera un comienzo, sino como si fuera lo que sigue a lo anterior, rotunda elipsis mediante, y supongo que Gigena fue consciente de que eso iba a pasar. Pero no, es un cuento aparte. Sin embargo, si sostenemos la hipótesis de que "Veinte años después" se refiere a hechos ocurridos exactamente dos décadas más tarde de la muerte de Jorge, hay una clave de lectura interesante, que se podría resumir en el tropos de que La Vida Sigue, después de los hechos hay otros hechos, uno no es el mismo todo el tiempo, incluso después de un tiempo tan formateador del espíritu como debe ser la agonía de un ser amado, a las personas que siguen vivas les van a pasar otras cosas dignas de ser contadas, otros cuentos.

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