domingo, 25 de diciembre de 2011

Océano mar, de Alessandro Baricco



1. Me lo prestó Magdalulu.

2. Es re lindo (y lulu). No les quiero contar nada. Está lleno de buenas ideas, como para hacer muchas novelas buenas pero Baricco no es amarrete y te las tira todas juntas. Y está escrito del carajo (o sea muy bien). Se los recomiendo para este veranito.

3. ¡Feliz año nuevo! Les desea el staff de RESISTIRSE ES FUTIL.

lunes, 19 de diciembre de 2011

Las ideas políticas en Argentina, de José Luis Romero

1. Lo primero que hay que decir es que tiene una de las tapas más feas y peor diseñadas de toda Latinoamérica. O sea, en la gráfica aparece el título del libro, es decir que si uno lee toda la tapa dice: "Las ideas políticas en Argentina José Luis Romero LAS ideas POLITICAS en Argentina FCE". Malísimo. Además de eso, en azul, hay una brújula arriba (una foto de una brújula), y una multitud abajo (seguramente en Plaza de Mayo en el '45, mal que le pese a JLR) también en azul. Y en el medio de la brújula, el sol de la bandera. O sea, diseñador de tapa, Juan Balaguer, ¡JLR no es el guía de la nación!, ¿ta? Encima, de esto no sé a quién culpar, pero en la contratapa entre las líneas del fragmento que mandaron ahí, hay una O flotando que no tiene nada que ver. Una O fugitiva. Agarren su edición (Fondo de Cultura Económica, 2a ed, 2008, en mi caso) y veanlá.

2. Sobre el libro, trataré de ser conciso. JLR es un historiador que se murió y nos dejó de legado una buena obra de medievalista y un hijo historiador que se acaba de jubilar y que dice que no se puede estudiar nada que haya pasado hace menos de 30 años. JLR fue el introductor de la historia social en los marcos institucionales en Argentina, cuando después de ser interventor de la UBA puesto por la Fusiladora asume como jefe de la cátedra de Historia Social de la Facultad de Filosofía y Letras. Era del partido socialista, del ala de Américo (Norteamérico dice Galasso) Gioldi. A pesar de todo, no parece haber sido un sorete. Curioso.

3. Las ideas políticas en la Argentina tiene una primera edición de 1943, cuando todavía no había pasado nada peronista. En esa primera versión, estudia la historia de la Argentina desde antes de ser Argentina, desde la fundación de Buenos Aires, hasta ese momento en el que escribe. Tenía 35 años cuando lo escribe. Divide todo en tres períodos: la era colonial, la criolla, la aluvial. En las primeras dos partes, como él mismo pone en el prólogo, reproduce ideas de otros (y es bastante unitario). Por ejemplo, reproduce bastante parecidos algunos de los postulados de JAG (véase reseña anterior) e incluso le copia una cita de una fuente. En la tercera parte describe las consecuencias de la inmigración europea de fines del XIX y principios del XX, y ahí despliega algunas ideas originales. Sin embargo, todo el libro es el de "un hombre de partido", como nuevamente él mismo pone esta vez en el epílogo, y por ende se trata de una reseña histórica irremediablemente subjetiva (como no podía ser de otra manera) de las ideas políticas en la Argentina un poco sobrevolada y ensayística y sobre todo poco fundamentada. Las dos siguientes ediciones son posteriores a la década peronista (uno inmediatamente posterio, otro del '73) y agregan dos capítulos, uno que estudia los años '45-'55 (Cap. IX: "La línea del fascismo") y otro que estudia los sucesos posteriores (Cap. X: "La busca de una fórmula supletoria"). El IX es un capítulo vergonzoso, donde todo lo científico que podía haber en los anteriores se desvanece ante hipótesis mágicas sobre la voz de Perón (que es un nazi, sin matices) que hipnotiza al pueblo. El X recupera un poco más la compostura, pero lo hecho hecho está. Sólo queda reconocerle a JLR que lo del capítulo IX es una acción política destinada a legitimiarse y acomodarse mejor en un campo académico mirado de cerca por los dirigentes de una clase social fanáticamente antiperonista, junto a su amigo Gino Germani (fundador de la carrera de Sociología de la UBA) y a Jorge Luis Borges (que en ese momento entra a ser profesor de la UBA también) y a otros gorilas académicos por el estilo.

viernes, 9 de diciembre de 2011

La ciudad indiana, de Juan Agustín García

1. Voy a intentar algo nuevo, que es usar este blog para estudiar. Resulta que ahorita, a las 10 de la mañana (son las 6) rindo un final de Historiografía, y tengo que llevar preparados dos libros. Yo elegí éste, La ciudad indiana, de una lista que incluía por ejemplo también Las multitudes argentinas, de José María Ramos Mejía. Hace cuatro años que cursé esta materia y se me vence, no puedo patear más este final, así que acá me ven, a punto de reseñar La ciudad indiana como forma de prepararme para el final.

2. Juan Agustín García (de ahora en más, JAG) nació en 1862 en Buenos Aires y se graduó de abogado en la UBA como casi todos los hijos de la élite, a los 20. Con un seis se graduó. Tuvo de profe al católico Pedro Goyena. Ni bien recibido se empezó a dedicarse a la docencia y escribió un manual de geografía argentina. En 1887 lo nombran inspector general de Colegios Secundarios y se mantiene en el cargo hasta 1892, cuando asume como fiscal. En el mismo año lo ascienden a juez de Instrucción y en 1893, a juez en lo Civil. En 1902, a miembro de la Cámara Federal. En 1913 se jubila y pasa a ser un viejo quejoso antitango hasta su muerte, en 1923. En paralelo a su vida abogadil, sigue dando clases en la universidad. Se publican sus clases en Derecho, bajo el título Introducción al estudio de las ciencias sociales argentinas. Y en 1898 publica El régimen colonial, germen de lo que sería dos años más tarde La ciudad indiana, su obra más conocida. En 1902 saca una revista, los Anales de la Facultad de Derecho y Ciencias Sociales, con el espíritu de "elevar el nivel intelectual de una facultad que no debía estar destinada a formar abogados sino la clase dirigente" (Fernando Devoto, estudio preliminar a la edición compilatoria de obras de JAG editada por la UNQ, p. 16: todas las citas hasta que se indique lo contrario son de este texto). En 1905 empieza a dar Historia Universal -más tarde conocida como Historia de América en sus relaciones con Europa- en la FFyL, materia que da hasta el fin de su vida. Y en 1908 empieza a dar Sociología, en Derecho. De la Facultad de Derecho es vicedecano además, entre 1911 y 1915, y de la FFyL es interventor en el '18, durante la Reforma.

3. JAG hace "profesiones de fe historicista" y de "la necesidad de un método positivo" para el estudio e la historia: sin embargo no cumple con ninguna de las dos corrientes al pie de la letra. Su trabajo como historiador parece responder a la famosa aunque no sé si famosa en ese entonces frase de Croce, "toda historia es historia contemporánea". En La ciudad indiana y en el resto de su producción el vaivén entre el pasado y su presente es continuo y parce querer recordar "que las cuestiones argentinas siempre han sido las mismas desde el principio". El problema estaba en la cultura argentina.

4. La ciudad indiana (1900) debe su título al de un libro de un tal Fustel de Coulanges, La ciudad antigua. Utilizando métodos y perspectivas de distintas disciplinas (psicología social, sociología, economía política -o sea marxismo- y derecho), JAG busca cuáles son las invariantes de la cultura argentina que condenaron al país desde la época colonial. Sus referentes teóricos son Taine, Tarde, Comte. Siguiendo a Le Play estudia la familia argentina, y sobre todo el cambio en la constitución de las familias desde la Revolución de Mayo. Desde su perspectiva católica (y la de Le Play), la familia había degenerado en un tipo jacobino, donde impera lo material por sobre el afecto, mucho menos útil para el "proceso civilizatorio". En muchas cosas, La ciudad indiana es el opuesto de Las multitudes argentinas, obra basada en la de otro francés, Gustav Le Bon, que a JAG no le importaba nada.

5. En La ciudad indiana, Buenos Aires es una ciudad invariada, que se puede observar desde su fundación hasta el siglo XIX indistintamente como si estuviera toda a la vista a la vez. Esta propuesta de "larga duración" (usando un término anacrónico al estudio de JAG) se entronca con las ya hechas por otros autores liberales como Alberdi, Sarmiento y el más liberal de todos, Bart Mitre. Devoto propone otra lectura de esto cuando dice que La ciudad... no es tanto una lectura inmóvil como circular: esto queda subrayado cuando el prólogo y la conclusión son casi iguales, y la cita de Schopenhauer que cierra el prólogo vuelve a repetirse como constatada en el final del epílogo. (es curioso que Carbia piense que JAG se "autoplagia" cuando hace esto, que JAG no se da cuenta que esta repitiendo la misma cita. Curioso o estúpido. Véase punto 6). Ciertos sentimientos colectivos animaban la vida argentina desde el vamos: el pundonor criollo (herencia feudal), el culto nacional del coraje (justificado por la violenta vida en el campo), el sentimiento de la futura grandeza del país (debido a las enormes extensiones y la baratura de la carne), el desprecio de la ley (fruto de la situación de corrupción de los funcionarios coloniales y del contrabando), la voluntad de riqueza fácil (común a toda la América española, resultado del concepto de El Dorado). Para JAG, como para B. Mitre, la época colonial explica el presente por completo, aunque el primero lo vea todo con una lente negativa, mientras el primero claramente comparte el "sentimiento de la futura grandeza del país" al que hace referencia JAG. La solución a todo esto, para JAG, está en la educación: pero en una educación que abarque sobre todo a esa élite a la que el resto de la Argentina va a imitar.

6. El miembro de la Nueva Escuela Histórica (desde ahora en adelante NEH) Rómulo Carbia concede un lugar a JAG en su Historia crítica de la historiografía argentina (1925) dentro de los "ensayistas genéticos". Primero habla del cariño que le tiene, después le da con un palo. Que tiene un exceso de síntesis, que para JAG la verdad es un feliz accidente, que se autoplagia, que usa pocas fuentes (no me pareció), que el fenómeno colonial parece estático, que es inerudito... Bien intencionado le dice, que pedante.

7. A todo lo que ya dijimos sobre JAG, Carlos Altamirano en su artículo "Entre el naturalismo y la psicología..." agrega que para JAG las ciencias sociales cumplen una funcionalidad cívica de educar al inmigrante. También dice, muy inteligente, que hay una paradoja en JAG cuando acusa (es una forma de decir) a la inmigración europea de traer problemas a la sociedad argentina mientras en su análisis los problemas de la soc. arg. vienen de la época colonial.

8. Ahora la parte más RESISTIRSE: Está muy bien, yo lo disfruté. No me saltié nada, por ejemplo. La prosa es copada, las ideas son originales (y no son cualquiera), la información es interesante y no me pareció especialmente objetable. Y me parece que el uso de fuentes está correcto. No es el método de la NEH ni tampoco el del Barto Mitre, GRACIAS A DIOS. Carbia gil. ¿Sabían qué? En el siglo XVII había jaurías de perros salvajes en Buenos Aires que se comían a las vacas y había que salir a matarlos. ¿Sabían qué? Entre 1587 y 1699 hubieron varios ataques o casi ataques piratas a Buenos Aires, tanto flamencos como ingleses. Re diver. Y los porteños tuvieron que luchar con los piratas. Y los piratas en realidad eran zombies. Nah, eso no.

9. Apuntes dispersos que me sirven a mí para mi examen: Labradores son buenos, agricultura buena. "Proletarios rurales" o peones, malos y montoneros. "En las clases dirigentes, la familia prolífica es el resultado de la moral sólida" (re Opus). La moral esclava se contagia -> término biologicista, racismo XIX. "La familia colonial ofrece grandes ventajas morales". Anti democracia. "Lo pasado vive en lo presente y las generaciones muertas siguen gobernando a las vivas, aún en esas esferas en las que parece debiéramos actuar con mayor espontaneidad, sometidos a influencias del momento" -> Gran cita. Cuando habla del rechazo colonial e hispánico a los abogados -> "nuestra profesión". "A falta de minas, el fraude". Ejemplo de crítica de fuentes en la página 138 (de mi edición de Hyspamérica 1986): lamento oficial por penurias económicas que contradicen documentos privados. "La sociedad se educa en el desprecio de la ley (...) Lo peor del caso es que el historiador no puede condenarla; una suprema necesidad excusa y justifica todo". Apología de los virreyes buenos y liberales Vértiz, Arredondo y Cevallos. "Estas eran las audiencias, 'castillos roqueros...'" -> WTF. Los jesuítas dispusieron la hora de coger.

10. Son las 7:51 a.m. Bastante bien, todo esto en hora cincuenta. Pero ahora no llego a hacer lo mismo con el otro que tengo presentar, Las ideas políticas en Agentina de JLR. Así que ese va a quedar más choto. Y ahora me voy a rendir. Chau deséenme suertecita.