lunes, 29 de julio de 2019

Diez libros infantiles

Clasificando una donación de libros para un hospital infantil, leo y reseño:

1.
El pequeño hoplita (el corrector me dice "golpista"), de Arturo Pérez-Reverte 



El best seller español reescribe la historia de los 300 espartanos sumando un niño que tiene que obedecer, huir de las Termópilas y vivir para contarlo. Es muy lindo y los dibujos son de Fernando Vicente.

2.
Una plaza un poco rara de Ana María Shua y Luciana Feito



Plot twist: era todo un sueño.

3.
Discurso del oso, de Julio Cortázar ilustrado por Emilio Urberuaga



Hermoso, me lo quiero comprar o regalárselo a un sobri.


4.
Siete ratones ciegos, de Ed Young



Ilustrado con collage por este anglodescendiente nacido y criado en China, una belleza, también me lo quiero comprar.

5.
La familia Delasoga, de Graciela Montes



Este cuento lo recontra leí o me lo recontra leyeron de chico. ALTO CUENTO VIEJO Y PELUDO. Aguante El Pajarito Remendado. ¿Cuántas reediciones habrá ya de este librito?

6.
Caperucita Roja (tal como se lo contaron a Jorge), de Luis María Pescetti y O'Kif



El concepto es de cómic: un adulto cuenta el cuento a un niño, que se lo imagina distinto. Las dos versiones se representan en globos de pensamiento como se ve a continuación. Me re cabe O'Kif.



7.
El camino de la hormiga, de Gustavo Roldán y Juan Lima



Hermoso, ideológicamente todo lo que está bien, encima era chaqueño.

8.
Simbad el Marino con dibujos de Sergio Kern. 



Yo lo quiero a Kern por Bilembambudín. El libro viene con un CD INTERACTIVO! compatible con Windows 98.

9.
La bruja Winnie, de Korky Paul y Valerie Thomas. 


MÁS DE UN MILLÓN DE LIBROS VENDIDOS. Este no me acuerdo si lo leí de chico pero mi hermanito Dani lo tenía. Los dibujos son re beshos.

10.
¿Es tuyo este perro?, de José Sanabria y Jimena Tello 



MUY PRECIOSO. Un nene y su mamá salen a la calle y se encuentran un perrito. Le van preguntando al barrio si es de ellos. Después el perro se pierde "de verdad", y cuando lo vuelven a encontrar el niño se queda con el perro. Los textos solo tienen diálogos, mientras los dibujos completan la información y además crean relatos secundarios. ADORÉ.

sábado, 27 de julio de 2019

Todo lo que hago es para que me quieran, de David Nahón

1.
Este lo adquirí sin saber mucho a qué me iba a enfrentar, sólo porque estaba en oferta, y me pareció una hermosura. Son relatos que tienen la forma de fragmentos de conversaciones entre dos personas, en las que una de las dos le cuenta a la otra un desamor, el fin de una relación, una ruptura. A veces hay diálogo y a veces es un soliloquio pero siempre hay un receptor presente en el discurso, y es todo así súper coloquial. Lo leí después de una ruptura, y obvio me hizo eco. Me parece muy interesante -como la revista- cómo el tipo construye la voz femenina (no siempre es femenina, pero cuando lo hace) y además doble puntaje porque al principio no me estaba gustando el libro pero al final me compró -el libro a mí- y yo a mí vez me compré en la FED el siguiente título que este Nahón publicó en Pánico el pánico, Esto que me pasó no lo había sentido nunca. Después les cuento, lectores imaginarios.

viernes, 26 de julio de 2019

La literatura nazi en América, de Roberto Bolaño

1.
Resulta que tengo más huecos en mi cultura boloñesa de los que creía: acabo de chequear y La literatura nazi en América es la tercera novela de Roberto (después de Consejos de un discípulo de Joyce a un fanático de Morrison, que no leí, y de La pista de hielo, que sí leí), que se publicó originalmente en 1996 y no una de estas cosas póstumas que están sacando porque Bolaño es el mejor aún después de muerto. Buena noticia para mí, que veo que no leí ni por asomo todo lo que hay para leer de este señor que es uno de los cuatro más capos del mundo.

2.
Es muy raro que alguien llame novela a este libro de biografías falsas de escritores inventados, dividido en capítulos y sub-capítulos y que incluye glosarios varios. Pero como novela la publicó el propio Roberto, vaya uno a saber. Probablemente como novela la pensó. Parece que es un remedo de otro libro que no leí, el de la Historia universal de la infamia de Borges. Hay pocas relaciones entre los relatos, salvo los que están agrupados juntos a propósito (como las biografías de la familia Mendiluce Thompson), y casi todos se aferran a la tercera persona necesaria en una biografía. El esquema se rompe con la última biografía, la de Carlos Ramírez Hoffman, que es una versión corta de lo que luego sería la novela Estrella distante, o su punto de partida. En esa biografía el relato pasa sorpresivamente a la primera persona del narrador. Y luego está el otro denominador común, el de la literatura nazi, que es como un hoax gigantesco: algunos de los biografiados imaginarios son filonazis, pero en muchos casos la referencia a lo nazi es lateral y en algunos casos no existe.

3.
No todos los relatos son geniales, Bolaño también es un autor que mejora, e incluso alguno me pareció medio ganso, pero bueno.

miércoles, 3 de julio de 2019

La trilogía de Nueva York, de Paul Auster

1.
Acabo de leer mis reseñas anteriores de libros de Auster, la última es de 2013, y me puse triste y melancólico. En una de esas reseñas digo que Auster es un escritor que empeora: igual yo, parece, soy un bloguero que empeora. Es notable, al margen de Auster y más en general, cómo los libros y nuestras lecturas de ellos se entrelazan con un momento en la vida de cada quien, y me alegro de tener yo este registro que no todos tienen, por no decir muy pocos, para acordarme de estas cosas. 

2.
También me doy cuenta, ahora que leí las tres novelas que conforman esta trilogía, que El libro de las ilusiones es exactamente y sin ninguna diferencia importante la misma novela que La habitación cerrada, tercera de esta trilogía (con un elemento de Ciudad de cristal, la primera). Es cierto que todes escribimos siempre la misma historia, pero Auster está exagerando. 

3.
Cuestión que hacía un lustro que no leía a este señor, a quien siempre consideré muy bueno, de los contemporáneos los más capos, amén de autoplagiativo y bestsellerudo. No lo había vuelto a leer porque bueno, sufi, pero me había quedado la espina clavada, desde mi adolescencia incluso, de verlo en la biblioteca de María Rosa la mamá de un amigo, la espina de leer ésta que muchos consideraban en ese entonces la mejor novela (o las mejores tres novelas) del Pablo este, La trilogía de Nueva York. No va que pasan los años y como todo best seller llega la hora de la colección que sale con el diario a la que le sigue la hora de la mesa de saldos y por una ventana reducida de tiempo se consiguieron las novelas de Auster editadas por Seix Barral y Planeta (creo que Seix Barral es de Planeta ahora) a 100 pesos cada una, y estamos hablando del 2019. De mayo de 2019, porque mientras corrijo para postear ya es 28 de agosto y todo se sigue yendo un poquito más a la mierda. Un día tenía que ir al banco, no tenía libro, y me compré este hermoso ejemplar de papel encuadernado por la suma recién mencionada. En el banco me atendió Gustavo Maiorano, a quién le agradezco el señalador. 

4.
La trilogía de Nueva York reúne tres novelas cortas, escritas en los años '85 y '86, que fueron publicadas originalmente sueltas: Ciudad de cristal, Fantasmas y La habitación cerrada. En la primera, un escritor llamado Quinn, que usa el seudónimo William Wilson para escribir una novelas protagonizadas por un detective de nombre Max Work, recibe un llamado. Quinn atiende y una mujer al otro lado del teléfono le pregunta si él es Paul Auster, el detective. MINDFUCK. Como comienzo es espectacular. Toda la novela se presenta como un policial metafísico, pero luego deriva en una cosa como la que pasa en El bigote de Emmanuel Carrère (que es del '86), una de las mejores novelas que leí en mi vida, y luego termina como las de César Aira cuando se cansa de trabajar. Igual es buena tirando a muy buena. La segunda novela, Fantasmas, es más bien un cuento, y es buena tirando a más o menos. También tiene como protagonista a un detective, pero no termina de ser un cuento policial, tiene mucho de metafísico pero me dio un poco de pajita. Y por fin, La habitación cerrada es un golazo, me gustó mucho muy bien diez. Tiene final, gracias Auster por tomarte el laburo. Tiene una hilación medio falopa para integrar las tres novelas en un mismo mundo, que no hacía falta, pero en sí es muy buena. Se trata de un crítico en este caso, a quien el último deseo de un amigo de la infancia embarca en una aventura también metafísica. También hay escritores y detectives, literatura dentro de la literatura y esas cosas. ¡Ah! Una cosa que me olvidé y que me pasó tanto con la primera como con la tercera es que me dieron ganas de leer El Quijote, que nunca leí (en realidad leí unos centenares de páginas en la secundaria). Quizás un día deje la pelotudez y me ponga a leer a los clásicos: Moby Dick, El Quijote, La guerra y la paz. Es más probable que primero lea toda la bibliografía de Stephen King, pero puede pasar. Mi sueño es que alguien un día considere que es mecenazgo pagarme sólo para que lea mi biblioteca y así pueda por fin trabajar de leer sin objetivo.

lunes, 1 de julio de 2019

Melodrama minimalista, de Laura Preger

1.
Laura Preger es la Humana del Milenio (recibió esa distinción de una prestigiosa institución) y por lo tanto me es muy difícil ser objetivo en esta reseña, más aún teniendo en cuenta que nunca soy objetivo y que la objetividad no existe. De hecho, he de confesar que este libro lo leí en su momento de publicación, allá por el lejano 2017, y que amparado en la Constitución Nacional de Resistirse es Fútil, que dice en su artículo vigésimo noveno que no es obligatorio reseñar los libros de poesía, desistí de tal acción. ¿Por qué? Porque reseñar poesía es muy difícil. Uno empieza con preguntas como ¿este libro es de poesía? ¿qué es la poesía? y así hasta que nos morimos todes. Y entonces, ¿qué pasó? Pasó que una Organización Internacional reclamó ante La Haya por la reseña de Melodrama minimalista, alegando que el libro tiene lomo y por lo tanto es menester que sea reseñado, y si bien podría haber apelado me pareció muy oneroso y acá estamos. Además, el libro es hermoso, para qué le voy a mentir, y era una buena ocasión para leerlo de nuevo y encontrarle nuevas cornamusas. 

2.
Mi texto actualmente favorito de Melodrama minimalista es este: Banana Republic.

Es de mañana
conozco el barrio y me gusta
está nublado
garúa
paso caminando frente al sanatorio donde murió mi abuela
pero a la vez
en otro layer
entro al sanatorio
y en otra
estoy en la puerta
es de noche y abrazo a mi mamá

unas cuadras después
las personas se amontonan en la puerta de la iglesia
me subo a un taxi
escucho al presidente decir "yo estoy aprendiendo a ser presidente"
y me quiero morir

me saco las zapatillas
se ve que me llevé los zoquetes equivocados

quiero darle una forma
coherente
a todo
quiero costuras prolijas
pero está imposible.

3.
Creo que no hay discusión (¿alguien me quiere discutir?) sobre si los textos de Melodrama minimalista son poesía o prosa (¿prosa poética? me empiezo a discutir a mí mismo), pero, never Deleuze, relatan un relato. Un momento transicional en la vida de una sujeta, que vive sola, que vive con alguien, que va a lugares o viene de lugares pero que al mismo tiempo está en otros layers -como dice acá arriba- tiene en la cabeza programas funcionando en segundo plano, está procesando algo. Todes tenemos momentos transicionales (¿no son acaso todos los momentos transicionales? no, no lo son) y yo estoy en uno y la lectura me repercutió, fuerte, en el esternón, de a ratos. Así que vayan y compren y lean este libro. De verdad.