martes, 23 de junio de 2020

¡Oh, genio!, de Ralf König

1.
Estoy en un momento de gran fanatismo desenfadado por este señor, que como ya dije en reseñas anteriores, no puedo creer que no conocía. Es como no conocer a Quino, a Ásterix, al Eternauta, pero de los putos.

2.
Ralf König es MUY GRACIOSO, me hace reír para afuera, así: JAJAJA, pero además es MUY INTELIGENTE, muy capo del guión. Con esta tremenda novela gráfica (322 páginas) ya leí cuatro libros suyos, y puedo decir sin temor a generalizar que le van los relatos enmarcados, y que escribe personajes profundos sin dejar de hacer comedia. Esta novela empieza con un narrador al estilo de Las mil y una noches (el cuenta cuentos), que sentado en una alfombra fumando su narguile se apresta a contarnos la historia del almala malhumorado, del intocable porreta hindú que se volvió vendedor de zapatos de señora, del genio del amor encerrado en una tetera, del alemán gordo que trabajaba en una copistería y de su amiga cuarentona que sale con un gil casado. Las tramas se entreveran de formas maravillosas, hay una situación muy deus ex machina que está más que justificada, y todo pero todo es brillante. Y bastante sexy. La edición española de La Cúpula está muy bien (excepto por la tipografía con la que intervienen los cuadritos en la parte de "los créditos"), fue una gran compra y me siento un hombre afortunado. Mientras escribía esta reseña ya adquirí, de manija, otro libro de Ralf König usado, por la plataforma de compra venta esa que nos está robando el país de a poquito.


lunes, 15 de junio de 2020

Antes de que me olviden, de Jo Murúa


Esta sale en el libro.

1.
Una de mis mejores adquisiciones historietísticas recientes. Y eso que todo o casi todo ya lo había visto o leído en Instagram. Yo sabía que no podía fallar.

2.
Salido hace ¿dos años?, en tiempos macristas en los que no tenía fondos y me tenía que contener en mi afán invencible por comprar cómics, este libro de Joaquín Murúa, alias El Joven Quino, 88 páginas, todo color, Wai Cómics, compila y reúne y contiene tiras, chistes, viñetas y recuadros alegres o depresivos, algunos protagonizados por Milhouse, algunos aparecidos antes en forma de fanzines (de los que el libro conserva tapas y contratapas en una propuesta documental y copante) y muchos que igual pueden leer en el perfil de Internet del autor pero no es lo mismo. Muy amigo de Juan Vegetal (incluso hay una cita), de quien hace poco estuve releyendo el magnífico Ciber-city: Internet pseudo-sistem, de la misma editorial. 

3.
Mi historieta favorita del libro es "Nunca dejes de seguirme". Nóbel de la historieta.

Esta no sale en el libro.

miércoles, 10 de junio de 2020

El náufrago, de César Aira

1.
Me di cuenta de esto: todo el mundo tiene un libro de César Aira, pero nadie tiene el mismo. Nunca encuentro uno que ya leí en las bibliotecas ajenas. Y eso que, Resistirse no me deja mentir, llevo leídos en la última década y pico trece títulos del mentado cuasi Nóbel, más un par pre-Resistirse.

2.
Justo hoy salió en Radar una nota sobre los libros de Aira en los estantes de las bibliotecas ajenas. Envidia e identificación.

3.
Este salió en 2011 por editorial Beatriz Viterbo, mismo año de publicación del que leí hace un par de meses, Festival, que fue editado por el BAFICI. Hay un chiste que me contó Beladrich y que también le escuché a Martín Kohan en una charla, según el cual cuando alguien hace una editorial en Buenos Aires lo busca a Aira para editar un librito suyo, que siempre tiene uno para publicar. 

4.
Hay dos relatos en esta novela, sucesivos: el del náufrago, que está solo en una isla desierta, solo con sus pensamientos y sus antecedentes literarios, primero tranquilo y después aterrado, y el de Año Nuevo, que podría ser otro título para este libro, el Año Nuevo de todos nosotros. Los superpoderes de Aira se dejan ver todo el tiempo, porque no podés escribir así de bien sin superpoderes, pero sobre todo se notan en el momento en que pasamos de un relato al otro, y sindudasmente, en el momento en que los hace eclosionar.

sábado, 6 de junio de 2020

Corazones estallados: la política del posthumanismo, de J. P. Zooey

1.
A instancias de Gonzalo leo este ensayo del argentino Juan Pablo Ringelheim, alias J. P. Zooey, a quien hasta hace no mucho tenía por un autor angloparlante -su alias me remitía, supongo que no de casualidad, a Salinger-. Este Zooey supo estar de moda en algún momento de los últimos años, con alguno de sus libros de habitual contendiente en las mesas de novedades de las librerías bien de la ciudad de Buenos Aires, y eso es lo que sabía sobre él. No sabía, por ejemplo, que su alias se correspondía con un anonimato como autor que rompió el año pasado con la publicación de Corazones estallados.

2.
Este dato no es menor, porque este libro concluye con una auto-entrevista, en la que Zooey habla con Ringelheim, se soban los egos mutuamente, y el chiste es que son la misma persona. Es muy fácil no tener el dato y pensar que Zooey se cree Zizek sin que lo conozca Lady Gaga. Un poco me parece igual que es así, por eso que dice Freud de la verdad en el chiste y el fallido y la mar en coche. ¿Sabías que la frase "la mar en coche" surgió porque a principios del siglo pasado, en el Mediterráneo, ir a la playa en auto era un lujo para muy pocos? No, no sabías. Bueno, ahora lo sabés. Es como querer la chancha, los veinte (chanchitos) y la máquina de hacer chorizos (qué refrán especista jiji).
3.
Los posthumanos (primero habla del post-humanismo como una actitud frente a la vida, pero después lo reduce a la identidad total de un conjunto amplio de la población) son o somos todxs con los celulares en la mano, preocupados por los likes (los corazones estallados) y por existir en Internet. Somos cyborgs. Un poco es el mismo tema que toma Baricco en Los bárbaros y retoma en The Game, pero para Baricco es todo bueno y para Zooey es todo malo. Lo leí hace tanto tiempo, y tengo tantas ganas de terminar esta reseña pronto, que esto es todo lo que voy a decir sobre esto. Next.

jueves, 4 de junio de 2020

Palacios plebeyos, de Edgardo Cozarinsky

1.
Un librazo, hecho y derecho. O contrahecho e izquierdo. 

2.
En la tapa, además del título y el nombre del autor, la editorial Sudamericana consignó el nombre de la colección, In-Situ, y sin quedar claro en concepto de qué, quizás con fines publicitarios, la palabra "cines". Palacios plebeyos es un libro sobre los cines en tanto lugares, y en especial sobre los viejos cines que desde el advenimiento de las multi-salas se encuentran en franco retroceso. La publicación es de 2006, y creo que en ese entonces todavía existían el Atlas Santa Fe, el América, el cine de Arte Cinema de Constitución y alguno de la calle Lavalle, todas salas que hoy en 2020 ya están extintas. 

3.
Cozarinsky divide el tomo en tres partes: "Templos profanos" (oxímoron intercambiable con aquel del título), "El refugio de Eros" y "El caso de las sonrisas póstumas". En la primera parte se configura un ensayo entre lo histórico, lo emotivo y lo arquitectónico, acerca de estos lugares surgidos a comienzos del siglo XX para entretener al proletariado, que por unas pocas monedas podían no sólo ver una película, sino también entrar con legítimo derecho a un lujo que de otro modo les estaba vedado. 
En la concepción del movie palace, tanto el teatro como todos sus servicios debían ser diseñados para que el cliente se sintiera miembro de una realeza imaginaria. Era su condición de espectador lo que le permitía acceder a un reino que ningún monarca pretérito habitó: el mundo del cine.
Cozarinsky describe y relata la aparición de algunas salas de cine históricas, primero en Estados Unidos y luego en Argentina, que habían sido diseñadas según la estética de los templos egipcios, las iglesias barrocas, o los castillos medievales, y luego desarrolla su caída en desgracia como bingos, estacionamientos o centros de culto evangelista. En el camino, vincula la experiencia del cinematógrafo con la historia del siglo XX, con la suya propia como espectador y con la del cine en tanto arte.



4.
Con un volantazo muy elegante, la segunda parte del libro está dedicada al cine en tanto lugar para el encuentro amoroso, y sobre todo para el encuentro espontáneo, sexual, y casi siempre homosexual (aunque dije casi). El cine como lugar de cruising, antes de la aparición del término. Es también un intento de historizar, partiendo por la propia experiencia con los cines de "mala fama" de la Buenos Aires de los '50, para luego ampliar a otros paisajes y otros tiempos. Si bien las citas a películas que hablan de cines arrecian, la que vuelve una y otra vez es Good Bye Dragon Inn (2003), del chino Tsai Ming-liang, una película que transcurre en un cine taiwanés que está por ser demolido, durante lo que es la última proyección que tendrá lugar en su pantalla. Tanto insistió Cozarinsky que decidimos verla, y nos pareció muy buena.


5.
El tercer y último tercio del libro, "El caso de las sonrisas postumas", es, como su título indica, un cuento policial. Así nomás, Edgardo te estampa un cuento en la jeta después de las 86 páginas de ensayo. La relación con la temática del volumen no la puedo revelar por motivos de spoiler alert. Es un buen cuento, en un gran libro.