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viernes, 27 de septiembre de 2024

La hermana menor, de Mariana Enriquez

1.

Capaz es que esperaba más, pero no me dejó pasmarote la biografía de Silvina Ocampo que escribió la Enríquez. Igual la leí como todo lo de Enríquez, con avidez. Me interesó, pero no me conquistó. Y sobre todo, fueron pocos los momentos donde me pareció que había un diferencial en que la biógrafa de Ocampo fuera Enríquez. Hay un estilo, pero, perdón que lo diga, es el estilo de Leila Guerriero, lo sentí aún antes de encontrar en los agradecimientos su nombre como editora. 

2.

Me pareció bastante chismográfica la cosa, también. Y si bien me encantan los chismes, se me hizo largo el tema de los amores (y de los amores de Bioy), y me gustó más cuando se hablaba de literatura.

3.

Resultados: me dio ganas de leer a Silvina Ocampo -ya empecé-, me dio un poco de asco, sumó argumentos a mi interior creencia de que Borges era un un idiota y un mal bicho además, súper incel (re buen escritor etc. etc., siempre hay que aclarar). A Bioy lo sigo queriendo. También me dio ganas de leer más a Bioy, y a todos los amigos trolos de Silvina (Cozarinsky, Wilcock, Puig, et. al.).

4.

Algo interesante de que sea un libro de Enríquez: lo que de los Ocampo trasunta en la familia aristocrática y sectaria de Nuestra parte de noche. Sobre todo el edificio de muchos pisos en una avenida de Buenos Aires en el que vive la familia de Rosario cuando Juan es un adolescente, es igual al edificio de los Ocampo con un piso para cada hija, en el que Silvina tenía dos por gracia de la muerte de su hermana inmediatamente mayor. Eso, pero también la casa de San Isidro, el vínculo de Silvina con la servidumbre. Lo acabo de descubrir (o decidir): Rosario es Silvina.

miércoles, 20 de diciembre de 2023

Nuestra parte de noche, de Mariana Enriquez

 1.

¡Sexto libro de Mariana Enríquez en este blog! Bombos y platillos, seis es bastante. 

2.

Me desmarco en este acto de la responsabilidad de decir algo nuevo o siquiera interesante sobre esta novela de la que ya se dijo tanto (horas de entrevistas en video y podcast, notas, etc.). Voy a escribir sobre mi experiencia de lector, nada más.

a. Adicción. Deseo constante de estar leyendo este libro, superior incluso al de mirar una serie o cualquier otro tipo de falopa. Me pasa con pocos libros. No creo que un libro tenga que ser adictivo para ser bueno, pero sí creo que es una virtud en un libro y que es muy difícil de lograr. De todo esto, la etiqueta "droga", como mis lectorxs ya saben. 

b. Asombro. Mi papá (que es quien me lo prestó) me dijo algo que también pienso como una clave del disfrute de este libro: "¿cómo se le ocurren estas cosas a esta mujer?". La verdad, hay algo de eso. La idea del culto, pero sobre todo la idea de lo que lo genera (el Dios de materia oscura), what the big fuck.

c. Calentura. Amo que nuestra escritora más famosa sea tan señor trolo. Que la primera escena de sexo sea tan cerca del comienzo y tan puto.

d. Miedi. Hay algunos momentos de verdadero miedi. Sobre todo en la parte de los niños.

c. Asco. Qué asco todo lo de los imbunches, y la vieja esa sin labios (¿Mercedes se llamaba?). Y hablando de los imbunches, me acuerdo ahora que fue gracias al Método de Mariana Enríquez que llegué a esa otra gran novela latinoaméricana con imbunches, El obsceno pájaro de la noche de José Donoso, y ahora que leí las dos hay algo de novelas parientes. 

3.

En fin. Diversión asegurada. Obra cumbre de la Enríquez. Pináculo de sus obsesiones quizás (el personaje de Juan es una versión mejorada, más profunda y real de los protagonistas de Bajar es lo peor, su primer libro). Les va a gustar, creo que no hay margen de error.

jueves, 16 de enero de 2020

Los peligros de fumar en la cama, de Mariana Enriquez

1.
Me compré una edición que dice en su portada que no tiene valor comercial porque pertenece a una escuela del Ministerio de Educación. Recórcholis. Encima me la compré en una feria anarquista. Soy boludo o qué.

2.
Mariana Enriquez, ya hablamos de cuánto la amamos en reseñas pasadas, voy camino de leer todos sus libros. Este es el tercero que sacó, después de Bajar es lo peor y de Cómo desaparecer completamente, y es el primero de cuentos de terror, hermano mayor del mega hit Las cosas que perdimos en el fuego, que por cierto ha sido liberado en esta cuarentena por su editorial Anagrama, corran a descargarlo en su kindle amigo. Los peligros de fumar en la cama es un libro de 2009, que contiene 12 cuentos terroríficos. Lo leí en un par de días en la estancia de Magda, bastante aislado, a veces de noche, con tormenta eléctrica, apagón y luz de vela, me cagué en las patas.

3.
Leer los cuentos de terror de la Enriquez a los 33 es un poco como leer los cuentos de terror de la Bornemann a los 12. Hay pocas autoras así. Quizás por esa remisión a la experiencia pre-adolescente sea que me (nos) gusta tanto la Enriquez. Aguante Socorro 10

4.
Hay un cuento que lleva el título del tomo, que nuevamente no es mi favorito, pero está muy bien como todos los del libro. Mis favoritos probablemente hayan sido "El carrito" (horror social), "Ni cumpleaños ni bautismos" (horror audiovisual) y "Chicos que faltan" (superproducción). "Rambla Triste", ambientado en Barcelona, es espectacular, y también me encantó "El aljibe", el de la curandera correntina: desolador. 

5.
La Enriquez sacó un libro hace poco, una novela de muchos cientos de páginas, que pronto será mía. Muy pronto. 

jueves, 27 de septiembre de 2018

Cómo desaparecer completamente, de Mariana Enriquez

1.
El año pasado salió una colección espectacular de escritoras mujeres, y el primero que corrí a comprarme fue este, el segundo libro de la Mariana Enriquez (subsiguiente a Bajar es lo peor, vayan a la reseña correspondiente que la rompí toda). Con lo que ya leí el primero (1995), el segundo (2004), el ante último (2016) y el último (2017), y ahora me faltan todos los que escribió en el diome. Dato interesante para nadie, vengo leyendo uno por año, así que tengo que cumplirle en 2019 a la Mariana Enriquez que espera todo de mí.

2.
Cómo desaparecer completamente roba el título de esta desoladora canción de Radiohead, y busca ser tan desoladora como ella. Liliana Viola en el prólogo dice que es una novela social y una novela de aprendizaje, sin duda tiene razón, pero también podríamos inventarle una categoría que se llame "realismo traumático". A Matías, el protagonista, no le puede ir peor, su familia no puede ser más horrible y desgraciada, su barrio no puede ser más intimidante y dark, su presente no puede ser más emo. La Mariana Enriquez pareciera querer lograr el efecto de que los lectores nos tapemos los ojos para leer, como quien aparta la mirada frente a una escena gore. Sin embargo, Matías está hundido en la mierda, pero va a emerger. La trayectoria de Matías lo conduce de la oscuridad a la luz, porque la Mariana Enriquez es una narradora que a veces redime a sus personajes. Enumerar las desgracias de Matías sería un poco espoilero así que no lo haré. Sólo les voy a decir que no lean el libro si están deprimidxs, embarazadxs o con problemas de sueño. No es la novela mejor escrita de la autora, que claramente ganó oficio con los años, pero no deja de ser un novelón, y dejo esta reseña acá.

viernes, 26 de mayo de 2017

Éste es el mar, de Mariana Enriquez

1.
Acabo de terminar de ver la primera temporada de American Gods, serie producida por y basada en la novela homónima de Neil Gaiman, y ahora entiendo a qué se referían todos (la propia Enriquez, mi amigo Eze que me prestó este libro, y el resto del mundo) cuando decían que Éste es el mar estaba inspirada en el mundo de, o bien citando explicitamente a Neil Gaiman, crack entre los cracks, autor de Sandman, showman, role model, etcétera. Al igual que en American Gods, en Éste es el mar hay una comunidad de seres sobrenaturales (o preternaturales, como diría Santo Tomás de Aquino), en este caso las Luminosas, que son supervivientes de un pasado anterior a la era de la Razón, y que necesitan de la devoción de los mortales para seguir existiendo. Éste es el mar se centra en Helena, una Luminosa recién salida del Enjambre. Helena necesita convertir a un hombre en un ídolo, en una Estrella, y luego en una ofrenda sacrificial, para que el muerto se vuelva Leyenda y ella pueda permanecer entre las Luminosas y no desaparecer. Desde que dejó el Enjambre y ganó una individualidad, vive en la Casa (las mayúsculas todas de la autora) con las creadoras de los mitos Jim Morrison, Kurt Cobain, Sid Vicious, Elliot Smith, Lennon, Janis Joplin, aprendiendo las estrategias y las precauciones que tiene que tomar para cumplir con su misión. Hasta que un día está lista. 
Después de la Ceremonia Escarlata, Vashti y Violeta coincidieron en que Helena ya estaba lista para reunirse con James. La despidieron en la terraza y, cuando Helena bajó las escaleras hasta el mar, se encontró con un camino en la arena y un edificio y una oficina donde fue contratada como la nueva asistente personal de James.
Y eso fue todo. No hubo preguntas. Su presencia resultó tan normal como el paso del día a la noche.
2.
En la entrevista que ya linkeamos (linkeamos todos) más arriba, Mariana cuenta que Éste es el mar empezó siendo un cuento de Las cosas que perdimos en el fuego, pero no dejaba de crecer y así terminó por ser esta nouvelle de 125 páginas y letra considerable que se lee súper rápido (una vez que se entra en clima, que no es de toque). Hay otra cosa además de la extensión que la diferencia de los cuentos de Las cosas que perdimos, y es la locación: mientras todos los cuentos de su libro anterior transcurren en el suelo patrio de la patria ésta, Éste es el mar sucede un poco en todo el mundo, pero en particular en Los Angeles, California. Lo emo y lo dark, y el perfil de James, acercan a este libro más a Bajar es lo peor que todos los cuentos de Las cosas, además. El libro es un golazo, super recomendable, Mariana es lo más, y la banco fuerte. Próxima reseña.

3.
Bonustrack: Betty Sarlo escribió una crítica del libro que me da a la vez gracia, simpatía y gracia de nuevo. Por algún motivo que desconocemos Sarlo llama al personaje de James "John Warren". Es raro porque claramente sí leyó el libro, aunque se ve que no lo tenía más cuando escribió la nota de Télam.

lunes, 26 de septiembre de 2016

Las cosas que perdimos en el fuego, de Mariana Enriquez

1.
Nada me da más ganas de leer un libro que el hecho de que alguien me lo recomiende especialmente, y al mismo tiempo me lo preste por iniciativa propia, lo que podríamos resumir en la frase con dos núcleos verbales: "Tenés que leer este libro, tomá". Con Las cosas que perdimos en el fuego de Mariana Enriquez me pasó no una sino dos veces: dos amigxs no relacionadxs entre sí (primero Andi del taller de guión autogestionado AKA La Liga de la Justicia Poética, y después Eze de jiu jitsu #BJJLIFESTYLE... ah re que el pibe ponía un hashtag en un blog #recualquieraelpibe) trajeron este libro hasta mis manos porque les había hecho pensar en mí.

2.
Justo es reconocer, por otro lado, que tampoco hay que sorprenderse tanto: Las cosas que perdimos en el fuego es un libro de esos que hacen a un buen regalo porque seguramente le vaya a gustar a cualquiera que más o menos disfrute de leer algo con lomo. Virtudes: es de cuentos cortos; es de género -de terror, pero siempre inscriptos en un cotidiano bien argentino o regional-; tiene una legibilidad a prueba de mamás. Mariana Enriquez escribe súper bien (#oficio), tiene unas ideas inquietantes y es muy buena generando imágenes y climas (#talento). Y por encima de eso, lo que a mí en particular me deja resoplando después de algunos de los relatos es el timming que tiene la Enriquez para terminarlos, no necesariamente en el desenlace, muchas veces sin la explicación Scooby Doo que nos tranquiliza aunque la última imagen sea un niño descuartizado en un charco de sangre.

3.
Hay un cuento, el último, que lleva el título del tomo, y está muy bien (ninguno me pareció que no estuviera bien), pero no es el que más me gustó. Mis preferidos fueron "Tela de araña" (puesto número 1, acá podríamos usar el numeral para lo que fue creado, #1); "El chico sucio", que abre el tomo (compite por el #1 también); "Fin de curso"; y "Verde rojo anaranjado". Y "La casa de Adela", excelente. "Los años intoxicados" también está re bueno y además es el que más remite -por las drogas y por las alucinaciones y por la música un poco- al único otro libro de la Enriquez que leí hasta ahora, su ópera prima Bajar es lo peor, escrita a los 21 años de la suprascripta, o sea hace unos veinte. Espero leer prontamente los libros que van en el medio.

viernes, 16 de octubre de 2015

Bajar es lo peor, de Mariana Enriquez

1.
El año pasado, Nadia Lihuel me dijo que cómo no había leído Bajar es lo peor. También me contó que era un libro editado en los '90, que se había hecho de culto y que un poco por eso, no se conseguía más. Parece que ese mismo año, en 2013, fue finalmente reeditado por Galerna. Un año después de mi charla con Nadia vi el lomo de Bajar es lo peor en la biblioteca de un amigo y de inmediato lo tomé prestado. Luego sucedió que cuando ya lo estaba leyendo, escrutando los estantes de una librería de usados sobre Scalabrini Ortiz encontré la edición original, esa que lleva el nombre del despreciable Jorge Larrata en una esquina de la tapa. Finalmente el Destino hizo que el ejemplar de Galerna que estaba leyendo estuviera fallado: de la página 128 saltaba a la 193, de la 224 a la 161... Si se lo van a comprar chequeen eso. Volví a la librería de Scalabritny y compré el ejemplar de la primera edición.

http://blog.elalmacendelibros.com.ar/wp-content/uploads/2014/06/MAriana-Enriquez-Bajar-es-lo-peor-1.jpg             http://mla-s2-p.mlstatic.com/bajar-es-lo-peor-mariana-enriquez-2216-MLA4787428869_082013-O.jpg

2.
La única diferencia entre las dos ediciones es el prólogo a la nueva, escrito por la autora, en el que por ejemplo explica que el libro no se había reeditado antes porque nadie se lo había pedido, y también que no revisó ni releyó para esta reedición el libro que escribió a sus 21 años (la llamaban "la escritora más joven de la Argentina"):
No releí Bajar es lo peor para esta reedición. No quise corregirle nada; tampoco quiero recordar lo que no recuerdo de la trama o de los personajes ni reencontrarme con errores que, ya sé, son obvios; como las escenas de sexo, que tienen muy poco realismo y mucha fantasía, pero son fieles a lo que me erotizaba en ese momento, antes de ver pornografía, antes de que mis amigos gays tuvieran la experiencia suficiente para describirme ciertas dinámicas, antes de que yo misma experimentara lo suficiente. No quiero retocar ninguno de esos problemas cándidos. Me gusta esta novela. Me gustó escribirla.
Si usted, lector de mi blog, es un fan de Bajar es lo peor, le sugiero que vaya a una librería y lea de parado el prólogo porque vale la pena. Muchos de los conceptos vertidos en ese prólogo están también en esta entrevista copada que encontré en la Internet.

3.
Otra cosa que encontré en Internet es esta reseña, con la que concuerdo en esto:
Me hubiera gustado leer Bajar es lo peor en la adolescencia. Creo que en aquella edad hubiera sido –como me ocurrió con En la ruta, de Jack Kerouac- una lectura atrapante, que permite una relectura casi nostálgica cuando uno ya pasó esos años.
Yo me hubiera obsesionado con Bajar es lo peor, si la hubiera leído a su debido tiempo. Drogas, amor entre tipos, sexo y vagancia callejera. Y todo ese clima gótico/depresivo. Nunca fui un adolescente muy gótico que digamos, pero esta novela me hubiera pegado y además para ese lado. Como sea, me perdí algo, como con tantos libros que hay que leer a los 15. A los 15 uno debería pasársela leyendo.

4.
De qué se trata Bajar es lo peor. En primer lugar, es importante aclarar el contexto: es Buenos Aires (La Boca, Plaza Flores, Retiro, Recoleta: nunca se entiende cómo llegan los personajes de un lugar al otro, la ciudad es como un laberinto en un sueño, pero los espacios son reconocibles, es Buenos Aires, todo el tiempo) y son los años '90 (la primera edición es de 1995). Narval, un joven rubio yonqui muy potro de edad indeterminada, se inyecta cocaína y alucina -o no- con un trío de monstruos que se le aparecen en cualquier lugar: un hombre de cuencas vacías, otro cubierto de arañas, y una mujer con algo de banshee y algo de zombi. Narval está por volverse loco, y el trío del horror se le va volviendo casi una necesidad. Cada dos por tres termina haciendo alguna asquerosidad, como eyacular desesperadamente dentro de las cuencas del hombre sin ojos, y el grado de asco y atractivo de imágenes como la que acabo de describir es en mi opinión uno de los puntos álgidos de Bajar es lo peor. Por otro lado, Narval está enamorado de Facundo, un taxiboy de pelo largo extraído casi sin paliativos de la imaginería de la película Entrevista con el vampiro. Todos aman a Facundo, que calentaría hasta a una piedra, según dice uno en un momento. También hay una mujer que ama a los dos, Carolina (quien nunca dejó de tener en mi imaginación la cara de Mariana Enriquez en la solapa del libro), que tiene un amigo merquero y un hermano con problemas psiquiátricos, y también están los otros taxiboys, el dueño loca del boliche-prostíbulo simil Espartacus en el que en cualquier momento cae el juez Oyarbide, un tranza, un viejo que mantiene a Facundo mientras sufre por su amor, una clienta de Facundo a la que llaman "la Palera"...

5.
La trama no es lo más importante de esta novela. Tampoco los diálogos. Creo que todo el atractivo está en los personajes, que son casi personas; en la tensión entre ellos, que es casi estática pero vibrante, en esas escenas de sexo y de abuso de drogas que sólo pueden salir de la pluma de alguien que imagina más que lo que conoce, y en el retrato que pinta del Buenos Aires casi beatnik desde la óptica de una piba de 21 años. Sí, tiene partes mal escritas; y en algunos momentos se torna demasiado reiterativa en sus tópicos. Pero se disfruta. Y se lee muy adictivamente. Con la prevenciones del caso, recomiéndola.

6.
En el año 2002, me pregunto en qué circuito, salió una película basada en Bajar es lo peor, adaptada, dirigida y aparentemente también financiada por una tal Leyla Grunberg, que también es quien la subió a youtube. La vi. No está tan mal. O sea: no es una película destinada al éxito, ni se la recomendaría a mi madre, pero tiene varios méritos. En primer lugar, una película hecha en 2002, año de la post-crisis, con evidentemente bajísimo presupuesto y sin ningún subsidio, pareciera que nacida de la necesidad de la directora de hacerla, tiene el mérito de la épica de producción y yo se lo reconozco. Hasta tiene sponsors de marcas como Gancia, que muy probablemente hayan costado conseguir sangre sudor y lágrimas. Las escenas filmadas en exteriores reales, de Narval deambulando drogado por la calle, con extras que son los transeuntes reales de Buenos Aires en 2002, me encantaron. Ojalá hubieran habido más. En segundo lugar: el casting está bien hecho, y eso que era difícil. Encontraron un Facundo potable, que era lo más difícil. Entre los personajes secundarios hay algunas estrellitas, como el capo de Lautaro Delgado en el rol muy pequeño del amigo merquero, o Cristina Banegas como la mujer de la alucinación. Y después está Belen Blanco, que debía ser la más famosa del elenco, en el rol de Carolina: no me convenció. También es un acierto el juego con el montaje. Ahora bien, entre los desaciertos está el final, especialmente, que no sólo se aleja del del libro sino que no tiene ningún sentido y es una berretada. También faltaron chotas, y escenas de sexo en general. Están todas concentradas al principio. El principio está bueno.