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lunes, 13 de julio de 2015

Pyongyang: a journey in North Korea, de Guy Delisle


1.
Resulta que Guy Delisle, en algún momento de su pasado, pasó unos meses en Pyongyang trabajando en una empresa de animación francesa que terceriza parte de su producción en esa ciudad de Corea del Norte, y entonces tuvo el privilegio o la desgracia de conocer de cerca uno de los países menos visitados por extranjeros, la última monarquía comunista del mundo. En base a su experiencia escribió y dibujó este libro, Pyongyang, que yo leí en una edición en inglés.

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2.
Como sus historietas (o novelas gráficas, si se prefiere el término a estos libros les calza justo) son autobiográficas, sabemos más o menos como viene su vida. Tiene una hija, con una mujer que pertenece a Médicos Sin Fronteras, con las que pasó un año en Israel y Palestina en base al cual escridibujó Jerusalén, alto libro. En Pyongyang Guy todavía no tenía hijos, ni esposa, novia o concubina, por lo que parece: fue antes. El protagonista es un dibujante joven, que se puede permitir pasar una temporada cuasi asilado del universo. La soledad es uno de los temas de Pyongyang. Y el aburrimiento. Algo que Guy resalta de su impresión de Corea es que no hay medios de esparcimiento. Una única disco, en un hotel, se llena de miembros extranjeros de organizaciones de ayuda internacional o empleados de multinacionales como él mismo, una vez a la semana, y no está permitido el acceso a los coreanos. Los restaurantes son pocos y también están en los hoteles. El único espectáculo coreano al que se puede acceder es una demostración de destrezas gimnásticas y musicales en honor al Líder, con chicos tocando sincronizados el acordeón, en el que Guy encuentra más despeseración que belleza. Parece todo bastante terrible en Corea del Norte, si le creemos a Guy. Y le creemos, porque leímos Jerusalén y vimos (vos y cuántos más, me pueden preguntar si quieren) como una de sus mejores características la búsqueda de "las dos (o más) campanas". Pero también puede ser que hace unos años Guy viera todo en colores más oscuros, que estuviera deprimido, no sabemos. 

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3.
Pyongyang es un libro interesantísimo para conocer algo acerca de una sociedad a la que no accedemos. A pesar de su tono de rechazo total al régimen de los Kim (y no digo que haya que estar a favor, pero ese tono le quita algo de la sensación de empatía), es mucho mejor este libro que cualquier noticiero para entender un poco más qué onda con Corea del Norte. Y narrativamente está buenísimo. Aguante Guy.
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jueves, 14 de agosto de 2014

Jerusalén: crónicas desde Tierra Santa, de Guy Delisle





1.
Hay una secuencia que me gustó mucho de Jerusalén. El protagonista (que es el autor) descubre que en los territorios ocupados, cerca del barrio palestino de Jerusalén este en el que vive, hay un supermercado gigante. En el supermercado encuentra su cereal canadiense favorito, uno que "no se consigue ni en Francia". Pero cuando lo está por sacar de la góndola, una voz en su conciencia le dice: "Cuando haces compras en los asentamientos, estás apoyando los asentamientos" (se refiere a los asentamientos ilegales que mantiene y amplía Israel en los territorios ocupados a los palestinos). El protagonista decide no comprar. Cuando se está yendo, ve salir del supermercado a un grupo de mujeres palestinas con velo, cargadas con montones de bolsas llenas de productos.

2.
Quizás la secuencia no sea del todo representativa del libro, porque en el balance general Jerusalén es mucho más crítico de la ocupación israelí que en esa página en particular. Es decir que, de las situaciones vividas y luego dibujadas por el canadiense Guy Delisle en su año en Jerusalén como marido de una médica sin fronteras, son más las que muestran lo que significa para los palestinos convivir con los checkpoints, o con los judíos ortodoxos de los asentamientos y su desproporcionada guarda militar, o con la amenaza del desalojo, o incluso con un bombardeo. Pero, igual que le pasa a cualquiera que viva en Israel, no toda la vida pasa por la ocupación, y eso se refleja en la crónica de Delisle. 






































3.
Jerusalén: crónicas desde Tierra Santa es una novela gráfica, por si no quedó claro hasta ahora. En Argentina la publicó Editorial Común, la de Liniers -el dibujante, no el barrio ni le virrey- que mantiene un muy buen catálogo -del cual ya leí y reseñé Ombligo sin fondo, Virus tropical, El Arte: conversaciones imaginarias con mi madre y Fueye-. Jerusalén está muy bueno y es muy divertido y es muy interesante (gracias Ionilaurimati) y es muy recomendable para cualquiera que quiera entender qué pasa en la región sin tener que leer artículos de Le Monde diplomatique (no digo de los diarios porque en los diarios, de Medio Oriente nunca sacás nada en limpio): realmente queda muy claro dónde radica el quid de la cuestión, a mí parecer. Delisle tiene una preocupación por la objetividad -desde la subjetividad, claro, al fin y al cabo es autobiográfica la cosa- que se ve por ejemplo en el final del libro, cuando con la mujer deciden ir a visitar la ciudad de Jebrón -en territorio palestino pero con habitantes tanto palestinos como israelíes- con dos tures opuestos, el de los izquierdistas y el de los derechistas. Doy fe de que la forma en la que retrata el tour derechista no está nada exagerada.