sábado, 29 de marzo de 2014

Proximidad del amor, de Tracey Emin

1.
Tracey Emin es una artista británica que forma parte de los llamados Young British Artists, unos muchachos que aparecen en los noventa, el más famoso de los cuales es Damien Hirst -el del tiburón embalsamado y la calavera con diamantes-. En verano de 2013 hubo una exposición de la Emin en el MALBA. Se llamaba How it feels y consistía en una serie de videos, que para mí son cortometrajes de acá a la China pero que en el marco de un museo se presentan como videoarte (¿cuál es la diferencia? ¿el museo?). Los videos, como sea, están buenísimos. El que más me gustó es éste, que por otro lado es el único que encuentro en la red y que lamentablemente no está subtitulado (el relato lo es todo en este caso).



2.
En la misma movida, el museo y la editorial Mansalva sacaron este libro, que es una compilación de notas de la columna semanal de la Emin en el diario The Independent, de Londres: My life in a column. La verdad es la siguiente: a pesar de que a Vicky, que le prestó el libro a Mariano, y al propio Mariano (a través de quién lo leí yo), el libro les pareció requete lindo, a mí no se me movió un pelo. Yo creo que los motivos de mi desencanto fueron estos: a. La traducción me parece malísima. No incorrecta, sino desabrida. Seguro que tiene mucha más onda lo que dice la Emin cuando lo escribe con su slang de británica reventada. Sino vean el video de nuevo y escúchenla. En la traducción del libro se intentó evidentemente trasladar lo arrabalera de la Emin al castellano, pero se perdió la gracia en el camino. Demasiada literalidad. b. Este motivo es puramente subjetivo: No me identifiqué con la Emin, para nada. Hasta me hinché un poco las bolas de que esté tan deprimida siendo tan millonaria y talentosa. Get over it, Tracey. c. Me parece que a los compiladores les costó encontrar las mejores columnas, porque el libro es desparejo. Algunas sí me gustaron mucho, pero en otras es como que Tracey Emin usa su columna semanal para nada de nada. De hecho, lo dice ella misma en el prólogo: "...me daba cuenta cuando había escrito una mala, pero en una columna semanal, algunas no tan buenas pueden imprimirse igual". Bueno, en un libro ese no es un buen criterio.

3.
Excursus final: Mientras estaba la muestra de la Emin en el MALBA, Vicky estaba trabajando de orientadora de sala en ese museo. Su experiencia se está por convertir en una obra de teatro, intitulada Diario de una orientadora de sala, escrita por el dramaturgo contemporáneo Mariano J. Clemente, quien se basó a su vez en el diario en tuiter que Vicky mantuvo a lo largo de su experiencia. La obra promete mil y es de desear que todos los humanos y las humanas puedan ir a verla.

miércoles, 19 de marzo de 2014

El doble, de Fiódor Dostoievski

1.
Fiódor es el escritor decimonónico más divertido que hay. Para más alabanzas a Fiódor, diríganse a la etiqueta correspondiente al final de esta reseñita.

2.
Es la primera vez que me encuentro con elementos tan abiertamente fantásticos en la literatura de Fiódor. El argumento de El doble es sencillo y a estas alturas trillado (pero no a aquellas): Yakov Petrovich Goliadkin, un neurótico insoportable y un funcionario menor, quien está orgulloso de su por otro lado mediocre vida, ve cómo todo su mundo -su trabajo, su relaciones sentimental y sociales- se dirige inexorablemente al caño por la aparición de un hombre exactamente igual a él. El doble de Yakov Petrovich Goliadkin hasta lleva el mismo nombre, aunque nadie nunca los confunde, ni se sorprende por el portento, ni nada, salvo el propio duplicado (y el lector). El doble se muestra como un ser infinitamente amable y entregado frente a los demás, pero cuando se encuentra a solas con Goliadkin (y con el lector) hace gala de la mayor porfía, y lentamente lo va volviendo loco (y a nosotros con él... cómo lo cagaríamos a trompadas al doble eh... y a Goliadkin también, claro está).

3.
No sé nada de nada, pero desde este lugar comento: Pareciera como si todo Kafka saliera de El doble. O de El doble y de Bertleby, aunque creo que está confirmado que Kafka nunca leyó Bertleby (y en cambio sí a Dostoievky). (Alguien que me desasne por favor). Por otro lado, como decíamos más arriba, el tema de El doble ha sido trillado ya más explícitamente, por ejemplo en El hombre duplicado de Saramago (que no leí y que está en los cines en este momento con pésimas críticas).

4.
Como siempre, Dostoievsky se lee en dos patadas, y es altamente recomendable para viajes, gripes, depresiones y trámites largos.

martes, 18 de marzo de 2014

Bad Boy, de Frank Miller y Simon Bisley



1.
Bad Boy es una historieta autoconclusiva con guión de Frank Miller (Sin City, 300) de 1997.

2.
Es como el capítulo de Black Mirror ese de la mina a la que quieren cazar (S02E02). Eso es todo lo que tengo para decir sobre esto.


lunes, 17 de marzo de 2014

El traductor, de Salvador Benesdra

1.
Muchas veces, cuando me siento a hacer este blog, lo primero que hago es entrar a un buscador en línea (adivinen cuál... ¡sí, exacto, Altavista!) y buscar otras reseñas, de otros humanos, para ver qué es lo que ya se dijo al respecto del libro que corresponda. En este caso la muestra es bastante chica, más abajo les dejo los links, por si quieren hacer sus tesis doctorales sobre la obra de Benesdra (son dos libros, ah re vagos, ah re). Leídas las reseñas, me muevo hacia la siguiente reflexión:

SOBRE LA CRÍTICA LITERARIA Y LA RESEÑA EN INTERNET

¿Por qué alguien decide espoilear una novela? Ocurre mucho con los libros "serios", y sus reseñas "serias": como si el hecho de ser literariamente "serias" (siempre con comillas) anulara la sorpresa y sus efectos: el disfrute de la sorpresa del lector, o el deber moral de no cagarle a ese lector esa sorpresa. A ver si me explico: a lo mejor, el reseñista cree que el lector de literatura "seria" no está interesado en la trama de la novela que está leyendo, sino sólo en su cualidad de "seria", de "profunda", etc. Seguro que con George R. R. Martin a nadie se le ocurriría espoilear nada. Sin embargo, de cinco reseñas que leí, tres te espoilean alegremente la trama de El traductor, revelando acontecimientos que suceden recién pasadas las 300 páginas. Entre las reseñas caga-trama, incluimos dos de la Revista Ñ, o sea que aparecieron también en papel, y una de la Revista Anfibia, una muy prestigiosa revista online. El de El traductor es un caso, pero hay otros. A mí me subleva. En La novela luminosa, Levrero plantea algo como esto sobre un prólogo de, creo, Ignacio Echeverría, a su novela, creo, La ciudad (era una de las tres de la Trilogía Involuntaria). Cuántas veces nos ha pasado de leer un prólogo que te cuenta lo que estás por leer. Horrible. A un amigo le pasó con una edición crítica de Rayuela, en cuyo prólogo se hablaba alegremente del devenir de Rocamadour, bebé Rocamadour, terroncito de azúcar, etc., y también del devenir de la relación Lucía-Horacio... En fin, en un punto fue su culpa, no hay que leer el prólogo de una edición crítica; pero también, ¿por qué no lo ponen al final, josdeputa? Yo creo que es por esto que digo más arriba: la consideración de que al lector "serio" de literatura "seria" no le importa, o no debiera importarle, el factor sorpresa.

2.
El traductor (regalo de cumple de Inventario Cine, gracias chicos por tanto) es una novela del año '95, que tiene casi 700 páginas, en cuyas ídem se nos cuentan las aventuras y desventuras de Ricardo Zevi, un traductor en planta permanente en una editorial de izquierda que se halla en pleno proceso de traición de sus supuestos ideales tras la caída de la URSS, el fin de la historia fukuyamiano, el menemato, la flexibilización laboral y la mar en coche. Ricardo Zevi, además de traductor, es un ser en la búsqueda de la felicidad, empecinado en encontrarla (a la felicidad) en Romina, joven adventista salteña. Toda la novela transcurre desapaciblemente por esos dos ejes que correrían paralelos y sin tocarse si no fuera por Ricardo Zevi y su muy endeble situación anímica. No digo más.

3.
Las referencias literarias, explícitas e implícitas, abundan. Yo me quedé con una, porque justo cuando la encontré en mi lectura venía pensando en que el estilo de Benesdra me hacía acordar a, y es Flores robadas en los jardines de Quilmes, del muy mal visto (por motivos no literarios) Jorge Asís. (Y digo esa porque es la única que le leí, pero por ejemplo Soifer habla de Asís y su Diario de la Argentina y de Benesdra y la novela que nos ocupa en esta nota). Hay algo muy ese libro en este: el realismo, el porteñismo, el relato detallado de un levante y del tira y afloje en una relación con una mujer, a la que además se mira (Zevi la mira, Benesdra por extensión, igual que Asís y su Rodolfo Zalim -ahí hay otra coincidencia, el personaje alterego ¡con Z!-) de forma súper ultra exterior. 

4.
Casualmente, el día que terminé de leer El traductor vi Ese oscuro objeto del deseo, de Luis Buñuel. Insértese aquí una comparación.

5.
El traductor es una novela buenísima. En el prólogo, Gandolfo dice que es una de las mejores novelas argentinas desde 1810, y puede que tenga razón. Pero no es para todo el mundo. No es universalmente recomendable, ni siquiera entre quienes leen profusamente. Creo que hay que coparse con ciertas temáticas (política, sindicalismo, la historia de los '90 que la novela evoca) para poder pasar algunos largos pasajes con hidalguía. Pero sí es muy -muy- recomendable específicamente. Yo ya sé a quiénes se la quiero prestar.

6.
Reseñas de El traductor sin spoiler alert:



Reseñas de El traductor con spoiler alert:

 (no leer si no leíste primero el libro)