lunes, 17 de marzo de 2014

El traductor, de Salvador Benesdra

1.
Muchas veces, cuando me siento a hacer este blog, lo primero que hago es entrar a un buscador en línea (adivinen cuál... ¡sí, exacto, Altavista!) y buscar otras reseñas, de otros humanos, para ver qué es lo que ya se dijo al respecto del libro que corresponda. En este caso la muestra es bastante chica, más abajo les dejo los links, por si quieren hacer sus tesis doctorales sobre la obra de Benesdra (son dos libros, ah re vagos, ah re). Leídas las reseñas, me muevo hacia la siguiente reflexión:

SOBRE LA CRÍTICA LITERARIA Y LA RESEÑA EN INTERNET

¿Por qué alguien decide espoilear una novela? Ocurre mucho con los libros "serios", y sus reseñas "serias": como si el hecho de ser literariamente "serias" (siempre con comillas) anulara la sorpresa y sus efectos: el disfrute de la sorpresa del lector, o el deber moral de no cagarle a ese lector esa sorpresa. A ver si me explico: a lo mejor, el reseñista cree que el lector de literatura "seria" no está interesado en la trama de la novela que está leyendo, sino sólo en su cualidad de "seria", de "profunda", etc. Seguro que con George R. R. Martin a nadie se le ocurriría espoilear nada. Sin embargo, de cinco reseñas que leí, tres te espoilean alegremente la trama de El traductor, revelando acontecimientos que suceden recién pasadas las 300 páginas. Entre las reseñas caga-trama, incluimos dos de la Revista Ñ, o sea que aparecieron también en papel, y una de la Revista Anfibia, una muy prestigiosa revista online. El de El traductor es un caso, pero hay otros. A mí me subleva. En La novela luminosa, Levrero plantea algo como esto sobre un prólogo de, creo, Ignacio Echeverría, a su novela, creo, La ciudad (era una de las tres de la Trilogía Involuntaria). Cuántas veces nos ha pasado de leer un prólogo que te cuenta lo que estás por leer. Horrible. A un amigo le pasó con una edición crítica de Rayuela, en cuyo prólogo se hablaba alegremente del devenir de Rocamadour, bebé Rocamadour, terroncito de azúcar, etc., y también del devenir de la relación Lucía-Horacio... En fin, en un punto fue su culpa, no hay que leer el prólogo de una edición crítica; pero también, ¿por qué no lo ponen al final, josdeputa? Yo creo que es por esto que digo más arriba: la consideración de que al lector "serio" de literatura "seria" no le importa, o no debiera importarle, el factor sorpresa.

2.
El traductor (regalo de cumple de Inventario Cine, gracias chicos por tanto) es una novela del año '95, que tiene casi 700 páginas, en cuyas ídem se nos cuentan las aventuras y desventuras de Ricardo Zevi, un traductor en planta permanente en una editorial de izquierda que se halla en pleno proceso de traición de sus supuestos ideales tras la caída de la URSS, el fin de la historia fukuyamiano, el menemato, la flexibilización laboral y la mar en coche. Ricardo Zevi, además de traductor, es un ser en la búsqueda de la felicidad, empecinado en encontrarla (a la felicidad) en Romina, joven adventista salteña. Toda la novela transcurre desapaciblemente por esos dos ejes que correrían paralelos y sin tocarse si no fuera por Ricardo Zevi y su muy endeble situación anímica. No digo más.

3.
Las referencias literarias, explícitas e implícitas, abundan. Yo me quedé con una, porque justo cuando la encontré en mi lectura venía pensando en que el estilo de Benesdra me hacía acordar a, y es Flores robadas en los jardines de Quilmes, del muy mal visto (por motivos no literarios) Jorge Asís. (Y digo esa porque es la única que le leí, pero por ejemplo Soifer habla de Asís y su Diario de la Argentina y de Benesdra y la novela que nos ocupa en esta nota). Hay algo muy ese libro en este: el realismo, el porteñismo, el relato detallado de un levante y del tira y afloje en una relación con una mujer, a la que además se mira (Zevi la mira, Benesdra por extensión, igual que Asís y su Rodolfo Zalim -ahí hay otra coincidencia, el personaje alterego ¡con Z!-) de forma súper ultra exterior. 

4.
Casualmente, el día que terminé de leer El traductor vi Ese oscuro objeto del deseo, de Luis Buñuel. Insértese aquí una comparación.

5.
El traductor es una novela buenísima. En el prólogo, Gandolfo dice que es una de las mejores novelas argentinas desde 1810, y puede que tenga razón. Pero no es para todo el mundo. No es universalmente recomendable, ni siquiera entre quienes leen profusamente. Creo que hay que coparse con ciertas temáticas (política, sindicalismo, la historia de los '90 que la novela evoca) para poder pasar algunos largos pasajes con hidalguía. Pero sí es muy -muy- recomendable específicamente. Yo ya sé a quiénes se la quiero prestar.

6.
Reseñas de El traductor sin spoiler alert:



Reseñas de El traductor con spoiler alert:

 (no leer si no leíste primero el libro)



1 comentario:

David Pérez Vega dijo...

Hola Ale:

Me alegra que te gustara mi reseña. Por un momento temí que la mía fuese una de esas que se habían sobrepasado en contar el argumento.

Es una reflexión interesante la que haces: yo intento mostrar al lector con qué se va a encontrar si se acerca al libro. Hablo de las líneas argumentales principales, del estilo... pero intento no desvelar nada demasiado esencial, o que haya que avanzar bastante para encontrarlo.

A ver si conseguimos que Benesdra tenga más lectores. Se los merece.

Saludos