martes, 24 de octubre de 2017

La felicidad de los ogros, de Daniel Pennac

1.
Me cuesta mucho en este blog separar el contenido de un libro de mi experiencia personal con el mismo. Me cuesta y además no tengo por qué hacerlo, así que ni lo intento, en realidad. A veces la relación de unx con el libro (o con el ejemplar) no tiene nada que ver con el contenido, pero seguro que afecta nuestra experiencia como lectorxs. Tengo los dos primeros libros de la saga de la familia Malaussène, de Daniel Pennac, desde hace varios años. Desde 2010, creo. Me los prestó una amiga, Marina Kogan, que además era mi profe de taller literario en ese momento. Ya no recuerdo si me los prestó por algo relacionado con mi escritura o sólo porque le gustaban. Marina falleció el 18 de enero de 2011, a los 28 años de edad, dejándonos a todxs in media res: es terrible la muerte de alguien tan joven. Que yo tenga aún estos dos libros, que llevan su nombre en birome en la esquina inferior derecha de la portada, con los años de adquisición consignados (de este el 2002, del segundo el 2009), es sin duda el menor de los efectos de esa muerte, pero como elemento simbólico fueron (son) muy fuertes para mí. Hace poco, creo que en el contexto global de un mar de cambios en mi vida, decidí que los tenía que leer, para desanudar el entripado, o desbloquear algo, o no sé. Bueno, los leí, creo que estuvo bien. Todavía tengo que leer el cuento de Marina, que está en una antología que me compré en una librería de usados y que nunca me animé a leer. 

2.
La felicidad de los ogros es un libro de 1985, una novela policial sui generis con mucho humor negro, y la premisa es así: el protagonista, Benjamin Malaussène, un joven con muchos hermanos menores a su cargo, trabaja de chivo expiatorio en un gran almacén, es decir que se hace cargo de todas las quejas de los clientes de la tienda y llora hasta darles lástima para que la retiren. Entonces, un hombre bomba se inmola en la tienda. Luego siguen otros atentados. Malaussène se convierte en el sospechoso número 1 y deberá resolver el caso para exculparse. Como en toda buena novela policial (esta es buena) hay un montón de minitramas que confluyen en la resolución (muy rebuscada pero coherente) del caso de los atentados en la tienda, pero no abundaré en más detalles. El tipo tiene además una manera de escribir muy literaria, que primero cuesta pero después, pasadas unas páginas, es como un código descifrado, fluye, y genera en lxs lectorxs una suerte de cercanía, como de secreto compartido, que es lindo. Ah, y cuando entrás se lee rapidísimo, con ritmo de best seller (aunque no lo es). Muy recomendado.

jueves, 12 de octubre de 2017

La patria equivocada, de Dalmiro Sáenz

1.
A veces me pasa que tengo un libro en mi biblioteca que probablemente no vaya a leer nunca, años ahí muerto (hay varios así en este estado ahora mismo) hasta que un día alguien me los recomienda, o me los mandan leer, y oh milagro yo recuerdo que lo tengo, juntando polvo, ácaros y ántrax. Este lo compré un día, usado, junto con dos o tres libros más de Dalmiro Sáenz, pensando que si de chico me gustaba tanto Yo también fui un espermatozoide, seguramente los otros libros también fueran buenos. Dalmiro Sáenz es uno de esos escritores argentinos como Antonio Di Benedetto, famosos en su momento, conocidos, leídos y prestigiosos, y luego olvidados por el público y por el mercado. O como el Turco Asís, que no fue olvidado porque se reconvirtió en comentarista de TV, pero perdió su prestigio y es muy poco leído como escritor de ficción hoy en día. Di Benedetto fue recuperado y reeditado hace un tiempo, y ahora está más en boga por Zama La Película, pero hubieron varios años, dos décadas diría, en que sus libros no se conseguían, ni se lo mencionaba en la historia de la literatura argentina de los '50s. No digo que Sáenz haya escrito ningún Zama, pero sí que merece un rescate. Algo parecido a eso podría estar sucediendo, porque veo que Capital Intelectual reeditó Yo también fui un espermatozoide (LIBRAZO. Empieza así: "Escribir sobre uno mismo es un poco incómodo. Yo por eso generalmente prefiero escribir sobre una mesa."), y porque veo que este libro del que paso a hablar en el punto 2 fue llevado al cine en 2011, pero es evidente que si la película tiene como protagonista a Juanita Viale no cuenta como rescate. (Atención: éste es el trailer pero cuenta toda la película y el final del libro).

2.
Decía que me sugirieron leer este libro. Fue por un laburo de guión que tuve que hacer, me lo pasaron como "refe". Resulta que este libro, que está dividido en capítulos que en realidad son cuentos, va atravesando de uno en otro distintas etapas de la historia argentina (del siglo XIX), desde las invasiones inglesas hasta la República conservadora. El juego está en dos cosas. Por un lado, cada capítulo responde a otro punto de enunciación y a otro formato: cartas, diario, primera persona, tercera persona... Por el otro, de un capítulo/cuento al siguiente hay casi siempre un punto de continuidad en un personaje que se repite de uno en otro, cambiando sus circunstancias de vida, su edad, y su rol en la narración: puede ser protagonista o lateral, no importa. La operación funciona porque los cuentos funcionan, y sobre todo en la trama de Clorindo y su hija se justifica que La patria equivocada se llame a sí misma novela.

3.
A favor de Dalmiro Sáenz: lo guarro que es. Hay sexo, bastante, justificado y diegético, mucho "miembro endurecido asomando del pantalón", mucha "erguida dureza de su miembro"... A Dalmiro le gusta escribir sobre pijas paradas. Hay un capítulo que empieza diciendo: "La otra noche me masturbé por primera vez con la mano izquierda, Marcela". Mu bue. En contra de Dalmiro Sáenz: el lugar de la mujer en la novela es bastante choto, hay un dejo de machismo del sentido común machista argentino que queda aunque me imagino que en su momento Dalmiro habrá aparecido hasta como progresista respecto de sus contemporáneos por lo que las mujeres hacen en su literatura (como las mujeres vengadoras de la muy interesante obra teatral Las boludas). El libro está bien. No me volví loco, pero está bueno. Algunos cuentos mejores que otros. El mejor es el que menos tiene que ver con la trama con continuidad, que es el de los dos curas (el progre y el conservador) que se enfrentan al curandero abortista.

4.
También, y para linkear esta reseña con la de La mano del pintor de María Luque que anda por acá abajo, uno de los personajes de la novela, pero mega ficcionalizado, es Cándido López, el pintor manco de Curupaytí. Ese es el que se masturbó con la mano izquierda, Marcela. En ese cuento en forma de carta cuenta-ficcionaliza cómo perdió la mano. El cuento termina con el propio Mitre, reflexionando sobre el honor y el arte, hablando en francés y en guaraní. A Dalmiro lo histórico no le importa nada, por suerte. Es sanmartiniano en ese sentido: él es libre, lo demás no importa nada.

sábado, 7 de octubre de 2017

Distinta: nueva historieta argentina, compilado por Liniers y Martín Pérez

1.
En este momento en las librerías de esta ciudad se consiguen dos compilados de historietas argentinas: Informe, de la Editorial Municipal de Rosario, y Distinta (dis-tinta), editado por Sudamericana y compilado por el periodista Martín Pérez y el descendiente del virrey, Liniers (me gusta Liniers). De Informe ya hablé en la reseña correspondiente, y aunque el libro es de 2015 yo lo leí en 2017 y por lo tanto, TENGO QUE compararlos. Este me gustó más. Primero que trae más páginas, y por lo tanto más historietas, por el mismo precio. Segundo que si bien de ninguno de los dos libros me gustaron todas las historietas, de este me gustaron porcentualmente más. Y tercero que en Informe hay más historietas que son en realidad partes o capítulos de otras historias más largas, y en este también hay, pero menos, cunde más el autoconclusivo. Están los dos buenísimos eh.

2.
Además, en Informe hay una historieta completa de Ayar Blasco, que es el mejor. Cierra el tomo, y es hermosa, y es una historieta, completa, con cuadritos, y globitos, y todo. Ahora publica tiras en Escribiendo cine, pero él se dedica más a las anhiaciones, y yo preferiría que hiciera más historietas, muchas muchas largas historietas, que saque una novela gráfica, me muero. Soy el psycho fan de Ayar Blasco. En la Fierro (de la que debemos hablar, porque hay mucho de la Fierro acá) Ayar a veces publicaba ilustraciones, o cosas muy cortas. Una vez una ilustración suya acompañaba un cuento de Pedro Lipcovich, y nunca la olvidaré. (Si la encuentro vengo y edito y se las muestro).

3.
Distinta tiene un prólogo y un epílogo en historietas, hechos por Liniers, que también dibujó la tapa y contratapa, además de un retrato de cada autor que aparece en el libro. Y después tiene 33 historietas, de las cuales 7 y no sé si 8 ya había leído en la Fierro y una ya había leído por ser un fragmento de una novela gráfica, también editada por Liniers, que es Fueye de Jorge González (que ahora me doy cuenta, se llama igual que el Jorge Gónzalez de Los Prisioneros). De las 33, 8 son de mujeres (medio bajo el promedio pero bueno). Se repiten en las dos compilaciones sólo lxs siguientes autorxs: Marianoenelmundo, Camila Torre Notari, Pablo Vigo, María Luque. No lo voy a chequear, pero sospecho que esta compilación es más porteña: la otra es súper federal.

4.
Bueno, como ya dije, primer premio para Ayar Blasco. Segundos premios: la de Ariel López V. me encantó; la del Polaco Scalerandi es brillante; las dos con guión de Diego Agrimbau (que supongo que por un error no aparece en la contratapa) no decepcionan; la de Gato Fernández es mega terrible (es sobre abuso sexual infantil, no te la ves venir y es tremendo); la de Delius es muy romántica y hermosa y triste; a Ernán Cirianni lo amo; la de Ezequiel García es mística (me tengo que comprar Creciendo en público); de Frank Vega sólo recuerdo haber visto ilustraciones y su cómic es muy bueno; ¡hay un cómic de María Luque!; el zarpado Juan Sáenz Valiente ilustra un cuento de Hernán Casciari muy bueno; y esos son los que quiero mencionar. A Gustavo Sala lo quiero mencionar negativamente porque me decepcionó mucho que sea tan pajero y no haga algo nuevo para el libro. Snif.