lunes, 27 de abril de 2015

Hellblazer 2, de Garth Ennis

1.
Sigo con Hellblazer, la historieta sobre John Constantine, el personaje creado por Alan Moore como secundario de La cosa del pantano y luego devenido en estrella por brillo propio. BTW, me bajé de acá la etapa Moore de La cosa del pantano (American Gothic) en la que aparece por primera vez Constantine.

2.
En este tomo mejoró Hellblazer. Se volvió mucho más gore. Y aparece Triskele, el demonio más horrible que haya visto en cómics.

Es mucho más fea así que sin la cara.


3.
Como lector de otro tipo de cómics (manga, historietas argentinas, etc.) no estoy acostumbrado a eso que hacen Marvel y DC de plantar intertextualidades entre todos los títulos de la editorial. Obviamente, es re copado si sos el más nerd del mundo, pero hace muy difícil entrar en algunas historias o creer que los guionistas no están eludiendo sus responsabilidades al no explicar toda una serie de cosas (motivaciones de los personajes, vínculos entre ellos, enemistades, usw.) que omiten al hacer referencia a una historia anterior que uno si no es el dueño de la comiquería, es posible que no haya leído. En este caso, por ejemplo, justo hay una referencia que sí cacé: el Infierno está siendo gobernado por el Diablo, y no por Lucifer (ya el hecho de que sean dos es algo de la mitología Vértigo) porque éste renunció a su puesto, en Sandman. Incluso el diseño del palacio del Diablo es el de la historieta de Gaiman. Pero, ¿hay que haber leído Sandman para leer Hellblazer? Es el problema de tener todo en sistema, así en red, a veces se le complica al nerd apócrifo.

martes, 21 de abril de 2015

Muñecos chicos, de Pedro Lipcovich

1.
Pedro Lipcovich escribe notas periodísticas en Página 12, por lo general sobre temas de Salud, y también publica una vez por mes un cuento corto (o microcuento) en la Fierro, con ilustraciones de diferentes dibujantes de la revista, y tiene el mérito de ser una de las fijas, en esa publicación que lleva 102 números en esta nueva etapa y que en los últimos años se ha vuelto tan despareja (ahora mejoró, pero tuvo una época muy mala la nueva Fierro, y sin embargo el cuento de Lipcovich siempre me agrada). De las ilustraciones de los cuentos, mi favorita sigue siendo la que hizo Chimiboga y que no encuentro en Internet.

2.
La sección de la Fierro se llama "Muñecos grandes". Este libro, Muñecos chicos, de la editorial El Cuenco de Plata, recopila una serie de cuentos cortos del mismo orden que los de la Fierro, entiendo que anteriores a la existencia de la sección (la edición es de 2005). Algunos son muy buenos, otros no tanto, pero todos tienen el mérito de durar máximo dos carillas y mínimo media, con lo que la lectura es satisfactoria en todos los casos (si malo, igual dura poco, si bueno pero breve, dos veces bueno).

3.
Yo lo conseguí en un puesto jipi en un centro cultural porteño por $30 el año pasado, o sea que está muy barato. El diseño de tapa llama la atención por lo feo, en esa editorial que se caracteriza por su diseño (y por su perfil puanner): consiste en una foto de unos playmobiles, inexplicablemente estirada y con un patito que descoloca, y el logo de la editorial se pierde en la foto. También es incomprensible el hecho de que hayan dos cuentos casi iguales, "Caída del oboe" en la página 33 y "Sólo oboes" en la página 93. Parecen dos versiones del mismo cuento, pero la diferencia es tan nimia que supongo que se trata de un error editorial el que hayan pasado los dos cuentos como buenos. A lo mejor estas cuestiones son las que dejaron el libro a precio de saldo. Es una muy buena compra si lo encuentran a ese precio, la mayoría de los cuentos me gustaron y algunos mucho.  

martes, 14 de abril de 2015

Hellblazer 1, de Garth Ennis


1. 
Me sigo desasnando gracias a Diego Cirulo, quien en esta ocasión me prestó el primer tomo de la etapa Ennis de John Constantine. Este tipo, Constantine, de quien acá Internet me avisa que Hellblazer es otro nombre, fue creado por Alan Moore. El de Watchmen y V de Venganza. Yo lo vi por primera vez en Sandman. O sea que lo puso ahí el buenazo de Neil Gaiman. Y Garth Ennis es el de Preacher. Así que listo, estamos todos. Creo que con este cierre de círculo mágico puedo considerarme recuperado de mi vergonzante ignorancia del mundo Vértigo y todo eso.

(Bueno, falta Frank Miller y estamos todos pero a ese también lo leí alguna vez)

2.
Preacher está mejor. Pero mi reseña de Preacher no es muy buena. Qué snob que era en 2009. Ah re. Bueno, más snob que ahora. Lo que tienen en común las dos historietas es que tanto John Constantine como el predicador Custer usan muy poco su magia. Casi nada. En todo este tomo de Hellblazer, Constantine usa magia sólo una vez. Y son cinco historias. Eso es de capo.

3.
Al margen de las comparaciones, me gusta mucho y lo seguiré leyendo. Además, quiero leer la etapa de Moore ahora, ¿no?, medio que debería. 

4.
Visualmente es un poco aburrido, por lo menos este tomo: parece todo un estudio de la cara de Constantine. Por ejemplo:


viernes, 3 de abril de 2015

Mi novio es un duende, de Lawrence Schimel

1.
En casi todos los cuentos de Mi novio es un duende se repite el mismo esquema. Un personaje (a veces gay, muchas veces sin que eso tenga incidencias en la historia) está en su situación de equilibrio, y BAM, algo con la tradición mágica celta (duendes, brujas, hombres lobo, vampiros, un gallinero con patas). Casi todos los cuentos, además, terminan con la revelación mágica, o sea, no pasa nada después, viven felices para siempre. En un par de los cuentos el esquema es amoroso: personaje en situación amorosa, algo que no entiende, BAM, se coje a una vampiresa (traducido como vampira encima). A todo esto hay que sumarle que la traducción es horrible. Por ejemplo, el cuento que abre el volumen, en inglés se titula The Drag Queen of Elflandse. Tanto el cuento como el libro. Los editores españoles, en un arranque de brillantez o de pacatería, decidieron usar dos traducciones distintas. El cuento se llama "Una drag queen entre los duendes". Tiene sentido, aunque por el contenido del mismo entendemos que deberían haber usado el ahora muy popular término de "elfo", en el sentido de Legolas y Galadriel y todos esos muchachos tan simpáticos, en lugar del navideño duende. Ahora bien, el libro se llama Mi novio es un duende, cosa que no tiene por otro lado ninguna relación con lo que pasa en el cuento. El resto de los cuentos están traducidos con la misma pereza o el mismo apuro, aunque en algunos es más grave que en otros.

2.
Los cuentos que están bien son aquellos que se salen de ese esquema. "El herrador y los elfos", por ejemplo, cuenta una historia, además de tener el BAM de los elfos. O sea que hace el chistecito de cruzar actualidad con magia tradicional tipo celta pero como medio y no como fin. Ese es el que más me gustó. "Sonidos negros" habla del "duende" en el sentido que se le da en el flamenco, y hace un cruce entre lo mágico y lo metafórico que también llega más allá de lo que se propone Schimel en los otros cuentos. Después hay uno más que no tiene magia ("La posesión estimula la necesidad") pero no es un gran cuento. Y el último ("Puentes en llamas") no lo entendí. En algunos cuentos la acción transcurre en el pasado, tipo edad media o algo por el estilo. Esos están un poco menos forzados.