viernes, 3 de abril de 2015

Mi novio es un duende, de Lawrence Schimel

1.
En casi todos los cuentos de Mi novio es un duende se repite el mismo esquema. Un personaje (a veces gay, muchas veces sin que eso tenga incidencias en la historia) está en su situación de equilibrio, y BAM, algo con la tradición mágica celta (duendes, brujas, hombres lobo, vampiros, un gallinero con patas). Casi todos los cuentos, además, terminan con la revelación mágica, o sea, no pasa nada después, viven felices para siempre. En un par de los cuentos el esquema es amoroso: personaje en situación amorosa, algo que no entiende, BAM, se coje a una vampiresa (traducido como vampira encima). A todo esto hay que sumarle que la traducción es horrible. Por ejemplo, el cuento que abre el volumen, en inglés se titula The Drag Queen of Elflandse. Tanto el cuento como el libro. Los editores españoles, en un arranque de brillantez o de pacatería, decidieron usar dos traducciones distintas. El cuento se llama "Una drag queen entre los duendes". Tiene sentido, aunque por el contenido del mismo entendemos que deberían haber usado el ahora muy popular término de "elfo", en el sentido de Legolas y Galadriel y todos esos muchachos tan simpáticos, en lugar del navideño duende. Ahora bien, el libro se llama Mi novio es un duende, cosa que no tiene por otro lado ninguna relación con lo que pasa en el cuento. El resto de los cuentos están traducidos con la misma pereza o el mismo apuro, aunque en algunos es más grave que en otros.

2.
Los cuentos que están bien son aquellos que se salen de ese esquema. "El herrador y los elfos", por ejemplo, cuenta una historia, además de tener el BAM de los elfos. O sea que hace el chistecito de cruzar actualidad con magia tradicional tipo celta pero como medio y no como fin. Ese es el que más me gustó. "Sonidos negros" habla del "duende" en el sentido que se le da en el flamenco, y hace un cruce entre lo mágico y lo metafórico que también llega más allá de lo que se propone Schimel en los otros cuentos. Después hay uno más que no tiene magia ("La posesión estimula la necesidad") pero no es un gran cuento. Y el último ("Puentes en llamas") no lo entendí. En algunos cuentos la acción transcurre en el pasado, tipo edad media o algo por el estilo. Esos están un poco menos forzados.

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