sábado, 30 de diciembre de 2017

El regreso del condón asesino, de Ralf König

1.
Cerrando el año a puro golpe de calor y libros de historietas, hoy me leí en un rato de comienzo a fin esta novela gráfica del autor alemán Ralf König. Nunca lo había leído, a Ralf. Tengo otros dos libros suyos acá, seguramente los termine antes de 2018. 


2.
Llego re tarde, como veinte años tarde a este libro que es del '96, y seguro ya se dijo esto pero me escudo en mi ignorancia y digo que es como Fontanarrosa pero gay. Por el trazo (la historieta es en blanco y negro), el tipo de humor y el recurso al género (en este caso el film noir, pero estoy leyendo otro que se llama Lisístrata y es una versión de la obra de Aristófanes, en la misma línea o con la misma distancia entre el original y la versión que las historietas de los clásicos del mentado rosarino). El regreso del condón asesino empieza como si se tratara de una película, con créditos y todo, y tiene un laburo interesante donde los fondos en exteriores o los cuadros de establecimiento son fotos mega saturadas tipo fotocopia mal impresa de las calles de Nueva York, donde sucede la acción. Esto contrasta con el tipo de dibujo caricaturesco, y se logra algo copado, y no tengo mucho más para decir sobre esto.

viernes, 29 de diciembre de 2017

The complete Dirty Laundry collection, de Robert Crumb, Aline Kominsky-Crumb y Sophie Crumb

1.
Este libro megaincreíble me lo compré en una feria en Chile por lo que serían 200 pesos. En inglés, edición original californiana de 1993, perfectas condiciones, un hallazgo la verdad. Gracias Chile te amo. No consigo en Internet la tapa de mi libro en calidad aceptable así que acá va la de uno de los cómics contenidos en el tomo:


2.
Resulta que Robert Crumb está casado hace muchos miles de años con Aline Kominsky (desde el '78), una historietista del movimiento underground, y resulta que desde comienzos de su convivencia, Bob y Aline dibujan juntos una tira esporádica que se llama, o se llamó, Dirty Laundry ("Ropa sucia"). La joda es que Robert se dibuja a sí mismo, y Aline se dibuja a sí misma. Hacia fines de los '80s o comienzos de los '90s se suma en algunas tiras la hija de ambos, Sophie, que también se dibuja a sí misma. El resultado es muy bueno.

3.
Los cómics cambian notablemente a lo largo de los años. Los primeros son fanzines, hechos para vender por centavos de dólar en ferias de hippies, y están llenos de sexo explícito bizarro al estilo Crumb, referencias al universo under de los '70s californiano (o sea LSD y Leary) y tramas disparatadas o absurdas. Después empiezan a ser cada vez más testimoniales, a hablar de la vida de la familia Crumb, y a dejar de tener un objetivo comercial para pasar a ser un mero entretenimiento familiar. Varias de las tiras hacen referencia a cuántos meses o años les lleva terminar cada una. También hay, en páginas dispuestas de forma vertical, tiras de Dirty Laundry que salieron por momentos en diarios, a razón de cuatro cuadritos por entrega con una punch line al final, tipo humor gráfico de contratapa. Eventualmente, el tema pasa a ser el de la nueva hija, y luego el de la emigración a Francia, donde viven los Crumb hasta el día de la fecha. Está todo muy bien. Banco mil a Aline. Fin.

miércoles, 27 de diciembre de 2017

Teenage Mutant Ninja Turtles, de Kevin Eastman y Peter Laird

1.
Me gustan porque están dibujadas medio como el hoyo, las primeras historietas de las Tortugas Ninjas, if you know what I mean. En el sentido de que para ser historietas de superhéroes yanquis se alejan mucho de la estética Marvel/DC. Casi te diría que son historietas de autor, por el tipo de dibujos y lo bizarro de la premisa (que es la que todos conocemos, exactamente esa: una rata que sabe kung fu y encuentra a cuatro tortugas bebés justo cuando se vuelca un pote de líquido radioactivo en una alcantarilla que los vuelve a todos humanoides). Dicen, tanto la muy nutrida entrada de Wikipedia como el prólogo de esta edición argentina de tres tomos de 2007, que la historieta original (que es del '84) al comienzo era una parodia de Frank Miller y de Daredevile. Creámosles.

2.
Resulta que en la historieta el malo al comienzo es Destructor, al que vencen, y luego viene toda una parte donde extraterrestres con forma de cerebro que se mueven dentro del abdomen de unos exoesqueletos antropomórficos (pero son buenos, no como en el dibujito) mandan a las tortugas por error a otro planeta, donde las secuestran unos triceratopos malvados. April O'Neil no es periodista sino programadora informática, y por lo que yo veo en el cómic es negra más que pelirroja. Medio latina candente. Díganme si no:


lunes, 27 de noviembre de 2017

Tommyknockers, de Stephen King

1.
Meses, muchos miles de meses tardé en leer este bodoque de 810 páginas que escribió el bueno de Estebancito Rey entre 1982 y 1987, época suya de severa adicción a la fafafa, según cuenta en On Writing (Mientras escribo). Dice ahí en ese otro libro que muchas de sus historias son un reflejo de sus adicciones -al eskabio y a la milonga- (por ejemplo Misery, por ejemplo El resplandor) y que en particular esta novela, que no es ni de las más conocidas, ni fue trasladada a la gran pantalla pero de la que habla bastante en ese libro, se refiere a la merca: una cosa que te potencia y a la vez te destruye, como la influencia fantasma de los Tommyknockers sobre la población de Haven.

2.
Mentí: no hay una adaptación a la gran pantalla pero sí hay una adaptación televisiva de 1993. Debe ser una cagada. Esta debe ser la película entera. Me llama la atención que dure una hora y media porque para adaptar bien Tommyknockers habría que hacer una serie. De hecho re da para una serie, pero necesita bocha de presupuesto.

3.
La cosa tiene 810 páginas no porque sí, sino porque tiene bocha de tramas interpuestas. Mientras leía el final (o sea las ciento y pico de páginas finales) pensaba en lo absurdo que sería todo lo que estaba leyendo si no se me hubiera allanado el camino en las centenares de páginas anteriores. VA CON SPOILERS, total nadie la va a leer, o sí pero la van a disfrutar igual. Al final tenemos al protagonista (a uno de ellos) bajo los efectos de un montón de válium y alcohol, con un balazo en una pierna que casi no lo deja caminar (pero el dolor lo mantiene despierto, buena Stephen), teniendo que salvar a un niño que cayó en otra dimensión quinientas páginas atrás (y que quedó ahí, como una subtrama), ayudado por su abuelo, que cuelga de un gancho con el cerebro conectado a una supercomputadora telepática que a la vez se alimenta de él, junto con un perro (a quien habíamos perdido de vista setecientas páginas atrás) y una mujer malvada (aparecida y desaparecida unas doscientas páginas atrás), mientras afuera se incendia la ciudad, todos los habitantes de Haven van hacia sus destinos finales (y de todos sabemos quiénes son, si logramos recordar tantos nombres), y como si esto fuera poco también tenemos individualizados personajes fuera de Haven que no saben cómo entrar, y hasta aparecen como fantasmas personajes que ya habían muerto (medio rompiendo el código la verdad Stephen pero bueno): un despelote. La cosa tiene tantas pero tantas escenas, tantos personajes individuales con sus propias historias que siguen y siguen apareciendo casi hasta el final del libro, que lo más sorprendente es que la novela no esté llena de incoherencias. Yo no detecté ninguna.

4.
Lectura comparada: La novela en un punto empieza igual que Cementerio de animales: hay una casa junto a la carretera casi al fondo de un pueblo, en el que vive apaciblemente una persona (en Cementerio es una familia) con su mascota (en Cementerio es un gato, acá es un perro), a la que ama. Ya sabemos que si Stephen empieza así, la mascota va a morir y volver en forma de zombi, one way or another.

5.
Como siempre, Stephen King es droga, muy fácil de leer y con efecto Harry Potter al final de cada capítulo. No es lo mejor que leí de él, aunque tampoco tengo nada que objetar. Un poco tirado de los pelos todo pero si aceptamos que igual no importa nada, la pasamos bien, re bien. Ah, y en una parte me sobresalté y grité, como si estuviera viendo una película. Eso fue increíble.

domingo, 19 de noviembre de 2017

Boggart, de Carlos Trillo y Horacio Domingues

1.
Soy muy hincha de Carlos Trillo (guionista de historietas, 1943-2011, hizo cosas como Las puertitas del Sr. López y especialmente Cybersix) pero esta no me copó. Se trata de un gnomo, el Boggart, detective en el mundo de las hadas, que tiene que resolver un caso de asesinato en serie de hadas. Toda la trama es medio previsible y una excusa insuficiente para mostrar personajes feéricos. Igual se consigue en mesas de saldos. Los dibujos están bien pero los globitos ocupan mucho espacio en cada cuadrito. Le faltan antenas y motos.


domingo, 12 de noviembre de 2017

El hada Carabina, de Daniel Pennac

1.
Segunda novela de la saga de la familia Malaussène, continuación de La felicidad de los ogros (1985) que reseñé unas reseñas atrás (scroll down). De mi relación personal con los ejemplares de ambos libros hablé en la otra reseña, vayan.

2.
Esta es de 1987, y vuelve a contener todos los elementos de la anterior: una trama policial, humor negro, imágenes francamente macabras, un perro epiléptico, muchas minitramas absurdas que confluyen en la resolución del caso con total coherencia. Se agrega otro protagonista, que quizás hasta tiene más páginas que el propio Benjamin Malaussène, chivo expiatorio profesional, que es el detective Pastor, alto personaje. Lo amo. El final del personaje de Pastor es un giro espectacular, además. No tengo mucho que agregar a lo que ya dije en la reseña del primero, más que decir que también me gustó mucho. Si consiguen el tercero (La pequeña vendedora de prosa) me lo pasan.

sábado, 11 de noviembre de 2017

Las lágrimas amargas de Petra von Kant, de Rainer Werner Fassbinder

1.
Obra en cinco actos con cinco personajas femeninas que se lee en menos de una hora, diría, cincuenta minutos para mantener la proporción pentagonal. La historia es bastante sencilla, y más bien boba. Petra von Kant, acaudalada diseñadora de modas, recibe la visita de su amiga, la baronesa Sidonie von Grasenabb, quien le presenta a una amiga caída en desgracia, Karin Thimm. Petra se enamora de Karin, la invita a vivir con ella. Luego, Karin le rompe el corazón y la deja. Petra, desesperada, monta una escena melodramática. No ocurre mucho más. La fuerza de la obra, si la hay, al margen del valor disruptivo que tuviera en su contexto (1972) una obra sobre una relación lésbica, está en el dolor de Petra von Kant, la graduación melodramática de la cosa. Me dejó bastante impasible, de todos modos.

2.
Hay una película, me la bajé, si la veo edito esto y agrego más y más letritas flotando en el vacío de la Internet.

martes, 24 de octubre de 2017

La felicidad de los ogros, de Daniel Pennac

1.
Me cuesta mucho en este blog separar el contenido de un libro de mi experiencia personal con el mismo. Me cuesta y además no tengo por qué hacerlo, así que ni lo intento, en realidad. A veces la relación de unx con el libro (o con el ejemplar) no tiene nada que ver con el contenido, pero seguro que afecta nuestra experiencia como lectorxs. Tengo los dos primeros libros de la saga de la familia Malaussène, de Daniel Pennac, desde hace varios años. Desde 2010, creo. Me los prestó una amiga, Marina Kogan, que además era mi profe de taller literario en ese momento. Ya no recuerdo si me los prestó por algo relacionado con mi escritura o sólo porque le gustaban. Marina falleció el 18 de enero de 2011, a los 28 años de edad, dejándonos a todxs in media res: es terrible la muerte de alguien tan joven. Que yo tenga aún estos dos libros, que llevan su nombre en birome en la esquina inferior derecha de la portada, con los años de adquisición consignados (de este el 2002, del segundo el 2009), es sin duda el menor de los efectos de esa muerte, pero como elemento simbólico fueron (son) muy fuertes para mí. Hace poco, creo que en el contexto global de un mar de cambios en mi vida, decidí que los tenía que leer, para desanudar el entripado, o desbloquear algo, o no sé. Bueno, los leí, creo que estuvo bien. Todavía tengo que leer el cuento de Marina, que está en una antología que me compré en una librería de usados y que nunca me animé a leer. 

2.
La felicidad de los ogros es un libro de 1985, una novela policial sui generis con mucho humor negro, y la premisa es así: el protagonista, Benjamin Malaussène, un joven con muchos hermanos menores a su cargo, trabaja de chivo expiatorio en un gran almacén, es decir que se hace cargo de todas las quejas de los clientes de la tienda y llora hasta darles lástima para que la retiren. Entonces, un hombre bomba se inmola en la tienda. Luego siguen otros atentados. Malaussène se convierte en el sospechoso número 1 y deberá resolver el caso para exculparse. Como en toda buena novela policial (esta es buena) hay un montón de minitramas que confluyen en la resolución (muy rebuscada pero coherente) del caso de los atentados en la tienda, pero no abundaré en más detalles. El tipo tiene además una manera de escribir muy literaria, que primero cuesta pero después, pasadas unas páginas, es como un código descifrado, fluye, y genera en lxs lectorxs una suerte de cercanía, como de secreto compartido, que es lindo. Ah, y cuando entrás se lee rapidísimo, con ritmo de best seller (aunque no lo es). Muy recomendado.

jueves, 12 de octubre de 2017

La patria equivocada, de Dalmiro Sáenz

1.
A veces me pasa que tengo un libro en mi biblioteca que probablemente no vaya a leer nunca, años ahí muerto (hay varios así en este estado ahora mismo) hasta que un día alguien me los recomienda, o me los mandan leer, y oh milagro yo recuerdo que lo tengo, juntando polvo, ácaros y ántrax. Este lo compré un día, usado, junto con dos o tres libros más de Dalmiro Sáenz, pensando que si de chico me gustaba tanto Yo también fui un espermatozoide, seguramente los otros libros también fueran buenos. Dalmiro Sáenz es uno de esos escritores argentinos como Antonio Di Benedetto, famosos en su momento, conocidos, leídos y prestigiosos, y luego olvidados por el público y por el mercado. O como el Turco Asís, que no fue olvidado porque se reconvirtió en comentarista de TV, pero perdió su prestigio y es muy poco leído como escritor de ficción hoy en día. Di Benedetto fue recuperado y reeditado hace un tiempo, y ahora está más en boga por Zama La Película, pero hubieron varios años, dos décadas diría, en que sus libros no se conseguían, ni se lo mencionaba en la historia de la literatura argentina de los '50s. No digo que Sáenz haya escrito ningún Zama, pero sí que merece un rescate. Algo parecido a eso podría estar sucediendo, porque veo que Capital Intelectual reeditó Yo también fui un espermatozoide (LIBRAZO. Empieza así: "Escribir sobre uno mismo es un poco incómodo. Yo por eso generalmente prefiero escribir sobre una mesa."), y porque veo que este libro del que paso a hablar en el punto 2 fue llevado al cine en 2011, pero es evidente que si la película tiene como protagonista a Juanita Viale no cuenta como rescate. (Atención: éste es el trailer pero cuenta toda la película y el final del libro).

2.
Decía que me sugirieron leer este libro. Fue por un laburo de guión que tuve que hacer, me lo pasaron como "refe". Resulta que este libro, que está dividido en capítulos que en realidad son cuentos, va atravesando de uno en otro distintas etapas de la historia argentina (del siglo XIX), desde las invasiones inglesas hasta la República conservadora. El juego está en dos cosas. Por un lado, cada capítulo responde a otro punto de enunciación y a otro formato: cartas, diario, primera persona, tercera persona... Por el otro, de un capítulo/cuento al siguiente hay casi siempre un punto de continuidad en un personaje que se repite de uno en otro, cambiando sus circunstancias de vida, su edad, y su rol en la narración: puede ser protagonista o lateral, no importa. La operación funciona porque los cuentos funcionan, y sobre todo en la trama de Clorindo y su hija se justifica que La patria equivocada se llame a sí misma novela.

3.
A favor de Dalmiro Sáenz: lo guarro que es. Hay sexo, bastante, justificado y diegético, mucho "miembro endurecido asomando del pantalón", mucha "erguida dureza de su miembro"... A Dalmiro le gusta escribir sobre pijas paradas. Hay un capítulo que empieza diciendo: "La otra noche me masturbé por primera vez con la mano izquierda, Marcela". Mu bue. En contra de Dalmiro Sáenz: el lugar de la mujer en la novela es bastante choto, hay un dejo de machismo del sentido común machista argentino que queda aunque me imagino que en su momento Dalmiro habrá aparecido hasta como progresista respecto de sus contemporáneos por lo que las mujeres hacen en su literatura (como las mujeres vengadoras de la muy interesante obra teatral Las boludas). El libro está bien. No me volví loco, pero está bueno. Algunos cuentos mejores que otros. El mejor es el que menos tiene que ver con la trama con continuidad, que es el de los dos curas (el progre y el conservador) que se enfrentan al curandero abortista.

4.
También, y para linkear esta reseña con la de La mano del pintor de María Luque que anda por acá abajo, uno de los personajes de la novela, pero mega ficcionalizado, es Cándido López, el pintor manco de Curupaytí. Ese es el que se masturbó con la mano izquierda, Marcela. En ese cuento en forma de carta cuenta-ficcionaliza cómo perdió la mano. El cuento termina con el propio Mitre, reflexionando sobre el honor y el arte, hablando en francés y en guaraní. A Dalmiro lo histórico no le importa nada, por suerte. Es sanmartiniano en ese sentido: él es libre, lo demás no importa nada.

sábado, 7 de octubre de 2017

Distinta: nueva historieta argentina, compilado por Liniers y Martín Pérez

1.
En este momento en las librerías de esta ciudad se consiguen dos compilados de historietas argentinas: Informe, de la Editorial Municipal de Rosario, y Distinta (dis-tinta), editado por Sudamericana y compilado por el periodista Martín Pérez y el descendiente del virrey, Liniers (me gusta Liniers). De Informe ya hablé en la reseña correspondiente, y aunque el libro es de 2015 yo lo leí en 2017 y por lo tanto, TENGO QUE compararlos. Este me gustó más. Primero que trae más páginas, y por lo tanto más historietas, por el mismo precio. Segundo que si bien de ninguno de los dos libros me gustaron todas las historietas, de este me gustaron porcentualmente más. Y tercero que en Informe hay más historietas que son en realidad partes o capítulos de otras historias más largas, y en este también hay, pero menos, cunde más el autoconclusivo. Están los dos buenísimos eh.

2.
Además, en Informe hay una historieta completa de Ayar Blasco, que es el mejor. Cierra el tomo, y es hermosa, y es una historieta, completa, con cuadritos, y globitos, y todo. Ahora publica tiras en Escribiendo cine, pero él se dedica más a las anhiaciones, y yo preferiría que hiciera más historietas, muchas muchas largas historietas, que saque una novela gráfica, me muero. Soy el psycho fan de Ayar Blasco. En la Fierro (de la que debemos hablar, porque hay mucho de la Fierro acá) Ayar a veces publicaba ilustraciones, o cosas muy cortas. Una vez una ilustración suya acompañaba un cuento de Pedro Lipcovich, y nunca la olvidaré. (Si la encuentro vengo y edito y se las muestro).

3.
Distinta tiene un prólogo y un epílogo en historietas, hechos por Liniers, que también dibujó la tapa y contratapa, además de un retrato de cada autor que aparece en el libro. Y después tiene 33 historietas, de las cuales 7 y no sé si 8 ya había leído en la Fierro y una ya había leído por ser un fragmento de una novela gráfica, también editada por Liniers, que es Fueye de Jorge González (que ahora me doy cuenta, se llama igual que el Jorge Gónzalez de Los Prisioneros). De las 33, 8 son de mujeres (medio bajo el promedio pero bueno). Se repiten en las dos compilaciones sólo lxs siguientes autorxs: Marianoenelmundo, Camila Torre Notari, Pablo Vigo, María Luque. No lo voy a chequear, pero sospecho que esta compilación es más porteña: la otra es súper federal.

4.
Bueno, como ya dije, primer premio para Ayar Blasco. Segundos premios: la de Ariel López V. me encantó; la del Polaco Scalerandi es brillante; las dos con guión de Diego Agrimbau (que supongo que por un error no aparece en la contratapa) no decepcionan; la de Gato Fernández es mega terrible (es sobre abuso sexual infantil, no te la ves venir y es tremendo); la de Delius es muy romántica y hermosa y triste; a Ernán Cirianni lo amo; la de Ezequiel García es mística (me tengo que comprar Creciendo en público); de Frank Vega sólo recuerdo haber visto ilustraciones y su cómic es muy bueno; ¡hay un cómic de María Luque!; el zarpado Juan Sáenz Valiente ilustra un cuento de Hernán Casciari muy bueno; y esos son los que quiero mencionar. A Gustavo Sala lo quiero mencionar negativamente porque me decepcionó mucho que sea tan pajero y no haga algo nuevo para el libro. Snif.


martes, 19 de septiembre de 2017

Heroína, de Gabriela Bejerman

1.
Ahora ya pasó un tiempo largo de que la leí, y lo más curioso es que el cuento que más me quedó en la mollera es el que menos me había gustado en su momento, "¡Oh, por favor, dame la mano!". En este cuento una chica joven se acerca a la residencia de una famosa actriz de cine, en un edificio tipo Puerto Madero, para encontrar a su ídola encerrada, fóbica y divísima. Sin mucho motivo, la actriz la recoge en su seno, las dos mujeres tienen una relación, y después la historia termina. En su momento me había parecido un cuento vacío, sin pies ni cabeza, sin conflicto, un capricho de diálogos y nada más. Ahora, es el que más me acuerdo, y eso significa que es el que más me marcó en algún sentido. Y por otro lado, ahora en este preciso instante me doy cuenta que el cuento puede que sea -es, sin duda- una versión de Las lágrimas amargas de Petra Von Kant, de Fassbinder.

2.
No sé por qué los libros de Mansalva no justifican los párrafos. Se ven así, como este post, ¿por qué?

3.
El otro cuento que venció al tiempo en mi memoria es el último "Esa troncha trenza de cana", un cuento meramente pornográfico donde la protagonista coje con una mujer policía, también sin mucha trama. Muy caliente, cuentazo.

4.
Ahora, repasando el índice, me doy cuenta que es un muy buen libro en general. El tercer cuento me había encantado, "Cuando te quedes sin nafta", autobiográfico, featuring Dani Umpi (por quién me compré este libro, él la recomendó a la Bejerman en un taller al que supe ir). Hay cuentos autobiográficos y otros salidos de la más pura imaginación, me gustaron las dos vertientes. En algunos casos no se entiende muy bien qué nos está contando, qué es lo trascendente de la narración, pero al final está en todos. Y es muy chistoso, el libro. Mega like.

domingo, 17 de septiembre de 2017

Carrie, de Stephen King

1.
En Santiago de Chile, en los puestos de la feria que está junto a la Universidad de Chile, cruzando la Alameda, venden libros truchos. Ediciones piratas de libros que se venden bien. Están los Harry Potter, los de George Martin, pero también los de Pedro Lemebel por ejemplo, y también están todos los de Estebancito Rey. Muy baratos. Lo cierto es que a primera vista parecen originales (además no se me había ocurrido que hubiera puestos enteros de libros truchos en la cara de los pacos, a los que evidentemente no les importa o son parte del negocio), pero cuando los abrís te das cuenta de todo. El problema principal es que la encuadernación es mega berreta, el papel también, y en algunas partes los márgenes son cualquier cosa. En fin, ya me lo había comprado cuando me di cuenta, lo iba a leer igual. Y además estaba a un cuarto del precio del original.

2.
Como es fácilmente comprobable, vengo leyendo a Stephen asiduamente. De hecho, a esta novela la leí pausando la lectura de otro libro suyo mucho más largo, que más tarde también terminé (Tommyknockers). Carrie es la primera novela publicada por King (en 1974), habla mucho de ella en Mientras escribo, y yo tenía muchas ganas de leerla. Ahora lo que quiero es conseguir It, acepto préstamos.

3.
A esta altura del partido de la humanidad occidental, todos debéis saber que Carrie es la venganza macabra del bullying: la chica discriminada que, frente a la ultimate joda en la prom, revienta a todes sus compañerites en un maelstrom de sangre y fuego. Múltiples versiones, citas, parodias, alusiones, y ahora, memes, tienen que, necesariamente, haberles hecho llegar el recado. La película, dirigida por Brian De Palma en 1976, ya es un clásico y sus imágenes seguramente son más famosas que la trama y que la novela (véanse, de nuevo, los memes), y además en 2013 hicieron otra peli más. Yo también ya sabía, yo también ya había visto la película, así que leí la novela como seguramente todos los lectores desde hace décadas, esperando el momento de la masacre en la prom, esperando el momento del fin del bullying, del happy ending de la venganza con el que todes, dejémonos de joder, nos podemos identificar. Carrie es probablemente un éxito por diversos motivos, obvio, pero el de la catarsis personal del lector no ha de ser el menor de ellos. ¿Quién no quiso hacer la de Carrie en el secundario?

4.
El libro tiene un formato particular que no es trasladable al cine: el relato clásico con narrador omnisciente se interrumpe casi en un 50% por supuestos fragmentos de notas periodísticas, investigaciones científicas y memorias de testigos que analizan, en el futuro de la narración, lo que pasó en Chamberlain, Maine alrededor de la figura de Carrieta White y la masacre del baile de fin de curso. El cambio constante de tono le da al libro un trasfondo de ciencia ficción (la búsqueda de explicaciones científicas a los poderes telekineticos de Carrie) que en la película de terror no está. También hay en la novela de King un especial énfasis en el origen fundamentalista católico de Carrie y su personalidad freaky. En Mientras escribo King cuenta que el personaje está basado en una compañera de su secundario, que iba a la escuela con ropa hecha en su casa, y que tenía en su living -en el living de la casa de su madre, en realidad- un crucifijo gigante con un Cristo agonizante terrorífico.

5.
La novela es, mínimo, un gran entretenimiento, pero además tiene un poder de síntesis catártica popular que la vuelve muy recomendable, y muchas imágenes memorables. Si la tienen a mano no lo duden.

jueves, 14 de septiembre de 2017

Juan Raro, de Olaf Stapledon

1.
Es muy linda la ciencia ficción vieja. Juan Raro (Odd John, en su título original) es una novela británica de 1935, o sea de entreguerras y en el país menos dispuesto a entrar en la guerra que ya era obvio en ese año que se venía, Hitler lo estaba gritando a los cuatro vientos y los británicos no se querían dar por enterados. En fin. Decía que es linda la ciencia ficción vieja, pre-televisión, computadoras, drones y tamagotchis. De chico (habré tenido 12 años a lo mucho) supe leer Sirio (1944) de este mismo autor, de esta misma editorial, en un ejemplar que supo ser de mi padre en su propia juventud. O sea un ejemplar con las tapas sueltas, las hojas comprometidas, lo que le pasa a los libros muy leídos y en especial a los libros de Minotauro muy leídos. Sirio se trata de un perro evolucionado, un perro inteligente. Sólo me acuerdo eso, y que se llamaba Sirio por la estrella, que es la más cercana a nuestro sistema solar. Juan Raro también se trata de la evolución, pero como en Más que humano (1953) del norteamericano Theodore Sturgeon, en este caso se trata de la evolución de la humanidad. Yo no sé si estos muchachos habían leído mal a Darwin, o era lo que se entendía en ese entonces, pero la idea científica detrás de todas estas novelas es la del salto evolutivo: un día de pronto nace un individuo de una especie (perro, humano) que tiene capacidades nuevas y que anuncia el destino de sus congéneres. De un día para el otro, nacen humanos un escalón más arriba que los Homo Sapiens Sapiens. Exactamente como los mutantes de los X-Men (Stan Lee y Jack Kirby, 1963). El temita es, claro, que los homo sapiens sapiens son bastante forros con lxs distintxs (no sé si sabían). Así que a los más que humanos, a los juanes raros y a los perros inteligentes siempre se les complica instalarse en su lugar de la evolución. 

2.
Juan Raro está estructurada en forma de biografía y narrada en tercera persona por un testigo, en la tradición británica del genio allà Sherlock Holmes y su escudero menos inteligente allà Dr. Watson. El Watson en cuestión, alterego de Olaf Stapledon, se propone contar la historia de Juan Raro para que su muerte no haya sido en vano, como nos adelanta en la introducción. En cada capítulo Juan va creciendo y conociendo todo lo cognoscible (es un relato muy positivista), y luego, como Jesús, se retira al desierto y vuelve con una misión para salvar a la humanidad. No les voy a contar mucho más pero a la humanidad no le gusta que la salven. La novela es linda, un poco racista -como la época, y más por positivista que por ganas de ser racista, aunque la parte en que encuentran al africano negro y pelirrojo uno se imagina a Olaf teniendo arcadas mientras lo describe- y un poco predecible pero bastante disfrutable. Igual no es lo mejor que se puede encontrar en ciencia ficción vieja. Les dejo un besito.

lunes, 4 de septiembre de 2017

Chamamé, de Leonardo Oyola

1.
El nuevo libro -de 2017- de quien, a pesar de haber escrito y publicado ocho libros antes, ahora será por siempre conocido como el autor de Kryptonita -salvo que escriba algo que se vuelva más conocido que la mencionada- lo tiene todo. Dos criminales psicópatas, sanguinarios y despiadados tipo Cazador, salidos de la tumba, se persiguen por la ruta que conduce a Paraguay, por un botín y una venganza, y a su paso siembran el caos nivel Asesinos por naturaleza. Hay una banda de evangelistas, una familia de brujas, una nena enamorada, rock and roll, referencias cinematográficas, chamamé, sexo, drogas, mucho gore, explosiones. Es un policial, un western, una road movie en novela. Como su mundo es autocontenido está mucho mejor que Kryptonita, cuya gracia residía un 50% en los ecos al mundo DC, que a la mayoría de los lectores se nos escaparon. Tiene mucho ritmo, no se puede parar de leer (la mitad del libro me la bajé en un avión de dos horas) y bueno, eso. No es que te deja grandes reflexiones filosóficas, pero es MUY BUEN ENTRETENIMIENTO. Ahora que la estoy reseñando a cinco meses de haberla leído, me doy cuenta de que la escena que más recuerdo es la que me pareció más falopa y descolgada, la de las brujas que secuestran al Perro (¿o al Pastor?), y que la mayor parte de la trama se me olvidó: no así los climas, el vértigo del ritmo, y lo bien que la pasé. 

2.
Encontré que tiene un problema de estructura: el libro es un flashback, pero por algún motivo me había resultado confuso a mí como lector qué pasa cuándo: si primero fueron a la cárcel, o primero fueron piratas del asfalto... Tuve que releer para darme cuenta y la verdad es que no recuerdo si lo logré. Así que eso es un punto en contra. Le quedan unos 7 aleschonfelds.

lunes, 28 de agosto de 2017

Muchacho, de Mariana Bugallo

1.
Muchacho es el libro que Mariana "Mana" Bugallo se autoeditó parece que en 2015 y en el que reúne sus escritos suyos propios. A decir verdad, cuando lo vi en Brandon -había ido con mis cien amigas lesbianas a ver Boca de Buzón, espectáculo que la antedicha comparte con Paula Maffia, muy recomendable BTW- pensé que sería una novela, no sé por qué, y por eso lo compré, y resultó que no, que era una compilación de sus textos-poemas-cuentos-monólogos, y que sólo algunos no los había escuchado nunca, pero estuvo bien de todos modos, mi adquisición. Los que, como yo, fuimos varias -muchas- veces al extinto Sucede, y algunas al pronto extinto Pacha, a los escritos los conocemos. Hay alguno que hasta me lo sé de memoria ya, te diría, pero no por eso me dejan de gustar (los hits "Un comentario de mi tía Gladys me hizo subir la pepa" y "En Brasil, en el uno a uno, conocí el mar"). Tiene talento, Mana Bugallo, para escribir. El libro es pequeño (unas breves 58 páginas), e incluye un prólogo de Susy Shock y otro de Fernando Bogado. Es lindo, es gracioso. Muy bien me lo he sabido pasar.

jueves, 24 de agosto de 2017

Los Pichiciegos, de Rodolfo Enrique Fogwill

1.
En mi relevamiento de antecedentes de oposición a la existencia del Servicio Militar Obligatorio (véanse las reseñas de La colimba y Bajo bandera), también leí este clásico argentino, que tenía apoliyándose en la biblioteca años ha. Lo bien que hice. En leerlo. No tanto para la causa de la investigación: Los Pichiciegos es un libro sobre/contra Malvinas (la guerra de), y por lo tanto contra la colimba de forma indirecta (en la crítica al hecho de que los que tuvieron que pasar por esa experiencia tuvieran 18 años), pero más que nada es una crítica a lo absurdo de esa guerra, a lo desparejo, no a la existencia del SMO en sí mismo. Digo lo bien que hice porque es un librazo.

2.
Es la primera vez que reseño a Fogwill, aunque en realidad lo vengo leyendo hace años en sus cuentos completas, que como nunca terminé (porque los cuentos son todos largos, tipo nouvelles y entonces no me dan ganas de empezar uno nuevo cuando termino el anterior) no reseñé aún. El problema con ese libro y este blog es que lo leo hace años, y entonces ya no recuerdo ninguno de los que leí cuando lo empecé y entonces no sé cómo lo voy a reseñar cuando lo reseñe. Tendría que leerlo todo de nuevo pero de un saque. Me pasa lo mismo con un libro de Cuentos Completos de Laiseca que tengo, sólo que en ese caso lo que hice fue reseñar por libro de cuentos. QUÉ LES IMPORTA, ¿NO? Y bueno, no sé, traten de sacar algo que les aproveche de este autorreferencial párrafo 2.

3.
Guerra de Malvinas, 1982. Un grupo de oficiales de bajo rango descubre una cueva en la isla y decide desertar del Ejército, junto a un grupo de tagarnas (colimbas, civilachos, etc.), vivir en la cueva, salir lo menos posible para comerciar con los ingleses provisiones y otras cosas, y aguantar hasta que termine el conflicto. Se llaman a sí mismos los Pichis, los Pichiciegos. Esa es la premisa de la novela, el punto de equilibrio del que salimos, in media res. La historia discurre por carriles varios, a partir de esa premisa ligeramente dislocada del realismo. Historias personales de varios de los pichis, anécdotas de los pichis, conversaciones, conflictos cotidianos de gente que vive escondida y en una cueva y en una guerra, con miedo de los gurkas y de los milicos argentinos. Gente que deja el tiempo pasar a lo Zama mientras vuelan aviones de guerra por el cielo. Tiene algo de Zama la novela, ahora que lo pienso. Definitivamente. El tiempo continuo e igual a sí mismo de la espera y la guerra se detiene diría que sólo una vez, al final de la novela (tremendo, escalofriante final).

4.
Se dice que Fogwill escribió Los Pichiciegos con un gramo de cocaína. No me acuerdo dónde lo leí, creo que en un ensayo de Casas. No podemos confirmarlo, aunque es un buen fact para tirar en una conversación, que se combina con el de que al cierre de la novela rubrica Fogwill: "11-17 de junio de 1982". O sea, la escribió en una semana, mientras la guerra terminaba (el cese de hostilidades se acordó el 14 de junio de ese año). Le da mucha mística, aunque la verdad es que no la necesita. Lean Los Pichiciegos, no se van a arrepentir.

jueves, 17 de agosto de 2017

Mientras escribo, de Stephen King

1.
Creo que mi sección favorita de este borgspot es autoayuda para intelectuales. Este libro entra claramente en la categoría. Lo leí prestado así que no lo subrayé, pero el tono consejeril y motivacional del bueno de Estebancito Rey nos ofrece maravillas como estas (no estoy siendo irónico): 
-Escribir una historia es contársela uno mismo -dijo él-. Cuando reescribes, lo principal es quitar todo lo que no sea la historia.
-Escribir es mágico: es, en la misma medida que cualquier otra arte de creación, el agua de la vida. El agua es gratis. Conque bebe. Bebe y sacia tu sed. 
Y así muchas más. 

2.
El libro en realidad se llama On Writing, mucho más adecuado que su título en español, es de 2000, y consta de tres partes principales (y de muchos prólogos y epílogos). Tiene una primera parte bastante larga en la que cuenta su vida, "cómo se hizo escritor", y en la que analiza algunos de sus libros a la luz de lo que le estaba pasando en la vida cuando los escribía: básicamente, tuvo unas décadas en las que fue alcohólico, y después también cocainómano, y Misery, Tommyknockers y algunos más se tratarían de eso, de la adicción. La cocaína como una enfermera psicópata, la cocaína como unos aliens fantasmas que poseen a las personas de un pueblo. Tommyknockers lo vengo leyendo hace meses, interrumpido, voy 300 páginas y me falta mucho más de la mitad del libro, pero algún día sooner or later se los comento en esta misma url. Después tiene una segunda parte, muy interesante, que se llama "Caja de herramientas" y ofrece una serie de consejos sobre cómo escribir (literatura). Consejos del tipo no uses adverbios, o "la primera versión se escribe a puertas cerradas, la segunda a puertas abiertas" (ese lo repite hasta el hartazgo), o no busques el simbolismo porque sólo es bueno cuando aparece solo (vale remarcarlo en la reescritura: este consejo me gustó). 

martes, 15 de agosto de 2017

La colimba, selección de Guillermo Saccomanno

1.
Sorprendentemente, el tema de la colimba (o sea, el servicio militar obligatorio, de ahora en más SMO, en la Argentina) ha sido muy poco tratado como tal por el arte en general. Hablo mucho sobre esto en la reseña de Bajo bandera, que está acá más abajo. Como digo ahí, la novela Bajo bandera de Guillermo Saccomanno es el primer artefacto cultural en contra de la existencia del SMO que pude encontrar en un relevamiento que estoy haciendo con fines de terminar una carrera universitaria y así no pagar nunca más ingresos brutos. Este libro que aquí reseñamos, es el segundo, entonces. Salió en 1992, dos años antes del Caso Carrasco. Dice Saccomanno en la introducción: 
La colimba es vasallaje y degradación en nombre de la defensa de nobles valores. Para defenderlos es preciso aprender a matar. Sin embargo la Biblia dice No matarás, y de este argumento se agarran en la actualidad los objetores de conciencia para oponerse al servicio. Pero la objeción de conciencia no es el único cuestionamiento que puede plantearse al servicio militar (...) Mientras apuro esta introducción, tengo junto a la máquina de escribir varios recortes periodísticos de los últimos meses. Me limito a transcribir uno: A minutos de la ceremonia de la baja, un conscripto cordobés recibió un balazo de un teniente que quiso hacerse el bromista pensando que su arma estaba descargada. El joven con el estómago perforado, sufre parálisis.
Lo de la objeción de conciencia viene a cuento de que la única organización que existía en contra del SMO, o sea el FOSMO (Frente de Oposición al Servicio Militar Obligatorio, creado después de Malvinas) no pedía la eliminación de la colimba sino que los evangelistas y otros religiosos pacifistas pudieran aducir motivos religiosos para no tener que hacerla. Me interesa sobremanera -y me llama poderosamente la atención- que la voz de Saccomanno pareciera ser la única que venía a plantear que la colimba no tenía ningún lado bueno.

2.
Por esta introducción es que el libro La colimba parece aún más que Bajo bandera un artefacto cultural con un objetivo político. Los cuentos ya existían, no todos hablan del todo de los males de la colimba aunque sí los tocan por algún costado, pero el hecho de reunirlos y anteponerles una introducción de esa calaña es un gesto político indiscutible. Ahora hablemos de los cuentos.

3.
No están todos buenos. Pero algunos sí. Vamos uno por uno: 
- "Entre delatores", de David Viñas, 1963. Es un diálogo entre un oficial y su mujer, en el barrio de oficiales de un cuartel. Tiene un giro inesperado al final. Ta.
- "Uñas contra el acero del mauser", de Miguel Briantes, 1964. No había leído nada de él. Entra el tema de la humillación en la colimba a pleno: un oficial obliga a un conscripto a arrastrarse por el piso del comedor, mientras los demás soldados lo garzean. El tiempo dramático es minucioso. Buen cuento.
- "Los muertos de Piedra Negra", de Abelardo Castillo, 1992. Es sobre unos colimbas que se sublevan en un levantamiento peronista fallido (¿el de Valle, presumo?). Un torro.
- "Denle la palabra", de Andrés Rivera, 1982. Una carilla, media incluso. Excelente. Encuéntrenlo y léanlo. 
- "Generalmente, en septiembre", de un tal Bernardo Jobson que nunca había sentido nombrar, sin fecha. Buenísimo. Un grupo de conscriptos que están pasando días en el calabozo por diversos motivos, trata de entender qué pasa afuera, porque el cuartel está descontrolado. Seguramente es un levantamiento militar. Super Like.
- "Los estampidos", de Álvaro Abós, 1965. Tampoco lo conocía a este. Otro de conscriptos en calabozos. Medio pelo.
- "La invasión", de Ricardo Piglia, 1967. Tercero con conscriptos en calabozos. Este tiene putos, bien ahí Piglia viejo y peludo nomás.
- "La madre del soldado", de Marcelo Cohen, 1981. No lo había leído a este tampoco. El mejor del libro. Espectacular. Un conscripto, un sargento y un teniente llevan el cadáver de un colimba a la casa de sus padres, donde lo van a velar. Los diálogos, las imágenes, la dosificación de la información, todo magistral. Amé.
- "Toda una tarde de la mano, al costado de la vía", de Sylvia Iparraguirre, 1988. El segundo que más me gustó, y tampoco la había leído nunca a ella. Una chica que viaja sola en tren conoce a un conscripto, que está volviendo al cuartel después de un franco. El punto de vista es el de ella. Casi todo el cuento está montado en un diálogo. Es muy lindo.
- "Historia tonta", de Antonio Dal Masetto, 1989, muy corto, está muy bien. Empieza así: "Tres son los protagonistas de esta historia: un sargento del ejército, un soldado, una bala de FAL".
- "La soberanía nacional", de Rodrigo Fresán, 1991. Está en el libro Historia argentina, que por lo que veo no me había gustado nada pero ya no lo recuerdo. El cuento sí me gustó, está muy en el orden del joven Fresán que escribía bien pero además tenía buenas ideas. Trata de Malvinas.
- "Memorandum Almazan", de Juan Forn, 1991. Otro de Malvinas. Está en Nadar de noche, que todavía no leí. Brillante, el cuento.

Y ya está. El libro lo conseguí por Mercado Libre. No debe ser muy fácil de encontrar de otro modo. El balance es positivo, si lo ven.

viernes, 14 de julio de 2017

La burbuja de Bertold, de Diego Agrimbau y Gabriel Ippóliti

1.
Diego Agrimbau es -creo- mi guionista de historietas argentino contemporáneo (o sea vivo) favorito del momento. 

2.
Entro a googlear a Diego Agrimbau y veo que en su página (que es un blog, ¡vive la resistance!) están para descargar sus historietas más antiguas (las que tienen vencido el contrato), es decir El asco (excepcional, la leí hace mucho tiempo no recuerdo en qué formato, creo de hecho que en internet, y después la conseguí a precio de saldo en la bendita calle Corrientes), El muertero Zabaletta y El campito. No había leído El campito. Me cuelgo leyendo El campito. Excelente El campito, amé.

3.
La hago corta. Diego Agrimbau es un señor que de un tiempo a esta parte ha hecho una considerable carrera como guionista de historietas, produciendo y ganando premios en el mercado franco-belga. Muchas de sus obras nacen hoy como libros en francés, y sólo después una editorial de acá (que viene siendo Historieteca) las edita traducidas en edición argentina. La burbuja de Bertold es el libro con el que empezó a pegarla en Francia: cuenta al final de esta edición, en un apartado que se llama "Historia de un viaje", que gracias a la ayuda de Carlos Trillo (mi guionista de historietas argentino ya no contemporáneo favorito) Agrimbau e Ippóliti mandaron los bocetos de esta historieta a una serie de editores franceses y lograron dar el salto continental. 

4.
En un futuro distópico, en la Patagonia, la justicia castiga a los delincuentes con amputaciones, y a mayor el delito, mayor la amputación. Dos productores teatrales recorren la Plaza Feerica en busca de un "tronco" que pueda formar parte de su teatro de marionetas humanas, y conocen a Bertold, un actor sin extremidades pero con el carisma de dios. Y después, rise and fall, en proporciones épicas. La tapa de la edición argentina me parece horrible, pero la historieta es buenísima. Tiene una secuela que se llama El Gran Lienzo, algún día la leeré. Todos los libros de Historieteca son considerablemente accesibles, y si los compran en la Feria de Editores como hice yo, son absurdamente baratos.


jueves, 13 de julio de 2017

Bajo bandera, de Guillermo Saccomanno

1.
Qué increíble libro increíble no lo puedo creer. No entiendo cómo este libro pasó a mesa de saldos, no se reeditó, nunca nadie me lo recomendó. Me lo compré usado, con el lomo con un poco de cinta scotch, en Parque Patricios por 10 pesos del corriente año. Llegué a él porque estoy haciendo una investigación en torno al Servicio Militar Obligatorio, tema del que por cierto hay muy poco escrito, o muy poco circulando hoy en día. Guillermo Saccomanno publicó este libro en el año 1990, o 1991, hablando más o menos ficcionalizadamente de su experiencia como conscripto, o sea colimba, en un cuartel en la Patagonia en el año 1969, año del Cordobazo, plena dictadura militar de Juan Carlos Onganía. Un cuartel a no tantos kilómetros de otro en Zapala, Neuquen, en el que en marzo de 1994 el soldado conscripto Omar Carrasco fue cagado a palos gratis por su inmediato superior y dejado en agonía una semana en un deposito de ropa, hasta que murió.

2.
Bajo bandera es una novela, pero como dice una nota del autor fechada en octubre del '90 al comienzo del libro, fue primero concebida como colección de cuentos, y también puede ser entendida como una crónica. Cada capítulo o cuento narra una historia autoconclusiva en torno a un personaje, sea oficial, zumbo (suboficial) o colimba (tagarna, conscripto, soldado, civilacho), y su triste destino en este cuartel del sur. Con un narrador basado en el propio Saccomanno, que a veces es protagonista y a veces testigo de la historia de otro, que a veces habla desde el presente de la narración y a veces recuerda desde un lejano 1990, la hilación entre los episodios está en la reaparición de algunos personajes, en una cierta progresión temporal que se percibe en el crecimiento del personaje del narrador, y más precariamente en algunos párrafos que nos recuerdan situaciones de capítulos pasados, y digo más precariamente porque parecen y seguramente hayan sido puestas en una instancia de edición, para volver novela lo que podía perfectamente haber permanecido como colección de cuentos. Digo así porque hay una maestría en cada cuento, una concepción tan perfecta de lo que debe ser un cuento en cada cuento, que luego pensar que mejor sea una novela me pareció un despropósito. Pero bueno, nada grave. Y además hay un motivo que lo justifica, que es el capítulo final, más bien un epílogo (se llama "Civiles"), que apuesto mi birrete inexistente a que fue escrito último y este sí pensando en que todo era una cosa sola. 

3.
Es asombroso, pero por el momento me parece que Saccomanno, y recién a comienzos de los '90, fue el primero en gestar una verdadera oposición desde el arte a la existencia del Servicio Militar Obligatorio (desde ahora, SMO). Si bien Los pichiciegos de Fogwill también puede ser entendida como oposición al SMO, y ya les diré por qué cuando la termine de leer y la reseñe, todos sabemos que es más bien una novela sobre Malvinas, y Malvinas es un tema aparte, mucho más profusamente tratado desde todas las artes que el tema de la colimba (el SMO) a secas. Y antes de eso, ¿qué había? ¿Cómo se problematizaba la existencia de la colimba antes de los '90? No se la problematizaba. Vengo investigando el tema, como les contaba, y por ahora lo que vengo concluyendo es que si bien hubieron esporádicas oleadas de indignación cuando morían muchos conscriptos juntos (antes de Malvinas murieron conscriptos en el enfrentamiento entre azules y colorados, en el levantamiento de Valle y en algunos episodios más, como el Operativo Independencia), los conscriptos muertos "de a uno" en cumplimiento del SMO, que venían muriendo desde siempre en situaciones como la del soldado Carrasco -por accidentes en las prácticas, por abuso de autoridad, por sadismo puro de sus superiores, por negligencia...-, fueron leídos hasta los '80s como "cosas que pasan", y no recibieron un trato especial desde la cultura. Y lo más importante, ni los conscriptos muertos en lote ni los conscriptos muertos sueltos generaron en la sociedad la condena del SMO en sí, hasta Malvinas. Se hablaba de que la colimba tenía que ser más humanitaria, más digna, más profesional, más corta, más útil, pero no se hablaba de que no tenía que existir. El sentido común indicaba que la colimba SÍ tenía que existir, pero estaba mal planteada. Me asombra. Y volviendo a Saccomanno, un fragmento de este libro:
Se habían reunido durante veinte años. Y en cada encuentro se habían fijado que cuando tuvieran cuarenta visitarían el cuartel.
Y aquí estaban, estrechando la mano de la Conchuda Nabeiro, acompañándolo exultantes hasta la Plana Mayor, saludando al teniente coronel, mirando y señalando a los costados con ojos vivaces, recorriendo las cuadras, las muleras, la pista de combate.
El teniente coronel nos hizo formar ante ellos y nos espetó un discuro:
- La vista de estos soldados, como se proclaman orgullosos, no solamente demuestra la utilidad del servicio militar sino también la huella imborrable que ésta deja en el alma de los hombres que aman a su Patria y celebran el sacrificio y las enseñanzas de la vida militar, más pródiga en inclemencias que la vida civil. La visita de estos soldados prueba que los hombres de armas tampoco yerran al interpretar lo que el país pide: orden, disciplina, seguridad. Y estos factores constituyentes de la vida militar se graban en el pensamiento de quienes, en su juventud, descubren que con ser hombres no basta, sino también hay que demostrarlo. Y como ejemplo cabal de lo que digo, aquí están estos doce jóvenes de cuarenta que dejaron atrás sus compromisos con la familia y la civilidad para recordar y revivir los momentos viriles en que aprendieron a defender la Patria.
- ¿Quiénes se creen? -murmuró el Topo -¿Los doce del patíbulo?
Nos dio rabia pensar que cada uno de nosotros, con los años, contaría sus historias del cuartel como los tramos de una épica personal y excluyente que magnificaría con el deshojamiento de los almanaques. Cada uno contaría sus historias con embriaguez, exaltado, sobrando al auditorio, reinstalándose frente a sus defecciones cotidianas en una dimensión heroica. Quizá también algún día contrataríamos un micro para hacer una excursión al pasado, a este cuartelito que, mirado desde una ventanilla, era más insignificante de lo que uno podía recordar y pensaríamos, como esos doce tipos, en el tiempo ido, melancólicos, con nuestras barrigas, nuestras canas y nuestras calvicies.
-La verdadera colimba es el matrimonio, pibe- dijo uno.
Y otro:
-La verdadera colimba es el laburo.
Y otro más:
-La verdadera es todo lo que pasa después.
Y quizá también, algún día, olvidaríamos que alguna vez, precisamente en ese año, habíamos prometido:
-El día que tenga un hijo voy a hacer todo lo posible para salvarlo de la colimba.
4.
Bajo bandera es cronológicamente el primer artefacto cultural de oposición a la colimba que encuentro hasta ahora. Cuando unos años después, en abril de 1994, el asesinato del soldado Carrasco puso por fin el tema de la colimba en el eje de la discusión pública y por fin aparecieron voces pidiendo que no exista más (ver aclaración acá abajito), el libro se reeditó con publicidad en los diarios, lo que habla del oportunismo de editorial Planeta pero también de la importancia de este libro como discurso. Otro dato para mi loa a Saccomanno (vieron que más arriba dije que fue el primero en gestar una verdadera oposición desde el arte a la existencia del SMO) es que en 1992 coordinó, seleccionó y prologó una compilación de cuentos que se llama La colimba: corre, limpia, barre, editado por el Instituto Movilizador de Fondos Cooperativos, con cuentos de David Viñas, Briante, Castillo, Rivera, etcéteras, pero de ese libro hablaré en su propio post (lo estoy leyendo). Y otro dato es que Saccomanno fue invitado a hablar en el programa de Mirtha sobre el tema colimba en esa época: necesito conseguir ese tape.

ACLARACIÓN: ya existían antes del '94, y bastantes, voces que pedían que se pueda ser objetor de conciencia, que se pueda reemplazar el SMO por servicio social, entre otras cosas, incluso había un Frente de Oposición al Servicio Militar Obligatorio, creado post Malvinas a partir de la APDH, que pedía esto, y a lo largo de los ochentas hubieron 32 proyectos de ley para reformar el SMO, pero no para eliminarlo.

5.
Anteúltimo ítem. En 1997 sale una película de Bajo bandera, dirigida por Juan José Jusid (director de amplio espectro, así como te dirige Tute cabrero, Asesinato en el Senado de la Nación o Bajo bandera, también te dirige Esa maldita costilla o Mi papá es un ídolo) y guionada por el propio Guillermo Saccomanno. La película mezcla los acontecimientos reales del Caso Carrasco con algunos de los cuentos del libro, que aparecen ahora como tramas y subtramas, todo adobado por las necesidades dramáticas de una película de los '90s (sobre todo me sobran el protagonista milico bueno y el interés romático del susodicho milico bueno). La película es más bien mala, pero tiene un acierto importante: la crueldad y el abuso -incluido el sexual- están plenamente retratados. Lo peor es que al final -spoiler alert- el soldado Ponce (sosías de Carrasco) es asesinado porque vio algo que no debía, y a manos de sus colegas colimbas, y no, como en el caso real, porque sí, por lisa y llana crueldad de sus superiores. Acá está la película. Lo mejor son los comentarios de los usuarios de YouTube.

6.
POR ÚLTIMO: Al margen del tema de la novela -o de los cuentos-, lo que hace increíble al libro es la maestría como escritor de Guillermo Saccomanno: el timming, las estructuras dramáticas, los climas, las voces de los personajes, del narrador. Muchos de los cuentos me dieron escalofríos de lo bien resueltos que están. Me lo tragué, al libro. Brillante. Lo llevo al podio de 2017 junto con El corazón es un cazador solitario de mi amiga Carson.

sábado, 8 de julio de 2017

Informe: historieta argentina del siglo XXI, editado por José Sainz

1.
Me lo compré en la Feria de Editores a un precio regalado, no recuerdo cuánto pero como si te dijera 200 pesos. Es un libro que salió en 2015, compilado por el rosarino José Sainz para la Editorial Municipal de Rosario, que tiene 20 historietas o fragmentos de historietas o capítulos de historietas de autorxs que son a la vez dibujantes y guionistas (qué loco que esas dos palabras sean unisex, no lo había pensado) y que habitan todo el territorio nacional (quiero decir que la selección es muy federal). Nueve (9) son mujeres -muy buen promedio-. A muchxs no lxs conocía, y creo que la intención de Sainz pasa un poco por presentar autorxs no tan conocidos o conocidos en alguna zona, a nuevos públicos. Por ejemplo, amé la historieta de la chaqueña Lucía Brutta. También amé el capítulo de la historieta cordobesa de Pablo Guaymasi (sobre un alien que cae en una villa cordobesa y se adapta a la movida cuartetera), pero hubiera preferido que me dieran algo autoconclusivo y no me dejaran con la chele de esa manera. Lo de Lucía Brutta también es el primer capítulo de algo, pero se lo puede leer en internet (Un millón de bandas malas, se llama), y acabo de ver que además salió en libro (me lo compraré) (cuando tenga dinero) (denme dinero).  

2.
Muy grossa me parece la inclusión de effýmia, persona trans que falleció hace pocos años muy joven y con mucha y diversa obra.

3.
La historieta de María Luque es muy bella como nos tiene acostumbradxs, y no estoy seguro pero creo que o es un germen de o forma parte de su nuevo libro, Casa transparente. Muy buena me pareció también la versión lisérgica de Tintín de una tal Sofía Gómez, a quien no conocía y que me llama la atención lo parecido de su estilo al de Ariel López V. (pero más redondeado). La mejor creo que es la de Javier Velasco, que me dio piel de gallina fuerte. Esta bueno también el grado de representación que tiene la escuadra Galería Editorial en el libro (Velasco, Pablo Boffelli alias Feli Punch, Andrés Alberto).

4.
Hay una historieta que me pareció malísima, y le baja el promedio a un por otro lado hermoso libro: las de Natalia Lombardo (los dibujos están buenos, horrible el guión, muy malo). Pero todo lo demás está o bien o excelente. He dicho.


sábado, 1 de julio de 2017

La mano del pintor, de María Luque

1.
María Luque es una ilustradora y autora argentina, nacida en Rosario y residente en Buenos Aires, que la viene rompiendo en el universo. Pueden ver muchas cosas que hace en su página, que es acá. La mano del pintor es su primera novela gráfica, editada por Sigilo en 2017. Ahora ya salió otra, que se llama Casa transparente, por la que ganó el Premio Novela Gráfica Ciudades Iberoamericanas y que se la editó Sexto Piso de España. La viene rompiendo, como les digo. Su trabajo aparece tanto en el libro Informe: historieta argentina del siglo XXI, como en Distinta: nueva historieta argentina, ambas antologías reseñadas en este mismo blog más arriba más arriba (la de Distinta, próximamente).


2.
Con su trazo alguno diría que naïf, La mano del pintor cuenta la historia de Cándido López, el pintor manco de la Guerra del Paraguay sobre el que se hicieron ya varios trabajos en cine y TV y literatura (muy buena la película Cándido López - Los campos de batalla, del capo de José Luis García) pero sobre el que hasta ahora no se había hecho ninguno en cómic. La historia está enmarcada: la propia María (representada ahí en la tapa como la veis) conoce al fantasma de Cándido por una coincidencia familiar, y a través del encuentro conoce la historia de su vida. Tenemos dos tiempos de la narración: el presente de la enunciación, en el que María y Cándido pasean o van al chino, y el pasado evocado de la vida de Cándido, su participación como soldado y pintor en la Guerra de la Triple Alianza, la pérdida de su mano, el aprendizaje para poder pintar con la otra los cuadros que había bocetado en la guerra y que hoy cuelgan de las paredes del Museo Nacional de Bellas Artes. Aludía yo al trazo naïf, porque el relato de la guerra no lo es para nada: con ese mismo trazo vemos páginas repletas de soldados convalecientes, o de cadáveres descuartizados, decapitados, humeantes. Gore con marcadores y lápices de colores. 

3.
Un tiempo después de leer este libro pero un tiempo antes de estar yo ahora en este momento escribiendo esta reseña (y bastante antes de que ustedes la estén leyendo, todxs ustedes) leí La patria equivocada (1991), de Dalmiro Sáenz, cuya reseña también encontrarán aquí arribita (próximamente). La coincidencia hace que en la novela histórica ésta también aparezca Cándido López. Bastante, más que bastante totalmente distinto al de María Luque. El de Dalmiro Sáenz es una especie de Cándido-Batman gaucho, rarísimo, pero bueno, cada artista hace de su culo una flor.

Chimiboga, el fotolog, el libro, de Ayar Blasco

1.
Ayar Blasco, ese héroe. Nacido en Argentina, criado en Ecuador, habla gracioso y hace dibujitos y haniaciones. Soy su fan. Una vez en un programa de radio le pasaron un audio de wasap mío en el que yo hacía al Ratón Disney y dijo que yo lo hacía mejor que él. Es tan humilde. Lo amo. Si no saben de quién hablo, probablemente sí conozcan dos cosas que hizo y que tuvieron considerable difusión a comienzos de los 2000, porque salían por Much Music: El niño malcriado y Mercano el marciano. Tal vez El niño malcriado no salía en Much Music pero Mercano sí. La película de Mercano la alquilé en el Blockbuster y la vi muchas veces y con mis hermanos nos gustaba hablar como el nene y decir "¿Nonde está Mercano?" con voz de boludo. Después terminó la era Mercano y Ayar se puso a hacer animaciones en su página Chimiboga, y a hacer dibujitos en su fotolog Chimiboga, o tal vez primero tuvo el fotolog, o tal vez el fotolog era en paralelo con lo otro, no sé la verdad no soy el biografo de Ayar aunque sé muchas cosas sobre él y tengo su autógrafo en la primera página de su libro que se llama Chimiboga, el fotolog, el libro porque es un libro que compila nada más y nada menos que entradas del fotolog que se llamaba Chimiboga, en el que Ayar subía dibujos con épigrafes.

2.
El libro funciona como el Talmud: está el dibujo, está el epígrafe original que comentaba el dibujo en la entrada de fotolog, y está el comentario actual (2017) al epígrafe de la publicación original. No encuentro en Internet ninguna página del libro para mostrarles, pero esta es la tapa:


Está muy bueno y se puede comprar acá.

3.
También hizo una película postapocalíptica increíble que se llama El sol. Véanla.

sábado, 17 de junio de 2017

Jajaja, de Inés Acevedo

1.
La otra escritora argentina en voga últimamente (porque LA escritora argentina en voga es la Mariana Enriquez) es ésta, Inés Acevedo. En la contratapa, entre varias opiniones, se destaca la de Hebe Uhart: "Esta chica escribe bien". Esa es la opinión de la Uhart.

2.
Jajaja es un libro de cuentos. Más exactamente, es un libro que compila todos los cuentos que existen de Inés Acevedo hasta ahora (o todos los que ella quiso publicar, claro). Los cuentos son veintitrés y fueron escritos entre sus quince años y sus actuales treinta y cuatro (según mis cálculos), lo que nos da un amplio margen etario, de estilo, de oficio. Un dato interesante para leerlos es que al término de cada uno se indica la fecha del mismo, con lo que podemos jugar a adivinar si son cuentos de quinceañera, de dieciochoañera, de veinteañera, etc. Mis favoritos fueron por lejos los tres primeros ("Nadie quiere a los extraterrestres", "La mancha de Grippo" y "Días de Banchero"), que son a su vez los más nuevos, los únicos de 2016, tal vez escritos especialmente para este libro. En esta muy interesante entrevista Inés cuenta cosas sobre Jajaja que son muy buenas claves de lectura. Una es la idea de lo autobiográfico versus lo demás: para ella lo autobiográfico no es copia de nada, mientras que lo demás siempre lo es. Están esos dos registros muy fuertes en los cuentos del libro (yo preferí todos los que parecían autobiográficos, o los que tenían una voz de mujer joven, por sobre los demás -porque también hay cuentos protagonizados por niños, por hombres, por perros, por una coreana, por una científica del futuro, et. al.). Otra es esta, y cito: 
Hay algo oral muy fuerte, sí. Es como dice Piglia, todo el tiempo estamos contando cuentos, todo el tiempo son marcos para contar una historia. Un marco posible es que algo gracioso te pasó, es uno de los más universales y necesarios. Jajaja tiene que ver con eso. Siempre tenés que tener una excusa para contar, ¿por qué contarías algo? Justamente la persona a la que le contás es la excusa, entonces los cuentos están direccionados. No digo que hay que escribirle a un lector, pero sí imaginar por qué estarías contando esa historia y a quién. Si no está eso, es como que la voz se pierde. Las ganas de contar tienen que ver con querer comunicarte con el mundo, no con escribir algo lindo. No es la escritura, siempre estás con el mundo, conversando.

martes, 6 de junio de 2017

13,99 euros, de Frédéric Beigbeder

1.
El libro del amigo de Houellebecq se llama como su precio y se trata de un publicista, basado en el propio amigo de Houellebecq, en el mundo de la publicidad, en personajes reales del mundo de la publicidad y en publicidades reales. Como dicen todas las otras reseñas, la contratapa del libro y cualquier hijo de vecino, el estilo del amigo de Houellebecq es muy parecido al de su mencionado amigo Houellebecq, y también al de Bret Easton Ellis, en especial al de American Psycho y al de ese otro libro del que sólo leí el principio (Glamourama) que por algún motivo del destino encontré por cinco pesos ($5) entre los saldos polvorientos de la librería El Arca, subiendo una precaria escalera de caracol enfrente de la Facultad de Filosofía y Letras (en ese entonces; hoy está en la esquina). Es menos oscuro que ambos, igual. Este libro es su primer libro (del amigo de Houellebecq estoy hablando), y salió en Francia en el año 2000 bajo el título de 99 francos

2.
En el libro, el publicista Octave Parango está escribiendo un libro (este libro) como forma de denunciar el mundo de la publicidad en el que se encuentra inmerso y del que no se puede ir. Intenta que lo echen, al escibir el libro. Parece ser que el propio amigo de Houellebecq pasó por una historia similar y de ahí el propio libro. Todo muy autobiográfico y todo muy metatextual.

3.
El libro está muy bueno, tiene sus partes mejores y peores, sin bajar demasiado bajo, y por lo general tiende a levantar el promedio gracias a las partes más metatextuales, como las tandas publicitarias entre capítulos, que están escritas como si fueran tratamientos de guión de publicidades ficticias, las citas textuales y el resto de los para-paratextos. Me resultó muy paki, por otro lado, como Bukowski pero sin serlo, eso le baja el promedio en general. 

4.
Cuántas veces escribí Houellebecq. Cuantas letras tiene Houellebecq. Cuántas letras se utilizaron en la escritura de la palabra Houellebecq en esta reseña. Juro que nunca hice copipaste y siempre tipié desde cero la palabra Houellebecq. Como premio y como castigo por mi comportamiento.

viernes, 26 de mayo de 2017

Éste es el mar, de Mariana Enriquez

1.
Acabo de terminar de ver la primera temporada de American Gods, serie producida por y basada en la novela homónima de Neil Gaiman, y ahora entiendo a qué se referían todos (la propia Enriquez, mi amigo Eze que me prestó este libro, y el resto del mundo) cuando decían que Éste es el mar estaba inspirada en el mundo de, o bien citando explicitamente a Neil Gaiman, crack entre los cracks, autor de Sandman, showman, role model, etcétera. Al igual que en American Gods, en Éste es el mar hay una comunidad de seres sobrenaturales (o preternaturales, como diría Santo Tomás de Aquino), en este caso las Luminosas, que son supervivientes de un pasado anterior a la era de la Razón, y que necesitan de la devoción de los mortales para seguir existiendo. Éste es el mar se centra en Helena, una Luminosa recién salida del Enjambre. Helena necesita convertir a un hombre en un ídolo, en una Estrella, y luego en una ofrenda sacrificial, para que el muerto se vuelva Leyenda y ella pueda permanecer entre las Luminosas y no desaparecer. Desde que dejó el Enjambre y ganó una individualidad, vive en la Casa (las mayúsculas todas de la autora) con las creadoras de los mitos Jim Morrison, Kurt Cobain, Sid Vicious, Elliot Smith, Lennon, Janis Joplin, aprendiendo las estrategias y las precauciones que tiene que tomar para cumplir con su misión. Hasta que un día está lista. 
Después de la Ceremonia Escarlata, Vashti y Violeta coincidieron en que Helena ya estaba lista para reunirse con James. La despidieron en la terraza y, cuando Helena bajó las escaleras hasta el mar, se encontró con un camino en la arena y un edificio y una oficina donde fue contratada como la nueva asistente personal de James.
Y eso fue todo. No hubo preguntas. Su presencia resultó tan normal como el paso del día a la noche.
2.
En la entrevista que ya linkeamos (linkeamos todos) más arriba, Mariana cuenta que Éste es el mar empezó siendo un cuento de Las cosas que perdimos en el fuego, pero no dejaba de crecer y así terminó por ser esta nouvelle de 125 páginas y letra considerable que se lee súper rápido (una vez que se entra en clima, que no es de toque). Hay otra cosa además de la extensión que la diferencia de los cuentos de Las cosas que perdimos, y es la locación: mientras todos los cuentos de su libro anterior transcurren en el suelo patrio de la patria ésta, Éste es el mar sucede un poco en todo el mundo, pero en particular en Los Angeles, California. Lo emo y lo dark, y el perfil de James, acercan a este libro más a Bajar es lo peor que todos los cuentos de Las cosas, además. El libro es un golazo, super recomendable, Mariana es lo más, y la banco fuerte. Próxima reseña.

3.
Bonustrack: Betty Sarlo escribió una crítica del libro que me da a la vez gracia, simpatía y gracia de nuevo. Por algún motivo que desconocemos Sarlo llama al personaje de James "John Warren". Es raro porque claramente sí leyó el libro, aunque se ve que no lo tenía más cuando escribió la nota de Télam.

lunes, 22 de mayo de 2017

Sombras breves, de Walter Benjamin

1.
Hay un problema con Benjamin y este blog y es que por lo general los libros de Benjamin (o con Benjamin adentro) recopilan muchos de los textos breves de este buen hombre judío místico revolucionario y yo que voy leyendo a Benjamin fragmentariamente, de este libro unos textos, de este otro estos otros, no puedo hacer honor a mi regla autoimpuesta de reseñar todos los libros que leo, porque primero que mi definición autoimpuesta de libro reseñable implica haber leído todo lo que haya entre tapa y tapa (siempre que tenga lomo) y yo ahora por ejemplo de este tomo de Planeta-Agostini que se llama Discursos interrumpidos ya había leído casi todos alguna vez, excepto este del título de aquí arriba. Por lo general lo que hago cuando leo a Benjamin, es no reseñarlo. Porque además es un quilombo. Por eso ahora que reviso sólo tengo aquí Calle de mano única, el hermoso único libro que Benjamin publicó en vida como tal (como libro). 

2.
Sombras breves es una colección de quince textos de poco más de un párrafo cada uno, que como suele suceder están en algún lugar entre un ensayo, una poesía, un vómito y una profesía. Hablan de amor romántico, de las imágenes, de los fracasos, de cualquier cosa. Benjamin los publicó en dos entregas, en 1929 y 1933, en dos diarios. Podría no haber dado cuenta de mi lectura de las Sombras breves, pero entonces no podría haber compartido con ustedes este fragmento tan increíble que vale la pena que lean y transcribo como un servicio para mis inexistentes queridos lectores:
BELLO HORROR
Fuegos artificiales de la "Fête Nationale". Desde el Sacre-Coeur se desparraman sobre Montmartre fuegos de bengala. Arde el horizonte tras el Sena, los cohetes suben y se apagan en el suelo. En la cuesta empinada hay miles de personas apiñiadas que siguen el espectáculo. Y esta multitud encrespa sin cesar un murmullo parecido al de los pliegues de una capa cuando el viento juega entre ellos. Pongámonos a la escucha más atentamente: lo que resuena es otra cosa que la espera de cohetes y otros disparos luminosos. ¿No espera esa multitud sorda una desgracia, lo bastante grande para que de su tensión festiva salte la chispa, incendio o fin del mundo, algo que transformase ese murmullo aterciopelado de mil voces en un único grito, com cuando un golpe de viento descubre el forro escarlata de la capa? Porque el agudo grito del horror, el terror pánico son la otra cara de todas las fiestas de masas. El ligero estremecimiento que recorre como una llovizna espaldas innumerables los ansía. Para las masas en su existencia más honda, inconsciente, las fiestas de la alegría y los incendios son sólo un juego en el que se preparan para el instante enorme de la llegada a la madurez, para la hora en la que el pánico y la fiesta, reconociéndose como hermanos, tras una larga separación, se abracen en un levantamiento revolucionario.
3.
Comento dos textos más, ya que estamos, que están en este tomo marrón que es el 70 de la colección Obras Maestras del Pensamiento Contemporáneo (tranqui el título de la colección). El carácter destructivo es una nota de dos carillas y media, publicada en 1931. Benjamin, como Barthes en Fragmentos de un discurso amoroso, tiende a generalizar con frases del tipo "existen dos tipos de personas". Puede porque no le importa nada, y porque no se toma en serio sus definiciones taxativas: otro día puede escribir que el mundo se divide en otros dos tipos de personas diferente de su primera delimitacion binaria. En ese caso, Benjamin se dedica a describir a las personas de carácter destructivo, en oposición a las de carácter constructivo y también en oposición al "hombre-estuche", flashera forma de llamar a los pequeño-burgueses. Está buenísimo el remate:
El carácter destructivo no vive del sentimiento de que la vida es valiosa, sino del sentimiento de que el suicidio no merece la pena.
4.
Experiencia y pobreza, cinco carillas de 1933, dice esta genialidad, sorprendentemente clara y comprensible para ser Benjamin:
La cotización de la experiencia ha bajado y precisamente en una generación que de 1914 a 1918 ha tenido una de las experiencias más atroces de la historia universal. Lo cual no es quizás tan raro como parece. Entonces se pudo constatar que las gentes volvían mudas del campo de batalla. No enriquecidas, sino más pobres en cuanto a experiencia comunicable. Y lo que diez años después se derramó en avalancha de libros sobre la guerra era todo menos experiencia que mana de boca a oído. No, raro no era. Porque jamás ha habido experiencias tan desmentidas como las estratégicas por la guerra de trincheras, las económicas por la inflación, las corporales por el hambre, las morales por el tirano. Una generación que había ido a la escuela en tranvía tirado por caballos, se encontró indefensa en un paisaje en el que todo menos las nubes había cambiado, y en cuyo centro, en un campo de fuerzas de explosiones y corrientes destructoras, estaba el mínimo, quebradizo cuerpo humano.
La negrita es mía. Qué capo Benjamin.

5.
Otra cosa linda del tomo este es que incluye un texto llamado Currículum vitae, una carta que Benjamin envío por mediación de Brecht a un Comité Danés para la Ayuda a Refugiados cuando estaba solo y pobre en París, no tenía más que unos libros y estaba cagado de miedo. Pobre Benjamin. Un hallazgo en ese texto es que Walter define su libro Calle de mano única como "un volumen de reflexiones filosóficas". Yo a los cosos del libro ese los llamaba cosos.

jueves, 18 de mayo de 2017

La jornada de la mona y el paciente, de Mario Bellatín

1.
Yo lo tengo en versión Eloísa Cartonera, asequible por módicos creo que $30 al día de la fecha en un puesto de revistas que en realidad lo es de libros cito en la Avenida Corrientes, entre Uruguay y la de más acá, en edición de 2012. Parece ser, si le creemos a Internet, que en realidad es de 2006, y fue editado como libro así como lo tengo yo, que sospeché que debía ser un cuento en una colección pero no, era una novela desde su misma concepción. Una novela de 23 páginas.

2.
Recomiendo con Bellatín, especialmente si se está leyendo un libro poco narrativo o con una trama poco clara o inexistente, leerlo de una sentada. Cuando lo lees de una sentada (como en este caso), la cosa toma impronta de cosa total, los párrafos incomprensibles o poéticos o aparentemente no vinculados con el resto de sus amigos párrafos toman otro sentido en la obra total, si tenemos la imagen o la sensación general que deja el libro entre tapa y contratapa. Leído de una sentada, sin preocuoparse por lo que no se entiende (o sea leído como poesía), me resulta sumamente disfrutable. Y le entiendo lo capo, que si no me parecería méramente críptico y choto, como me ocurrió con Jacobo el mutante (es curioso cómo ese libro no me gustó nada, pero es el que más recuerdo de este señor autor).

martes, 16 de mayo de 2017

Titanes del coco, de Fabián Casas

1.
Me re gustó, para mi sorpresa. Me gustó mucho.

2.
Como dice la contratapa, hacía diez años que Fabián Casas no publicaba ficción (dice "hacía" pero para mí que es "hacían"). Hace diez años yo no tenía este blog, pero leí y me volví loco con Los Lemmings y otros cuentos y con Ocio seguido de Veteranos del pánico. Después ya tenía este blog y escribí: "Casas es el mejor escritor argentino contemporáneo. Le quitó el puesto en mi podio personal a Fresán." (en la reseña de Ensayos bonsai). (No puedo creerlo pero tenía 21 años en ese entonces). Después Casas publicó ensayos o poesía o libros para chicos o escribió guiones para películas, pero no había vuelto a publicar ficción así, como en este caso. Tampoco se parece mucho a lo que fueron Los Lemmings, Ocio o Veteranos del pánico, la verdad. Es como eso pero con mucho más Bolaño encima.

3.
Cuando lo empecé, pensé: "Ah, es una novela sobre la redacción de un diario. Y yo no leí Diario de la Argentina del Turco Asís". Bueno, después no era tan sobre la redacción de un diario. De hecho tampoco era tan una novela. Titanes del coco es más bien una colección de relatos, cuentos, algunos más autocontenidos que otros, que se vinculan y entrecruzan en un mismo universo narrativo, pero que no necesariamente se tocan. Cuando me di cuenta de esto, de que Casas estaba abriendo más y más líneas narrativas, temí que después las dejará ahí sueltas, pero no, todas cierran. Era difícil. Así que he ahí el principal motivo por el que me gustó tanto Titanes del coco. (Que no es una novela lo digo más que nada porque al término de todo, en las "Special Thanks", Casas agradece "por leer estos relatos". Así que lo dice él, no lo digo yo). Además, pero no esperaba menos, está súper bien escrito, un poco denso por momentos (hay varios párrafos de varias hojas cada uno, en especial al comienzo). Y tiene gancho. Querés saber lo que va a pasar. Y querés saber cómo se conectan las historias con las otras historias. Está todo bien con este libro. Lo recomiendo.