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jueves, 12 de diciembre de 2019

Vidas platinas, compiladas por Omar Borré

1.
En un acto de generosidad espontánea Mati Duarte me regaló este librito mínimo publicado en 2004 por una tal Editorial Mate con el apoyo del CCEBA. Resulta que, hace mucho mucho tiempo en una galaxia muy lejana, una cronista de la revista Leoplán (1934-1965) cuyo nombre me es esquivo le hizo la siguiente pregunta a una serie de personajones de la literatura iberoamericana (todos varones, obvio): "¿Qué opina de usted mismo?". O quizás era "¿Qué piensa de usted mismo?". Este libro compila las respuestas, todas muy breves, algunas muy ingeniosas. El resultado es un gran divertimento para hacer caca. 

2.
Mi favorito fue Onetti, que bien dice que no hay ningún período más mentiroso en el recuerdo que la infancia, y que por ende se saltea las autobiografías que hablan de ese período (e inmediatamente me acordé de Infancia de Coetzee). También me hizo reír Macedonio Fernández, que empieza tranqui con: "El Universo o Realidad y yo nacimos en 1ero de junio de 1874...". Borges, como siempre, un denso, no sé quién se lo bancaba.

3.
Curioso, o quizás no, en la tapa dice que los autores del tomito son Arlt, Quiroga, Borges, Mallea, Olivari, Marechal, González Tuñón, Rojas, Scalabrini Ortiz, Discépolo, Nalé Roxlo, Macedonio F., Alfonsina Storni, Neruda, Fernández Moreno y César Tiempo. Cuatro de estos no están en el libro, entre ellos la Alfonsina Stori, que hubiera sido la única autora, pero ni está. Mal por los editores pero en realidad mal por el mundo. Me hizo pensar una vez más en Alfonsina, que escribía mejor o peor (mucho no me llama), pero que sin duda se bancó ser la única mina en un mar de machos culturales durante décadas. Busquen sino la historia de la Tertulia, creada por Quinquela Martín en el café Tortoni, principal reducto de la bohemia artística porteña durante décadas: Alfonsina era la única mujer. Todos los machos de la Tertulia le hicieron cuando murió (cuando se mató) un monumento que hoy está en la Chacarita, muy lindo monumento, se ve que la querían. ¿Cómo se sentiría Alfonsina, tomando falopa con Benito Quinquela Martín y Juan de Dios Filiberto, Bioy Casares y Jorge Luis en el sótano del Tortoni, en la década del '30, entre tanto olor a bolas?

martes, 2 de septiembre de 2014

Los adioses, de Juan Carlos Onetti

1.
Está buenísima. Onetti es muy capo y me alegro de estar conociéndolo ahora. Si se fijan en mi reseña de El astillero, me había costado un huevo escribirla, por la densidad del material a reseñar. Bueno, en este caso nada que ver. El astillero es una novela dark. Llueve y es de noche y la gente es pobre y está loca. Los adioses es una novela con un título hermoso, muy sencillita (y breve), sobre un jugador de basquet enfermo, sus relaciones amorosas, el chisme y el cotorreo, los hospitales, las ciudades de reposo (como en Boquitas pintadas y como en 2666 en una de sus partes y como en el ejemplo paradigma que es La montaña mágica, de Thomas Mann, que no leí -aún-) y el punto de vista. Si yo fuera profesor de literatura de secundario, la propondría como lectura obligatoria (y los alumnos sufrirían, pero uno de cada veinte estaría agradecido, y además, todos la entenderían).

2.
Todavía tengo una novela más de Onetti por leer, de esta misma colección: Tiempo de abrazar. Nada, les cuento nomás.

martes, 9 de abril de 2013

El astillero, de Juan Carlos Onetti

1.
Hay una película, un documental, (¿vieron que hay gente que te pregunta: es una película o un documental?), que se llama Jamás leí a Onetti. Se puede ver entero acá. Obvio que vi el documental sin haber jamás leído a Onetti. El título funciona eh. Bueno, lo leí por eso. La película tiene un acierto, que es el de casi no poner archivo de Onetti hablando, excepto por uno: el del cassette de la entrevista que una periodista le había realizado una vez en un bar de Montevideo. Eso genera buena parte de la intriga. Además, lo ves a Onetti y es un embole bárbaro.

2.
Me está costando horrores escribir esta reseña. Creo que me siento intimidado. La verdad, tengo pocas cosas para decir sobre El astillero: Onetti es el padrino dark del boom latinoamericano (y se los digo con dos palabras en inglés). Onetti es el Borges uruguayo -o Borges es el Onetti argentino-. Hay una anécdota, creo que está en la película, de que Borges y Onetti se encuentran y comparten un taxi o algo así, y no hablan de nada (capaz estoy inventando). El astillero es un libro denso que se lee rápido, lo cual es raro. Pero es denso, eso seguro. Dicen que se parece a Faulkner (yo no lo leí). Larsen, el protagonista, en mi imaginación siempre fue igual a Torrente. La historia existe, aunque es muy rara y tiene muchos baches que hay que sortear para poder seguir el hilo: baches que son referencias a otras historias, anteriores, pero que no sé si están escritas en otros libros o son simplemente cabos sueltos. Voy a volver a leer a Onetti. Hay un libro que se llama Juntacadáveres. El título es espectacular: además, Juntacadáveres es Larsen, y en El astillero nunca te dicen por qué (y re quiero saber). Bueno, ahí está, lo escribí. Que me perdonen los onettistas.