sábado, 12 de septiembre de 2015

Plan de ahorro, de Fabiola Feyt

1.
Esto sucedió así, o al menos así lo recuerdo yo:

Hace muchos años Maia organizó una reunión en una casa de Once que yo no conocía, un departamento en un edificio enorme con vistas a la plaza Miserere, y nos propuso hacer un fanzine. Era la casa de Fabiola, que brillaba por su ausencia. Me acuerdo que estabamos todos menos ella, que debía haber viajado a Maciá, pero igual se sentía como si Fabiola estuviera, representada por su casa. Yo no la había visto muchas veces en mi vida hasta ese momento.

Insisto vivió la vida de casi todos los fanzines. El primero salía plata y se vendió bastante bien en una de las primeras FLIAs, en el Sexto Cultural. El diseño era hermoso y todos mis amigos escribían re bien. Los siguientes números fueron depreciandose hasta ser regalados, la calidad del papel empeoró porque nos habíamos ido al carajo con el primero, pero todos escribían cada vez mejor (menos yo) y a mí me encantaba Insisto y me encantaba leer a mis amigos. Los textos de Fabiola siempre estaban buenísimos (también los de Maia, y los de Lauti, y los de Lauri, y etc., por hoy hablamos de Fabi). Después hubo un número abortado al nacer (las ediciones tenían un título-temática-disparador: Insisto Insisto, Insisto Batalla, Insisto Fuera, Insisto Cuarto, el abortado Insisto Planta para el que sólo se escribieron una o dos cosas, el número fantasma y más que abortado Insisto Noventa y un número escrito y terminado que nunca vio la luz, el que hubiera sido el quinto número de Insisto, Ciudad). Era el mejor de todos. Y ahí quedó. De todo esto, el año que viene se cumplen 10 años, me acabo de dar cuenta mientras me tomo la presión y me sostengo el papagayo.

Estar escribiendo sobre Insisto me llevó a hacer arqueología en mi casilla de correos. Era tan fan de Fabiola que una vez que me mandó su texto para el fanzine, mi respuesta a su mail fue:
sos tan la mejor
me voy a tatuar tu coso en toda la cara
Cómo me haces reír, Ale del pasado.

2.
Volviendo a Fabiola Feyt. Insisto murió, Fabiola no. Terminó de estudiar periodismo y después de tropelías, tesituras y palimpsestos, se fue a vivir a Amsterdam. Plan de ahorro es su primer libro editado, y también el primer libro de entre quienes hacíamos ese fanzine. Es un diario sobre su migración, que empieza en el aire, sobrevolando tierras desiertas, y termina sobre el asfalto, en bici, siete meses después. Como la vida, tiene un plot: Fabiola se empleó como bicitaxista, conoció gente, etcétera, pero de eso no les voy a hablar, leanló. Lo que siempre me gusta de Fabiola, tanto hoy como a mis -nuestros- 20 años, es cómo escribe. Así:
Luis se queda trabajando hasta más tarde.
Hace tres horas que estoy en su casa mirando unos programas de televentas en mute.
Hasta ahora voy comiendo:
cuarto litro de yoghurt de durazno con pasas y almendras,
un sandwich de lomo de cerdo,
queso belga,
mostaza con wasabi,
cebollitas en vinagre y manteca untable,
jugo de pera y menta,
medio croissant con philadelphia y nutella.
Con lo último me tomé un tecito digestivo para no tener pesadillas.
Como siempre hago no importa a quién, estoy viendo los capítulos de una serie que quedamos en ver juntos.
Cuando escuche la puerta de abajo me voy a hacer la dormida en una pose sugerente pero espontánea.

3.
El libro lo editó Pánico el Pánico, y se consigue en la librería Eterna Cadencia por muy módicos 50 pesos argentinos, que pronto serán algo así como tres centavos de dólar. Un regalo.

viernes, 11 de septiembre de 2015

La cultura europea del siglo XIX, de George Lachmann Mosse

1.
George Mosse nació en Berlín en 1918. Su abuelo era el campeón de la publicidad y la prensa liberal en Alemania. Hay un edificio en Berlín, donde funcionaba la imprenta del abuelo, que se llama Mossehaus*. Así que podríamos decir que eran ricos. Y eran judíos además, y liberales, así que en 1933 se tuvieron que exiliar. Jorgito recaló en Gran Bretaña, donde estudió en Cambridge, y después en Estados Unidos, donde hizo la mayor parte de su carrera como profesor universitario y como historiador. Estudió temas de historia política y cultural de los siglos XIX y XX, desde la Anti-Corn Law League hasta la Alemania nazi, haciendo énfasis desde algún momento en el nacionalismo como germen de los regimenes irracionalistas del siglo XX. Y además era homosexual, también escribió sobre eso, un libro que se llama Nationalism and Sexuality: Respectability and Abnormal Sexuality in Modern Europe y otro que se intitula The Image of Man: The Creation of Modern Masculinity, ninguno de los dos debe estar en castellano. En la materia Historia Contemporánea de la UBA hace muchos años son obligatorios dos libros de Jorge, uno es éste, La cultura europea del siglo XIX (editorial Ariel), que en Argentina ya no se consigue ni usado, y el otro es el de más reciente edición (y además argentina) La nacionalización de las masas, que igual ya está agotado también, y del que volveremos a hablar en su reseña correspondiente cuando lo termine de leer si es que eso ocurre en algún momento.

*(el edificio tiene una historia muy interesante: fue construido en 1901, ocupado por los espartaquistas en la revolución fallida de 1919 y subsecuentemente atacado por las fuerzas del orden, después fue reconstruido y remodelado entre 1921 y 1923 por Erich Mendelsohn, un arquitecto muy importante que hizo por ejemplo este edificio increíble, y al que lo ayudó otro arquitecto muy grosso, el vienés y luego estadounidense Richard Neutra, y parece que durante la reconstrucción se cayó una viga y rompió el techo de la oficina del diario, que seguía funcionando, matando a 14 personas: qué desprolijo, Mendelsohn, más cuidado. Después lo hicieron mierda en la Segunda Guerra -al edificio, no a Mendelsohn-, y al final lo volvieron a reconstruir en los años '90. Hoy la calle en la que está se llama Jerusalén.)

2.
El libro que nos convoca en esta ocasión es algo así como un manual, que permite un pantallazo general sobre las ideologías más importantes del siglo XIX, desde una perspectiva que se pregunta cómo llegamos de las ideas de los iluministas del XVIII a los nacionalismos racistas del XX. Los capítulos entonces se llaman "Romanticismo", "Nacionalismo", "Racismo", "Liberalismo", "Conservadurismo", "Marxismo", y un par más. Es un libro fácil, no tiene notas al pie ni bibliografía ni nada de eso. El tono general está ya en la introducción, donde queda claro que Mosse apunta a una conclusión en el orden de la de Fromm en El miedo a la libertad
A lo largo de la historia ha habido hombres que quisieron, como los puritanos, "construir Jerusalén sin demora". También este deseo pareció producir en los tiempos modernos gran parte del talante general de la época. Hay una razón que explica esto. Los últimos siglos fueron periodos de rápido cambio en los que Europa estaba pasando a hacerse urbana e industrial. En este período muchas personas se sentían acorraladas, mientras que otras eran testigos de cambios que no podían entender y se enfrentaban a problemas que parecían insolubles. Se alienaron de su sociedad más hombres en este período que en ningún otro período anterior de la historia humana. No tiene nada de raro que anhelasen un futuro más esperanzador; y no sorprende que concibieran ese futuro como algo ajeno a la realidad presente de la vida europea.
Esta huida de la realidad adoptó muchas formas (...). Hiciéranlo como lo hicieran, buscaban una realidad "más profunda"... una búsqueda que conduciría al totalitarismo porque fue siempre la búsqueda de alguna autoridad con la que poder indentificarse y que acabase con la situación imperante.
Al final de cuentas, el combate ideológico del siglo XIX, que conduciría al del XX, es para Mosse un combate entre las ideologías que se apoyaban en la Ilustración, como el liberalismo o el marxismo, o sea, ideologías racionalistas, y aquellas otras que rechazaban ese racionalismo de la Ilustración y buscaban "lo auténtico" debajo de las apariencias, como el nacionalismo y el racismo. Es la misma dicotomía que utiliza nuestro amigo Eric Hobsbawm para explicar la alianza de los EEUU y la URSS contra la Alemania nazi: los herederos de la Ilustración contra los irracionalistas. O, volviendo a La montaña mágica, Settembrini contra Naphta.

La dictadura nazi: problemas y perspectivas de interpretación, de Ian Kershaw

1.
Está complicado hacer esta reseña porque ya rendí, y como a todo ser humano, después de rendir los conocimientos se me empiezan a volver evanescentes, se me escurren entre los dedos como la arena, como el agua, salen de mí para volverse no-sí y ah re.

2.
El tema con este libro es que, a diferencia de otros libros de historia como el recientemente reseñado Historia del siglo XX, este es muy para historiadores. "Problemas y perspectivas de interpretación" significa historiografía, o sea el estudio de cómo se estudia la historia, o sea metahistoria, y si bien es un tema interesantísimo para mí, es posible afirmar que para muchos legos ha de ser un embole. Una amiga (historiadora) me decía que no entiende qué sentido tiene que te hablen de cómo escribe o piensa tal o cual historiador si uno no lo lee, que eso es básicamente la historiografía. A mí sí me gusta, en general. No es un viva la pepa específicamente, pero puestos a tener que leer, le encuentro la gracia. Es una literatura (académica) en la que los personajes son todos historiadores. Muchos autores de historiografía son en realidad chismógrafos; y en esos casos es entretenido. El caso de Kershaw no es ese, de todos modos. Es una suerte de historiografía épica, donde los historiadores son casi todos alemanes, de uno y otro lado de la cortina de hierro, los hechos acaban de pasar y afectaron sus propias vidas de manera más o menos directa, y se enfrentan enconadamente unos con otros por la primacía de la interpretación sobre el significado del nazismo y la destrucción del argumento del otro. Cualquiera puede decir que estoy exagerando igual, capaz se imaginan Canción de Hielo y Fuego con esa explicación, nada que ver, pero para ser un libro de historiografía es bastante ágil. Por algo es un best seller, con montones de ediciones en varios idiomas. El otro día vi en una vidriera que Siglo XXI sacó ahora una edición deluxe, con el subtítulo cambiado por el de "principales controversias en torno a la era de hitler", así, en minúsculas porque en Siglo XXI les gusta hacerse los locos con la gramática.

3.
Breve sobre Ian Kershaw: es un inglés que nació en 1943; era medievalista y estudiando la cultura medieval alemana terminó interesándose por el tema del nazismo y el Dritten Reich. Además de este libro, estudió el llamado "mito Hitler" y también escribió una (o varias, no me queda claro) biografías de Hitler, de las cuáles en castellano se conseguía hasta hace poco una versión breve de una colección del diario La Nación y de las que ahora se consigue otra (u otra versión, de ahí que no me quede claro) en un libro-ladrillo, éste sí parecido al último tomo de Canción de Hielo y Fuego.

4.
La dictadura nazi está dividido en capítulos temáticos, que analizan distintos aspectos de la historia del III Reich, y de cada uno presenta las interpretaciones enfrentadas que se han dado. La cosa es entre intencionalistas y funcionalistas, básicamente.
Los intencionalistas dicen que todo lo que ocurrió desde el ascenso de Hitler al poder en 1933 hasta que los Aliados pusieron fin al asunto en 1945, fue fruto de un propósito, decidido en algún momento entre la internación de Hitler durante el final de la Primera Guerra Mundial y su encarcelamiento tras el fallido putsch, durante el que se supone que escribió Mi lucha, propósito éste que vendría a ser el de destruir a los judíos, y/o destruir a los bolcheviques, y/o dominar Europa y/o el mundo, todo esto con matices de importancia según el historiador. Para esta interpretación, neorankeana, la persona Hitler es central y condición necesaria.
Por el otro lado, los funcionalistas basan sus interpretaciones en el dicho ese de las sandías que se van acomodando en el andar. Para esta interpretación, estructuralista, la persona Hitler va desde la importancia nula hasta la del primus inter pares o líder bonapartista que media entre poderes fácticos.
Funcionalistas e intencionalistas se enfrentan dentro del marco de la Alemania occidental. Meanwhile, en Alemania oriental, todas las explicaciones parten de la interpretación oficial de la Comintern de que el nazismo es fascismo, y el fascimo es la cara más feroz del capitalismo financiero. Esta interpretación tiene mucho más que ver con la de los funcionalistas que con la de los intencionalistas.
En todos los capítulos, Kershaw plantea una postura, después la otra, y termina desempatando con su opinión, casi siempre a favor de la óptica funcionalista (excepto en política exterior, donde coincide con los intencionalistas en que Hitler tomó todas las decisiones durante la guerra, sin que le importaran demasiado los intereses de los grupos de poder). Los temas abordados en los capítulos son: la esencia del nazismo, la correlación entre política y economía -cuál primaba-, el Holocausto, la política exterior, la resistencia, etcétera. Son variados, y por lo tanto los argumentos en cada caso son muy disntitos, aunque casi siempre se mantiene el esquema que tejedi.

5.
La primera edición en inglés salió en 1985, y la cuarta en el 2000. En algún momento entre una y otra Ian agregó un último capítulo acerca de los cambios en las interpretaciones del nazismo a partir de la unificación alemana, en el que narra además el llamado debate Goldhagen. Resulta que Daniel Goldhagen, un estadounidense, escribió un libro en los '90 en el que planteaba que TODOS los alemanes eran culpables del Holocausto, porque en tanto alemanes, eran intrínsecamente antisemitas -culpa de Lutero- y, no sólo eso, sino que además eran antisemitas de una cepa llamada "eliminacionista". Una pelotudez. El libro fue un éxito de ventas y entonces todos los historiadores del campo académico tuvieron que salir a responderle, salieron en la tele y todo. Alto capítulo.

6.
Uno que casi no aparece mencionado en el libro es nuestro amigo Norman Finkelstein, autor de La industria del Holocausto. Aparece como detractor de Goldhagen, nada más. Sería interesante leer a Kershaw opinando sobre La industria... Si alguien tiene un link, se agradece.

jueves, 3 de septiembre de 2015

Sandman VIII: El fin de los mundos, de Neil Gaiman

1.
En el más flojo de los tomos de la genial historieta de Neil Gaiman, dos humanos que comparten un auto en un viaje nocturno entre dos ciudades norteamericanas chocan el auto cuando de golpe empieza a nevar y una criatura extraña y monstruosa sale de la carretera y se les pone en frente. En estado de shock, llegan a la Posada del Fin de los Mundos, donde deberán esperar a que pase la "tormenta de realidad", junto con otros, muchos, miles de seres de distintos mundos que recalaron en el mismo lugar. Y lo que hay para hacer, mientras esperan, es contar historias. Así que, sentados alrededor de una mesa, varios parroquianos de varios mundos cuentan historias, que casi siempre contienen dentro otras historias, y a veces, "como cajas chinas" dice Stephen King en el muy lindo prólogo, incluso historias dentro de esas historias (historias en tercer grado, o cuarto si contamos la que estamos leyendo nosotros). Cada historia (en primer grado, o segundo si nos contamos a nosotros, o tercero si contamos al que nos está leyendo a nosotros, usw.) cuenta con otro dibujante, lo que varía mucho la calidad de cada; y además, no en todas Neil está igual de inspirado. También varía el género: hay de terror metafísico, hay de fantasía, hay de capa y espada, hay una de corsarios. No falta el momento épico en todas y cada una, y especialmente en la historia marco de la Posada, momento que da fin al tomo y nos deja con la duda hasta el tomo IX, que me dice Cirulo que es el más largo así que me preparo para una panzada de Sandman.

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