miércoles, 19 de marzo de 2014

El doble, de Fiódor Dostoievski

1.
Fiódor es el escritor decimonónico más divertido que hay. Para más alabanzas a Fiódor, diríganse a la etiqueta correspondiente al final de esta reseñita.

2.
Es la primera vez que me encuentro con elementos tan abiertamente fantásticos en la literatura de Fiódor. El argumento de El doble es sencillo y a estas alturas trillado (pero no a aquellas): Yakov Petrovich Goliadkin, un neurótico insoportable y un funcionario menor, quien está orgulloso de su por otro lado mediocre vida, ve cómo todo su mundo -su trabajo, su relaciones sentimental y sociales- se dirige inexorablemente al caño por la aparición de un hombre exactamente igual a él. El doble de Yakov Petrovich Goliadkin hasta lleva el mismo nombre, aunque nadie nunca los confunde, ni se sorprende por el portento, ni nada, salvo el propio duplicado (y el lector). El doble se muestra como un ser infinitamente amable y entregado frente a los demás, pero cuando se encuentra a solas con Goliadkin (y con el lector) hace gala de la mayor porfía, y lentamente lo va volviendo loco (y a nosotros con él... cómo lo cagaríamos a trompadas al doble eh... y a Goliadkin también, claro está).

3.
No sé nada de nada, pero desde este lugar comento: Pareciera como si todo Kafka saliera de El doble. O de El doble y de Bertleby, aunque creo que está confirmado que Kafka nunca leyó Bertleby (y en cambio sí a Dostoievky). (Alguien que me desasne por favor). Por otro lado, como decíamos más arriba, el tema de El doble ha sido trillado ya más explícitamente, por ejemplo en El hombre duplicado de Saramago (que no leí y que está en los cines en este momento con pésimas críticas).

4.
Como siempre, Dostoievsky se lee en dos patadas, y es altamente recomendable para viajes, gripes, depresiones y trámites largos.

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