martes, 6 de octubre de 2009

La industria del Holocausto, de Norman G. Finkelstein

1. Me lo prestó el tío Mario.

2. La industria del Holocausto: reflexiones sobre la explotación del sufrimiento judío, ese es el título completo. Conocí a Finkelstein (en realidad me enteré que existía) por el documental Defamation, de Yoav Shamir, que pasaron en el PAPIFI de este año (una peli muy muy muy recomendable, en particular para judíos, más en particular para judíos que fueron a la primaria o a la secundaria dentro de la red de escuelas judías). En Defamation, Finkelstein parece un loco, pero loco mal. La entrevista es en su departamento y a medida que se va sacando se empieza a ir por la escalera del edificio, con el director siguiéndolo atrás, mientras sigue la entrevista, digamos. Finkelstein es el que aparece en el trailer saludando como nazi. A Finkelstein lo acusan de antisemita, como se ve claramente en esa peli, y como se lee en el prefacio de 2001, aquellos a los que él considera parte de la industria del Holocausto.

3. Los padres de Finkelstein pasaron por Auschwitz y Majdanek y sobrevivieron, y el resto de sus familiares fueron asesinados en el Holocausto. Finkelstein parte en su investigación de que de los juicios por indemnizaciones millonarias que se realizaron en el '98-'99 contra bancos suizos y después contra fábricas alemanas y después contra Estados ex-soviétivos de Europa oriental, su vieja no vió un peso, ni su vieja ni casi ningún otro superviviente del Holocausto, a pesar de que todo el tiempo los abogados de la Conferencia sobre Solicitudes Materiales (conformada por el Comité Judío Americano, Bnei Brith, el Joint) dijeron hablar en nombre de los "supervivientes del Holocausto necesitados", o de las "víctimas judías de la persecución nazi que no se habían beneficiado debidamente del proceso de indemnisación", refiriéndose al que se dio casi espontáneamente cuando Alemania pagó a judíos y al Estado de Israel a principios de la década del '50.
La idea principal que desarrolla es que existe un sector social dentro de la comunidad judía estadounidense, representado en un grupo de organizaciones comunitarias (la Anti-Difamation League por ejemplo, que es como la DAIA de EEUU), que utilizando el tópico del Holocausto extorsionan a diferentes Estados para sacar guita que utilizan en sus propios fines, a veces comunitarios, pero a veces no. Y cuando son fines comunitarios, son los que permiten perpetuar la industria del Holocausto (Sí, hace ruido, pero vean la película que decía antes. Con esto último se refiere a las escuelas judías y a Marcha por la Vida, que en la traducción esta se llama la Marcha de los Vivos, parece una película de zombis). La mitad del libro se dedica a este tema de las indemnizaciones, y presenta banda de fuentes y pruebas en contra de la Comisión esta. Pero es la parte más aburrida del libro (todo el capítulo 3, "La doble extorsión", es un embole) y no me interesa contarles más sobre eso.

4. Uno de los datos más interesantes que maneja es que el holocausto nazi no se empezó a escribir con mayúsculas en la prensa de EEUU sino hasta la Guerra de los Seis Días ('67), y esto por una sencilla razón, bastante coherente con el comportamiento de los ricos estadounidenses, judíos o no: entre el fin de la Segunda Guerra Mundial y el '67, traer a la memoria el Holocausto era considerado comunista, porque era atacar al principal aliado de EEUU en la Guerra Fría (la República Federal Alemana) y a la vez recordar con quién se habían aliado para vencer a los nazis. Cuando la Guerra de los Seis Días, los medios judíos (del mundo) hablaron del miedo a una segunda Shoá, está vez a manos árabes, y de la peligrosa situación del Estado de Israel. Y empezó a aparecer con mayúsculas. Estaría bueno que alguien comprobara en archivos de la prensa comunitaria si lo que Finkelstein analiza para EEUU se aplica a la Argentina o no. Lo otro que dice Finkelstein es que después de la estrepitosa victoria en 6 días de los isralíes en esa guerra, los judíos yanquís empezaron a usar entre los poderosos yanquis la carta de "interlocutores naturales" entre Israel y EEUU, que antes no les interesaba usar. Hasta el '67, los EEUU preferían mantener distancia de Israel para no enojar a sus amigos árabes, y porque no parecía valer la pena. Se sabe que los primeros años del Estado de Israel, éste parecía estar más cerca de la URSS que de los otros.

5. Lo que a mí más me interesó, de todos modos, es lo que analiza en el capítulo 2, titulado "Embaucadores, mercachífles, y un poco de historia". Finkelstein (de ahora en adelante Finky) diferencia el acontecimiento, holocausto nazi, de su representación ideológica, Holocausto con mayúsucula. Y dice que los dogmas fundamentales que sustentan la estructura del Holocausto son dos:
(1) el Holocausto constituye un acontecimiento histórico categóricamente singular. (2) el Holocausto marca el clímax del eterno e irracional odio gentil a los judíos.
Me interesa en particular el tema de la singularidad del Holocauto, porque yo mismo me lo he preguntado (o me lo he creído, según la perspectiva). Algunas citas:
La anomalía del Holocausto es que su singularidad se considere absoluta. ¿Qué otro hecho histórico, cabría preguntar, se clasifica básicamente en función de su categórica singularidad? La estrategia utilizada es aislar los rasgos distintivos del Holocausto con objeto de situarlo en una categoría exclusiva. Lo que queda por esclarecer es por qué muchos de los rasgos que tiene en común con otros acontecimientos se consideran triviales en comparación con los que lo singularizan.
De afirmar que el Holocausto es algo único a aseverar que no se puede comprender racionalmente apenas hay un paso. Si el Holocausto carece de precedentes históricos, habrá que colocarlo por encima de la historia y no podrá ser explicado con la lógica histórica. De hecho, el Holocausto es único porque es inexplicable, y es inexplicable porque es único.
Los razonamientos a favor de la singularidad del Holocausto han llegado a constituir una especie de "terrorrismo intelectual" (Chaumont). Quienes ponen en práctica los procedimientos comparativos al uso en la investigación académica deben, como medida previa, hacer infinidad de advertencias para evitar que les acusen de "trivializar el Holocausto"
A esto último puedo agregar yo, o que los acusen de antisemitas. Con esto de los procedimientos comparativos se refiere a comparar el Holocausto con cualquier otro acontecimiento histórico-político-social. Hay comparaciones que efectivamente trivializan el Holocausto, y otras que no. Por lo general depende del contexto. Pero es fácil darse cuenta de cuándo sí y cuándo no se está trivializando, es sentido común, y lo que se hace bastante es acusar malintencionadamente, más por quién lo dice que por qué es lo que dice o por qué dice lo que dice. En el libro en una nota al pie hay un ejemplo con Fidel. Fidel dice que el capitalismo mata tanta gente cada año como lo que mató la Segunda Guerra Mundial, y que "no tenemos un Nuremberg que pueda juzgar el orden económico que se nos ha impuesto". Entonces Abraham Foxman, presidente de la Anti-Difamation League (aparece en la película Defamation), le responde que no es lo mismo. Evidentemente, no es lo mismo, pero es una analogía perfectamente factible, y me parece muy bien además. Una cita más sobre el tema de la singularidad:
...la singularidad del Holocausto es un "capital moral"; los judíos deben "reclamar su soberanía" sobre esta "valiosa propiedad".
Ahora unas citas sobre el dogma (2), porque me copé:
El dogma del Holocausto del eterno odio gentil ha valido tanto para justificar la necesidad de un Estado judío como para dar cuenta de la hostilidad dirigida contra Israel. El Estado judío es la única salvaguarda posible contra el próximo (e inevitable) estallido de antisemitismo homicida: y, a la inversa, el antisemitismo homicida está detrás de todo ataque e incluso detrás de toda maniobra defensiva en contra del Estado judío.
y
La cuestión no es, evidentemente, que el antisemitismo sea justificable, ni tampoco que haya que culpar a los judíos de los crímenes cometidos contra ellos, sino que el antisemitismo se desarrolla en un contexto histórico específico en el que existe un juego de intereses concomitante.


6. Por último, también está buena la posición que tiene Finky sobre los negacionistas del Holocausto (es decir, los que con argumentos pretendidamente cientificos o no, intentan negar la existencia del Holocausto, parcial o totalmente. Parcialmente, serían los que sugieren un número mucho menor de víctimas, por ejemplo. Totalmente, serían los que dicen que los campos de concentración y de exterminio eran simples campos de trabajo y que lo demás lo armaron los yanquis cuando llegaron para inculpar a los nazis). Lo que dice Finky es que los negacionistas son muy pocos, y no son una amenaza porque los lee poca gente, y que además lo absurdo de sus argumentaciones también los minimiza. Dice dos cosas también. Una es que:
No es difícil descubrir los intereses a los que obedece la propagación de la idea de que quienes niegan la existencia del Holocausto son una legión. En una sociedad saturada de Holocausto, ¿cómo se podría justificar la aparición de más museos, libros, planes de estudios, películas y programas dedicados a él si no fuera invocando el fantasma de la negación del Holocausto?
Y después cita a Raul Hilberg:
"Si estás personas quieren hablar, dejémosles que hablen. Es un acicate para aquellos que investigamos con objeto de analizar de nuevo lo que podríamos haber dado por sentado. Y eso nos resulta útil".
Bueno basta.

3 comentarios:

marina k dijo...

se lee que te están prestando mucho libros, ale. creo que para la próxima te voy a regalar uno o algo así.
así no tenés la presión de devolverlos.

marina k dijo...

es hora de que sigas leyendo, y postees otra reseña!

Ale Schonfeld dijo...

"... en algunas publicaciones dicían que yo negaba el holocausto, sinceramente me causa escosor que se targiverse, se mienta, miren lo que hubo en Irán con la participación de 30 rabinos de Israel, estados Unidos, Inglaterra, fue un seminario de "revisión" del holocausto, eso no es "negar un hecho" es reafirmarlo y una de las figuras promientes, que estuvo en ese seminario, fue un prominente intelectual Judío, Filkenstain, que escribio un libro que se llama "la industria
del holocausto" saben quien es? toda su familia murió en los campos de concentración de lo nazis, TODA y el denunció el tráfico económico que hicieron algunos sectores de la derecha judía, en materia de subsidios y beneficios económicos y el dijo "con la sangre de mi familia nadie va a hacer negocios, con la sangre de mi familia nadie va tener réditos económicos" entonces hizo una denuncia muy seria, que quedó condensada en ese libro... ahora para que usaron los americanos todo eso y algunas agencias occidentales?? para decir que se "negaba el holocausto" para decir, en fin una serie de cosas,.. yo no niego el holocausto, yo tengo una posición similar a la Filkenstain un honorable intelectual judio, que no quiso que se hicieran negocios espureos con la sangre derramada por su familia cobardemente asesinada en los campos de exterminio de los nazis ...". Palabras de Luis D'elía. Ahora estoy preocupado por mi salud mental. Lo saqué de acá: http://www.igooh.com/notas/conociendo-a-luis-d-elia/