jueves, 18 de febrero de 2010

La guerra de las mariquitas, de Copi



1. Hace poco hubo una serie de notas apologéticas de Copi en los medios culturosos de este país, con el fin de reposicionarlo en los charts del corazón de los lectores esnobs y que así nos compráramos la por primera vez en castellano edición de La ciudad de las ratas, fueramos a ver a Moria en el Konex y alguna cosita más. En concepto, no me gustan las modas, pero en la práctica me cuesta sustraerme. Sin embargo, no me culpo: culpo a Eloisa Cartonera. A Eloisa Cartonera también le cuesta sustraerte de las modas. O a lo mejor es una conspiración, y Eloisa Cartonera impone las modas, o es una sección secreta de Planeta o algo así. Así me pasó con Caicedo, por ejemplo. Y así me compré el otro día La guerra de las mariquitas.

2. Yo sabía que existía un escritor Copi, pero no tenía idea de nada. Salvo que César Aira había escrito sobre él. Y sabía que había un historietista Copi, que publicaba en la Fierro unas tiras que eran lo más. ¡Son el mismo! ¡Oh! Copi está MUERTO, hace unos veinte años, así que lo que publica la Fierro de él es todo viejo. Esa fue una sorpresa, porque es lo mejor que sale en esa revista, lo único genial (hay otras cosas que están re bien, pero genial es mucho). Un ejemplo de tira de Copi es la de arriba. ¡Está en francés! Porque Copi trabajaba allá. Para más datos sobre Copi está Wikipedia. Un dato que no está en Wikipedia es que Copi era nieto de Natalio Botana, el del diario Crítica y del que hubo una obra de teatro el año pasado. Acá va otra tira.



3. La guerra de las mariquitas es una novela corta, de menos de cien páginas, que en francés se llama La guerre des pédés, y que fue publicada en 1982. El protagonista, Copi, y su amigo, Bedroom, reciben a Conceiçao do Mundo y a su madre en su departamento de París.
Su madre la ayudó a quitarse una capa de plumas de pavo real que le llegaba hasta los pies. Era al mismo tiempo que madre, su chofer, y salió a estacionar el coche con la capa bajo el brazo. Conceiçao avanzó hacia mí desnuda, con sus zapatos de tacón. No había visto jamás una mujer tan hermosa, aunque se tratara de un hombre. Poseía una cabellera color rojo flamígero que enmarcaba dos ojos de ágata, y la piel mate de las mujeres caribes con una nariz negroide. Su boca era carnosa, con un rojo naranja en los labios; llevaba los ojos maquillados como las negras del sur de los Estados Unidos, con diferentes tipos de polvos fluorescentes. Era totalmente imberbe. Sus senos firmes y picudos. Su bronceado no mostraba la menor huella de bañador. Y entre su cuenca velluda y sus divinas piernas pendía la más maravillosa pija del mundo. Tenía las dimensiones de un antebrazo y el grosor de un puño cerrado de un niño de doce años.
¿Mmkey? Conceiçao vino a satisfacer los deseos masoquistas de Bedroom, pero se va de mambo y lo deforma con un soplete. Los maricas militantes de París se reúnen para debatir. Los travestis brasileros bajan la escalera de Montmartre en un ritual macumba. Los hermafroditas amazonas quieren conquistar el mundo. Copi y Conceiçao viven un amor lleno de dificultades y tienen bastante sexo anal. Después aparecen los extraterrestres, el canibalismo. Y muchas cosas más. Ah, en un momento Michel Foucault y Margrite Duras mueren ametrallados. Copi es todo lo que Aira desea ser, pero bien, con finales. Y mucho más sacado, con sangre y vísceras y semen. Igual es terrible cómo Aira se copia de Copi. Me da intriga qué dirá en su ensayo Aira.

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