lunes, 20 de septiembre de 2010

Arenas movedizas/La hija de Rapaccini, de Octavio Paz

1. Es uno de los libros chiquitos de Alianza 100 que usé de lectura-cuando-no-hay-mochila. Son dos libros en uno.

2. Había que leer a Octavio Paz desde que leíamos Rayuela. El capítulo 149 de Rayuela es pura y exclusivamente un poema suyo, que siempre me flasheaba por que por su disposición (y por la mía a esa edad y leyendo Rayuela), si uno se salteaba una línea o cambiaba el orden, tenía un poema nuevo.
Mis pasos en esta calle
Resuenan
        En otra calle
Donde
      Oigo mis pasos
Pasar en esta calle
Donde
Sólo es real la niebla
(Acabo de lograr la disposición de eso que ven arriba gracias al lenguaje html y me siento un campeón.)
Con más razón había que leer a Octavio Paz después de que lo encontramos como personaje nuevamente en Los detectives salvajes. O sea, a ver, dos de los mejores libros del mundo, escritos por dos de los cuatro más capos del mundo (ver etiqueta del mismo nombre) lo mencionan de una forma u otra. Había que leerlo.

3. Pero al mismo tiempo listo, ya lo leí.

4. Arenas movedizas es un libro de poemas o de prosa poética o algo así. Hay un poema/cuento sobre un tipo que se enamora de una ola, que está bueno. Se llama "Mi vida con la ola". También hay un cuento buenísimo espectacular que se llama "Cabeza de ángel" y no usa puntos, ese es el que más me gustó. El primero, "El ramo azul", también está bien. Los demás me resultaron empalagosos.

5. La hija de Rapaccini es una pieza teatral basada en un cuento de Nathaniel Hawthorne. Está linda. Y eso es todo lo que tengo que decir sobre eso.

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