sábado, 22 de septiembre de 2012

La confesión de Stavroguin, de Fédor Dostoievski

Toda situación afrentosa, desmedidamente humillante, 
repulsiva y, ante todo, grotesca en la que me haya encontrado en mi vida, 
me ha inspirado siempre, además de una rabia sin límites, un deleite increíble.

1.
¿Alguno vio recientemente La naranja mecánica? ¿O Apocalypse Now? La primera es de 1971 y la segunda de 1979, pero las dos son películas que parecen recién estrenadas. Hay gente muy capaz (y muy capa) que puede hacer eso de crear algo atemporal. Clásicos, que le dicen. Con Dostoievski pasa eso. Contra lo que muchos pueden suponer, sus libros son tan enviciantes como el último ladrillo best seller fantástico, policial o soft-porn para mamás. Aunque toda su obra fue escrita entre mediados y finales del siglo XIX, parece que hubiera sido escrita ayer, y yo aún diría más, parece haber sido escrita mañana.

(No, no exagero).

2.
Mi recomendación para quien quiera empezar a leer a nuestro amigo Fédor es que empiece por el que tenga más mano. Seguro que algún título encuentra en su biblioteca y todos son buenos. Si me exigen especificidad, diré que por extensión y efectismo (y porque se consigue en millones de ediciones) El jugador es una excelente opción para entrarle. Memorias del subsuelo es otra.

3.
De todos modos, estamos hablando de Dostoievski porque este año ediciones Corregidor publicó una pequeña "novedad" dostoievskiana, a la que vale la pena prestarle atención. Se trata de un pequeño volumen (75 páginas) preparado por Ricardo Piglia, que incluye tres textos. Por un lado, el del título,  La confesión de Stavroguin, es un capítulo perdido/rechazado/censurado de una de las obras más importantes del ruso, Los demonios (o Los endemoniados, según la traducción), pero que a la vez se lee como un relato autoconclusivo de cuya trama preferimos no revelar demasiado. La historia del texto es interesante: en 1871, plena publicación periódica de Los demonios en El Mensajero Ruso, el editor de Dostoievski le impide incluir el episodio de La confesión... por motivos que se pueden suponer de moral o de imagen. Dostoievski y su editor pelean, la publicación de Los demonios se interrumpe por un año y el propio autor se ocupa de difundirlo por canales alternativos. Sin embargo, cuando Fédor Dostoievski finalmente tiene la potestad de publicar su libro como le de la gana, excluye de motu propio el capítulo de la polémica... [Música de misterio]

4.
 El libro se completa con un ensayo de György Lukács que se presenta como prólogo y se titula "Dostoievski", y una nota previa de Juan Carlos Martini Real que narra los avatares de La confesión de Stavroguin. Todo el asunto está prolijamente editado y cabe en el bolsillo de la dama y la cartera del caballero. Aproveche.


5.
Está reseña ha sido confeccionada para el blog de la librería Libros del pasaje y es a la vez la reseña #200 de RESISTIRSE ES FUTIL. ¡iupi!

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