martes, 5 de marzo de 2024

Caín, de Ricardo Barreiro y Eduardo Risso

 1.

Se podrían compilar las historias donde Buenos Aires levanta una barrera física que la separa del "interior", en un futuro distópico con ecos del XIX. Entrarían la reciente y excelente novela de Gonzalo Pardo (Cualquier lugar es bueno para morir), el de Mairal que en este blog es de culto (El año del desierto) y ahora sumemos esta historieta, once capítulos aparecidos en la Fierro ochentera y reunidos en este tomo de Ediciones de la Urraca 1993, que compré en la calle a un hombre que evidentemente estaba vendiendo los libros de su colección personal para solventar algo de la crisis vergonzante en la que nos ha sumido a todEs el gobiernos de Javier Gerardo. 

2.

No la conocía, pero sí a su autor, guionista de los clásicos también distópicos y también con culos Ministerio y El Instituto. Obvio que hay algo de esos libros en este (el reformatorio, por ejemplo, al que mandan a Caín en los primeros capítulos) pero en realidad no sé por qué, creo que por el dibujo, pensé más en Cybersix, súperhistorieta de Trillo y Meglia. Y también pensé, con más justificación, en otros dos clásicos del futuro en los '80s (qué lindo el futuro representado en los '80s) como son V de Venganza y Akira. Deberíamos meter el Blade Runner de Ridley Scott, ahora que lo pienso, por el uso gráfico de las marcas, que acá hablan del postcapitalismo del horror en el que todavía vivimos.

3.

Algo que no señalaría por obvio, pero en este caso señalaré por específico, es el quantum de machismo que había en estas historietas. No me acuerdo si en Ministerio era tan campal, a pesar del erotismo, los culos y el clima sadomasoquista general. En Caín todos los personajes femeninos son deleznables (la periodista -cuyo castigo es morir de sida-, la madre, la hermana, no sé si hay más) salvo por la "novia" que no habla hasta que no garchan y a la que por suerte le dio el autor UNA acción útil por si misma en la batalla final. Me chocó un poco, pero porque en esta historieta con este argumento y este nivel de denuncia y progresismo hoy tendríamos travas con lanzallamas como mínimo (y no el otro castigado, que tras la psicosis provocada el chiste es que se cree "la reina del carnaval"). No juzgo a Barreiro, entiendo que el contexto y etc., aunque sí podría juzgarlo porque Cyber-six no tiene estos pequeños problemitas, ahora que lo pienso. En fin, lo antedicho no arruina la diversión de la lectura.


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