sábado, 7 de marzo de 2015

Diarios de bicicleta, de David Byrne

1.
David Byrne (ex cantante de The Talking Heads, solista hace mucho, uno de mis músicos favoritos sin dudas) recopiló en 2009 anotaciones de viajes que había hecho recientemente, casi siempre para tocar, todas ciudades a las que llega con su bici plegable. A priori yo creía que era un poco como el libro de Murakami de las maratones (no lo leí), pero sobre la bici. Bueno, no. Se trata mucho menos del asunto de las bicicletas de lo que yo creía. Resulta que David es un militante de la bici, el libro no deja de tener un prólogo y un epílogo en los que aboga por las ciudades pensadas para la bici, en el primero hablando de urbanismo y bardeando a Le Corbusier por su Ciudad Radiante y a Robert Moses, el culpable de las autopistas en Nueva York, y después en el epílogo, en el que habla de sus emprendimientos como militante de la bici y en particular de un evento que organizó para promover las ideas urbanísticas pro-bici que toma de un tal Enrique Peñalosa, ex alcalde de Bogotá, y de lo que éste hizo en esa ciudad (y que aparentemente primero habría sido hecho por otro señor en Curitiba, a otra escala. Léase metrobuses). Salvo por estos dos capítulos, el cuerpo del libro (que es bastante largo, aunque se lee muy rápido y está lleno de fotos, yo lo leí íntegramente en un par de viajes largos en el tren a Ramos Mejía) trata sobre todo de las ciudades que visita David, la historia de esos lugares, las costumbres, la música, y en menor medida las cosas que hace él ahí, y la bici aparece muy de vez en cuando (y no en todos los capítulos).

2.
Entonces, en resumen, el libro es un compendio, hilado por viajes, de las cosas que piensa David sobre las cosas. Por ejemplo, en el capítulo sobre San Francisco, una visita a Silicon Valey lo lleva a reflexionar sobre las innovaciones tecnológicas y el espíritu emprendedor (es un capítulo bastante stevejobsiano), y más tarde al asistir a una muestra de artistas con problemas mentales se pregunta qué es el arte:
Para mí, una mancha en la acera o una masa informe de material aislante puede contener un valor estético comparable al de algunas obras de Franz West, por ejemplo. Tan sólo resulta que una está en la sala de un museo y la otra se suele encontrar en un solar abandonado. Me temo que mi definición de lo que es buen arte es bastante extensa, y no está determinada por la biografía de su creador. A veces, para mí, el arte ni siquiera necesita un autor. No me importa quién o qué lo ha hecho. Para mí, el arte ocurre entre la cosa -cualquier cosa- y la mirada (o la mente) del espectador. Quién o qué lo hizo es irrelevante. No necesito ver el currículum para que me guste.
Los capítulos: "Ciudades norteamericanas" (donde el tema recurrente es el de la crisis económica y su impacto en el urbanismo -acá sí relacionado con las posibilidades de la bicicleta), "Berlín", "Estambul", "Buenos Aires", "Manila", "Sidney", "Londres", "San Fracisco" y "Nueva York". Me gustaron mucho los de Estambul y Manila, básicamente porque no sé nada sobre esas sociedades. En el capítulo sobre Manila, el viaje de David a Filipinas es parte de su investigación para lo que luego sería el musical y disco con Fat Boy Slim, Here Lies Love, que es la historia de Imelda Marcos, hoy viuda del ex presidente/dictador filipino Ferdinand Marcos. Este capítulo de este libro es todo lo que sé sobre la historia de Filipinas.

3.
Tema aparte es el capítulo sobre Buenos Aires. Una buena opción es agarrar el libro en la librería y leerse el capítulo de Buenos Aires de dorapa (capaz sean necesarias dos lecturas de dorapa para terminarlo), porque es muy divertido. Asombrosamente, empieza hablando de los afroargentinos. Transcribo:
Buenos Aires está emplazada lo bastante al sur como para ocupar la zona templada que separa esta ciudad -y Santiago de Chile, justo al otro lado de los Andes- de sus vecinos tropicales, un poco más al norte. Hay también enormes diferencias psicológicas: los argentinos tienden a considerarse más europeos, y por consiguiente más sofisticados, que sus vecinos brasileños. Naturalmente, ¡ejem!, los músicos y otros tipos de artistas no comparten una actitud tan esnob como esa, pero, en general, es una pauta que se percibe y se observa tanto en la arquitectura como en la cocina y la forma de vestir.
A pesar de que tanto en el sur de Brasil como en Argentina se asentaron sucesivas oleadas de italianos y alemanes, entre otros, los argentinos probablemente negarán que haya elementos africanos que conformen su cultura, mientras que en Brasil, más al norte, tales elementos siguen siendo claros y visibles, y en muchas ocasiones los brasileños se enorgullecen de su sangre y su cultura africanas. En Argentina, los africanos prácticamente han desaparecido, pero lo cierto es que su influencia permanece, camuflada y negada, aunque intacta.
O sea, no David, no desaparecieron, leé está reseña, pero por lo demás tiene toda la razón.
Lo siguiente que dice también me asombra:
podría contar con los dedos de una mano el número de gente del lugar que vi circulando en bicicleta.
Y luego se pregunta porque en Buenos Aires nadie anda en bici. ¿Qué raro, no?
Otros temas: las repercusiones del New Wave en Buenos Aires (Los Fabulosos Cadillacs y Los Auténticos Decadentes), Mercedes Sosa, Charly García, el cementerio de la Recoleta, una muestra en el Malba, San Cayetano, Leon Gieco, el Palacio de Aguas, la noche de Buenos Aires (¿están todos duros?), el "aburguesamiento" de Palermo, hablar al vesre, perritos, Juana Molina, la compañera Cristina, entre otros temas apasionantes.

4.
Es re libro de vacaciones.

miércoles, 25 de febrero de 2015

La jornada de un escrutador, de Ítalo Calvino

1.
En Turín funciona un Cottolengo. Cuando después de la guerra se instauró la democracia en Italia, el Partido Comunista tenía muchos potenciales votantes, casi la mitad del país. Los muchachos de la cristiandad (los democristianos) impulsaron una ley de voto universal, tan universal que hasta votaban los discapacitados del Cottolengo: electorado cautivo de los democristianos. No me queda claro qué peso real podía tener ese dato en la elección, pero simbólicamente es aberrante. La jornada de un escrutador es una novela corta en la que un miembro del Partido Comunista, Amerigo Ormea (Amerigo, Italo, ¿cachaí?) tiene que ir a ser fiscal de mesa (escrutador) en el Cottolengo de Turín, en la elección de 1953. 

2.
Como siempre, Calvino no puede ser más crack. A diferencia de otras cosas suyas, esta es un poco más densa de leer, con algunas partes netamente reflexivas, pero al igual que las otras es muy divertida, tiene algunas imágenes increíblemente bellas (el principio, caminando bajo la lluvia en Turín; el campesino y su hijo) y un manejo de las escenas que me saco el sombrero. Dice Calvino que tardó diez años en escribir esta novela (la idea se le ocurrió el 7 de julio de 1953, cuando fue candidato del PC y visitó el Cottolengo de Turín por diez minutos) y que, además del asunto político, trata en ella los temas de la infelicidad natural, el dolor y la responsabilidad de la procreación, temas que nunca se había atrevido a tratar antes. También dice que la novela es de la familia de La nube de smog y de La especulación inmobiliaria (la primera la amo, la segunda aún no tuve el placer).

lunes, 23 de febrero de 2015

El camino de la luna, de Pablo Ramos

1.
Me había dicho que este libro (de cuentos, el último que publicó Ramos hasta ahora) me iba a gustar menos que el otro libro de cuentos del autor (Cuando lo peor haya pasado). No fue así.

2.
Mis cuentos favoritos fueron los protagonizados por chicos (bah, por Gabriel Reyes, alterego de Ramos). Ratifico que Ramos es un gran gran autor de literatura juvenil y que me quiero comprar su novela específicamente juvenil (por la que ganó ese premio en Alemania), El sueño de los murciélagos. En este libro, los cuentos con chicos son "La historia de la música" y "Nadar en lo profundo". También me gustó mucho "La chica del pelo verde". Alto corto sería. Debería filmarlo. "Elefante muerto" es muy hermoso, igual que "Castañas asadas". Y también me gustó, aunque me pareció un poco más pasatista (me costó elegir esta palabra, pero es más descriptiva que sencillo o simple) "Wunderbare katastrophe", sobre un episodio vivido por Pablo R. en su estadía en Berlín -a donde fue por una beca de escritor, creo-. Los dos primeros me parecieron los peores -o menos interesantes- (aunque el segundo, "La fría oscuridad del universo", tiene una imagen muy buena: la del escritor cuarentón acostado en un colchón en un living, de noche, atrapado entre cuerpos de adolescentes durmiendo o haciendo ruidos a su alrededor. Es difícil de contextualizar lo que estoy diciendo, tienen que leer el cuento.

3.
Muy buena la tapa:

miércoles, 18 de febrero de 2015

Evita vive y otros relatos, de Néstor Perlongher

1.
Me lo compré por 40 pesos en la mesa de saldos de Santiago Arcos frente a Puán. Los primeros tres relatos solos, que son los incluidos bajo el título "Evita vive", amortizan el costo. Dice Perlongher en una nota al final del tercero:

...Los peronistas usaron la consigna "Evita vive", con diferentes aditamentos: "Evita vive en las manifestaciones populares", "Evita vive en las villas", "Evita vive en cada hotel organizado" (slogan del Movimiento de Inquilinos Peronistas). 
Estos textos juegan en torno a la literalidad de esa consigna, haciendo aparecer a Evita "viviendo" situaciones conflictivas y marginales.
Es decir, son tres relatos en los que Evita, que había muerto, reaparece frente a una persona o a un grupo de personas, como una muerta viva o una no muerta, y el registro es fantástico, no hay explicaciones y los testigos a los que se les aparece Evita (aparece como la Virgen, un poco), parecen confundidos pero no horrorizados ni maravillados. Y son profundamente maricas, los tres cuentos. Son muy breves. Yo sólo conocía el primero de los tres, porque Noelia Prieto hizo de él un monólogo en un Sucede. Me parecieron fascinantes y como decía al principio, justifican la compra del librito por sí mismos.

2.
En el tomo también hay un prólogo y cuatro otros textos de Néstor. El prólogo es infumable, de esos que están tan mal escritos, tan enrevesados -aunque seguramente el autor del prólogo cree que eso es escribir "académicamente"-, que no se entiende nada de lo que quiere decir (ojo, a lo mejor tiene ideas brillantes sobre la obra de Perlongher, no sé porque no entendí nada). "Azul", el segundo texto del libro (después del tríptico de Evita), es un experimento con el lenguaje, a mi entender poesía; y el siguiente, "Chola, o el precio", también, aunque en ese texto Perlongher propone algo más parecido a una trama y además trabaja una temática -la familia, el perdón-. "El sabra" me resultaría muy difícil de describir. Es una narración, es un falso texto de investigación histórica, tiene dibujitos, tiene imágenes muy horribles y tiene humor. Me gustó. Me pareció rarísimo también. Supongo que es una experimentación en relación con los géneros literarios pero no puedo pensar tanto y un análisis de ese texto requiere pensar más de lo que este blog puede permitirse en este momento y con este calor. "El informe Grossman", que es el último, contiene tres partes también. La temática general es la guerra de Malvinas, y el abordaje general es ultra queer. El primero de los componentes tiene forma de investigación y empieza así:

Un manifiesto del desaparecido Ejército de Liberación Homosexual de las Malvinas (en el exilio), propalado en junio de 1982, revelaba un aspecto poco conocido de esa remota guerra. Según denunciaba la organización, la invasión de las islas por 40.000 soldados argentinos e ingleses, colocaba a las 8 maricas nativas (kiers, en kelper) ante un desmesurado imperativo: satisfacer los apremios sexuales de la tropa.
Y los otros dos textos son falsos testimonios de colimbas movilizados a las islas. Tienen humor (un humor muy oscuro) y mucho mucho sexo.

3.
El perfil del autor tiene todo que ver con lo que escribía pero esta es una de esas ocasiones en que los remito a Wikipedia y me voy discretamente por esta pequeña puertita.

miércoles, 28 de enero de 2015

Fluyan mis lágrimas, dijo el policía, de Philip K. Dick

1.
Tardé en engancharme, porque Felipe Ka Pito hace algo muy raro, que es lo siguiente: plantea el argumento, súper fuerte el argumento, y después se va por las ramas y uno, el lector, se pregunta por qué está leyendo páginas y páginas de algo tan lateral y por qué el protagonista se preocupa por boludeces cuando debería estar concentrado en su problema principal, infinitamente más importante. A la larga, el autor vuelve al cauce, el protagonista se concentra, y el lector entiende que Felipe escribe así caóticamente porque es un capo y no por otra cosa, pero para entender eso hay que perseverar en la lectura.

2.
Qué gran título, ¿no?

3.
Jason Taverner es un famosísimo cantante y conductor de televisión en el futuro, multimillonario, famoso y diseñado genéticamente. Una noche sufre un atentado y a la mañana siguiente se despierta en una habitación de un hotel de mala muerte, siendo un desconocido. O sea, él es él, incluso tiene puesto su traje de millonario y un fajo de billetes en el bolsillo, pero no tiene documentos (y en este futuro, el Estado es un Estado policía mundial, en guerra interna constante contra la subversión representada por los estudiantes universitarios -por todos los estudiantes universitarios-) y nadie parece reconocerlo, nadie sabe quién es. Desde ahí partimos: Jason tiene que resolver su situación, siempre a riesgo de ir a parar a una granja colectiva como un estudiante subersivo si algo le sale mal. Y entonces: mujeres, mujeres locas, drogas, policías, paranoia, sexo, autos voladores y racionamiento de cigarrillos.

4.
El planteo es de por sí bueno, pero las derivaciones son mejores, y la resolución es brillante. Eso sí, como decía en el punto uno, hay que sobrellevar la impresión de deriva del principio para darse cuenta luego de que Dick sí se está ocupando de la trama, aunque uno crea que no, y a pesar de que algunas de las derivas sean sólo eso (incluso hay un capítulo, el de los canas que irrumpen en un departamento equivocado para encontrar a un gordo peludo en la cama con un nene, que no tiene más relación con la trama que el hecho de estar ubicado en el mismo universo: es como el capítulo de la escuela de Sandman IV; y siempre es agradable encontrar un cuento dentro de una novela).

5.
Nacho leyó la biografía de Dick y me contó que esta novela es de la etapa mística creo que me dijo, de cuando Dick estaba más loco. En Wikipedia dice que Dick relaciona algunas escenas de la novela con su propia biografía, como el capítulo en el que el policía Félix Buckman abraza a un negro en una estación de servicio. Álvaro me dijo que lo que le gusta del libro es que es ciencia ficción pero si se hicera una adaptación cinematográfica todo podría filmarse en Buenos Aires, en el microcentro: el futuro para Dick también llegó hace rato.

sábado, 24 de enero de 2015

¿A quién quiero engañar?, de Dani Umpi



1.
Creo que este no es el cuarto libro de Dani, sino que hubo otros entre Sólo te quiero como amigo y ¿A quién quiero engañar? de los que la maldad uruguaya o argentina nos privaron (o sea, que no se editaron acá). Por lo pronto, éste nuevo libro, el primero de cuentos que leo de Dani, es de la editorial uruguaya Criatura editora, pero se consigue en Buenos Aires también. Muy linda la edición, con "hojas de respeto" negras de mayor gramaje y todo. 

2.
Por si hay despistadxs que no saben quién es nuestro autor: Dani(el) Umpi(érrez) es un artista uruguayo multitasking. Es músico (y soy fan), tiene dos discos de electropop increíbles: Perfecto (2005) y Mormazo (2011) además de dos discos de covers con piano y voz. Los videoclips del último disco son geniales, mi favorito es éste (por lo bien pensado que está en su -falsa- sencillez):


Dani también es artista plástico (no conozco mucho lo que hace en ese rubro, pero confío) y, obviamente, escritor. Su novela Miss Tacuarembó fue adaptada en la peli homónima, pero mi novela favorita suya sigue siendo Aún soltera, que leí hace mucho, antes de tener este blog.

3.
¿A quién quiero engañar? es, decíamos, un libro de cuentos. Me gustaron todos, más o menos; los que menos me gustaron están buenos igual, y los que más me gustaron me re gustaron ("El recuerdo del futuro", que se parece a la canción "Porvenir" de Mormazo; "El videoarte chileno", "Fotografía", "Tipo de persona", y, en el puesto número uno, "El vestidito transparente"). Lo más notable es que Dani Umpi, que en sus dos primeras novelas planteaba protagonistas femeninas -la señora trans de Aún soltera y Natalia de Miss Tacuarembó- y en la tercera uno masculino -el chico gay de Sólo te quiero- parece que en este libro se propuso explorar todas las voces posibles del arco HLGBTQIA (bueno, no todas esas en realidad: es una forma de decir). Hay protagonistas masculinos y femeninos, hetero y gays de ida y de vuelta. Lo más novedoso en ese sentido son el protagonista hetero de "La represa hidroeléctrica" (a todo esto, muy bolañanos los títulos, aguante), seguido de la lesbiana chilena de "El videoarte chileno". A mí entender lo logró en todos los casos; le creí con todos los protagonistas.

miércoles, 14 de enero de 2015

Llamadas telefónicas de Roberto Bolaño

1.
La hago corta. Bolaño es el mejor, uno de los cuatro más capos del mundo, todo lo que escribe es bueno, no hay como pifiarle. Y como suele suceder, más garantía de confianza tienen sus libros cuando fueron editados en vida de Roberto: nos asegura que él consdieraba que esos textos eran buenos (o legibles, aunque creo que Bolaño sí sabía que era bueno, no me suena que fuera de esos con falsas modestias). Llamadas telefónicas es un libro de cuentos y se editó por primera vez en 1997.

2.
Hay cuentos con temática estadounidense, hay uno muy argentino. Hay uno que tiene elementos de La pista de hielo. Mis cuentos favoritos fueron los dos con temática rusa ("La nieve" a la cabeza, seguido de "Otro cuento ruso"), y el de la actriz porno, "Joanna Silvestri". Ese me encantó. Es un capo. Todos me gustaron, igual.

jueves, 8 de enero de 2015

La supremacía Tolstoi y otros ensayos al tuntún, de Fabián Casas

1.
Qué podemos decir de Casas. En un momento era nuestro escritor argentino favorito. Después perdió la capacidad o las ganas de escribir o de publicar novelas o cuentos o poesía (salvo algunas poesías nuevas, que están junto con sus poesías anteriores compiladas en Horla City y otros y que a mi parecer son peores que sus predecesoras) y se dedicó exclusivamente a esto de los ensayos bonsai (y a publicar en suplementos culturales, y a escribir libros para chicos y guiones ligeros para películas de Alonso, véase mi reseña de Jauja en nuestro blog hermano de reseñas de películas, El mundo del espectáculo). O sea que leímos Ensayos bonsai -hace mucho, más o menos en la misma época en que habíamos leído y releído Ocio seguido de Veteranos del pánico y Los Lemmings y otros cuentos y sus libros de poesía editados por Vox o por Eloísa Cartonera o por Mansalva-, después leímos Breves apuntes de autoayuda, y ahora éste, La supremacía Tolstoi y otros ensayos al tuntún, en el mismo orden que los dos anteriores.

2.
Como siempre, Casas escribe súper bien y sus ensayos bonsai son interesantes aunque no sean los temas que más copen al lector. La ideología de Casas, por otro lado, ha ido poniéndose más y más mustia con el paso de los libros. En repetidas ocasiones afirma que la naturaleza es de derecha, y lo justifica con argumentos pobres y lugares comunes (como lo de la selección natural). La eutanasia no es de derecha, Fabián, y ayudar a los discapacitados o a los ancianos no es de izquierda. Y en uno de los textos tira esta frase, que tiene mucho efecto pero es una idiotez y hasta una hijaputez: 
En este caso se puede afirmar que las Madres de Plaza de Mayo fueron infiltradas dos veces: una vez por el asesino Astiz y otra por el ex presidente Kirchner. 
Bueno. Lo peor es que tira esa  barrabasada y luego cambia de tema: ese ensayo (que lleva el título de su libro anterior, "Breves apuntes de autoayuda") es de los más random del tomo.

3.
Otra cosa que hace Casas y que es polémica -aunque en esto lo banco- es volver a contar una y otra vez la misma historia, de otra manera y por otro motivo. Al tío Bruno ya lo conocemos, y la referencia al cuento de Bradbury "La Tercera Expedición" está en dos ensayos de este mismo libro, desarrollada largamente las dos veces como si fueran la primera.

4.
Pero lo más polémico de todo es el precio. $215. Yo lo compré a $95 en la librería de enfrente de Puán, Santiago Arcos. Fíjense porque cada tanto ponen un libro de Casas en oferta en la puerta, con la excusa de que el ejemplar está fallado o algo por el estilo (ahí conseguí el anterior, que es de la editorial de la librería, igualmente tobara).

5.
El texto del título, "La supremacía Tolstoi" (gran título), es el más largo y lo más interesante del tomo. Es un ensayo en el que Casas se propone "dar cuenta de mis [sus] investigaciones sobre Tolstoi" y "recomendar enfáticamente su lectura. Nada más". Es re lindo y tengo muchas ganas de leer a Tolstoi, cosa que planeo hacer prontamente.

6.
El último texto, "La solarística", conferencia dictada en la cátedra Bolaño de la Universidad Diego Portales de Chile, es el segundo más lindo.

sábado, 3 de enero de 2015

La Virgen Cabeza, de Gabriela Cabezón Cámara

1.
En La Vírgen Cabeza hay una mujer, periodista de policiales (Qüity), que tiene una relación amorosa con una travesti villera llamada Cleopatra (o sea una relación onda Laurence Anyways). Cleopatra a su vez habla con la Virgen María, por lo que se la conoce como la hermana Cleo. Qüity y Cleo intentan crear una sociedad utópica en la villa, con cría de carpas en canales, pero en su afán se verán enfrentadas a policías y tranzas sanguinarios. O sea, es un argumento por lo menos estrafalario, que me hizo acordar a algunas novelas de Aira. Lo curioso es que el tono de la novela, o el tono de la narradora protagonista, que es la periodista Qüity, es bastante oscuro, como si fuera el de un policial negro o un policial de conspiraciones políticas (y por momentos la trama toma esos caminos). Sin ir más lejos el primer capítulo habla de hijos muertos, asesinados, en el tono más dramático posible (sobre todo porque yo venía de leer Electrónica, reciencito): yo creí que estaba por leer un dramón. En algunos episodios, la voz de la narración es la de la hermana Cleo: y ahí todo se vuelve más luminoso, más Puig o Dani Umpi.

2.
Las diferencias entre los tono y las tramas, y algunas cosas más como la elipsis zarpada para contar o no contar lo de la ópera cumbia, o el capítulo que rima, hablan de la libertad con la que Cabezón Cámara decidió escribir esta la novela. Aplauso a eso.

3.
La novela está buena. No me voló la cabeza (la virgen cabeza) pero me gustó bastante. La prosa es un poco enrevesada, con muchas palabras fuertes, pero cuando entrás en el ritmo se lee como droga. Yo la leí en dos días.

viernes, 2 de enero de 2015

Electrónica, de Enzo Maqueira

1.
De Enzo Maqueira no sé nada, salvo que nació en 1977 y que en Wikipedia tiene una entrada que es muy autobombástica. Dice: "Su novela Electrónica está considerada la novela de una generación, al retratar con ironía y melancolía el devenir de la clase media argentina semi-culta y universitaria de principios de siglo XXI". Lo que obviamente significa que alguien la ha considerado etc. Yo no diría "la", porque me parece mucho, pero sí diría que es una novela sobre una parte de la clase media de una generación. Hay una protagonista (la profesora) y un personaje secundario que protagoniza una subtrama (su amigo el ninja). Ambos personajes son a la vez la excusa para retratar a todos aquellos que tuvieron veinti a fines de los noventa y comienzos de los dos mil y fueron a ciertas fiestas (electrónicas) y tomaron ciertas drogas (relacionadas con esas fiestas) y que además fueron a Puan. 

2.
Lo primero que descubrís en Electrónica es que está escrita en segunda persona del singular, aunque de golpe pasa a tercera, a veces en la misma frase. El recurso (esto no le quita mérito, pero) es similar al de Agosto de Romina Paula (gran novela que está toda en segunda persona) y al de "Usted se tendió a tu lado" de Julio Cortázar (cuento, que también está narrado en segunda, pero pasa del tú al usted según a qué personaje se refiera). Cuando está justificado por el argumento, como en estos tres casos, el recurso garpa. Por otro lado, por otros motivos (lo de Puán, lo generacional) Electrónica también me hizo acordar a Pola Oloixarac y su en ese momento sobrevaluada novela Las teorías salvajes aunque Electrónica me gustó mucho más. Y una relación más: el padre enchufado al respirador y a la tele en el canal porno es como el padre de El año en el desierto de Pedro Mairal, enchufado a la tele. Qué buena metáfora la puta madre.

3.
La leí en un día, sin parar (por eso lleva la etiqueta "droga", aunque también podría ser temática). A mis amigos les va a gustar. Recomiendo. Está buena para vacaciones. Te atrapa porque la seguís a ella, querés saber cómo está, qué le pasa, qué piensa. La identificación está muy bien lograda. Además, quién no estuvo enamorado y se comió la cabeza alguna vez como le pasa a la profesora.

4.
Al final hace un cameo Sebakis. ¿Lo sabrá?

5.
El eximio director teatral Gonzalo Facundo López prepara (¿para este 2015?) junto al excelso dramaturgo Mariano Javier Clemente la adaptación teatral autorizada de esta novela: se viene zarpada. Permanezcan alertas. 

jueves, 1 de enero de 2015

Atrapa el pez dorado, de David Lynch

1. 
Durante el primero de enero me dediqué en cuerpo y alma a no hacer nada y a leer por partecitas Atrapa el pez dorado (Catching the Big Fish) de David Lynch, ese libro que desde la tapa reconoce su lejanía temática con el cine mediante el subtítulo "Meditación, conciencia y creatividad". Lo leí casi de casualidad: lo había llevado alguien más y lo empecé como si lo estuviera hojeando (u ojeando, me fascina cómo esta palabra tiene sentidos similares con dos raíces diferentes) pero era tan fácil de leer que seguí y en un momento lo terminé.

2.
Atrapa el pez dorado es un libro de formato cuadrado, capítulos de máximo tres carillas y un total de 200 páginas. Básicamente, se trata de que Lynch quiere que todos hagamos meditación trascendental 20 minutos dos veces por día, porque ese tipo de meditación permite "agrandar el contenedor" en el que buscamos "atrapar al pez más grande" (que sería LA IDEA), y eso. Hay muchos capítulos que dicen eso, de diferentes maneras, una y otra vez. En ese sentido, es insoportablemente redundante. Hacia el final, Lynch parece Zoolander. No lo podía creer cuando leí esta frase: "Mi fundación, la Fundación David Lynch para la Educación Basada en la Conciencia y en la Paz Mundial...". Y aunque el capítulo siguiente se trata de por qué no es una boludez el concepto de Paz Mundial, sigue siendo muy Zoolander. 

3.
Pero, hay un pero. Y ese pero es que David Lynch es David Lynch. Entonces cuando te habla de la importancia de la meditación en su vida y en su obra, y te acordás de que su obra es lo más, te lo tomás un poco más en serio. Y como Lynch se ve que sabe eso, entre medio de los capítulos sobre por qué todos deberíamos meditar hay un montón de capítulos -más que un tercio del libro diría- con anécdotas sobre sus películas, o sobre Twin Peaks. Muchas ya las conocía, porque son las mismas de las entrevistas, los extras de las pelis y series, pero algunas no. Hacen que valga la pena el libro.

4.
Hay dos capítulos que se titulan "Fellini" y "Kubrick", respectivamente. Al parecer, Kubrick dijo una vez que su película favorita era Eraserhead. Qué zarpado.

5.
Este libro me hizo acordar de una cosa más: qué yanqui que es David Lynch, a pesar de todo. Sobre todo por dos capítulos. Uno se titula "Drogas", y plantea una postura careta ultra yanqui ochentosa, tipo los jóvenes usan drogas para expandir la conciencia pero en realidad se hacen mal, mejor que mediten, yo cuando era joven fumé porro pero dejé. Muy berreta me pareció. El otro se titula "Disponer de una instalación", y dice: 
...A veces se te ocurre una idea, la ves, pero para llevarla a cabo necesitas lo que yo llamo una "instalación". Por ejemplo, tal vez necesites un taller para trabajar o pintar. O un estudio para hacer música. O una sala de ordenadores donde poder escribir. Es crucial tener una instalación así para, en cualquier momento, cuando se te ocurra una idea, disponer del lugar y las herramientas necesarias para llevarla a cabo. 
Es exactamente la idea opuesta a la que postula Bukowski en este hermoso poema, que hace quedar a Lynch como una señora de country:

Aire y luz y tiempo y espacio, de Carlos Bukowski

"sabes, yo tenía una familia, un trabajo, algo
siempre estaba
en el medio
pero ahora
vendí mi casa, encontré este
lugar, un estudio amplio, deberías ver el espacio y
la LUZ,
por primera vez en mi vida voy a tener un lugar
y el tiempo para
CREAR"

no, bebé, si vas a crear
vas a crear aunque trabajes
16 horas por día en una mina de carbón
ó
vas a crear en una piecita con 3 chicos
mientras estás
desocupado,
vas a crear aunque te falte parte de tu mente y de
tu cuerpo,
vas a crear ciego
mutilado
loco,
vas a crear con un gato trepando por tu
espalda mientras
la ciudad entera tiembla en terremotos, bombardeos,
inundaciones y fuego.

bebé, aire y luz y tiempo y espacio
no tienen nada que ver con eso
y no crean nada, 
excepto quizás una vida más larga para encontrar
nuevas excusas.

(versión en inglés acá)

martes, 23 de diciembre de 2014

Tres obras, de Romina Paula

1.
A Romina Paula la conocí (como autora) gracias a Marina Kogan, a quien le gustaba mucho Agosto, que es una novela del carajo, y con quien fuimos a ver, como excursión de su taller literario, El tiempo todo entero, que es una obra del carajo, una de las pocas obras que fui a ver dos veces sin ser amigo de nadie del elenco. Bueno, el texto de esa obra es uno de los tres que componen este libro, editado por Entropía igual que sus dos novelas (la mencionada y ¿Vos me querés a mí?). Leí el texto sentado en el mastil del Parque Centenario, esperando a unos amigos, y me emocioné de nuevo, como cuando vi la obra. Me di cuenta de que es una obra súper escrita; quiero decir que los actores (Susana Pampín, Pilar Gamboa, Esteban Bigliardi y Esteban Lamothe, todos estaban increíbles, sobre todo Pilar) hacían ni más ni menos que lo que les pedía el texto (y la directora, o sea la autora directora).

2.
Desde que vi El tiempo todo entero que quiero leer Moby Dick, pero quiero que sea la edición que tenía el personaje de Bigliardi en la obra. Creo que era la de Debolsillo con ésta tapa.

3.
Desde que vi El tiempo todo entero, me encanta está canción.

4.
Por otro lado, siguiendo con las intertextualidades, El tiempo todo entero es una adaptación libre de El zoo de cristal de Tennesee Williams, obra que leí antes de ir a ver la de Romina Paula, justamente porque.

5.
El tomo se completa con las obras anterior y posterior de Paula: Algo de ruido hace y Fauna, respectivamente. Por una curiosa decisión editorial, que no sé si habrá tomado Paula (supongo que sí), el orden en el libro es el inverso (de la más nueva a la más vieja). Lamentablemente no vi ninguna de las dos, sólo leí estos textos, y puedo decir que Algo de ruido hace me gustó mucho, me parece que es un poco una semilla de El tiempo todo entero, y que Fauna no me gustó mucho, pero que a la vez creo que en escena debe estar buenísima y que espero que la vuelvan a poner en este 2015 que está a punto de empezar a empezar.

6.
Al final hay una carilla de Luis Ortega (el cineasta de la famosa familia del mismo apellido) "a modo de epílogo". Cualquier cosa mandó el muchacho.

lunes, 15 de diciembre de 2014

El amigo americano, de Patricia Highsmith

1.
No es muy entretenida. No es ágil. No es adictiva. No es muy tensionante ni da miedo ni nada de eso, aunque se supone que es una novela de suspenso. Y está llena de descripciones de muebles, ambientes, vestimentas, más muebles, que relentizan la narración innecesariamente. Sin embargo, la leí. Bastante rápido para lo lenta que es. La leí porque:
a) iba a ver la película de Wim Wenders y me acordé que tenía el libro, entonces decidí proceder en orden de gestación.
b) nunca antes había leído a Pato Highsmith y tenía dos libros de ella -éste y El hechizo de Elsie- choreados alguna vez -hace tanto que ya debe haber prescrito- y luego estacionados en mi estantería desde entonces. Me gusta leer los libros que choreo porque así redimo mi crimen (pasional).
c) me gusta terminar los libros que empiezo y aunque no es una fiesta de luz y colores, se deja leer.

2.
Los libros de Pato Highsmith fueron llevados al cine un par de veces (Extraños en un tren, de Hitchcock, El talentoso Sr. Ripley, esa película que me dejó tan confundido en 1999) y esta novela en particular tuvo dos adaptaciones: El amigo americano (1977), de Wim Wenders, y El juego de Ripley (2002), de Liliana Cavani, con John Malcovich. Las veo y les cuento. Por lo pronto, Manu dice que la de Wenders es increíble y Wenders dice que "a partir de una mentira inocente, de una confortable traición, se desarrolla de repente una historia horrible... un torbellino que no puede evitarse porque se conoce demasiado bien. Esto nos puede suceder a cada uno de nosotros. Y de ahí que las historias de Patricia Highsmith sean verdaderas". Dato de color: la novela es de 1974 y se titula en realidad Ripley's game, la película es de 1977 y se titula Der amerikanische Freunde, en la edición de Anagrama de 1982 que tengo yo el título (y la ilustración de la tapa) corresponden a la película.

3.
Jonathan Trevanny es un tipo con poco dinero y leucemia que vive en Francia con su mujer y su hijo. A través de Ripley, que si sólo líste esta novela, tal y como me pasó a mí, no sabés quién es pero no importa, a Trevanny le ofrecen la guita de su vida por hacer un trabajo de sicario en Alemania. De la trama les cuento hasta ahí. EL DATO QUE NO LE IMPORTA A NADIE: Al mismo tiempo estoy leyendo Monster, manga japonés en tomos, de Naoki Urasawa, que está saliendo en este momento en la Argentina gracias a Larp Editores (la empresa de Agustín Gómez Sanz, EL traductor de manga en nuestro país) y que va por su tomo #11. ¿Qué tiene que ver con El amigo americano? En las dos historias un extranjero en Alemania (el inglés Trevanny y el japonés Dr. Tenma) recorre varias ciudades del país buscando matar a alguien. ¿QUÉ LOCO NO?

El Dr. Tenma y Jonathan Trevanny/Zimmermann, sólo vinculados por mi capricho.


4.
MÁS TARDE... Ví la película de Wenders. Es asombrosa la cantidad de cosas que le cambió Wenders a la novela de Highsmith. Algunas son cuestiones superficiales, aunque grosas. Por ejemplo, mientras en la novela Jonathan Trevanny (en la película, Zimmermann) es un inglés que vive en un pueblo francés cerca de París y viaja a Hamburgo y a no me acuerdo qué otra ciudad alemana para hacer el trabajito que le encargaron, en la película es un alemán que vive en Hamburgo y viaja a París. O también, en la novela Ripley vive como un aristócrata, en una mansión con todas las comodidades, una mayordoma tipo Alfred que ama ser mayordoma y una esposa potra que se hace la que no sabe de dónde sale la guita; en la película, Ripley vive en la mansión, pero solo, y con todo a medio mudar. Y está loco. Habla solo, se saca selfies con una polaroid tirado encima de la mesa de pool... No contento con eso, Wenders también cambió radicalmente el final de la historia, cambiándole el mensaje o moraleja que la novela definitivamente tiene. Además, mientras la novela de Highsmith es una típica novela policial donde todo está explicado en definitiva y responde a una cadena de causalidades, en la película no se entiende nada de lo que importaría a un espectador/lector de policiales: ni quién es el que contrata a Jonathan, ni por qué le pide que haga eso, ni todo lo que sigue. La película igual está muy buena, la fotografía es hermosa, las actuaciones de Dennis Hopper y Bruno Ganz son excelentes (Bruno Ganz actúa bastante parecido a Klaus Kinski, me di cuenta, como si fueran de la misma escuela, ¿serán?), véanla.

lunes, 24 de noviembre de 2014

Cuando lo peor haya pasado, de Pablo Ramos

1.
El primero libro de cuentos de Ramos, publicado antes de la trilogía de novelas El origen de la tristeza, La ley de la ferocidad y En cinco minutos levántate María. Me gustó mucho. Con un lenguaje simple y directo, pero un montaje afinado al mínimo detalle, que le permite lograr cosas como el final del cuento que da nombre al libro, o como el que se titula "Celeste y rojo". Mi otro favorito es uno que se llama "Porque el cielo es azul" (y lo que más me gustó fue que no cacé la referencia hasta el final). Y también "El ángel del bar", que me hizo acordar a El origen de la tristeza, porque lo protagonizan chicos, cosa que Ramos sabe escribir muy pero muy bien.

2.
Se lee en dos segundos. Recomendado para bondis y subtes, no para llevar de viaje porque se lo van a devorar al primer día. Para viaje La ley de la ferocidad, en todo caso.

martes, 18 de noviembre de 2014

La venganza del cordero atado, de Camilo Blajaquis

1.
Camilo Blajaquis (seudónimo de César González) es un pibe que se crió en una villa, que estuvo preso muchos años desde muy joven y que en la cárcel se hizo poeta. La venganza del cordero atado reúne lo que escribió en esos años. Sus textos (algunos son poesías y otros diatribas en prosa) hablan de estar preso, de estar libre, de los esclavos voluntarios del capitalismo y de amor, con una sensibilidad y una belleza notables. Todo esto, por otro lado, ya se ha dicho profusamente, porque entre la pobre difusión de la poesía contemporánea argentina, a la de César González le ha ido bastante bien. Mérito suyo, claramente. El pibe este, después de salir en libertad (formal, como dice él mismo), y no contento con ser sólo poeta, hizo una película. El título es Diagnóstico: Esperanza, estuvo en el Gaumont bastante tiempo el año pasado y Victor Hugo Morales le dio mucha manija también. De hecho, yo le empecé a dar bola a la obra de González porque trabajando en el programa de Victor Hugo que salía por Telesur tuve que editar una entrevista y mecharla con fragmentos de la película. Vean la entrevista, el pibe es un genio.



2.
Obviamente, necesariamente, su poesía tiene algunos elementos típicos de la poesía de un pibe de 20, que pueden resultar demasiado románticos o cursis; pero también hay lo contrario: elementos que asombran viniendo de un pibe de esa edad y en esas condiciones de escritura (no ya de vida). Al final del libro hay un apéndice donde cuenta en qué lugares estuvo preso y cuáles textos escribió en cada lugar, y leyéndolo descubrí que los poemas que más me habían gustado eran cronológicamente los primeros: "Panóptico", "Describiendo con realismo" y "Observando a mis colegas 2", por ejemplos.

3.
Observando a mis colegas 2, de Camilo Blajaquis

Empiezo a creer que una parte de mi esta enloqueciendo. Porque no puedo en esta tarde que
el sol deja ácidos los cimientos del instituto de dejar de mirar el hueco de la ventana enrejada
que esconde que del otro lado esta el mundo y sus millones de personas.
 Impulsiva, compulsiva, adictiva, masiva y exageradamente pienso en las miles de situaciones
que están sucediendo en este momento del otro lado de las rejas.
En cuantos dichosos enamorados en las plazas o en alguna pieza, en cuanto corazón mudo ya
de tanta amargura durmiendo en las veredas, en los pibes que se deben estar yendo a robar
justo ahora y en los que volverán triunfantes, en cuantos caerán en cana y en los casi todos
que se irán a dormir a la morgue.

Para que se entienda mejor, miro por el hueco y a partir de allí mi imaginación pierde el
conocimiento de tanto flayear a los que deben ir caminando con el cerebro cuadrado y
anestesiado por las calles, a los que saborean con un verdadero gusto a vida el ocaso del dia, a
los que están en la cancha o en un recital.
A los que justo recién se murieron, a los que acaban de nacer, a los que acaban de acabar, a
los que están trabajando odiando su trabajo, los que se están fumando un buen porro, a los
que están renegando de algún problema que se inventaron.
A los que todos los días ponen la espalda para el látigo, a los que tienen tanta plata que se
limpian el orto con billetes de cien dólares, a los que tienen hambre , a los lokos que se deben
estar ahogando adentro de un chaleco de fuerza, a todos los cobanis que deben andar
pateando tobillos por las villas y los barrios.
A los que están en cana en peores lugares que este.
A los que ahora están viajando esposados de pies y manos en la oscuridad de los camiones
del servicio penitenciario.
A los que justo ahora chocaron con el coche, a los que se arrastran en la frontera de mejico, a
los putos, a los médicos que están operando, a los que terminan de matar a alguien, a los que
están llorando, a los que se terminan de mandar una linea de merca, a los que están
aprendiendo a leer, a los que la corrupción del poder nunca dejara aprender.
A la primera mujer con la que tendré relaciones el día que salga, a los borrachos, a los que
están apretando el botón para que caiga una bomba, a los que se creen profesionales, llevo adelante mi vida acá adentro imaginando el mundo que generan al mezclarse y penetran por 
el hueco de una de las paredes que me priva de mi libertad.

(esto lo saqué de acá, donde hay una versión completa del libro on line aunque me parece que es distinta de la que yo leí en papel)

4.
En este momento (26 de diciembre de 2014, día en que estoy posteando esto) César Gónzalez tiene una segunda película estrenada en cartel en el cine Gaumont: ¿Qué puede un cuerpo? (post relacionado en nuestro nuevo y por ahora discreto tumbrl de críticas de películas: este link). También sacó un segundo libro. No sé qué onda. Lo leeré.

sábado, 15 de noviembre de 2014

Sandman IV: Estación de Nieblas, de Neil Gaiman



1.
En la actualidad contemporánea actual (hoy), la nueva edición española de Sandman se imprime en nuestro país. Hasta ahora salieron cuatro tomos. Tengo la dicha de que otro amigo (otro Diego) esté haciendo la tremenda inversión de ir comprándoselos (270 pesitos el tomo) y de que me haya prestado éste último, hasta ahora el mejor de los que leí. 

2.
Es todo tan bueno que no quiero contar nada de la trama. Sólo les adelanto, por decir algo, que la historia empieza con una reunión de los Eternos (Sandman y sus hermanos, de los cuáles hasta ahora sólo conocíamos a Muerte y a Deseo: aquí se nos presentan tres más) y que después sigue en el Infierno. Esta es la entrada principal: 

Atentos a la escala: la mancha de abajo a la derecha es Sandman. Me encanta cuando juegan con la escala.


3.
Una de las cosas que hace muy bien Gaiman (además de escribir diálogos creíbles para dioses y eternos) es irse de la trama principal para contar otra historia; un cuento autocontenido pero inscrito en el contexto de la historia mayor. Todo el tomo III había sido eso. En este, "Estación de Niebla" ("Season of Mist"), tenemos la historia de Charles Rowland en la escuela vacía, que es genial, sobre todo porque reduce la escala de lo épico a lo particular (o sea, recién estábamos con los Eternos y ahora estamos con un escolar insignificante) sin perder nada en brillantez narrativa.

4.
No me queda más que esperar que salga el quinto tomo y que yo consiga que alguien me lo preste. Y eso es todo lo que tengo para decir sobre esto.

 

miércoles, 12 de noviembre de 2014

El prejuicio del sexo, de Sebastián Hernaiz

1.
Sebastián Hernaiz fue mi profesor de Literatura en el ingreso al IUNA y con él vimos la mejor selección de textos que yo haya visto en una clase de literatura ever (Maus, Si esto es un hombreOperación Masacre, Los cachorros, El vizconde demediado,  Macbeth y no me acuerdo si alguno más, me suena que había que leer El Eternauta pero yo no lo leí por quinta vez porque me pareció innecesario). También es escritor. Sacó un libro de ensayos que no leí aún pero me gustaría, con el muy ganchero título de Rodolfo Walsh no escribió Operación Masacre, por el cual ganó un premio de ensayos que entregaba la Biblioteca Nacional y en el cual entiendo que analiza el contenido político de los distintos prólogos de ese libro de Walsh, en los que se ve el cambio que fue haciendo Walsh en su pensamiento (cosa que Hernaiz explicó en clase y que yo reproduje en mi reseña de Operación M... en este blog).

2.
Ahora Sebastián publicó este hermoso libro de poemas a través de la bahiense editorial VOX. El prejuicio del sexo está dividido en tres partes, y reúne poemas escritos entre 2003 y 2010. Como digo siempre que reseño poesía, me resulta muy difícil hacerlo, y por lo tanto me limitaré a decirles que me gustó mucho esta frase: "tengo noches frágiles como dogmas", así como este poema que se reproduce a continuación:

Menard 
Hay un tipo que vive en la calle y viene
seguido a la biblioteca donde trabajo,
nunca le falta a mano su carpeta
con la inscripción: "bibliografía". Pide
cortés, siempre el mismo libro:
-Buen día, ¿podría ser El contrato social?
Yo le doy la edición mimeográfica
que editó la Universidad de Córdoba
con algún subsidio europeo: la que él
espera que yo le dé. Abre el libro -las letras
de mecanógrafo viejo- y lee. Lee y escribe,
apartado en una mesa. Lee y copia,
en su carpeta, el libro que le di:
hay un linyera en mi biblioteca,
está escribiendo El contrato social.

lunes, 10 de noviembre de 2014

Fragmentos de un discurso amoroso, de Roland Barthes

1.
Yo creo que existe un género literario oculto o por lo menos disimulado entre los demás, un género conformado por algunos libros que generalmente se clasifican entre los de psicología, sociología, filosofía, quizás incluso gestión de las organizaciones. Lo llamaremos "autoayuda para intelectuales", y en este solemne acto el concepto pasa a ser una etiqueta más para reseñas de este blog. Con carácter retroactivo, se le aplica a: El arte de amar; El miedo a la libertadEl tesoro de los humildes. Regístrese, comuníquese, publíquese y archívese. 

2.
Ya lo dijo Federico Liptak: hablar sobre amor en términos "académicos" está desprestigiado. También lo dice Barthes, hablando acerca de El banquete:
En El banquete, Erixímaco comprueba con ironía que ha leído en alguna parte un panegírico de la sal, pero nada sobre Eros; y es porque Eros está censurado como tema de conversación que la pequeña sociedad del Banquete decide hacer de él la materia de su mesa redonda: se diría intelectuales de hoy aceptando discutir a contracorriente, precisamente del Amor y no de política, del Deseo (amoroso) y no de la Necesidad (social). 
3.
Este debe ser el mejor libro que leí en todo 2014. El mejor escrito, el más inteligente, el que más me conmovió, el más todo. Fragmentos de un discurso amoroso es un libro difícil de describir. De hecho, yo no lo entendía hasta pasados el prólogo ("Cómo está hecho este libro", se llama, y es un manual de uso) y las primeras entradas o capítulos. Pero sobre la marcha se termina comprendiendo perfectamente. Lo que hace Barthes es esto: identifica una serie de figuras del discurso (al fin y al cabo él era un lingüista y este libro también es sobre lingüística, y sobre crítica literaria, y sobre psicología y sobre filosofía), les escribe una definición adjunta, y luego, en parágrafos a la Benjamin, las desarrolla, analiza, estudia. Por ejemplo, la figura LOCO se define así: "El sujeto amoroso es atravesado por la idea de que está o se vuelve loco". Y sobre la misma dice, entre otras cosas:

Desde hace cien años se considera que la locura (literaria) consiste en esto: "Yo es otro": la locura es una experiencia de despersonalización. Para mí, sujeto amoroso, es todo lo contrario: es a causa de convertirme en un sujeto, de no poder sustraerme de serlo, que me vuelvo loco. Yo no soy otro: es lo que compruebo con pavor. 
Y esa cita la acabo de agarrar al boleo, no estaba ni subrayada, con lo que queda demostrado que Barthes es un genio y que todo el libro es un quilombo de genialidad.

4.
Si uno (el o la lector/a) alguna vez estuvo o bien está enamorado/a, es probable que se sienta profundamente identificado con todo lo que dice el pobre Barthes y todo lo que le pasa al pobre Barthes, y sufra dulcemente. Barthes, por su parte, se regocija en el sufrimiento de identificarse con Werther. Lo cierto es que Fragmentos de un discurso amoroso es un libro bastante emo, donde el protagonista (el sujeto amoroso, "el que habla / y dice", Barthes, el lector) básicamente se clava las espinas. En un momento me empecé a preguntar por qué para Barthes el amor es dolor. Y hacia el final del libro, en una de las pocas entradas que hablan de una figura relacionada con lo positivo (SACIEDAD o COLMO), Barthes me dio la respuesta que necesitaba:

Saciedades: no se las menciona -de modo que, falsamente, la relación amorosa parece reducirse a una larga queja-. Es que si es inconsecuente hablar mal de la desdicha, en cambio, en la felicidad, parecería culpable de estragar su expresión: el yo no discurre sino herido; cuando estoy colmado o recuerdo haberlo estado el lenguaje me parece pusilánime: soy transportado fuera del lenguaje, es decir fuera de lo mediocre, fuera de lo general: "Se produce un encuentro que es intolerable a causa del gozo y a veces el hombre queda reducido en él a nada; es lo que llamo el transporte. El transporte es el gozo del que no se puede hablar".
"El yo no discurre sino herido" es una frase del carajo. Porque además de que el contenido es brillante, la prosa de Barthes no puede más de genial.

5.
Única recomendación: antes de leer Fragmentos..., tómense cuatro viajes largos en bondi, o dos días de playa, o algo así, y lean enteros Werther de Goethe y El Banquete de Platón. Son cortos y bastante entretenidos, así que no es un gran sacrificio. Se los digo porque Fragmentos... es casi casi un libro sobre Werther en un punto -casi todos los momentos de Werther deben aparecer como ejemplo de algo- y se te va a espoilear toda la trama. A los ejemplos tomados de Werther le siguen en segundo lugar los ejemplos tomados del de Platón, y aunque de ese no hay mucho que espoilear, igual está bueno haberlo leído primero.

sábado, 8 de noviembre de 2014

500 dibujos, de Diego Parés

1.
Este debe ser de los mejores libros para el baño. Parés (de la Fierro, de la Barcelona, el del Sr. Rispo) publicó en un tomo, una enorme cantidad de dibujos (algunos en forma de historietas, otros no) hechos fuera del ámbito laboral, es decir, hechos porque sí. Por ejemplo éste:



Está bueno. Hay realmente muchos dibujos. Y al final hay dibujos pornográficos que son muy pornográficos.


domingo, 2 de noviembre de 2014

Y yo, ¿por qué no tengo banana?, de Copi



1.
Después de Los pollos no tienen sillas y La mujer sentada, salió este tercer tomo de historietas de Copi, que supera a los anteriores en buenisidad.

2.
Mientras que todas las demás tiras de todos los otros libros son cómicas y tienen remate, una de las historietas de este tomo, intitulada "Breve reencuentro", rompe la regla y nos ofrece lisa y llanamente un melodrama dibujado. Me pareció brillante. No tiene chiste, salvo el chiste mismo de la existencia de reglas de género. Chapeau.