sábado, 12 de septiembre de 2015

Plan de ahorro, de Fabiola Feyt

1.
Esto sucedió así, o al menos así lo recuerdo yo:

Hace muchos años Maia organizó una reunión en una casa de Once que yo no conocía, un departamento en un edificio enorme con vistas a la plaza Miserere, y nos propuso hacer un fanzine. Era la casa de Fabiola, que brillaba por su ausencia. Me acuerdo que estabamos todos menos ella, que debía haber viajado a Maciá, pero igual se sentía como si Fabiola estuviera, representada por su casa. Yo no la había visto muchas veces en mi vida hasta ese momento.

Insisto vivió la vida de casi todos los fanzines. El primero salía plata y se vendió bastante bien en una de las primeras FLIAs, en el Sexto Cultural. El diseño era hermoso y todos mis amigos escribían re bien. Los siguientes números fueron depreciandose hasta ser regalados, la calidad del papel empeoró porque nos habíamos ido al carajo con el primero, pero todos escribían cada vez mejor (menos yo) y a mí me encantaba Insisto y me encantaba leer a mis amigos. Los textos de Fabiola siempre estaban buenísimos (también los de Maia, y los de Lauti, y los de Lauri, y etc., por hoy hablamos de Fabi). Después hubo un número abortado al nacer (las ediciones tenían un título-temática-disparador: Insisto Insisto, Insisto Batalla, Insisto Fuera, Insisto Cuarto, el abortado Insisto Planta para el que sólo se escribieron una o dos cosas, el número fantasma y más que abortado Insisto Noventa y un número escrito y terminado que nunca vio la luz, el que hubiera sido el quinto número de Insisto, Ciudad). Era el mejor de todos. Y ahí quedó. De todo esto, el año que viene se cumplen 10 años, me acabo de dar cuenta mientras me tomo la presión y me sostengo el papagayo.

Estar escribiendo sobre Insisto me llevó a hacer arqueología en mi casilla de correos. Era tan fan de Fabiola que una vez que me mandó su texto para el fanzine, mi respuesta a su mail fue:
sos tan la mejor
me voy a tatuar tu coso en toda la cara
Cómo me haces reír, Ale del pasado.

2.
Volviendo a Fabiola Feyt. Insisto murió, Fabiola no. Terminó de estudiar periodismo y después de tropelías, tesituras y palimpsestos, se fue a vivir a Amsterdam. Plan de ahorro es su primer libro editado, y también el primer libro de entre quienes hacíamos ese fanzine. Es un diario sobre su migración, que empieza en el aire, sobrevolando tierras desiertas, y termina sobre el asfalto, en bici, siete meses después. Como la vida, tiene un plot: Fabiola se empleó como bicitaxista, conoció gente, etcétera, pero de eso no les voy a hablar, leanló. Lo que siempre me gusta de Fabiola, tanto hoy como a mis -nuestros- 20 años, es cómo escribe. Así:
Luis se queda trabajando hasta más tarde.
Hace tres horas que estoy en su casa mirando unos programas de televentas en mute.
Hasta ahora voy comiendo:
cuarto litro de yoghurt de durazno con pasas y almendras,
un sandwich de lomo de cerdo,
queso belga,
mostaza con wasabi,
cebollitas en vinagre y manteca untable,
jugo de pera y menta,
medio croissant con philadelphia y nutella.
Con lo último me tomé un tecito digestivo para no tener pesadillas.
Como siempre hago no importa a quién, estoy viendo los capítulos de una serie que quedamos en ver juntos.
Cuando escuche la puerta de abajo me voy a hacer la dormida en una pose sugerente pero espontánea.

3.
El libro lo editó Pánico el Pánico, y se consigue en la librería Eterna Cadencia por muy módicos 50 pesos argentinos, que pronto serán algo así como tres centavos de dólar. Un regalo.

viernes, 11 de septiembre de 2015

La cultura europea del siglo XIX, de George Lachmann Mosse

1.
George Mosse nació en Berlín en 1918. Su abuelo era el campeón de la publicidad y la prensa liberal en Alemania. Hay un edificio en Berlín, donde funcionaba la imprenta del abuelo, que se llama Mossehaus*. Así que podríamos decir que eran ricos. Y eran judíos además, y liberales, así que en 1933 se tuvieron que exiliar. Jorgito recaló en Gran Bretaña, donde estudió en Cambridge, y después en Estados Unidos, donde hizo la mayor parte de su carrera como profesor universitario y como historiador. Estudió temas de historia política y cultural de los siglos XIX y XX, desde la Anti-Corn Law League hasta la Alemania nazi, haciendo énfasis desde algún momento en el nacionalismo como germen de los regimenes irracionalistas del siglo XX. Y además era homosexual, también escribió sobre eso, un libro que se llama Nationalism and Sexuality: Respectability and Abnormal Sexuality in Modern Europe y otro que se intitula The Image of Man: The Creation of Modern Masculinity, ninguno de los dos debe estar en castellano. En la materia Historia Contemporánea de la UBA hace muchos años son obligatorios dos libros de Jorge, uno es éste, La cultura europea del siglo XIX (editorial Ariel), que en Argentina ya no se consigue ni usado, y el otro es el de más reciente edición (y además argentina) La nacionalización de las masas, que igual ya está agotado también, y del que volveremos a hablar en su reseña correspondiente cuando lo termine de leer si es que eso ocurre en algún momento.

*(el edificio tiene una historia muy interesante: fue construido en 1901, ocupado por los espartaquistas en la revolución fallida de 1919 y subsecuentemente atacado por las fuerzas del orden, después fue reconstruido y remodelado entre 1921 y 1923 por Erich Mendelsohn, un arquitecto muy importante que hizo por ejemplo este edificio increíble, y al que lo ayudó otro arquitecto muy grosso, el vienés y luego estadounidense Richard Neutra, y parece que durante la reconstrucción se cayó una viga y rompió el techo de la oficina del diario, que seguía funcionando, matando a 14 personas: qué desprolijo, Mendelsohn, más cuidado. Después lo hicieron mierda en la Segunda Guerra -al edificio, no a Mendelsohn-, y al final lo volvieron a reconstruir en los años '90. Hoy la calle en la que está se llama Jerusalén.)

2.
El libro que nos convoca en esta ocasión es algo así como un manual, que permite un pantallazo general sobre las ideologías más importantes del siglo XIX, desde una perspectiva que se pregunta cómo llegamos de las ideas de los iluministas del XVIII a los nacionalismos racistas del XX. Los capítulos entonces se llaman "Romanticismo", "Nacionalismo", "Racismo", "Liberalismo", "Conservadurismo", "Marxismo", y un par más. Es un libro fácil, no tiene notas al pie ni bibliografía ni nada de eso. El tono general está ya en la introducción, donde queda claro que Mosse apunta a una conclusión en el orden de la de Fromm en El miedo a la libertad
A lo largo de la historia ha habido hombres que quisieron, como los puritanos, "construir Jerusalén sin demora". También este deseo pareció producir en los tiempos modernos gran parte del talante general de la época. Hay una razón que explica esto. Los últimos siglos fueron periodos de rápido cambio en los que Europa estaba pasando a hacerse urbana e industrial. En este período muchas personas se sentían acorraladas, mientras que otras eran testigos de cambios que no podían entender y se enfrentaban a problemas que parecían insolubles. Se alienaron de su sociedad más hombres en este período que en ningún otro período anterior de la historia humana. No tiene nada de raro que anhelasen un futuro más esperanzador; y no sorprende que concibieran ese futuro como algo ajeno a la realidad presente de la vida europea.
Esta huida de la realidad adoptó muchas formas (...). Hiciéranlo como lo hicieran, buscaban una realidad "más profunda"... una búsqueda que conduciría al totalitarismo porque fue siempre la búsqueda de alguna autoridad con la que poder indentificarse y que acabase con la situación imperante.
Al final de cuentas, el combate ideológico del siglo XIX, que conduciría al del XX, es para Mosse un combate entre las ideologías que se apoyaban en la Ilustración, como el liberalismo o el marxismo, o sea, ideologías racionalistas, y aquellas otras que rechazaban ese racionalismo de la Ilustración y buscaban "lo auténtico" debajo de las apariencias, como el nacionalismo y el racismo. Es la misma dicotomía que utiliza nuestro amigo Eric Hobsbawm para explicar la alianza de los EEUU y la URSS contra la Alemania nazi: los herederos de la Ilustración contra los irracionalistas. O, volviendo a La montaña mágica, Settembrini contra Naphta.

La dictadura nazi: problemas y perspectivas de interpretación, de Ian Kershaw

1.
Está complicado hacer esta reseña porque ya rendí, y como a todo ser humano, después de rendir los conocimientos se me empiezan a volver evanescentes, se me escurren entre los dedos como la arena, como el agua, salen de mí para volverse no-sí y ah re.

2.
El tema con este libro es que, a diferencia de otros libros de historia como el recientemente reseñado Historia del siglo XX, este es muy para historiadores. "Problemas y perspectivas de interpretación" significa historiografía, o sea el estudio de cómo se estudia la historia, o sea metahistoria, y si bien es un tema interesantísimo para mí, es posible afirmar que para muchos legos ha de ser un embole. Una amiga (historiadora) me decía que no entiende qué sentido tiene que te hablen de cómo escribe o piensa tal o cual historiador si uno no lo lee, que eso es básicamente la historiografía. A mí sí me gusta, en general. No es un viva la pepa específicamente, pero puestos a tener que leer, le encuentro la gracia. Es una literatura (académica) en la que los personajes son todos historiadores. Muchos autores de historiografía son en realidad chismógrafos; y en esos casos es entretenido. El caso de Kershaw no es ese, de todos modos. Es una suerte de historiografía épica, donde los historiadores son casi todos alemanes, de uno y otro lado de la cortina de hierro, los hechos acaban de pasar y afectaron sus propias vidas de manera más o menos directa, y se enfrentan enconadamente unos con otros por la primacía de la interpretación sobre el significado del nazismo y la destrucción del argumento del otro. Cualquiera puede decir que estoy exagerando igual, capaz se imaginan Canción de Hielo y Fuego con esa explicación, nada que ver, pero para ser un libro de historiografía es bastante ágil. Por algo es un best seller, con montones de ediciones en varios idiomas. El otro día vi en una vidriera que Siglo XXI sacó ahora una edición deluxe, con el subtítulo cambiado por el de "principales controversias en torno a la era de hitler", así, en minúsculas porque en Siglo XXI les gusta hacerse los locos con la gramática.

3.
Breve sobre Ian Kershaw: es un inglés que nació en 1943; era medievalista y estudiando la cultura medieval alemana terminó interesándose por el tema del nazismo y el Dritten Reich. Además de este libro, estudió el llamado "mito Hitler" y también escribió una (o varias, no me queda claro) biografías de Hitler, de las cuáles en castellano se conseguía hasta hace poco una versión breve de una colección del diario La Nación y de las que ahora se consigue otra (u otra versión, de ahí que no me quede claro) en un libro-ladrillo, éste sí parecido al último tomo de Canción de Hielo y Fuego.

4.
La dictadura nazi está dividido en capítulos temáticos, que analizan distintos aspectos de la historia del III Reich, y de cada uno presenta las interpretaciones enfrentadas que se han dado. La cosa es entre intencionalistas y funcionalistas, básicamente.
Los intencionalistas dicen que todo lo que ocurrió desde el ascenso de Hitler al poder en 1933 hasta que los Aliados pusieron fin al asunto en 1945, fue fruto de un propósito, decidido en algún momento entre la internación de Hitler durante el final de la Primera Guerra Mundial y su encarcelamiento tras el fallido putsch, durante el que se supone que escribió Mi lucha, propósito éste que vendría a ser el de destruir a los judíos, y/o destruir a los bolcheviques, y/o dominar Europa y/o el mundo, todo esto con matices de importancia según el historiador. Para esta interpretación, neorankeana, la persona Hitler es central y condición necesaria.
Por el otro lado, los funcionalistas basan sus interpretaciones en el dicho ese de las sandías que se van acomodando en el andar. Para esta interpretación, estructuralista, la persona Hitler va desde la importancia nula hasta la del primus inter pares o líder bonapartista que media entre poderes fácticos.
Funcionalistas e intencionalistas se enfrentan dentro del marco de la Alemania occidental. Meanwhile, en Alemania oriental, todas las explicaciones parten de la interpretación oficial de la Comintern de que el nazismo es fascismo, y el fascimo es la cara más feroz del capitalismo financiero. Esta interpretación tiene mucho más que ver con la de los funcionalistas que con la de los intencionalistas.
En todos los capítulos, Kershaw plantea una postura, después la otra, y termina desempatando con su opinión, casi siempre a favor de la óptica funcionalista (excepto en política exterior, donde coincide con los intencionalistas en que Hitler tomó todas las decisiones durante la guerra, sin que le importaran demasiado los intereses de los grupos de poder). Los temas abordados en los capítulos son: la esencia del nazismo, la correlación entre política y economía -cuál primaba-, el Holocausto, la política exterior, la resistencia, etcétera. Son variados, y por lo tanto los argumentos en cada caso son muy disntitos, aunque casi siempre se mantiene el esquema que tejedi.

5.
La primera edición en inglés salió en 1985, y la cuarta en el 2000. En algún momento entre una y otra Ian agregó un último capítulo acerca de los cambios en las interpretaciones del nazismo a partir de la unificación alemana, en el que narra además el llamado debate Goldhagen. Resulta que Daniel Goldhagen, un estadounidense, escribió un libro en los '90 en el que planteaba que TODOS los alemanes eran culpables del Holocausto, porque en tanto alemanes, eran intrínsecamente antisemitas -culpa de Lutero- y, no sólo eso, sino que además eran antisemitas de una cepa llamada "eliminacionista". Una pelotudez. El libro fue un éxito de ventas y entonces todos los historiadores del campo académico tuvieron que salir a responderle, salieron en la tele y todo. Alto capítulo.

6.
Uno que casi no aparece mencionado en el libro es nuestro amigo Norman Finkelstein, autor de La industria del Holocausto. Aparece como detractor de Goldhagen, nada más. Sería interesante leer a Kershaw opinando sobre La industria... Si alguien tiene un link, se agradece.

jueves, 3 de septiembre de 2015

Sandman VIII: El fin de los mundos, de Neil Gaiman

1.
En el más flojo de los tomos de la genial historieta de Neil Gaiman, dos humanos que comparten un auto en un viaje nocturno entre dos ciudades norteamericanas chocan el auto cuando de golpe empieza a nevar y una criatura extraña y monstruosa sale de la carretera y se les pone en frente. En estado de shock, llegan a la Posada del Fin de los Mundos, donde deberán esperar a que pase la "tormenta de realidad", junto con otros, muchos, miles de seres de distintos mundos que recalaron en el mismo lugar. Y lo que hay para hacer, mientras esperan, es contar historias. Así que, sentados alrededor de una mesa, varios parroquianos de varios mundos cuentan historias, que casi siempre contienen dentro otras historias, y a veces, "como cajas chinas" dice Stephen King en el muy lindo prólogo, incluso historias dentro de esas historias (historias en tercer grado, o cuarto si contamos la que estamos leyendo nosotros). Cada historia (en primer grado, o segundo si nos contamos a nosotros, o tercero si contamos al que nos está leyendo a nosotros, usw.) cuenta con otro dibujante, lo que varía mucho la calidad de cada; y además, no en todas Neil está igual de inspirado. También varía el género: hay de terror metafísico, hay de fantasía, hay de capa y espada, hay una de corsarios. No falta el momento épico en todas y cada una, y especialmente en la historia marco de la Posada, momento que da fin al tomo y nos deja con la duda hasta el tomo IX, que me dice Cirulo que es el más largo así que me preparo para una panzada de Sandman.

http://assets.multiverseros.com/images/stories/reviews/Sandman/worlds-end-posada-1.jpg

lunes, 31 de agosto de 2015

Historia del siglo XX, de Eric John Ernest Hobsbawm

1.
Eric Hobsbawm, historiador del equipo de los marxistas británicos y divulgador estrella del mundo, murió de viejito a los 95 años en 2012. En Wikipedia hay una foto suya en 2011 que parece una momia. El hombre investigó sobre muchos asuntos, sobre todo vinculados con formas de rebeldía de las clases subalternas en la edad media o moderna en Inglaterra. Pero es más conocido por sus libros de divulgación, que hoy se venden tipo colección en unas ediciones bastante chotas de la editorial Crítica, tipo paperback pero con lomos dorados y la letra muy chica. Es una contradicción: hacen una edición para que lo puedas leer en los bondis (la anterior, de tapas duras, es un ladrillo inamovible, aunque más lindo) pero la letra es ínfima. Igual lo leí en los bondis, en el baño, en la cama. Es bastante adictivo una vez que te enganchás. Los otros títulos de la colección divulgativa de Eric son los de la trilogía de las Eras que cubren el siglo XIX (largo): La era de la revolución, 1789-1848 (ese lo tengo, próximamente en Resistirse Es Fútil); La era del capital, 1848-1875; y La era del imperio, 1875-1914, al que sucede esta Historia del siglo XX que arranca con la Primera Guerra Mundial y termina con el fin de la Unión Soviética.

2.
Hobsawm es conocido, entre otras cosas, por su concepto del "siglo XIX largo" y el "siglo XX corto": lo que dice Eric es que el verdadero cambio, que permite hablar de otra época, se da en la Primera Guerra Mundial, no en el cambio de siglo, que, agregamos nosotros, es un hecho arbitrario que no indica nada. Así, el libro está estructurado en tres partes: "La era de las catástrofes", que cubre lo que son las dos guerras mundiales y el período entre ellas, "La edad de oro" (los treinta años de posguerra, del boom económico y el llamado Estado de Bienestar: Eric es muy fan de Keynes) y "El derrumbamiento" (del Estado de Bienestar y de la URSS). Y a su vez, las tres eras están tratadas más o menos de la misma manera: algunos capítulo para el llamado Primer Mundo (Occidente, y más específicamente Europa, y más específicamente Cambridge, que es el centro del mundo en Historia del siglo XX), otros para el Segundo Mundo, es decir la URSS y sus Estados satélites y afines, y otros para el Tercer Mundo, nosotros los sudacas, los asiáticos no comunistas, África hasta ahí (pero mucho más que en otras historias del mundo). Por fuera del esquema planteado también hay algunos capítulos sobre arte y sobre ciencias en las tres épocas.

3.
El libro es divertido porque Hobsbawm escribe bien; porque habla todo lo que puede de su experiencia de vida en relación con los hechos que cuenta pero sin irse de mambo; y porque emite bastantes opiniones sobre todo lo que cuenta: Kennedy es el presidente más sobrevaluado de la historia de los Estados Unidos, Nixon el peor, de Mao habla pestes, a Fidel lo quiere bastante, de Keynes tiene la camiseta. Algunos (troskos) dicen que Eric es estalinista (para mí no, aunque le da la derecha, o debo decir la izquierda -ah re- en varios asuntos, como el de la modernización superefectiva de Rusia). Sin dejar de ser un historiador objetivo (todo lo que se puede llegar a ser, que nunca es todo, véase lo que dice la historiografía al respecto), su escritura no es para nada desapasionada: en el libro están los hechos y la interpretación, con un poco de ojo fácilmente distinguibles, pero se agradece que estén las dos cosas. De otro modo sería infumable.

4.
Obviamente, no se puede contar TODA la historia del siglo XX, aunque sea corto, en 500 páginas. Sin embargo, Eric lo hace bastante bien. Estuve pensando y no sé qué país no es mencionado ni una sola vez, a todos los usa en algún tema para dar algún ejemplo, por lo menos. La Argentina ocupa un lugar más bien marginal en esta historia, para el dolor de nuestros egos argentinos hiperdesarrollados, pero está bien. Aparece Perón, dos veces, una presentado más como facho y otra menos (por un error de tipeo, la primera vez que aparece mencionado Eric lo mata en el '47 a Perón, en vez del '74); y también hay un párrafo para la dictadura y los desaparecidos en otro capítulo. La única caricia al ego argento es un comentario sobre los premios Nóbel y la importancia de los científicos argentinos.

5.
A los judíos en el siglo XX, Holocausto y creación del Estado de Israel, tampoco les da mucha bola, lo cual es llamativo en un autor judío (Eric es de origen judío) y un poquito de agradecer. Para el genocidio nazi hay un párrafo nada más, en el que no deja de notarse la gravedad de la masacre, pero tampoco le da el lugar que otras muchas veces se le ha dado. Y sobre Israel tiene opiniones más bien antisionistas, de este tipo:
El principal elemento de disrupción fue Israel, donde los colonos crearon un estado judío mayor de lo que había dispuesto la partición diseñada por los ingleses, expulsando a setecientos mil palestinos no judíos, una cifra probablemente mayor que la de la población judía en 1948 (...) y mantuvieron una guerra por décadas con este fin. (p. 311)
6.
La idea principal del libro, según yo, díganme si me equivoco, está enunciada en el capítulo introductorio, y luego desarrollada como eje central a lo largo de todo el libro:
Una de las ironías que nos depara este extraño siglo es que el resultado más perdurable de la revolución de octubre, cuyo objetivo era acabar con el capitalismo a escala planetaria, fuera el de haber salvado a su enemigo acérrimo, tanto en la guerra como en la paz, al proporcionarle el incentivo -el temor- para reformarse desde dentro al terminar la segunda guerra mundial y al dar difusión al concepto de planificación económica, suministrando al mismo tiempo algunos de los procedimientos necesarios para su reforma.
(...) como se puede apreciar ahora de forma retrospectiva, la fuerza del desafío planetario que el socialismo planteaba al capitalismo radicaba en la debilidad de su oponente. Sin el hundimiento de la sociedad burguesa decimonónica durante la era de las catástrofes no habría habido revolución de octubre ni habría existido la URSS. (...) Fue la Gran Depresión de la década de 1930 la que hizo parecer que podía ser así [que la URSS era una alternativa viable a la economía capitalista], de la misma manera que el fascismo convirtió a la URSS en instrumento indispensable de la derrota de Hitler y, por tanto, en una de las dos superpotencias cuyos enfrentamientos dominaron y llenaron de terror la segunda mitad del siglo XX [se refiere a la amenaza de la guerra atómica], pero que al mismo tiempo -como también ahora es posible colegir- estabilizó en muchos aspectos su estructura política. (p. 16-17)
¿No es un capo?

7.
Última cosa. Probablemente pueda pasar desapercibido en una lectura fugaz, pero es muy importante el siguiente comentario de Eric en el capítulo intitulado "El tercer mundo". Viene contando que los países ricos, miembros de la OCDE, a fines de los ochenta no representaban más que el 15 por ciento de la población mundial, y entonces dice:
Esta explosión demográfica en los países pobres del mundo, que despertó por primera vez una grave preocupación internacional a fines de la edad de oro, es probablemente el cambio más fundamental del siglo XX, aunque aceptemos que la población del planeta acabará estabilizándose en torno a los diez mil millones de habitantes (o cualquiera que sea la cifra que se baraje actualmente) en algún momento del siglo XXI. (p. 300)
Lo llamativo es que siendo el cambio más fundamental del siglo, ocupe tan poco lugar en el análisis: por eso digo que puede pasar desapercibido, es un comentario al pasar. Pero qué fuerte. Lo acompaña una nota al pie que me merece hacer este comentario: Estoy viendo una serie británica, Utopia. A grandes rasgos, el argumento consiste en unos pibes que luchan contra una conspiración para reducir drásticamente la población mundial. En uno de los capítulos, uno de los malos da sus razones. Su texto de diálogo es calcadala nota al pie que reproduzco a continuación:
Si la espectacular aceleración del crecimiento que hemos experimentado en este siglo continuase, la catástrofe sería inevitable. La humanidad alcanzó los mil millones de almas hace unos doscientos años. Para llegar a los siguientes mil millones pasaron ciento veinte años; para los tres mil, treinta y cinco años; para los cuatro mil, quince años. A finales de los años ochenta la población mundial se situaba en 5.200 millones de habitantes, y se esperaba que sobrepasara los 6.000 millones antes del año 2000. (p. 300)
(En octubre de 2011 llegamos a los 7.000 millones. Qué miedo, ¿no?)

lunes, 10 de agosto de 2015

Sandman VII: Vidas breves, de Neil Gaiman

1. En este tomo aparecen mucho los hermanos de Sueño. Especialmente Delirio. La amo.

jueves, 30 de julio de 2015

Vapor, de Max

1.
Max es el seudónimo de un catalán que estuvo rápido para ponerse el seudónimo, ¿no? Llegar y que esté "Max" disponible... Además se llama Fransesc, nada que ver.

2.
Vapor es una novela gráfica, editada en Argentina (muy bien editada) por Musaraña. Me la regalaron, no conocía al autor ni nada, y me parece que está muy bien. Un nueve le podemos poner. Nueve aleschonfelds.


3.
Nicodemo, el muchacho de la nariz que aquí arribita, se retira al desierto para encontrar el sentido último de las cosas. En el desierto hay un gato que se llama Moisés, una pájara que se llama Juanita, y está Vapor. "Vapor es el puto amo aquí", le dice Mosh (Moisés) a Nick (Nicodemo), "como Dios o algo así". Pero bueno, "ya lo entenderás cuando lo veas".

4.
Mosh es un gato de historietas (lo tienen en la viñeta de aquí arriba), no sé si referencia de algún gato de historietas en particular o de todos en general. Y se llama Moisés, como el tipo ese de las Tablas de la Ley (ah re), que cruzó el desierto. Hay también un ser peludo que asoma de un barril y te analiza los sueños. Se parece al Muppet que sale de un tacho de basura. No sabemos el nombre pero podría apostar por Diógenes. El nombre Nicodemo sale mismo del Nuevo Testamento, es un fariseo que habla con Jesús y se convierte. Es decir, Vapor está tanto atravesado por citas y referencias a la historia de la filosofía y la teología como a citas pop, con mucho énfasis en la historia del cómic. Un ejemplo más: en un capítulo (la novela gráfica está dividida en secuencias que comienzan con una nueva semana, y funcionan como capítulos), Nicodemo es atacado por un ladrillo cada vez que se distrae pensando pavadas (o canturreando "La isla bonita"). No se sabe quién lo arroja. Pero el ladrillo, al volar, hace "zip" y al chocar hace "pow". La referencia es explícita para el que conozca Krazy Kat

5.
El 9 es por no regalar un 10, y porque me resultó breve (podría durar el doble), pero es un hermoso libro, de esos que le podés regalar o prestar a cualquiera con satisfacción garantizada.


sábado, 25 de julio de 2015

La muerte de Iván Ilich, de León Tolstoi

1.
Este libro, el número 79 de la colección ochentera CLUB Bruguera, contiene tres cuentos: el del título, "El padre Sergio" y "Después del baile". El primero es el más conocido, y el resumen es así:

2.
Un juez, funcionario estatal de la Rusia zarista y engranaje de la burocracia, se muere. Sus conocidos sólo piensan en los movimientos jerárquicos que esta muerte pueda provocar. Su mujer sólo piensa en cómo engrosar la pensión por viudez. Acto seguido, nos trasladamos al comienzo de la vida del juez Iván Ilich: en lo que sigue de la novela corta, el relato remonta los hechos de la biografía de Iván Ilich, aparentemente felices, hasta el momento en el que empieza a ser consciente de que va a morir y de que quizás no era tan feliz. "La muerte de Ivan Ilich" es como un cuento new age decimonónico ruso.

3.
"El padre Sergio" está mucho mejor que "La muerte de Ivan Ilich". Stepán Kasatski es un joven oficial cercano al Zar que se entera de que su prometida es aún más cercana al monarca, y por el honor, deja la carrera militar y se hace monje. Ese es sólo el comienzo: capítulo a capítulo van pasando los años y de pronto el ahora padre Sergio es un tipo grande, vive en una eremita, y no saben lo que le pasa. Lo que le sucede al padre Sergio los dejará boquiabiertos (ah re video viral). Es como un cuento cristiano hippie gore decimonónico. Como con Bashevis Singer, me gusta que de pronto la lógica correcta pueda ser el pensamiento mágico.

4.
Por último: "Después del baile", un cuento mucho más breve, sobre un joven noble que en el baile de enamora perdidamente de una muchacha y más luego el recuerdo de ella se le mezcla para siempre con algo insoportable de recordar. Es como un cuento... no sé qué adjetivos ponerle, pero gore calza de nuevo en este. Capaz Tolstoi es re gore siempre. Es la primera vez que lo leo.

5.
Creo que era Casas, en La Supremacía Tolstoi, que decía algo así como que, como pasa con Bolaño, con Tolstoi hay que leer las novelas mastodónticas tipo La guerra y la paz o Anna Karenina antes que las novelas breves o los cuentos. Que frente a las mencionadas (como con Los detectives salvajes y 2666) todo lo breve cuenta como ejercicio. Yo creo que debe ser cierto, y me propongo leer alguno de los ladrillos estos, pero simplemente no los tenía y por algún lado hay que empezar. Me dice mi amigo librero que La guerra y la paz en castellano sólo se puede (o debe) leer en la edición de Mario Muchnik que sale como 70 euros (titulada Guerra y paz), porque las demás traducciones son del francés y no del ruso directo, y porque además Mario Muchnik descubrió que en ese traspaso del francés al castellano se habían perdido (lost in translation) tres capítulos enteros de la novela rusa y por lo tanto, no hay más discusión. Así que seguramente lea Anna Karenina que tiene una edición de Clarín re tobara. No la tengo, regálenmela.

miércoles, 22 de julio de 2015

La incertidumbre, de Ricardo Piglia y Eduardo Stupía

1.
Es un libro-disco (el disco es de jazz y corre a cargo de un tal Luis Nacht) en el que se cruzan música, pintura y literatura. Parece que hubo una muestra en el Bellas Artes en la que se exponía lo que está en el libro-disco, supongo que un poco más de collages de Stupía seguramente. A mí lo que me gustó mucho son los textos de Piglia. Son cuentos breves. Muy lindos. Muy bien escritos. Por algún motivo que no se deja traslucir en la obra, todo el asunto fue financiado por el Ministerio de Cultura, puntualmente la Secretaría de Coordinación Estratégica para el Pensamiento Nacional: la desconexión entre lo estratégico del pensamiento nacional y los cuentos de Piglia de este volumen (que transcurren en Estados Unidos y son como haikus carverianos) resalta una vez más lo bizarro del nombre de la secretaría de Forster o de su objetivo, una de dos.

2.
El disco todavía no lo escuché.

Una doble página del libro-disco con la obra de Stupía y Piglia.

lunes, 13 de julio de 2015

Pyongyang: a journey in North Korea, de Guy Delisle


1.
Resulta que Guy Delisle, en algún momento de su pasado, pasó unos meses en Pyongyang trabajando en una empresa de animación francesa que terceriza parte de su producción en esa ciudad de Corea del Norte, y entonces tuvo el privilegio o la desgracia de conocer de cerca uno de los países menos visitados por extranjeros, la última monarquía comunista del mundo. En base a su experiencia escribió y dibujó este libro, Pyongyang, que yo leí en una edición en inglés.

http://static.flickr.com/96/245631348_600a613be4.jpg

2.
Como sus historietas (o novelas gráficas, si se prefiere el término a estos libros les calza justo) son autobiográficas, sabemos más o menos como viene su vida. Tiene una hija, con una mujer que pertenece a Médicos Sin Fronteras, con las que pasó un año en Israel y Palestina en base al cual escridibujó Jerusalén, alto libro. En Pyongyang Guy todavía no tenía hijos, ni esposa, novia o concubina, por lo que parece: fue antes. El protagonista es un dibujante joven, que se puede permitir pasar una temporada cuasi asilado del universo. La soledad es uno de los temas de Pyongyang. Y el aburrimiento. Algo que Guy resalta de su impresión de Corea es que no hay medios de esparcimiento. Una única disco, en un hotel, se llena de miembros extranjeros de organizaciones de ayuda internacional o empleados de multinacionales como él mismo, una vez a la semana, y no está permitido el acceso a los coreanos. Los restaurantes son pocos y también están en los hoteles. El único espectáculo coreano al que se puede acceder es una demostración de destrezas gimnásticas y musicales en honor al Líder, con chicos tocando sincronizados el acordeón, en el que Guy encuentra más despeseración que belleza. Parece todo bastante terrible en Corea del Norte, si le creemos a Guy. Y le creemos, porque leímos Jerusalén y vimos (vos y cuántos más, me pueden preguntar si quieren) como una de sus mejores características la búsqueda de "las dos (o más) campanas". Pero también puede ser que hace unos años Guy viera todo en colores más oscuros, que estuviera deprimido, no sabemos. 

http://images.sequart.org/images/Pyongyang-Shading.jpg

3.
Pyongyang es un libro interesantísimo para conocer algo acerca de una sociedad a la que no accedemos. A pesar de su tono de rechazo total al régimen de los Kim (y no digo que haya que estar a favor, pero ese tono le quita algo de la sensación de empatía), es mucho mejor este libro que cualquier noticiero para entender un poco más qué onda con Corea del Norte. Y narrativamente está buenísimo. Aguante Guy.
https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEjrxoCCV42jawKl5mb0mRumjQnlK76dH78Cny3irM8pqtOvpB4pYWK54a2jJ2CfRjx_yOS8V6Fol02SNtHvxKLYNmWGdvbciCFRz7lQf4ECG9uSkx6ZC9N4FUkjs8aCDzgTVpvAJFNcW1Zi/s1600/pyongyang2.jpg

miércoles, 8 de julio de 2015

Salomé de chacra, de Mauricio Kartun

1.
Dicho todo lo dicho en los posts de Ala de criados y de El Niño Argentino, agrego sólo un par de cosas sobre esta obra en particular, y seré breve. Salomé de chacra (juego de palabras entre Salomé, el personaje histórico y de la narración cristiana que dio lugar a varias obras de teatro, pinturas, óperas, etc.; y el salame de chacra) completa la que Kartun ha dado en llamar su "Trilogía Patronal". Situada un poco antes en el tiempo que las otras dos piezas de la trilogía, más bien fines del siglo XIX, transcurre en una estancia, en la que el patrón Hérodes, padre de la excitada Salomé, tiene encerrado en el fondo de un aljibe seco al ácrata Bautista, por intentar soliviantarle a la peonada. Salomé desea al Bautista, que la rechaza, y entonces pide su cabeza.

2.
De esta obra sí vi la puesta, con la gran Lorena Vega en el rol de Salomé, y la verdad es que el texto está mejor que lo que recordaba en base a mi experiencia como espectador. Vale la pena leerla, Kartun es muy capo como dramaturgo (mucho más que como director).

3.
La edición, también de Losada, es mucho más interesante que la de El Niño Argentino (de la cual me quejo en el post anterior). Aquí sí el prólogo, de Ernesto Schoo, refuerza la obra que se está por leer con un recorrido por las adaptaciones de la leyenda de Salomé a lo largo de la historia -de la cual, además, lo que es yo, no tenía idea-. Además se incluyen una entrevista con Osqui Guzmán, que actúa en esta obra también, y con el escenografo Norberto Laino, que si no viste la obra no tiene mucho goyete pero que está bien. Listo, chau, basta de Kartun por un tiempo.

jueves, 2 de julio de 2015

El Niño Argentino, de Mauricio Kartun

1.
Dicho todo lo dicho en el post de Ala de criados, agrego sólo un par de cosas sobre esta obra en particular. No la vi: cuando me enteré quién era Kartun (por haber leído accidentalmente Chau Misterix), ésta era la última obra suya que había estado en cartel, en el San Martín, y que todos habían visto y yo me había re perdido. Actuaba Mike Amigorena, antes de la fama televisiva y el descrédito chimentero, el siempre increíble Osqui Guzmán, y la vaca era María Inés Sancerni, que parece que estaba bárbara en el papel. Pero bueno, eso es lo que me dijeron, porque eso que tiene el teatro y que no tienen los libros ni las películas es que si ya pasó, ya pasó, viste, y no hay tu tía. En la edición que de esta obra publicó Losada junto con el Complejo Teatral de Buenos Aires hay fotos de la puesta. Se ve todo mucho más choto que lo que me imaginaba, pero eso también es lo que tiene el teatro: está buenísimo ahí, en el lugar y en el momento: todo registro es medio choto. Además las fotos están en blanco y negro. 

2.
Dicen que Mike Amigorena estaba fuerte en ese entonces. No sé qué pensar.

3.
El Niño Argentino tiene un argumento espectacular. Comienzos del XX: en un barco que atraviesa el Atlántico rumbo a las Europas, viaja una familia patricia, y como cuentan las leyendas, lleva en la bodega del barco una vaca atada, de modo de tener leche fresca durante todo el viaje. Junto a la vaca, la familia patricia se trajo un peón, pa' que la ordeñe. El peón no ve la luz del sol, viaja en la bodega como Ioná o Pinocho en el estómago de la ballena. Entonces, un día, ni bien el barco zarpa y sale del Río de la Plata, Tatita agarra al niño Argentino, su hijo mayor, el único varón, con las manos en la masa de la hija del ministro, y lo castiga con reclusión diaria en la bodega, "trabajando" junto al peón. El niño Argentino es un hijo de puta, así que no va a salir muy bien lo de la convivencia interclases en la bodega del barco. Ahora bien, eso no es todo: la obra está en verso. A lo poema gauchesco. He ahí la genialidad de la obra. Muy pero que muy bien.

4.
Ala de criados tiene una edición de Atuel, más pobre en cuanto a diseño, papel y esas cosas, pero muy rica en paratextos, con un "apéndice documental y analítico" coordinado por Jorge Dubatti, una entrevista de Dubatti a Kartun, otro texto de desmontaje de Kartun y tres "Lecturas críticas" de diferentes autores (Carlos Fos, Natacha Koss, y Dubatti de nuevo). En general, toda el tomo tiene un tono de izquierdas, acorde con el contenido de la obra. Hay una edición de Atuel de El Niño Argentino, pero ya no se consigue, y en cambio en el local de Losada se puede comprar esta edición sobrevalorada que conseguí yo. La diferencia de calidad es notable: la edición de Losada es re linda en diseño, papel, etc., pero tiene unos paratextos chorros de Roy Hora -historiador liberal que no dice nada sobre la obra-, un tal Guillermo Saavedra que tampoco suma mucho, y la consabida "cartografía de la obra" del propio Kartun, que está bien. La diferencia de calidad es ideológica: una edición de derecha de una obra de izquierda, que no se hace cargo además de dicha contradicción, resulta en este tomo insulso que sale mucho más de lo que debería.

Relato soñado, de Arthur Schnitzler y Jakob Hinrichs

1.
Arthur Schnitzler (Austria, 1862-1931) fue un médico, dramaturgo y escritor de la época en que Viena era la papa: Freud, Schiele, drogas, sexo, vals y torta de manzana. Se murió justo antes de que se pudriera todo mal. Relato soñado (Traumnovelle, 1926) es una novela corta de su última época -había empezado a publicar a fines del siglo XIX- y probablemente sea hoy en día su obra más conocida, aunque no muchos sepan que es suya, porque fue adaptada al cine hace no tanto tiempo por Estanislao Kubrick en su última película, Ojos bien cerrados (1999).


2.
Probablemente no la hubiera leído, de no ser porque la novela, en su versión original y en hermosa letra verde (la última novela que leí impresa en letra verde fue La historia sin fin), viene adjunta al fondo de la edición de la novela gráfica de Jakob Hinrichs que adapta a la susodicha. El cómic está buenísimo, por su forma de contar parece una obra más de diseño gráfico que de ilustración, y en este video publicitario sorprendentemente bien hecho pueden ver una suerte de trailer de lo que es la versión de Hinrichs. Pero me gustó mucho más la novela de Schnitzler.

3.
Después de acostar a su hija, el doctor Fridolin y su mujer Albertine se sientan a conversar al atardecer, y Albertine menciona a un hombre que conocieron el verano pasado en sus vacaciones en Dinamarca. Fridolin sale a atender una llamada urgente y desde entonces deambula por la calle, alucinando por los celos. En algún momento llegará al baile de máscaras que todos vimos en la película. En algún momento se verá envuelto en un asesinato, o no. La forma en que se mezclan lo onírico y lo real es lo mejor de la novela, así como la crudeza con la que trata asuntos sexuales que sorprenden en un libro de los años '20. Me hizo acordar un poco a El golem, de Meyrink. En el parque Centenario vi unos libros de Arthur por dos mangos: me los compraré.



Arturo en su juventud, toda la onda.

domingo, 28 de junio de 2015

Teatro 2: Como un puñal en las carnes. Rápido nocturno, aire de foxtrot. Desde la lona, de Mauricio Kartun

1.
Hice un trabajo sobre Ala de criados, en el que analicé cosas de la obra de Kartun in extenso, es el post anterior. De las tres obras que componen el presente libro, en ese trabajo sólo llegué a mencionar una, Desde la lona, porque el personaje del viejo anarquista Don Justo hace eco en otros personajes de la llamada Trilogía Patronal (El Niño Argentino, Ala de criados, Salomé de Chacra). Paso entonces a reseñar brevemente las tres obras de este tomo, porque hay cosas que me quedaron en el tintero.

2.
Kartun tiene obra desde los '70s, y la Trilogía Patronal es de la última época, los años 2000. El tomo este de la editorial Corregidor, Teatro 2, reúne obras de los '90. Un dato no menor es que hasta El niño argentino, Kartun no dirigía sino que se limitaba a escribir, por lo que estas obras no fueron dirigidas por él. De hecho, el unipersonal Como un puñal en las carnes no había sido estrenada al momento de la publicación; Rápido nocturno, aire de foxtrot se estrenó en 1998 en el San Martín, con dirección de Laura Yusem; y Desde la lona en 1997, dirigida por Roberto Castro.

3.
Yo, hace mucho tiempo atrás, leí Chau Misterix, que es de 1980. Estás obras se parecen un poco más a esa que al nuevo paradigma kartuniano del tercer milenio. En Como un puñal..., obra en tres actos, Monterito cuenta (al cuidador del baño en la parada en Dolores, a sus compañeros del banco en una postal, al mozo de un restaurant destrozado) el ascenso y caída de su relación amorosa con la empleada doméstica Sandrita: affaire en la pelopincho, fuga a Mar del Plata, descenso a la locura y regreso a la vida cotidiana. Aparece un Pumper Nic. El texto está buenísimo.

4.
Rápido nocturno, aire de foxtrot tiene unos conceptos dramatúrgicos muy limados: son los años '40; todo sucede en una casilla de guarda de tren, junto a una barrera; están el guarda, Cardone; su amante, Norma; y eventualmente, el ex-prometido de la amante, Chapita. Ahora bien, fuera de campo, están: el hijo de Norma, jugando en las vías; un boicoteador de barreras, perseguido por la cuadrilla del sindicato; un perro que era de Chapita; y una Orquesta Típica de Todos los Ritmos. Norma se contenta con Cardone, que es uno de esos peronistas de derecha (a mí me pareció por lo menos), machista y bailarín de tango; pero Chapita viene a proponerle El Porvenir. A todo esto, en cualquier momento pasa el nuevo Rápido de Rosario. Es hermosa la obra. Estaba leyendo el final y me dio un no se qué acá de la emoción.

5.
Desde la lona, rapidito: la mañana siguiente a un espectáculo de catch fallido, en un paraje desamparado de la provincia de Buenos Aires (Maquinista Pi). El organizador del show, sólo, con su colectivo de gira averiado, al que le habla para que arranque, sufre bajo el sol mientras espera que le paguen. Hay un opa que se le acerca, una mujer que en nombre del progreso está descuajando el pueblo y un viejo anarquista del que hablé en otra reseña. La obra habla de los '90, y la destrucción de la sociedad por parte del neoliberalismo. Es bastante explícita, sin dejar de ser poética, y me gustó también.

6.
Lo otro que está bueno de los libros de Kartun son los textos en los que él habla de su propia obra, y en este libro hay una reseña autobiográfica, además de una breve nota antes de algunas de las obras. LIKE.

lunes, 22 de junio de 2015

Ala de criados, de Mauricio Kartun

1.
Hice un trabajo sobre Ala de criados. Me quedó bastante digno. Por una semana fui fana de Kartun y en plan de estudio comparado me leí todas las obras suyas que habían en casa, y también me compré otras tantas, algunas de las cuales son mencionadas entonces en esto que sigue a continuación.

Una anécdota a modo de introducción

El viernes 27 de mayo asistí como espectador a la última función, a sala llena, de la puesta de Sacco y Vanzetti: dramaturgia sumaria de documentos sobre el caso, obra escrita por Mauricio Kartun en el año 1991 y que ahora dirigía Mariano Dossena en el Teatro Nacional Cervantes. Ya puesto a la tarea de realizar el presente trabajo sobre el programa político de Ala de criados, me había propuesto leer todo lo que del autor estuviera a mi alcance y en ese mismo afán me había parecido pertinente ver esta obra de Kartun sobre el histórico juicio a los dos anarquistas italianos, ocurrido en Estados Unidos en 1920, muy cercano en el tiempo con los sucesos de la Semana Trágica que contextúan a Ala de criados.
La pieza, construida (como su título lo indica) en base a documentos históricos relacionados con el juicio –cartas, coberturas periodísticas contemporáneas del juicio, además de estudios históricos sobre el tema que Kartun consultó en la biblioteca José Ingenieros y en la biblioteca de la FORA de la calle Brasil– cuenta promediando su extensión con cuatro monólogos, que son los alegatos finales del fiscal y la defensa y las palabras de los anarquistas tras ser declarados culpables de homicidio. Tras los monólogos de los personajes del fiscal, el abogado defensor, y Nicola Sacco, llega el turno del monólogo de Bartolomeo Vanzetti, interpretado en esta puesta por el actor Fabián Vena. Parado en el proscenio, llama a los espectadores “señores del jurado”, interpelándolos directamente. El suyo es el discurso más extenso, el más “ideológico”: Vanzetti dice que se lo condena por el crimen de haber luchado contra la explotación del hombre por el hombre. Se gana un cerrado aplauso del público presente, que atesta la sala hasta el cuarto piso. Ahora bien, y ésta es la anécdota: cuando el público finaliza su ovación, una voz anónima desde una de las plateas dice fuerte y claro, para que todos puedan oírlo: “Miren que después no hay McDonald’s”.
Debo aportar otro elemento, con el fin de llegar a la que será la hipótesis de este trabajo. En la entrevista-charla realizada por Eduardo Sartelli en 2012, Kartun afirma sobre el personaje de Juan el Bautista en su obra Salomé de Chacra que las expresiones ácratas que salen de la voz de este personaje desde el aljibe son “verdades de mi [su] encuadre”, para el cual el capitalismo es “un modelo destructor, represivo, altamente inteligente, profundamente seductor y tremendamente domesticante”. Lo que el espectador anónimo estaba resaltando con su chiste era la distancia entre aplaudir las palabras de Vanzetti y consumir en el paradigmático restaurante de comidas rápidas, al cual le calzan tan bien dos de los adjetivos que Kartun utiliza para referirse al capitalismo: seducción y domesticación.
En Ala de criados, el personaje que más tiene que ver con esta definición del capitalismo es Pedro Testa, el acomodaticio cuentapropista que vive su ascenso y caída a manos de los oligarcas Tatana, Pancho y Emilito. Pedro, un representante de lo que Kartun denomina prehistoria de la clase media, ha sido seducido y domesticado por el capitalismo, reprime por el capitalismo, destruye y será destruido por el capitalismo. El programa político de Ala de criados se encuentra en esa “alianza de clases” que conforman los “bichos” y el colombaire en la Brigada Linneo de la Liga Patriótica Argentina contra los anarquistas de la biblioteca Juventud Moderna; o más bien en el resultado final de esa alianza. Si ponemos el ojo en los roles sociales de los personajes de la obra, el mensaje político que representa la muerte de Pedro a manos de sus patrones, como único premio por su comportamiento servicial (o servil: “Cruzan para allá, uno cruza para allá. Cruzan para acá, uno cruza para acá. Hay que darle a los negros, uno le da a los negros. Hay que darle a los anarquistas, uno le da a los anarquistas”, dirá Pedro en su monólogo final) no deja dudas sobre el sentido del mismo: una alianza de clases entre explotadores y explotados sólo puede redundar a favor de los primeros y en prejuicio de los últimos.

Ala de criados y la Semana Trágica
“Yo no utilizo a la historia como fuente de material literal,
de sustancia palpable, sino como gran proveedora de mitos”
Mauricio Kartun[1]

El 7 de enero de 1919, durante el gobierno democrático del radical Hipólito Yrigoyen, comienza lo que en la historia argentina se ha dado en llamar Semana Trágica. El resumen de los hechos consta en estudios históricos sobre el tema: una huelga parcial, iniciada en diciembre de 1918 en los talleres metalúrgicos Vasena e Hijos Ltda., en lucha por una serie de reivindicaciones básicas del movimiento obrero (jornada laboral de 8 horas, aumentos de salarios, pago de horas extras, supresión del trabajo a destajo y reincorporación de los trabajadores cesanteados por actividades gremiales) deviene en una huelga general ante la represión policial que el 6 de enero cobra cuatro víctimas fatales y 40 heridos. [2]
A lo largo de la semana que va del 7 al 15 de enero, la violencia escala hasta límites insospechados. No sólo la represión policial y militar causa bajas en la clase obrera durante la represión a los piquetes, a las manifestaciones y a los cortejos fúnebres de los obreros caídos; además, la burguesía y la pequeña burguesía organizadas en la Liga Patriótica Argentina se anotan un número importante de víctimas en los ataques (pogromos) a barrios de inmigrantes, sobre todo de origen judío ruso, considerados por los reaccionarios como los causantes de la huelga y como instigadores de una revolución en ciernes. “Para el día 15 la huelga se ha extinguido; había durado una semana. (…) Cuatrocientos muertos y dos mil presos. Entre los presos hay miembros de un fantástico e inexistente ‘comité revolucionario’ que había planeado, según la policía, un ‘complot maximalista’”.[3]
Dice Edgardo Bilsky: “Todo indica que la reacción represiva del gobierno y de las fuerzas conservadoras no guarda ninguna proporción con el accionar obrero”.[4] Mientras la violencia obrera respondió a necesidades de auto-defensa, o bien estuvo dirigida contra bienes materiales como tranvías o las instalaciones de los talleres Vasena, la violencia desarrollada por la Liga Patriótica incluyó linchamientos y violaciones, especialmente a inmigrantes judíos.
Algunas de las características mencionadas por Bilsky sobre la Liga Patriótica tienen relación directa con los hechos de Ala de criados: por su composición, está fuertemente comprometida con la defensa del modelo agro-exportador, lo que la vuelve una fuerza de choque del gran capital; además de hijos de la oligarquía ganadera, cuenta entre sus miembros también con hijos de inmigrantes de la clase media, que forman una corriente pequeño burguesa destacable al interior de la organización.
Eduardo Sartelli plantea que “toda la acción de la Liga Patriótica hubiera carecido de verosimilitud de no ser por la Ley Sáenz Peña” que había consagrado la democracia burguesa en la Argentina tres años antes de la Semana Trágica.[5] Esto es así porque la Liga tenía como finalidad “eliminar todo posible desborde del marco institucional constituido por la democracia burguesa”, que incluye entre sus supuestos “el credo central de la sociedad burguesa, la igualdad política entre sus miembros”,[6] a lo que podemos agregar otro supuesto, el de la igualdad económica, que en la Argentina se expresó en el discurso del ascenso social, “que el mundo está abierto a todas las posibilidades, que el ahorro se realiza fácil y rápidamente se transforma en capital”.[7]
Ahora sí, veamos qué sucede con todos estos elementos en Ala de criados. Los acontecimientos narrados en la obra ocurren en siete escenas, una por cada día de la Semana Trágica. Los jóvenes Tatana, Emilito y Pancho Guerra, primos y parias de la oligarquía, excluidos por diversos motivos en su entorno social y familiar, son enviados por su Gran papá –el abuelo, patriarca familiar, un personaje fuera de campo que ocupa un rol central en el relato y que es hablado a través del personaje de Tatana– al exclusivo club de tiro a la paloma (el Pidgeon Club) en donde suelen veranear en Mar del Plata. La razón es alejarlos de la ciudad durante los hechos de violencia, “la atrascanada bolsheviki” según Emilito, de lo que sería la Semana Trágica. Pero el club también está paralizado por la huelga general: los colombaires catalanes se han plegado. El único trabajador que sigue haciendo funcionar el club y que atiende a los tres huéspedes es Pedro Testa, cuentapropista, quien duerme en el ala de criados del título (pero “no es que yo sea… me lo prestan…”, se afana en aclarar varias veces a lo largo de la pieza, incluido el monólogo final).
Al segundo día, llega desde Buenos Aires el mandato familiar –para los varones– de  presentarse como voluntarios en la Liga Patriótica local. Pero tras ser rechazados –por sus condiciones de parias–, los protagonistas deciden, liderados por Tatana y montados en el odio reaccionario de Pedro contra los catalanes que paralizan el club, conformar su propia célula de la organización, y atacar una biblioteca anarquista, la Juventud Moderna.
En resumen, los días/escenas que siguen cuentan los momentos previos y posteriores al ataque a la biblioteca, todos hechos que ocurren fuera de campo, así como la muerte de las palomas que Pedro Testa había comprado para el club y que son su principal preocupación, el interés económico por el que el cuentapropista se comporta de manera servil con los tres primos, haciendo de brazo armado en el ataque a los anarquistas en la biblioteca, en la venganza contra el vasco Beristaín –el personaje, también fuera de campo, que no les había permitido ingresar en la Liga Patriótica (y a quienes, para convertir en enemigo, los protagonistas judaízan con el apellido Berenstein)–, o incluso satisfaciendo sexualmente en el ala de criados. Cuando Pedro se da cuenta de que no ha ganado nada en su “alianza” con los primos oligarcas, sino que más bien lo ha perdido todo, se sale de sus casillas. En consecuencia, en la última escena, los primos deciden ponerlo en su lugar: primero lo aprisionan, y más tarde lo asesinan y desaparecen en el mar, sin ningún tipo de prurito moral. Al final de la obra se ha restablecido el orden imperante, tanto en el Pidgeon Club como en el país. La Semana Trágica ha terminado.
PANCHO: Esta tarde llamó Tata. “Llego en el tren de la noche…”. Han terminado por fin con la revuelta gracias a Dios y la Virgen santísima.
EMILITO: Les dimos un aumentito y se les fue la salvajina, dijo. Salvajina es muy de Tata… Pero como los teníamos asustados pidieron menos de lo que estábamos dispuestos a dar. Buen negocio: si no les das hoy el pan en la puerta de la fábrica mañana nos queman el trigo en el campo.

La democracia es engañifa

Según Jorge Dubatti, “Pedro es una metáfora de la clase media que ‘compra’ y asume los intereses de una clase a la que no pertenece y que finalmente acaba destruyéndolo”.[8] Si bien estoy de acuerdo con este postulado, disiento con este autor en la interpretación global que hace del personaje de Pedro y del concepto de la engañifa en cuanto a lo histórico y político en la obra (no así en lo poético-teatral).
Para Dubatti, cuando en el final de sus últimas palabras Pedro dice que “el progreso es engañifa”, se refiere a que “la engañifa es instrumento del progreso” y a la vez que el progreso como valor es ilusorio.[9] Creo que esta segunda acepción se queda corta: no sólo la obra muestra la ilusoriedad del progreso como valor; también habla de la falsedad de la premisa del ascenso social mediante el trabajo duro que pregonaba la oligarquía en esas décadas, queriendo atraer mano de obra migrante pero reprimiendo como en la Semana Trágica las más básicas reivindicaciones obreras.
El personaje de Pedro representa a esa proto clase media de derecha de la que habla Dubatti, pero, en su sorpresa frente a la traición de los Guerra (“¡Suéltenme!... Uno se porta y… Lo único que sabemos es portarnos con ustedes y al final siempre fusta. ¿Nunca un terrón en la boca? Después se quejan. ¿No estamos del mismo lado? ¿Tenemos los mismos enemigos o no?”), demuestra que no es sólo por conveniencia que se pliega a los nietos del terrateniente contra los obreros en huelga, sino también por convicción, por creer en “el credo central de la sociedad burguesa, la igualdad política entre sus miembros” del que habla Sartelli, así como en “que el mundo está abierto a todas las posibilidades, que el ahorro se realiza fácil y rápidamente se transforma en capital”. Es decir, Pedro no sólo utiliza la engañifa, también es víctima de la engañifa, la engañifa del progreso a la que él mismo hace referencia (y que en realidad los Guerra nunca sostienen).

Coherencia ideológica en la obra de Kartun

            Sin entrar en detalles, me parece importante mencionar algunos elementos que relacionan el programa político de Ala de criados con otras obras del autor.
            En primer lugar, hay una intertextualidad explícita entre Ala de criados y la obra anterior de Kartun, El Niño Argentino, a quien Tatana cita –mencionándolo como otro de sus primos- en la escena III. En esa obra, el mito de la vaca atada en la bodega de un paquebote rumbo a Europa con su respectivo peón para ordeñarla da origen a la tragedia del Niño Argentino, hijo de la aristocracia más opulenta de la Argentina de principios del siglo XX, y el Muchacho, un gaucho que no ve la luz del sol. La lucha de clases también se pone en escena en esa obra, en la que el Muchacho ve cómo el Niño se va aprovechando de él mediante un simulacro de amistad, hasta que el abuso (la explotación) llega a su punto de saturación y el gaucho degüella al patrón.
            En Salomé de chacra, Kartun desarrolla una obra teatral a partir de una anécdota que también se menciona en Ala de criados, en la cual el Gran Papá de los Guerra habría encerrado en un aljibe seco a dos anarquistas: “Dos linyeras catalanes le soliviantaban la peonada a Tata. Ácratas. De campo en campo en vagones de carga. Se los cazó a lazo un capataz en el apeadero de la estancia. Tata los bajó con una noria al pozo de un aljibe seco. Un farol, aceite y la Constitución nacional.(…) Y les tomaba el texto de memoria. Esto se llama democracia, les decía desde el brocal”. En Salomé, los dos anarquistas son reemplazados por Bautista, y Tata por Herodes. Pero permanece la idea del encierro y la memorización de la Constitución como método de tortura por parte de un terrateniente “democrático”. Todo esto abona la hipótesis de la democracia burguesa como engañifa, por lo menos en el mundo de estas obras en el periodo en el que transcurren.
            A diferencia de El Niño Argentino y Ala de criados, en Salomé de chacra aparece un personaje positivo, en el sentido de que representa las ideas políticas defendidas por el autor, que es el anarquista en el aljibe, Bautista, al que hacíamos referencia en la introducción del presente trabajo. Para Bautista, “a la propiedad hay que abolirla”, “te cuidarás del burgués armado, pero más del que te invite a comer”, “Dios es enfermedad”, y “la herencia es el artilugio funesto con que perpetúa la familia el capital”. Si además consideramos en sistema también la obra Sacco y Vanzetti, donde el recurso narrativo de los héroes y los villanos es manifiesto, podemos aducir que las ideas políticas positivas en Ala de criados están fuera de campo, en los trabajadores catalanes en huelga que son atacados por la Brigada Linneo.

Conclusión

Ala de criados refleja en su narrativa la desigualdad fundamental que existe en el nacimiento de la democracia burguesa en la Argentina y que se manifestó en toda su violencia en la Semana Trágica de enero de 1919. A través de Pedro Testa, personaje engañado por el discurso de ascenso social del capitalismo opulento de comienzos del XX, Kartun escenifica la ideología que dio lugar a la participación de la clase media en la represión a la clase obrera desde la Liga Patriótica, así como los límites de la alianza de clases que esa organización decía representar en la defensa de la Argentina de los intereses maximalistas. Como dice Kartun, de la Semana Trágica no toma los hechos concretos sino el mito, las posibilidades significantes de ese acontecimiento, puesto que las conclusiones del posible lector o espectador no se limitan a lo acontecido en esos días, ni a los valores de la Liga Patriótica, sino que son extensibles a muchos otros hechos de la historia de nuestro país en los cuales los valores de la clase dominante tuvieron un consenso en sectores pequeño burgueses o medios.


sábado, 6 de junio de 2015

Tierra de exilio, de Andrés Rivera

1.
Extraño caso en el que leo un libro sin saber absolutamente nada de su autor o su contexto. Rápidamente voy sacando algunas conclusiones: es un escritor de izquierdas, argentino, miembro o descendiente del boom latinoamericano. Muy a la manera de Carlos Fuentes, cambia de tiempo y espacio y de personaje, y hasta de persona. Escribe muy bien. Usa muy bien las comas (por ejemplo: "Me gustan el vino, los cigarrillos rubios, el asado, los spaghettis, y comer, los spaghettis, sin apuro, y esperar, a veces, solo, en el departamento de Natalia, a que el sol emerja de las aguas del río, rojo, al este."). 

2.
Sin embargo, de la novela, de lo que ocurre, en la novela, con los personajes, al amanecer, no entendí un pomo.

La montaña mágica, de Thomas Mann

1.
Más o menos de marzo a junio el único libro que leí fue éste. Sin contar las historietas, leí libros cortitos nomás. Y el de King de acá abajo. Pero nada más. Pueden comprobarlo mirando las fechas de las reseñas de este blog porque en este blog reseño todo lo que leo. La montaña mágica -en la edición de Plaza y Janes de 1996 que es la que leí yo- tiene 974 páginas. Normalmente no canchereo sobre esto, las extensiones de los libros no tienen siempre que ver con sus contenidos. A veces los libros son así de largos pero por su redacción, por el tamaño de la letra o el interlineado o lo que sea, eso no importa: estoy pensando en George R. R. Martin, los de Lisbeth Salander y esos. Pero en este caso sí, importa. Y no solamente porque me baja el promedio de libros leído en el blog (ah re). Pasemos por favor a la primera cita de la noche:
¿Hacia verdaderamente seis meses que el valle y las montañas estaban cubiertos de nieve? ¡Ya hacía siete! El tiempo pasa mientras nosotros referimos la historia, nuestro tiempo propio, el que consagramos a esta historia, pero también el tiempo profundamente anterior de Hans Castorp y sus compañeros de infortunio, allá arriba en la nieve, y el tiempo sigue produciendo cambios. (Pág. 484)
 2.
La montaña mágica cuenta la historia de Hans Castorp, un joven adulto que piensa como un adolescente y que tras terminar sus estudios de bachiller y a punto de entrar a trabajar en un astillero en su Hamburgo natal, viaja por primera vez en su vida lejos de su país, hasta una exclusiva clínica de montaña en Suiza, para permanecer allí tres semanas, hacer compañía a su primo Joachim, que llevaba internado ya seis meses, y de paso recuperarse él mismo de una leve debilidad. Como cualquiera supone con un libro de casi mil páginas en las manos, la historia va a durar más que tres semanas. Y de hecho, así es: Hans Castorp permanece por años en el Sanatorio Internacional Berghof, en la montaña mágica. Así comienza el capítulo "Cambios", justo en la mitad de la novela:
¿Qué es el tiempo? Un misterio sin realidad propia y omnipotente. (...) El tiempo es activo, produce. ¿Qué produce? Produce el cambio. (Pág. 481)
Obviamente hay mucho escrito sobre La montaña mágica, y no estoy ni cerca de un estado de la cuestión, pero entiendo que lo que usualmente se dice de la novela es que se trata de la lucha entre dos posiciones ideológicas contrapuestas, la liberal y la conservadora, en el período anterior a la Primera Guerra Mundial, y del clima de época de esos años. Es cierto, pero mucho más que de eso, para mí La montaña mágica se trata del tiempo: es un experimento con el tiempo, el tiempo en la literatura y el tiempo en la realidad. Para mí, la cita de la página 484 es todo, es el resumen conceptual de La montaña mágica. Después, lo que pasa en la novela, el amor de Hans Castorp por Madame Chauchat, la discusión eterna entre el liberal Settembrini y el reaccionario Naphta, la salud de los enfermos, la lección de anatomía, la música, los juegos, el espiritismo, todo eso es lo que pasa pero no es el tema, el tema es que lo que pasa, pasa; tanto en la vida de Hans Castorp como en el tiempo en que los lectores lo leemos. El amigo Thomas parece fascinado con ese punto de la cuestión, y si uno le agarra la mano, le fascina a uno también.

3.
A partir de ahora, apuntes sueltos: 

- Quería leer La montaña mágica porque en algún lado leí que Bolaño amaba esta novela y que una parte de 2666 (en la que una mujer deja a su marido, creo que a Amalfitano, ya no recuerdo, para ir a buscar a un poeta loco que vive en un hospital psiquiátrico) estaba basada en este libro, así como también su novela El Tercer Reich, que todavía no tuve el placer de leer.
- También quería leer La montaña mágica porque me propuse leer las grandes (en cuanto a tamaño) novelas clásicas que aún no leí. Próximamente, La guerra y la paz, y/o Anna Karenina, y Crimen y castigo, y Moby Dick.
- Más sobre La montaña mágica y Bolaño. Aquí un fragmento de Los detectives salvajes que acabo de encontrar en la interné: "...La montaña mágica (en mi modesta opinión un paradigma de la literatura tranquila, serena, completa)..."
- Leo en una nota de Juan Forn, que Thomas Mann era un conocido homosexual oculto ("como bien se sabe, Thomas Mann no tenía novias; le gustaban los efebos y, para disimularlo, estaba más que casado con su estoica esposa y pantalla", aquí. Como todas las contratapas de Forn, no tiene desperdicio). Encaja perfectamente con el amor adolescente de Hans Castorp por un muchacho "con ojos de tártaro", ojos que después ve en los ojos de Madame Chauchat. Me llamó mucho la atención lo abiertamente gay -pero al mismo tiempo, como quien no quiere la cosa- de este aspecto de La montaña mágica en el que se hace bastante hincapié.
- Thomas Mann empezó a escribir esta novela cuando acompañó a su mujer (y pantalla) a un sanatorio de montaña similar el Berghof, y la terminó muchos años después, cuando ya había estallado la Primera Guerra Mundial. Con ese dato en mente es muy curioso cómo cambia la historia, como si le pegaran brucos golpes de timón, cada tantas cientos de páginas. Uno de sus personajes principales, Leo Naphta, no aparece hasta pasada la mitad de la novela. Y el holandés Mynheer Peeperkorn, mi personaje favorito, aparece recién en el último cuarto de la misma. Esta actualización de personajes cuasi protagónicos tan fuertes es parte de la genialidad de la novela. Ah, porque es genial, creo que no lo dije hasta ahora, la amé.
- Amé La montaña mágica, pero tardé 200 páginas en superar el aburrimiento y entrar en la historia. Es casi como leer un libro entero antes de que quieras realmente seguir leyendo.
- La verdadera prueba asesina para el lector, de todos modos, viene un poco después. Se deben superar las creo que nueve páginas de anatomía humana con las que Thomas Mann nos mortifica, tratando de que tiremos el libro a la basura, más o menos en la página 400, para entrar de lleno en la aventura. Más de uno debe haber muerto en el intento.
- ¿Qué pensar de Leo Naphta? ¿Es un estereotipo antisemita? Debe haber mucho escrito al respecto. Yo creo que Thomas Mann no era de ninguna manera antisemita (hacia el final del libro, cuando Hans Castorp se interesa por la pelea entre los internados polacos, el libro es explícitamente anti-antisemita) pero que con Leo Naphta, y sobre todo con la biografía del personaje, se le ve la hilacha del antisemitismo tradicional de la época.
- Supongo que alguien en alguna Universidad del mundo ya habrá escrito un ensayo al respecto, pero Leo Naphta parece uno de los modernistas reaccionarios de los que habla Jeffrey Herf, o por lo menos se podría trazar los paralelos entre éstos y el personaje. Sin duda, Leo Naphta es un judío proto-nazi.
- Hans Castorp es como un Werther un poco menos llorón (sólo un poco). Lo queremos más a Hans, obviamente.

En fin. FINIS OPERIS, como dice Thomas.

POSTSCRIPTUM: Leí por ahí que Settembrini está basado en Heinrich Mann, el hermano de Tomy, y que Naphta estaría basado en Georg Lukács. ¿En serio? No lo veo a Lukács como un fanático religioso, no me cierra por ningún lado.

viernes, 5 de junio de 2015

Hellblazer 4, de Garth Ennis y Steve Dillon

1.
El último tomo de la etapa guionada por el irlandés Garth Ennis de la saga de John Constantine, no es el mejor. Adolesce en grande de ese mal de las historietas tipo Marvel-DC-Vértigo que se llama intertextualidad al palo. La intertextualidad con otras historias que no conocemos (quizás son de etapas previas de Hellblazer, pero también pueden ser de cualquier otra historieta de cualquier otro autor de la empresa, como ya pasó una vez con la intertextualidad entre Hellblazer y Sandman) se va tan al carajo acá que en un momento no entendí nada, ni quiénes eran los personajes, si ya los había visto en otro momento, ni por qué estaban todos enojados con Constantine, él que es tan bueno.

(Más reflexiones sobre la intertextualidad mal entendida acá. ¿Alguien habrá estudiado -algún teórico del cómic, ahora que abundan- la relación entre esta práctica y la creación de clientes nerds de la editorial?)

2.
Hay varias historias autoconclusivas (pero conectadas con otras, como decía) en este tomo final. En "La llama de la condenación", que dura cuatro issues, Constantine viaja a Nueva York, no sabemos por qué, y tiene una aventura muy Preacher, con yanquis celebres muertos y todo (en Preacher, el protagonista Custer tiene constantemente una alucinación tipo Pepe Grillo pero con John Wayne; en este capítulo, Constantine viaja con un Kennedy que se tiene que tener la cabeza con una mano para que no se le escape el cerebro). El problema es que el malo, un tal Medianoche, ¿quién mierda es? Primer problema de intertextualidad.


3.
Después hay tres capítulos o issues o números que cierran en sí mismos. El primero, "Un acto de unión", ilustrado por otro que no es Dillon, es un flashback total respecto del todo, sobre cómo Constantine conoce a Kit en el pasado, cuando ella era la mujer de su amigo Brendan, a quien ya vimos morir al principio de la saga. El capítulo es hermoso, y otro ejemplo de la maestría en el guión de historieta de Ennis, como ya dijimos sobre el #70. El segundo, en el que Constantine recuerda hechos del pasado con el fantasma de su amigo Brendan, ya empieza a derrapar en los pantanos de la intertextualidad implícita: es horrible la sensación, como lector, de no saber si lo que uno no está entendiendo es porque lo sabría si hubiera leído el tomo 541 de Crisis en Wachilandia o el 72 de Wonder Woman, o porque no se supone que tenga que saberlo, o se supone que si hubiera prestado más atención a lo que sí leyó, lo entendería. Y el tercero, peor aún. Está Chas, amigo de Constantine al que sí venimos viendo, que también recuerda anécdotas de un pasado que no sabemos si es la primera que nos presentan o no, y que además está enojado con Constantine y no nos acordamos por qué (en el tomo 1 ya estaba enojado con él y se le había pasado, ¿qué está pasando? ¿soy un idiota o es una estafa).

4.
La aventura que cierra la etapa Ennis de Hellblazer se titula "El rastrillo de las puertas del infierno" y si bien tiene también el temita de las intertextualidades, comprensibles como el temita con el demonio que vimos en tomos anteriores, o incomprensibles como esos personajes que uno no sabe si debería o no reconocer (¿quién es Astra?), dura lo suficiente como para ganar su propia lógica interna y que ya no importe lo que pasó antes. Y también, dura lo suficiente como para que escale el conflicto hasta las alturas épicas que se merece.

5.
Por otro lado, el demonio se parece a Alejandro Dolina (y a Howar Stern).