viernes, 16 de octubre de 2015

Bajar es lo peor, de Mariana Enriquez

1.
El año pasado, Nadia Lihuel me dijo que cómo no había leído Bajar es lo peor. También me contó que era un libro editado en los '90, que se había hecho de culto y que un poco por eso, no se conseguía más. Parece que ese mismo año, en 2013, fue finalmente reeditado por Galerna. Un año después de mi charla con Nadia vi el lomo de Bajar es lo peor en la biblioteca de un amigo y de inmediato lo tomé prestado. Luego sucedió que cuando ya lo estaba leyendo, escrutando los estantes de una librería de usados sobre Scalabrini Ortiz encontré la edición original, esa que lleva el nombre del despreciable Jorge Larrata en una esquina de la tapa. Finalmente el Destino hizo que el ejemplar de Galerna que estaba leyendo estuviera fallado: de la página 128 saltaba a la 193, de la 224 a la 161... Si se lo van a comprar chequeen eso. Volví a la librería de Scalabritny y compré el ejemplar de la primera edición.

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2.
La única diferencia entre las dos ediciones es el prólogo a la nueva, escrito por la autora, en el que por ejemplo explica que el libro no se había reeditado antes porque nadie se lo había pedido, y también que no revisó ni releyó para esta reedición el libro que escribió a sus 21 años (la llamaban "la escritora más joven de la Argentina"):
No releí Bajar es lo peor para esta reedición. No quise corregirle nada; tampoco quiero recordar lo que no recuerdo de la trama o de los personajes ni reencontrarme con errores que, ya sé, son obvios; como las escenas de sexo, que tienen muy poco realismo y mucha fantasía, pero son fieles a lo que me erotizaba en ese momento, antes de ver pornografía, antes de que mis amigos gays tuvieran la experiencia suficiente para describirme ciertas dinámicas, antes de que yo misma experimentara lo suficiente. No quiero retocar ninguno de esos problemas cándidos. Me gusta esta novela. Me gustó escribirla.
Si usted, lector de mi blog, es un fan de Bajar es lo peor, le sugiero que vaya a una librería y lea de parado el prólogo porque vale la pena. Muchos de los conceptos vertidos en ese prólogo están también en esta entrevista copada que encontré en la Internet.

3.
Otra cosa que encontré en Internet es esta reseña, con la que concuerdo en esto:
Me hubiera gustado leer Bajar es lo peor en la adolescencia. Creo que en aquella edad hubiera sido –como me ocurrió con En la ruta, de Jack Kerouac- una lectura atrapante, que permite una relectura casi nostálgica cuando uno ya pasó esos años.
Yo me hubiera obsesionado con Bajar es lo peor, si la hubiera leído a su debido tiempo. Drogas, amor entre tipos, sexo y vagancia callejera. Y todo ese clima gótico/depresivo. Nunca fui un adolescente muy gótico que digamos, pero esta novela me hubiera pegado y además para ese lado. Como sea, me perdí algo, como con tantos libros que hay que leer a los 15. A los 15 uno debería pasársela leyendo.

4.
De qué se trata Bajar es lo peor. En primer lugar, es importante aclarar el contexto: es Buenos Aires (La Boca, Plaza Flores, Retiro, Recoleta: nunca se entiende cómo llegan los personajes de un lugar al otro, la ciudad es como un laberinto en un sueño, pero los espacios son reconocibles, es Buenos Aires, todo el tiempo) y son los años '90 (la primera edición es de 1995). Narval, un joven rubio yonqui muy potro de edad indeterminada, se inyecta cocaína y alucina -o no- con un trío de monstruos que se le aparecen en cualquier lugar: un hombre de cuencas vacías, otro cubierto de arañas, y una mujer con algo de banshee y algo de zombi. Narval está por volverse loco, y el trío del horror se le va volviendo casi una necesidad. Cada dos por tres termina haciendo alguna asquerosidad, como eyacular desesperadamente dentro de las cuencas del hombre sin ojos, y el grado de asco y atractivo de imágenes como la que acabo de describir es en mi opinión uno de los puntos álgidos de Bajar es lo peor. Por otro lado, Narval está enamorado de Facundo, un taxiboy de pelo largo extraído casi sin paliativos de la imaginería de la película Entrevista con el vampiro. Todos aman a Facundo, que calentaría hasta a una piedra, según dice uno en un momento. También hay una mujer que ama a los dos, Carolina (quien nunca dejó de tener en mi imaginación la cara de Mariana Enriquez en la solapa del libro), que tiene un amigo merquero y un hermano con problemas psiquiátricos, y también están los otros taxiboys, el dueño loca del boliche-prostíbulo simil Espartacus en el que en cualquier momento cae el juez Oyarbide, un tranza, un viejo que mantiene a Facundo mientras sufre por su amor, una clienta de Facundo a la que llaman "la Palera"...

5.
La trama no es lo más importante de esta novela. Tampoco los diálogos. Creo que todo el atractivo está en los personajes, que son casi personas; en la tensión entre ellos, que es casi estática pero vibrante, en esas escenas de sexo y de abuso de drogas que sólo pueden salir de la pluma de alguien que imagina más que lo que conoce, y en el retrato que pinta del Buenos Aires casi beatnik desde la óptica de una piba de 21 años. Sí, tiene partes mal escritas; y en algunos momentos se torna demasiado reiterativa en sus tópicos. Pero se disfruta. Y se lee muy adictivamente. Con la prevenciones del caso, recomiéndola.

6.
En el año 2002, me pregunto en qué circuito, salió una película basada en Bajar es lo peor, adaptada, dirigida y aparentemente también financiada por una tal Leyla Grunberg, que también es quien la subió a youtube. La vi. No está tan mal. O sea: no es una película destinada al éxito, ni se la recomendaría a mi madre, pero tiene varios méritos. En primer lugar, una película hecha en 2002, año de la post-crisis, con evidentemente bajísimo presupuesto y sin ningún subsidio, pareciera que nacida de la necesidad de la directora de hacerla, tiene el mérito de la épica de producción y yo se lo reconozco. Hasta tiene sponsors de marcas como Gancia, que muy probablemente hayan costado conseguir sangre sudor y lágrimas. Las escenas filmadas en exteriores reales, de Narval deambulando drogado por la calle, con extras que son los transeuntes reales de Buenos Aires en 2002, me encantaron. Ojalá hubieran habido más. En segundo lugar: el casting está bien hecho, y eso que era difícil. Encontraron un Facundo potable, que era lo más difícil. Entre los personajes secundarios hay algunas estrellitas, como el capo de Lautaro Delgado en el rol muy pequeño del amigo merquero, o Cristina Banegas como la mujer de la alucinación. Y después está Belen Blanco, que debía ser la más famosa del elenco, en el rol de Carolina: no me convenció. También es un acierto el juego con el montaje. Ahora bien, entre los desaciertos está el final, especialmente, que no sólo se aleja del del libro sino que no tiene ningún sentido y es una berretada. También faltaron chotas, y escenas de sexo en general. Están todas concentradas al principio. El principio está bueno.


viernes, 9 de octubre de 2015

La vuelta descremada, de Ibn Al Rabin

1.
Ibn Al Rabin es el seudónimo de un suizo, que para más datos vivió varios años en Argentina, y La vuelta descremada es la edición argentina de Retour écrémé (con tres tildes) que fue concebida en francés en el año 2002, durante un viaje en auto desde Ginebra hasta la India, según cuenta el propio autor en el prólogo, esta vez en castellano en el original. Por fuera del contenido, del que pasaremos a ocuparnos en el punto dos, el hecho de la edición argentina en la que el autor metió mano tiene su encanto. El prólogo es un punto a favor, y el texto de la contratapa pertenece al género de las contratapas inspiradas, que uno encuentra sólo muy de vez en cuando en el mar de contratapas pedorras y/o espoileras que son las más en el Universo.

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"de todos modos no va a ser la primera vez que los muertos votan en este gobierno..."

2.
Decía, la edición es argentina, ergo la traducción también, por lo que los monigotes de Ibn Al Rabin dicen cosas como "pero ¡calmate! me vas a aterrorizar, ¡che!" (por ejemplo). Eso también me gusta. Viva la patria.

3.
No leí otras cosas del autor, pero tiene un sitio web (en castellano) en el que podemos observar que lo suyo son los monigotes. Hace magia con los monigotes: les da una expresión asombrosa con modificaciones mínimas. Esto que sigue no es de La vuelta descremada pero sirve para demostrar mi punto anterior irrefutablemente.

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4.
La vuelta descremada vendría a ser una novela gráfica con/sobre zombis. Cada capítulo es consecutivo en la diégesis al anterior, pero presenta situaciones nuevas, no necesariamente ancladas en los personajes o hechos del capítulo pretérito, aunque sí en el contexto que avanza con la trama y que nosotros lectores conocemos a través de los atisbos que nos ofrece cada capítulo. Es decir, la trama de la novela funciona igual que el recurso gráfico principal de todo el asunto: a través del peso del fuera de campo. Ibn Al Rabin usa los cuadritos como encuadres fijos que los personajes a veces abandonan, dándole al fuera de campo un lugar central, poco visto en otros cómics. No digo más.

miércoles, 7 de octubre de 2015

Sandman IX: Las Benévolas, de Neil Gaiman

1.
Juicio y castigo a un tal Frank McConnel que escribió un prólogo malísimo en el que TE CUENTA EL FINAL. Por cadena de mandos, juicio y castigo también a los editores del libro que dejaron pasar un prólogo que te cuenta el final, en su versión original y en su versión castellana. Hay que ser hijo de puta. O, hay que ser tan tan tan snob como para creer que el factor sorpresa no tiene ninguna importancia para la lectura de un libro, cualquiera éste sea. Ya hice una reflexión más sesuda sobre esto mismo en la reseña que hice de El traductor de Benesdra.

2.
Es el anteúltimo de los tomos y el más largo. Reaparecen todos los personajes de la saga de Gaiman, se retoman brevemente todos los hilos. Los hilos están muy presentes en la historieta, por cierto, que comienza con las tres Parcas, Cloto, Laquesis y Átropos (tales sus nombres en la mitología griega), comenzando un tejido nuevo. No me di cuenta en la lectura, lo dice el hijo de puta de Frank McConnel en el prólogo spoilero y es una buena observación que habla de lo zarpado guionista que es Neil Gaiman, que muchos de los capítulos tienen en el primer o segundo cuadrito un hilo, cable, soga o similar, y una frase que se refiere a algo de la diégesis de la historia pero podría estar refiriendose a la narración también: "¿Y cuánto van a tardar?", "Creo que va a ser más grande de lo que había planeado", "Siempre tarda más de lo que pensabas, ¿no?".

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Los dibujos de este Marc Hempel no son de mis preferidos.
3.
Como siempre cambia de dibujantes, en este tomo el principal es un tal Marc Hempel, que no me gustó mucho. La cosa es empieza demasiado naif y minimal para mi gusto, pero después se va oscureciendo, complejizando (y/o acomplejando) y mejorando.

4.
A Gaiman le re cabe lo meta. El tomo está lleno de mini historietas contenidas dentro de la principal, pero que cuentan cuentos separados que empiezan y terminan. Incluso antes de que empiece la trama propiamente dicha, hay una especie de mini capítulo en subjetiva o P.O.V. en el que los personajes hablan "a cámara", por decirlo de alguna manera, parecieran hablarle al lector, que guiado por Lucien el bibliotecario de Sueño se va encontrando con todos los subditos del señor Morfeo.

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Los dibujos, en cambio de este tal Kevin Nowlan, más DC, son de mi agrado y preferencia.
5.
Sobre lo que se narra en este tomo, para qué contarles, mejor leerlo. Léanlo. LÉANLO. Los conmino. Finis.

martes, 6 de octubre de 2015

Opendoor, de Iosi Havilio

1.
Yo quería leer algo de Iosi Havilio. Y a todos les veía Paraísos en las bibliotecas, pero cuando se los pedía, me decían "Tenés que leer primero Opendoor", y no lo tenían, así que no me llevaba nada. Cuando encontré Opendoor, Malena me dijo "Tenés que leer 76", el de Félix Bruzzone, y como no tenía lugar para los dos me llevé sólo ese. Y así, el universo conspiraba para que yo no leyera a Iosi Havilio, hasta que finalmente lo vencí. Vencí al universo. Ustedes qué hicieron, ¿eh?

2.
Una veterinaria visita la localidad bonaerense de Open Door para ver a un caballo que está en las últimas. De regreso en Buenos Aires, sale de paseo con su novia, una mujer muy conflictuada, y la pierde. Una cosa lleva a la otra, y la veterinaria termina cortando los pocos hilos que tiene con la urbe y recalando en Open Door, en la casa del dueño del caballo. Desde ahí, viaje horizontal ciudad-campo y viaje vertical de la razón a la locura de nuestra protagonista, que conocerá otros hombres, otras mujeres, otras drogas. Gran manejo de climas, gran manejo del ritmo (en un momento la novela se vuelve realmente vertiginosa: la imagen de una persona que se come el revoque de la pared es espeluznante y muy interesante al mismo tiempo), y gran manejo de la calentura. Hay una escena de sexo entre dos mujeres (hay varias, pero una en particular) que me calentó fuerte en un colectivo, y no es algo que me hubiera pasado antes: que me calentara una escena de sexo entre mujeres, encima leída. Que me haya producido tal efecto me hace pensar que Iosi es un gran escritor.

3.
Casualmente, terminé de leer esta novela y empecé a leer Bajar es lo peor, de Mariana Enriquez, un libro de los años noventa que reseñaré dentro de poco. Además de otras cosas en común más tangenciales, muy loco que las dos empiecen en La Boca, Caminito, el Riachuelo y el puente transbordador. Loco además porque últimamente estuve trabajando mucho por ahí, justo mientras leía estos dos libros. También me hizo acordar a Electrónica, de Enzo Maqueira: las dos protagonistas se me hacen mujeres parecidas.

4.
Muy buena novela. Recomiendo ampliamente.

sábado, 12 de septiembre de 2015

Plan de ahorro, de Fabiola Feyt

1.
Esto sucedió así, o al menos así lo recuerdo yo:

Hace muchos años Maia organizó una reunión en una casa de Once que yo no conocía, un departamento en un edificio enorme con vistas a la plaza Miserere, y nos propuso hacer un fanzine. Era la casa de Fabiola, que brillaba por su ausencia. Me acuerdo que estabamos todos menos ella, que debía haber viajado a Maciá, pero igual se sentía como si Fabiola estuviera, representada por su casa. Yo no la había visto muchas veces en mi vida hasta ese momento.

Insisto vivió la vida de casi todos los fanzines. El primero salía plata y se vendió bastante bien en una de las primeras FLIAs, en el Sexto Cultural. El diseño era hermoso y todos mis amigos escribían re bien. Los siguientes números fueron depreciandose hasta ser regalados, la calidad del papel empeoró porque nos habíamos ido al carajo con el primero, pero todos escribían cada vez mejor (menos yo) y a mí me encantaba Insisto y me encantaba leer a mis amigos. Los textos de Fabiola siempre estaban buenísimos (también los de Maia, y los de Lauti, y los de Lauri, y etc., por hoy hablamos de Fabi). Después hubo un número abortado al nacer (las ediciones tenían un título-temática-disparador: Insisto Insisto, Insisto Batalla, Insisto Fuera, Insisto Cuarto, el abortado Insisto Planta para el que sólo se escribieron una o dos cosas, el número fantasma y más que abortado Insisto Noventa y un número escrito y terminado que nunca vio la luz, el que hubiera sido el quinto número de Insisto, Ciudad). Era el mejor de todos. Y ahí quedó. De todo esto, el año que viene se cumplen 10 años, me acabo de dar cuenta mientras me tomo la presión y me sostengo el papagayo.

Estar escribiendo sobre Insisto me llevó a hacer arqueología en mi casilla de correos. Era tan fan de Fabiola que una vez que me mandó su texto para el fanzine, mi respuesta a su mail fue:
sos tan la mejor
me voy a tatuar tu coso en toda la cara
Cómo me haces reír, Ale del pasado.

2.
Volviendo a Fabiola Feyt. Insisto murió, Fabiola no. Terminó de estudiar periodismo y después de tropelías, tesituras y palimpsestos, se fue a vivir a Amsterdam. Plan de ahorro es su primer libro editado, y también el primer libro de entre quienes hacíamos ese fanzine. Es un diario sobre su migración, que empieza en el aire, sobrevolando tierras desiertas, y termina sobre el asfalto, en bici, siete meses después. Como la vida, tiene un plot: Fabiola se empleó como bicitaxista, conoció gente, etcétera, pero de eso no les voy a hablar, leanló. Lo que siempre me gusta de Fabiola, tanto hoy como a mis -nuestros- 20 años, es cómo escribe. Así:
Luis se queda trabajando hasta más tarde.
Hace tres horas que estoy en su casa mirando unos programas de televentas en mute.
Hasta ahora voy comiendo:
cuarto litro de yoghurt de durazno con pasas y almendras,
un sandwich de lomo de cerdo,
queso belga,
mostaza con wasabi,
cebollitas en vinagre y manteca untable,
jugo de pera y menta,
medio croissant con philadelphia y nutella.
Con lo último me tomé un tecito digestivo para no tener pesadillas.
Como siempre hago no importa a quién, estoy viendo los capítulos de una serie que quedamos en ver juntos.
Cuando escuche la puerta de abajo me voy a hacer la dormida en una pose sugerente pero espontánea.

3.
El libro lo editó Pánico el Pánico, y se consigue en la librería Eterna Cadencia por muy módicos 50 pesos argentinos, que pronto serán algo así como tres centavos de dólar. Un regalo.

viernes, 11 de septiembre de 2015

La cultura europea del siglo XIX, de George Lachmann Mosse

1.
George Mosse nació en Berlín en 1918. Su abuelo era el campeón de la publicidad y la prensa liberal en Alemania. Hay un edificio en Berlín, donde funcionaba la imprenta del abuelo, que se llama Mossehaus*. Así que podríamos decir que eran ricos. Y eran judíos además, y liberales, así que en 1933 se tuvieron que exiliar. Jorgito recaló en Gran Bretaña, donde estudió en Cambridge, y después en Estados Unidos, donde hizo la mayor parte de su carrera como profesor universitario y como historiador. Estudió temas de historia política y cultural de los siglos XIX y XX, desde la Anti-Corn Law League hasta la Alemania nazi, haciendo énfasis desde algún momento en el nacionalismo como germen de los regimenes irracionalistas del siglo XX. Y además era homosexual, también escribió sobre eso, un libro que se llama Nationalism and Sexuality: Respectability and Abnormal Sexuality in Modern Europe y otro que se intitula The Image of Man: The Creation of Modern Masculinity, ninguno de los dos debe estar en castellano. En la materia Historia Contemporánea de la UBA hace muchos años son obligatorios dos libros de Jorge, uno es éste, La cultura europea del siglo XIX (editorial Ariel), que en Argentina ya no se consigue ni usado, y el otro es el de más reciente edición (y además argentina) La nacionalización de las masas, que igual ya está agotado también, y del que volveremos a hablar en su reseña correspondiente cuando lo termine de leer si es que eso ocurre en algún momento.

*(el edificio tiene una historia muy interesante: fue construido en 1901, ocupado por los espartaquistas en la revolución fallida de 1919 y subsecuentemente atacado por las fuerzas del orden, después fue reconstruido y remodelado entre 1921 y 1923 por Erich Mendelsohn, un arquitecto muy importante que hizo por ejemplo este edificio increíble, y al que lo ayudó otro arquitecto muy grosso, el vienés y luego estadounidense Richard Neutra, y parece que durante la reconstrucción se cayó una viga y rompió el techo de la oficina del diario, que seguía funcionando, matando a 14 personas: qué desprolijo, Mendelsohn, más cuidado. Después lo hicieron mierda en la Segunda Guerra -al edificio, no a Mendelsohn-, y al final lo volvieron a reconstruir en los años '90. Hoy la calle en la que está se llama Jerusalén.)

2.
El libro que nos convoca en esta ocasión es algo así como un manual, que permite un pantallazo general sobre las ideologías más importantes del siglo XIX, desde una perspectiva que se pregunta cómo llegamos de las ideas de los iluministas del XVIII a los nacionalismos racistas del XX. Los capítulos entonces se llaman "Romanticismo", "Nacionalismo", "Racismo", "Liberalismo", "Conservadurismo", "Marxismo", y un par más. Es un libro fácil, no tiene notas al pie ni bibliografía ni nada de eso. El tono general está ya en la introducción, donde queda claro que Mosse apunta a una conclusión en el orden de la de Fromm en El miedo a la libertad
A lo largo de la historia ha habido hombres que quisieron, como los puritanos, "construir Jerusalén sin demora". También este deseo pareció producir en los tiempos modernos gran parte del talante general de la época. Hay una razón que explica esto. Los últimos siglos fueron periodos de rápido cambio en los que Europa estaba pasando a hacerse urbana e industrial. En este período muchas personas se sentían acorraladas, mientras que otras eran testigos de cambios que no podían entender y se enfrentaban a problemas que parecían insolubles. Se alienaron de su sociedad más hombres en este período que en ningún otro período anterior de la historia humana. No tiene nada de raro que anhelasen un futuro más esperanzador; y no sorprende que concibieran ese futuro como algo ajeno a la realidad presente de la vida europea.
Esta huida de la realidad adoptó muchas formas (...). Hiciéranlo como lo hicieran, buscaban una realidad "más profunda"... una búsqueda que conduciría al totalitarismo porque fue siempre la búsqueda de alguna autoridad con la que poder indentificarse y que acabase con la situación imperante.
Al final de cuentas, el combate ideológico del siglo XIX, que conduciría al del XX, es para Mosse un combate entre las ideologías que se apoyaban en la Ilustración, como el liberalismo o el marxismo, o sea, ideologías racionalistas, y aquellas otras que rechazaban ese racionalismo de la Ilustración y buscaban "lo auténtico" debajo de las apariencias, como el nacionalismo y el racismo. Es la misma dicotomía que utiliza nuestro amigo Eric Hobsbawm para explicar la alianza de los EEUU y la URSS contra la Alemania nazi: los herederos de la Ilustración contra los irracionalistas. O, volviendo a La montaña mágica, Settembrini contra Naphta.

La dictadura nazi: problemas y perspectivas de interpretación, de Ian Kershaw

1.
Está complicado hacer esta reseña porque ya rendí, y como a todo ser humano, después de rendir los conocimientos se me empiezan a volver evanescentes, se me escurren entre los dedos como la arena, como el agua, salen de mí para volverse no-sí y ah re.

2.
El tema con este libro es que, a diferencia de otros libros de historia como el recientemente reseñado Historia del siglo XX, este es muy para historiadores. "Problemas y perspectivas de interpretación" significa historiografía, o sea el estudio de cómo se estudia la historia, o sea metahistoria, y si bien es un tema interesantísimo para mí, es posible afirmar que para muchos legos ha de ser un embole. Una amiga (historiadora) me decía que no entiende qué sentido tiene que te hablen de cómo escribe o piensa tal o cual historiador si uno no lo lee, que eso es básicamente la historiografía. A mí sí me gusta, en general. No es un viva la pepa específicamente, pero puestos a tener que leer, le encuentro la gracia. Es una literatura (académica) en la que los personajes son todos historiadores. Muchos autores de historiografía son en realidad chismógrafos; y en esos casos es entretenido. El caso de Kershaw no es ese, de todos modos. Es una suerte de historiografía épica, donde los historiadores son casi todos alemanes, de uno y otro lado de la cortina de hierro, los hechos acaban de pasar y afectaron sus propias vidas de manera más o menos directa, y se enfrentan enconadamente unos con otros por la primacía de la interpretación sobre el significado del nazismo y la destrucción del argumento del otro. Cualquiera puede decir que estoy exagerando igual, capaz se imaginan Canción de Hielo y Fuego con esa explicación, nada que ver, pero para ser un libro de historiografía es bastante ágil. Por algo es un best seller, con montones de ediciones en varios idiomas. El otro día vi en una vidriera que Siglo XXI sacó ahora una edición deluxe, con el subtítulo cambiado por el de "principales controversias en torno a la era de hitler", así, en minúsculas porque en Siglo XXI les gusta hacerse los locos con la gramática.

3.
Breve sobre Ian Kershaw: es un inglés que nació en 1943; era medievalista y estudiando la cultura medieval alemana terminó interesándose por el tema del nazismo y el Dritten Reich. Además de este libro, estudió el llamado "mito Hitler" y también escribió una (o varias, no me queda claro) biografías de Hitler, de las cuáles en castellano se conseguía hasta hace poco una versión breve de una colección del diario La Nación y de las que ahora se consigue otra (u otra versión, de ahí que no me quede claro) en un libro-ladrillo, éste sí parecido al último tomo de Canción de Hielo y Fuego.

4.
La dictadura nazi está dividido en capítulos temáticos, que analizan distintos aspectos de la historia del III Reich, y de cada uno presenta las interpretaciones enfrentadas que se han dado. La cosa es entre intencionalistas y funcionalistas, básicamente.
Los intencionalistas dicen que todo lo que ocurrió desde el ascenso de Hitler al poder en 1933 hasta que los Aliados pusieron fin al asunto en 1945, fue fruto de un propósito, decidido en algún momento entre la internación de Hitler durante el final de la Primera Guerra Mundial y su encarcelamiento tras el fallido putsch, durante el que se supone que escribió Mi lucha, propósito éste que vendría a ser el de destruir a los judíos, y/o destruir a los bolcheviques, y/o dominar Europa y/o el mundo, todo esto con matices de importancia según el historiador. Para esta interpretación, neorankeana, la persona Hitler es central y condición necesaria.
Por el otro lado, los funcionalistas basan sus interpretaciones en el dicho ese de las sandías que se van acomodando en el andar. Para esta interpretación, estructuralista, la persona Hitler va desde la importancia nula hasta la del primus inter pares o líder bonapartista que media entre poderes fácticos.
Funcionalistas e intencionalistas se enfrentan dentro del marco de la Alemania occidental. Meanwhile, en Alemania oriental, todas las explicaciones parten de la interpretación oficial de la Comintern de que el nazismo es fascismo, y el fascimo es la cara más feroz del capitalismo financiero. Esta interpretación tiene mucho más que ver con la de los funcionalistas que con la de los intencionalistas.
En todos los capítulos, Kershaw plantea una postura, después la otra, y termina desempatando con su opinión, casi siempre a favor de la óptica funcionalista (excepto en política exterior, donde coincide con los intencionalistas en que Hitler tomó todas las decisiones durante la guerra, sin que le importaran demasiado los intereses de los grupos de poder). Los temas abordados en los capítulos son: la esencia del nazismo, la correlación entre política y economía -cuál primaba-, el Holocausto, la política exterior, la resistencia, etcétera. Son variados, y por lo tanto los argumentos en cada caso son muy disntitos, aunque casi siempre se mantiene el esquema que tejedi.

5.
La primera edición en inglés salió en 1985, y la cuarta en el 2000. En algún momento entre una y otra Ian agregó un último capítulo acerca de los cambios en las interpretaciones del nazismo a partir de la unificación alemana, en el que narra además el llamado debate Goldhagen. Resulta que Daniel Goldhagen, un estadounidense, escribió un libro en los '90 en el que planteaba que TODOS los alemanes eran culpables del Holocausto, porque en tanto alemanes, eran intrínsecamente antisemitas -culpa de Lutero- y, no sólo eso, sino que además eran antisemitas de una cepa llamada "eliminacionista". Una pelotudez. El libro fue un éxito de ventas y entonces todos los historiadores del campo académico tuvieron que salir a responderle, salieron en la tele y todo. Alto capítulo.

6.
Uno que casi no aparece mencionado en el libro es nuestro amigo Norman Finkelstein, autor de La industria del Holocausto. Aparece como detractor de Goldhagen, nada más. Sería interesante leer a Kershaw opinando sobre La industria... Si alguien tiene un link, se agradece.

jueves, 3 de septiembre de 2015

Sandman VIII: El fin de los mundos, de Neil Gaiman

1.
En el más flojo de los tomos de la genial historieta de Neil Gaiman, dos humanos que comparten un auto en un viaje nocturno entre dos ciudades norteamericanas chocan el auto cuando de golpe empieza a nevar y una criatura extraña y monstruosa sale de la carretera y se les pone en frente. En estado de shock, llegan a la Posada del Fin de los Mundos, donde deberán esperar a que pase la "tormenta de realidad", junto con otros, muchos, miles de seres de distintos mundos que recalaron en el mismo lugar. Y lo que hay para hacer, mientras esperan, es contar historias. Así que, sentados alrededor de una mesa, varios parroquianos de varios mundos cuentan historias, que casi siempre contienen dentro otras historias, y a veces, "como cajas chinas" dice Stephen King en el muy lindo prólogo, incluso historias dentro de esas historias (historias en tercer grado, o cuarto si contamos la que estamos leyendo nosotros). Cada historia (en primer grado, o segundo si nos contamos a nosotros, o tercero si contamos al que nos está leyendo a nosotros, usw.) cuenta con otro dibujante, lo que varía mucho la calidad de cada; y además, no en todas Neil está igual de inspirado. También varía el género: hay de terror metafísico, hay de fantasía, hay de capa y espada, hay una de corsarios. No falta el momento épico en todas y cada una, y especialmente en la historia marco de la Posada, momento que da fin al tomo y nos deja con la duda hasta el tomo IX, que me dice Cirulo que es el más largo así que me preparo para una panzada de Sandman.

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lunes, 31 de agosto de 2015

Historia del siglo XX, de Eric John Ernest Hobsbawm

1.
Eric Hobsbawm, historiador del equipo de los marxistas británicos y divulgador estrella del mundo, murió de viejito a los 95 años en 2012. En Wikipedia hay una foto suya en 2011 que parece una momia. El hombre investigó sobre muchos asuntos, sobre todo vinculados con formas de rebeldía de las clases subalternas en la edad media o moderna en Inglaterra. Pero es más conocido por sus libros de divulgación, que hoy se venden tipo colección en unas ediciones bastante chotas de la editorial Crítica, tipo paperback pero con lomos dorados y la letra muy chica. Es una contradicción: hacen una edición para que lo puedas leer en los bondis (la anterior, de tapas duras, es un ladrillo inamovible, aunque más lindo) pero la letra es ínfima. Igual lo leí en los bondis, en el baño, en la cama. Es bastante adictivo una vez que te enganchás. Los otros títulos de la colección divulgativa de Eric son los de la trilogía de las Eras que cubren el siglo XIX (largo): La era de la revolución, 1789-1848 (ese lo tengo, próximamente en Resistirse Es Fútil); La era del capital, 1848-1875; y La era del imperio, 1875-1914, al que sucede esta Historia del siglo XX que arranca con la Primera Guerra Mundial y termina con el fin de la Unión Soviética.

2.
Hobsawm es conocido, entre otras cosas, por su concepto del "siglo XIX largo" y el "siglo XX corto": lo que dice Eric es que el verdadero cambio, que permite hablar de otra época, se da en la Primera Guerra Mundial, no en el cambio de siglo, que, agregamos nosotros, es un hecho arbitrario que no indica nada. Así, el libro está estructurado en tres partes: "La era de las catástrofes", que cubre lo que son las dos guerras mundiales y el período entre ellas, "La edad de oro" (los treinta años de posguerra, del boom económico y el llamado Estado de Bienestar: Eric es muy fan de Keynes) y "El derrumbamiento" (del Estado de Bienestar y de la URSS). Y a su vez, las tres eras están tratadas más o menos de la misma manera: algunos capítulo para el llamado Primer Mundo (Occidente, y más específicamente Europa, y más específicamente Cambridge, que es el centro del mundo en Historia del siglo XX), otros para el Segundo Mundo, es decir la URSS y sus Estados satélites y afines, y otros para el Tercer Mundo, nosotros los sudacas, los asiáticos no comunistas, África hasta ahí (pero mucho más que en otras historias del mundo). Por fuera del esquema planteado también hay algunos capítulos sobre arte y sobre ciencias en las tres épocas.

3.
El libro es divertido porque Hobsbawm escribe bien; porque habla todo lo que puede de su experiencia de vida en relación con los hechos que cuenta pero sin irse de mambo; y porque emite bastantes opiniones sobre todo lo que cuenta: Kennedy es el presidente más sobrevaluado de la historia de los Estados Unidos, Nixon el peor, de Mao habla pestes, a Fidel lo quiere bastante, de Keynes tiene la camiseta. Algunos (troskos) dicen que Eric es estalinista (para mí no, aunque le da la derecha, o debo decir la izquierda -ah re- en varios asuntos, como el de la modernización superefectiva de Rusia). Sin dejar de ser un historiador objetivo (todo lo que se puede llegar a ser, que nunca es todo, véase lo que dice la historiografía al respecto), su escritura no es para nada desapasionada: en el libro están los hechos y la interpretación, con un poco de ojo fácilmente distinguibles, pero se agradece que estén las dos cosas. De otro modo sería infumable.

4.
Obviamente, no se puede contar TODA la historia del siglo XX, aunque sea corto, en 500 páginas. Sin embargo, Eric lo hace bastante bien. Estuve pensando y no sé qué país no es mencionado ni una sola vez, a todos los usa en algún tema para dar algún ejemplo, por lo menos. La Argentina ocupa un lugar más bien marginal en esta historia, para el dolor de nuestros egos argentinos hiperdesarrollados, pero está bien. Aparece Perón, dos veces, una presentado más como facho y otra menos (por un error de tipeo, la primera vez que aparece mencionado Eric lo mata en el '47 a Perón, en vez del '74); y también hay un párrafo para la dictadura y los desaparecidos en otro capítulo. La única caricia al ego argento es un comentario sobre los premios Nóbel y la importancia de los científicos argentinos.

5.
A los judíos en el siglo XX, Holocausto y creación del Estado de Israel, tampoco les da mucha bola, lo cual es llamativo en un autor judío (Eric es de origen judío) y un poquito de agradecer. Para el genocidio nazi hay un párrafo nada más, en el que no deja de notarse la gravedad de la masacre, pero tampoco le da el lugar que otras muchas veces se le ha dado. Y sobre Israel tiene opiniones más bien antisionistas, de este tipo:
El principal elemento de disrupción fue Israel, donde los colonos crearon un estado judío mayor de lo que había dispuesto la partición diseñada por los ingleses, expulsando a setecientos mil palestinos no judíos, una cifra probablemente mayor que la de la población judía en 1948 (...) y mantuvieron una guerra por décadas con este fin. (p. 311)
6.
La idea principal del libro, según yo, díganme si me equivoco, está enunciada en el capítulo introductorio, y luego desarrollada como eje central a lo largo de todo el libro:
Una de las ironías que nos depara este extraño siglo es que el resultado más perdurable de la revolución de octubre, cuyo objetivo era acabar con el capitalismo a escala planetaria, fuera el de haber salvado a su enemigo acérrimo, tanto en la guerra como en la paz, al proporcionarle el incentivo -el temor- para reformarse desde dentro al terminar la segunda guerra mundial y al dar difusión al concepto de planificación económica, suministrando al mismo tiempo algunos de los procedimientos necesarios para su reforma.
(...) como se puede apreciar ahora de forma retrospectiva, la fuerza del desafío planetario que el socialismo planteaba al capitalismo radicaba en la debilidad de su oponente. Sin el hundimiento de la sociedad burguesa decimonónica durante la era de las catástrofes no habría habido revolución de octubre ni habría existido la URSS. (...) Fue la Gran Depresión de la década de 1930 la que hizo parecer que podía ser así [que la URSS era una alternativa viable a la economía capitalista], de la misma manera que el fascismo convirtió a la URSS en instrumento indispensable de la derrota de Hitler y, por tanto, en una de las dos superpotencias cuyos enfrentamientos dominaron y llenaron de terror la segunda mitad del siglo XX [se refiere a la amenaza de la guerra atómica], pero que al mismo tiempo -como también ahora es posible colegir- estabilizó en muchos aspectos su estructura política. (p. 16-17)
¿No es un capo?

7.
Última cosa. Probablemente pueda pasar desapercibido en una lectura fugaz, pero es muy importante el siguiente comentario de Eric en el capítulo intitulado "El tercer mundo". Viene contando que los países ricos, miembros de la OCDE, a fines de los ochenta no representaban más que el 15 por ciento de la población mundial, y entonces dice:
Esta explosión demográfica en los países pobres del mundo, que despertó por primera vez una grave preocupación internacional a fines de la edad de oro, es probablemente el cambio más fundamental del siglo XX, aunque aceptemos que la población del planeta acabará estabilizándose en torno a los diez mil millones de habitantes (o cualquiera que sea la cifra que se baraje actualmente) en algún momento del siglo XXI. (p. 300)
Lo llamativo es que siendo el cambio más fundamental del siglo, ocupe tan poco lugar en el análisis: por eso digo que puede pasar desapercibido, es un comentario al pasar. Pero qué fuerte. Lo acompaña una nota al pie que me merece hacer este comentario: Estoy viendo una serie británica, Utopia. A grandes rasgos, el argumento consiste en unos pibes que luchan contra una conspiración para reducir drásticamente la población mundial. En uno de los capítulos, uno de los malos da sus razones. Su texto de diálogo es calcadala nota al pie que reproduzco a continuación:
Si la espectacular aceleración del crecimiento que hemos experimentado en este siglo continuase, la catástrofe sería inevitable. La humanidad alcanzó los mil millones de almas hace unos doscientos años. Para llegar a los siguientes mil millones pasaron ciento veinte años; para los tres mil, treinta y cinco años; para los cuatro mil, quince años. A finales de los años ochenta la población mundial se situaba en 5.200 millones de habitantes, y se esperaba que sobrepasara los 6.000 millones antes del año 2000. (p. 300)
(En octubre de 2011 llegamos a los 7.000 millones. Qué miedo, ¿no?)

lunes, 10 de agosto de 2015

Sandman VII: Vidas breves, de Neil Gaiman

1. En este tomo aparecen mucho los hermanos de Sueño. Especialmente Delirio. La amo.

jueves, 30 de julio de 2015

Vapor, de Max

1.
Max es el seudónimo de un catalán que estuvo rápido para ponerse el seudónimo, ¿no? Llegar y que esté "Max" disponible... Además se llama Fransesc, nada que ver.

2.
Vapor es una novela gráfica, editada en Argentina (muy bien editada) por Musaraña. Me la regalaron, no conocía al autor ni nada, y me parece que está muy bien. Un nueve le podemos poner. Nueve aleschonfelds.


3.
Nicodemo, el muchacho de la nariz que aquí arribita, se retira al desierto para encontrar el sentido último de las cosas. En el desierto hay un gato que se llama Moisés, una pájara que se llama Juanita, y está Vapor. "Vapor es el puto amo aquí", le dice Mosh (Moisés) a Nick (Nicodemo), "como Dios o algo así". Pero bueno, "ya lo entenderás cuando lo veas".

4.
Mosh es un gato de historietas (lo tienen en la viñeta de aquí arriba), no sé si referencia de algún gato de historietas en particular o de todos en general. Y se llama Moisés, como el tipo ese de las Tablas de la Ley (ah re), que cruzó el desierto. Hay también un ser peludo que asoma de un barril y te analiza los sueños. Se parece al Muppet que sale de un tacho de basura. No sabemos el nombre pero podría apostar por Diógenes. El nombre Nicodemo sale mismo del Nuevo Testamento, es un fariseo que habla con Jesús y se convierte. Es decir, Vapor está tanto atravesado por citas y referencias a la historia de la filosofía y la teología como a citas pop, con mucho énfasis en la historia del cómic. Un ejemplo más: en un capítulo (la novela gráfica está dividida en secuencias que comienzan con una nueva semana, y funcionan como capítulos), Nicodemo es atacado por un ladrillo cada vez que se distrae pensando pavadas (o canturreando "La isla bonita"). No se sabe quién lo arroja. Pero el ladrillo, al volar, hace "zip" y al chocar hace "pow". La referencia es explícita para el que conozca Krazy Kat

5.
El 9 es por no regalar un 10, y porque me resultó breve (podría durar el doble), pero es un hermoso libro, de esos que le podés regalar o prestar a cualquiera con satisfacción garantizada.


sábado, 25 de julio de 2015

La muerte de Iván Ilich, de León Tolstoi

1.
Este libro, el número 79 de la colección ochentera CLUB Bruguera, contiene tres cuentos: el del título, "El padre Sergio" y "Después del baile". El primero es el más conocido, y el resumen es así:

2.
Un juez, funcionario estatal de la Rusia zarista y engranaje de la burocracia, se muere. Sus conocidos sólo piensan en los movimientos jerárquicos que esta muerte pueda provocar. Su mujer sólo piensa en cómo engrosar la pensión por viudez. Acto seguido, nos trasladamos al comienzo de la vida del juez Iván Ilich: en lo que sigue de la novela corta, el relato remonta los hechos de la biografía de Iván Ilich, aparentemente felices, hasta el momento en el que empieza a ser consciente de que va a morir y de que quizás no era tan feliz. "La muerte de Ivan Ilich" es como un cuento new age decimonónico ruso.

3.
"El padre Sergio" está mucho mejor que "La muerte de Ivan Ilich". Stepán Kasatski es un joven oficial cercano al Zar que se entera de que su prometida es aún más cercana al monarca, y por el honor, deja la carrera militar y se hace monje. Ese es sólo el comienzo: capítulo a capítulo van pasando los años y de pronto el ahora padre Sergio es un tipo grande, vive en una eremita, y no saben lo que le pasa. Lo que le sucede al padre Sergio los dejará boquiabiertos (ah re video viral). Es como un cuento cristiano hippie gore decimonónico. Como con Bashevis Singer, me gusta que de pronto la lógica correcta pueda ser el pensamiento mágico.

4.
Por último: "Después del baile", un cuento mucho más breve, sobre un joven noble que en el baile de enamora perdidamente de una muchacha y más luego el recuerdo de ella se le mezcla para siempre con algo insoportable de recordar. Es como un cuento... no sé qué adjetivos ponerle, pero gore calza de nuevo en este. Capaz Tolstoi es re gore siempre. Es la primera vez que lo leo.

5.
Creo que era Casas, en La Supremacía Tolstoi, que decía algo así como que, como pasa con Bolaño, con Tolstoi hay que leer las novelas mastodónticas tipo La guerra y la paz o Anna Karenina antes que las novelas breves o los cuentos. Que frente a las mencionadas (como con Los detectives salvajes y 2666) todo lo breve cuenta como ejercicio. Yo creo que debe ser cierto, y me propongo leer alguno de los ladrillos estos, pero simplemente no los tenía y por algún lado hay que empezar. Me dice mi amigo librero que La guerra y la paz en castellano sólo se puede (o debe) leer en la edición de Mario Muchnik que sale como 70 euros (titulada Guerra y paz), porque las demás traducciones son del francés y no del ruso directo, y porque además Mario Muchnik descubrió que en ese traspaso del francés al castellano se habían perdido (lost in translation) tres capítulos enteros de la novela rusa y por lo tanto, no hay más discusión. Así que seguramente lea Anna Karenina que tiene una edición de Clarín re tobara. No la tengo, regálenmela.

miércoles, 22 de julio de 2015

La incertidumbre, de Ricardo Piglia y Eduardo Stupía

1.
Es un libro-disco (el disco es de jazz y corre a cargo de un tal Luis Nacht) en el que se cruzan música, pintura y literatura. Parece que hubo una muestra en el Bellas Artes en la que se exponía lo que está en el libro-disco, supongo que un poco más de collages de Stupía seguramente. A mí lo que me gustó mucho son los textos de Piglia. Son cuentos breves. Muy lindos. Muy bien escritos. Por algún motivo que no se deja traslucir en la obra, todo el asunto fue financiado por el Ministerio de Cultura, puntualmente la Secretaría de Coordinación Estratégica para el Pensamiento Nacional: la desconexión entre lo estratégico del pensamiento nacional y los cuentos de Piglia de este volumen (que transcurren en Estados Unidos y son como haikus carverianos) resalta una vez más lo bizarro del nombre de la secretaría de Forster o de su objetivo, una de dos.

2.
El disco todavía no lo escuché.

Una doble página del libro-disco con la obra de Stupía y Piglia.

lunes, 13 de julio de 2015

Pyongyang: a journey in North Korea, de Guy Delisle


1.
Resulta que Guy Delisle, en algún momento de su pasado, pasó unos meses en Pyongyang trabajando en una empresa de animación francesa que terceriza parte de su producción en esa ciudad de Corea del Norte, y entonces tuvo el privilegio o la desgracia de conocer de cerca uno de los países menos visitados por extranjeros, la última monarquía comunista del mundo. En base a su experiencia escribió y dibujó este libro, Pyongyang, que yo leí en una edición en inglés.

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2.
Como sus historietas (o novelas gráficas, si se prefiere el término a estos libros les calza justo) son autobiográficas, sabemos más o menos como viene su vida. Tiene una hija, con una mujer que pertenece a Médicos Sin Fronteras, con las que pasó un año en Israel y Palestina en base al cual escridibujó Jerusalén, alto libro. En Pyongyang Guy todavía no tenía hijos, ni esposa, novia o concubina, por lo que parece: fue antes. El protagonista es un dibujante joven, que se puede permitir pasar una temporada cuasi asilado del universo. La soledad es uno de los temas de Pyongyang. Y el aburrimiento. Algo que Guy resalta de su impresión de Corea es que no hay medios de esparcimiento. Una única disco, en un hotel, se llena de miembros extranjeros de organizaciones de ayuda internacional o empleados de multinacionales como él mismo, una vez a la semana, y no está permitido el acceso a los coreanos. Los restaurantes son pocos y también están en los hoteles. El único espectáculo coreano al que se puede acceder es una demostración de destrezas gimnásticas y musicales en honor al Líder, con chicos tocando sincronizados el acordeón, en el que Guy encuentra más despeseración que belleza. Parece todo bastante terrible en Corea del Norte, si le creemos a Guy. Y le creemos, porque leímos Jerusalén y vimos (vos y cuántos más, me pueden preguntar si quieren) como una de sus mejores características la búsqueda de "las dos (o más) campanas". Pero también puede ser que hace unos años Guy viera todo en colores más oscuros, que estuviera deprimido, no sabemos. 

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3.
Pyongyang es un libro interesantísimo para conocer algo acerca de una sociedad a la que no accedemos. A pesar de su tono de rechazo total al régimen de los Kim (y no digo que haya que estar a favor, pero ese tono le quita algo de la sensación de empatía), es mucho mejor este libro que cualquier noticiero para entender un poco más qué onda con Corea del Norte. Y narrativamente está buenísimo. Aguante Guy.
https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEjrxoCCV42jawKl5mb0mRumjQnlK76dH78Cny3irM8pqtOvpB4pYWK54a2jJ2CfRjx_yOS8V6Fol02SNtHvxKLYNmWGdvbciCFRz7lQf4ECG9uSkx6ZC9N4FUkjs8aCDzgTVpvAJFNcW1Zi/s1600/pyongyang2.jpg

miércoles, 8 de julio de 2015

Salomé de chacra, de Mauricio Kartun

1.
Dicho todo lo dicho en los posts de Ala de criados y de El Niño Argentino, agrego sólo un par de cosas sobre esta obra en particular, y seré breve. Salomé de chacra (juego de palabras entre Salomé, el personaje histórico y de la narración cristiana que dio lugar a varias obras de teatro, pinturas, óperas, etc.; y el salame de chacra) completa la que Kartun ha dado en llamar su "Trilogía Patronal". Situada un poco antes en el tiempo que las otras dos piezas de la trilogía, más bien fines del siglo XIX, transcurre en una estancia, en la que el patrón Hérodes, padre de la excitada Salomé, tiene encerrado en el fondo de un aljibe seco al ácrata Bautista, por intentar soliviantarle a la peonada. Salomé desea al Bautista, que la rechaza, y entonces pide su cabeza.

2.
De esta obra sí vi la puesta, con la gran Lorena Vega en el rol de Salomé, y la verdad es que el texto está mejor que lo que recordaba en base a mi experiencia como espectador. Vale la pena leerla, Kartun es muy capo como dramaturgo (mucho más que como director).

3.
La edición, también de Losada, es mucho más interesante que la de El Niño Argentino (de la cual me quejo en el post anterior). Aquí sí el prólogo, de Ernesto Schoo, refuerza la obra que se está por leer con un recorrido por las adaptaciones de la leyenda de Salomé a lo largo de la historia -de la cual, además, lo que es yo, no tenía idea-. Además se incluyen una entrevista con Osqui Guzmán, que actúa en esta obra también, y con el escenografo Norberto Laino, que si no viste la obra no tiene mucho goyete pero que está bien. Listo, chau, basta de Kartun por un tiempo.

jueves, 2 de julio de 2015

El Niño Argentino, de Mauricio Kartun

1.
Dicho todo lo dicho en el post de Ala de criados, agrego sólo un par de cosas sobre esta obra en particular. No la vi: cuando me enteré quién era Kartun (por haber leído accidentalmente Chau Misterix), ésta era la última obra suya que había estado en cartel, en el San Martín, y que todos habían visto y yo me había re perdido. Actuaba Mike Amigorena, antes de la fama televisiva y el descrédito chimentero, el siempre increíble Osqui Guzmán, y la vaca era María Inés Sancerni, que parece que estaba bárbara en el papel. Pero bueno, eso es lo que me dijeron, porque eso que tiene el teatro y que no tienen los libros ni las películas es que si ya pasó, ya pasó, viste, y no hay tu tía. En la edición que de esta obra publicó Losada junto con el Complejo Teatral de Buenos Aires hay fotos de la puesta. Se ve todo mucho más choto que lo que me imaginaba, pero eso también es lo que tiene el teatro: está buenísimo ahí, en el lugar y en el momento: todo registro es medio choto. Además las fotos están en blanco y negro. 

2.
Dicen que Mike Amigorena estaba fuerte en ese entonces. No sé qué pensar.

3.
El Niño Argentino tiene un argumento espectacular. Comienzos del XX: en un barco que atraviesa el Atlántico rumbo a las Europas, viaja una familia patricia, y como cuentan las leyendas, lleva en la bodega del barco una vaca atada, de modo de tener leche fresca durante todo el viaje. Junto a la vaca, la familia patricia se trajo un peón, pa' que la ordeñe. El peón no ve la luz del sol, viaja en la bodega como Ioná o Pinocho en el estómago de la ballena. Entonces, un día, ni bien el barco zarpa y sale del Río de la Plata, Tatita agarra al niño Argentino, su hijo mayor, el único varón, con las manos en la masa de la hija del ministro, y lo castiga con reclusión diaria en la bodega, "trabajando" junto al peón. El niño Argentino es un hijo de puta, así que no va a salir muy bien lo de la convivencia interclases en la bodega del barco. Ahora bien, eso no es todo: la obra está en verso. A lo poema gauchesco. He ahí la genialidad de la obra. Muy pero que muy bien.

4.
Ala de criados tiene una edición de Atuel, más pobre en cuanto a diseño, papel y esas cosas, pero muy rica en paratextos, con un "apéndice documental y analítico" coordinado por Jorge Dubatti, una entrevista de Dubatti a Kartun, otro texto de desmontaje de Kartun y tres "Lecturas críticas" de diferentes autores (Carlos Fos, Natacha Koss, y Dubatti de nuevo). En general, toda el tomo tiene un tono de izquierdas, acorde con el contenido de la obra. Hay una edición de Atuel de El Niño Argentino, pero ya no se consigue, y en cambio en el local de Losada se puede comprar esta edición sobrevalorada que conseguí yo. La diferencia de calidad es notable: la edición de Losada es re linda en diseño, papel, etc., pero tiene unos paratextos chorros de Roy Hora -historiador liberal que no dice nada sobre la obra-, un tal Guillermo Saavedra que tampoco suma mucho, y la consabida "cartografía de la obra" del propio Kartun, que está bien. La diferencia de calidad es ideológica: una edición de derecha de una obra de izquierda, que no se hace cargo además de dicha contradicción, resulta en este tomo insulso que sale mucho más de lo que debería.

Relato soñado, de Arthur Schnitzler y Jakob Hinrichs

1.
Arthur Schnitzler (Austria, 1862-1931) fue un médico, dramaturgo y escritor de la época en que Viena era la papa: Freud, Schiele, drogas, sexo, vals y torta de manzana. Se murió justo antes de que se pudriera todo mal. Relato soñado (Traumnovelle, 1926) es una novela corta de su última época -había empezado a publicar a fines del siglo XIX- y probablemente sea hoy en día su obra más conocida, aunque no muchos sepan que es suya, porque fue adaptada al cine hace no tanto tiempo por Estanislao Kubrick en su última película, Ojos bien cerrados (1999).


2.
Probablemente no la hubiera leído, de no ser porque la novela, en su versión original y en hermosa letra verde (la última novela que leí impresa en letra verde fue La historia sin fin), viene adjunta al fondo de la edición de la novela gráfica de Jakob Hinrichs que adapta a la susodicha. El cómic está buenísimo, por su forma de contar parece una obra más de diseño gráfico que de ilustración, y en este video publicitario sorprendentemente bien hecho pueden ver una suerte de trailer de lo que es la versión de Hinrichs. Pero me gustó mucho más la novela de Schnitzler.

3.
Después de acostar a su hija, el doctor Fridolin y su mujer Albertine se sientan a conversar al atardecer, y Albertine menciona a un hombre que conocieron el verano pasado en sus vacaciones en Dinamarca. Fridolin sale a atender una llamada urgente y desde entonces deambula por la calle, alucinando por los celos. En algún momento llegará al baile de máscaras que todos vimos en la película. En algún momento se verá envuelto en un asesinato, o no. La forma en que se mezclan lo onírico y lo real es lo mejor de la novela, así como la crudeza con la que trata asuntos sexuales que sorprenden en un libro de los años '20. Me hizo acordar un poco a El golem, de Meyrink. En el parque Centenario vi unos libros de Arthur por dos mangos: me los compraré.



Arturo en su juventud, toda la onda.

domingo, 28 de junio de 2015

Teatro 2: Como un puñal en las carnes. Rápido nocturno, aire de foxtrot. Desde la lona, de Mauricio Kartun

1.
Hice un trabajo sobre Ala de criados, en el que analicé cosas de la obra de Kartun in extenso, es el post anterior. De las tres obras que componen el presente libro, en ese trabajo sólo llegué a mencionar una, Desde la lona, porque el personaje del viejo anarquista Don Justo hace eco en otros personajes de la llamada Trilogía Patronal (El Niño Argentino, Ala de criados, Salomé de Chacra). Paso entonces a reseñar brevemente las tres obras de este tomo, porque hay cosas que me quedaron en el tintero.

2.
Kartun tiene obra desde los '70s, y la Trilogía Patronal es de la última época, los años 2000. El tomo este de la editorial Corregidor, Teatro 2, reúne obras de los '90. Un dato no menor es que hasta El niño argentino, Kartun no dirigía sino que se limitaba a escribir, por lo que estas obras no fueron dirigidas por él. De hecho, el unipersonal Como un puñal en las carnes no había sido estrenada al momento de la publicación; Rápido nocturno, aire de foxtrot se estrenó en 1998 en el San Martín, con dirección de Laura Yusem; y Desde la lona en 1997, dirigida por Roberto Castro.

3.
Yo, hace mucho tiempo atrás, leí Chau Misterix, que es de 1980. Estás obras se parecen un poco más a esa que al nuevo paradigma kartuniano del tercer milenio. En Como un puñal..., obra en tres actos, Monterito cuenta (al cuidador del baño en la parada en Dolores, a sus compañeros del banco en una postal, al mozo de un restaurant destrozado) el ascenso y caída de su relación amorosa con la empleada doméstica Sandrita: affaire en la pelopincho, fuga a Mar del Plata, descenso a la locura y regreso a la vida cotidiana. Aparece un Pumper Nic. El texto está buenísimo.

4.
Rápido nocturno, aire de foxtrot tiene unos conceptos dramatúrgicos muy limados: son los años '40; todo sucede en una casilla de guarda de tren, junto a una barrera; están el guarda, Cardone; su amante, Norma; y eventualmente, el ex-prometido de la amante, Chapita. Ahora bien, fuera de campo, están: el hijo de Norma, jugando en las vías; un boicoteador de barreras, perseguido por la cuadrilla del sindicato; un perro que era de Chapita; y una Orquesta Típica de Todos los Ritmos. Norma se contenta con Cardone, que es uno de esos peronistas de derecha (a mí me pareció por lo menos), machista y bailarín de tango; pero Chapita viene a proponerle El Porvenir. A todo esto, en cualquier momento pasa el nuevo Rápido de Rosario. Es hermosa la obra. Estaba leyendo el final y me dio un no se qué acá de la emoción.

5.
Desde la lona, rapidito: la mañana siguiente a un espectáculo de catch fallido, en un paraje desamparado de la provincia de Buenos Aires (Maquinista Pi). El organizador del show, sólo, con su colectivo de gira averiado, al que le habla para que arranque, sufre bajo el sol mientras espera que le paguen. Hay un opa que se le acerca, una mujer que en nombre del progreso está descuajando el pueblo y un viejo anarquista del que hablé en otra reseña. La obra habla de los '90, y la destrucción de la sociedad por parte del neoliberalismo. Es bastante explícita, sin dejar de ser poética, y me gustó también.

6.
Lo otro que está bueno de los libros de Kartun son los textos en los que él habla de su propia obra, y en este libro hay una reseña autobiográfica, además de una breve nota antes de algunas de las obras. LIKE.

lunes, 22 de junio de 2015

Ala de criados, de Mauricio Kartun

1.
Hice un trabajo sobre Ala de criados. Me quedó bastante digno. Por una semana fui fana de Kartun y en plan de estudio comparado me leí todas las obras suyas que habían en casa, y también me compré otras tantas, algunas de las cuales son mencionadas entonces en esto que sigue a continuación.

Una anécdota a modo de introducción

El viernes 27 de mayo asistí como espectador a la última función, a sala llena, de la puesta de Sacco y Vanzetti: dramaturgia sumaria de documentos sobre el caso, obra escrita por Mauricio Kartun en el año 1991 y que ahora dirigía Mariano Dossena en el Teatro Nacional Cervantes. Ya puesto a la tarea de realizar el presente trabajo sobre el programa político de Ala de criados, me había propuesto leer todo lo que del autor estuviera a mi alcance y en ese mismo afán me había parecido pertinente ver esta obra de Kartun sobre el histórico juicio a los dos anarquistas italianos, ocurrido en Estados Unidos en 1920, muy cercano en el tiempo con los sucesos de la Semana Trágica que contextúan a Ala de criados.
La pieza, construida (como su título lo indica) en base a documentos históricos relacionados con el juicio –cartas, coberturas periodísticas contemporáneas del juicio, además de estudios históricos sobre el tema que Kartun consultó en la biblioteca José Ingenieros y en la biblioteca de la FORA de la calle Brasil– cuenta promediando su extensión con cuatro monólogos, que son los alegatos finales del fiscal y la defensa y las palabras de los anarquistas tras ser declarados culpables de homicidio. Tras los monólogos de los personajes del fiscal, el abogado defensor, y Nicola Sacco, llega el turno del monólogo de Bartolomeo Vanzetti, interpretado en esta puesta por el actor Fabián Vena. Parado en el proscenio, llama a los espectadores “señores del jurado”, interpelándolos directamente. El suyo es el discurso más extenso, el más “ideológico”: Vanzetti dice que se lo condena por el crimen de haber luchado contra la explotación del hombre por el hombre. Se gana un cerrado aplauso del público presente, que atesta la sala hasta el cuarto piso. Ahora bien, y ésta es la anécdota: cuando el público finaliza su ovación, una voz anónima desde una de las plateas dice fuerte y claro, para que todos puedan oírlo: “Miren que después no hay McDonald’s”.
Debo aportar otro elemento, con el fin de llegar a la que será la hipótesis de este trabajo. En la entrevista-charla realizada por Eduardo Sartelli en 2012, Kartun afirma sobre el personaje de Juan el Bautista en su obra Salomé de Chacra que las expresiones ácratas que salen de la voz de este personaje desde el aljibe son “verdades de mi [su] encuadre”, para el cual el capitalismo es “un modelo destructor, represivo, altamente inteligente, profundamente seductor y tremendamente domesticante”. Lo que el espectador anónimo estaba resaltando con su chiste era la distancia entre aplaudir las palabras de Vanzetti y consumir en el paradigmático restaurante de comidas rápidas, al cual le calzan tan bien dos de los adjetivos que Kartun utiliza para referirse al capitalismo: seducción y domesticación.
En Ala de criados, el personaje que más tiene que ver con esta definición del capitalismo es Pedro Testa, el acomodaticio cuentapropista que vive su ascenso y caída a manos de los oligarcas Tatana, Pancho y Emilito. Pedro, un representante de lo que Kartun denomina prehistoria de la clase media, ha sido seducido y domesticado por el capitalismo, reprime por el capitalismo, destruye y será destruido por el capitalismo. El programa político de Ala de criados se encuentra en esa “alianza de clases” que conforman los “bichos” y el colombaire en la Brigada Linneo de la Liga Patriótica Argentina contra los anarquistas de la biblioteca Juventud Moderna; o más bien en el resultado final de esa alianza. Si ponemos el ojo en los roles sociales de los personajes de la obra, el mensaje político que representa la muerte de Pedro a manos de sus patrones, como único premio por su comportamiento servicial (o servil: “Cruzan para allá, uno cruza para allá. Cruzan para acá, uno cruza para acá. Hay que darle a los negros, uno le da a los negros. Hay que darle a los anarquistas, uno le da a los anarquistas”, dirá Pedro en su monólogo final) no deja dudas sobre el sentido del mismo: una alianza de clases entre explotadores y explotados sólo puede redundar a favor de los primeros y en prejuicio de los últimos.

Ala de criados y la Semana Trágica
“Yo no utilizo a la historia como fuente de material literal,
de sustancia palpable, sino como gran proveedora de mitos”
Mauricio Kartun[1]

El 7 de enero de 1919, durante el gobierno democrático del radical Hipólito Yrigoyen, comienza lo que en la historia argentina se ha dado en llamar Semana Trágica. El resumen de los hechos consta en estudios históricos sobre el tema: una huelga parcial, iniciada en diciembre de 1918 en los talleres metalúrgicos Vasena e Hijos Ltda., en lucha por una serie de reivindicaciones básicas del movimiento obrero (jornada laboral de 8 horas, aumentos de salarios, pago de horas extras, supresión del trabajo a destajo y reincorporación de los trabajadores cesanteados por actividades gremiales) deviene en una huelga general ante la represión policial que el 6 de enero cobra cuatro víctimas fatales y 40 heridos. [2]
A lo largo de la semana que va del 7 al 15 de enero, la violencia escala hasta límites insospechados. No sólo la represión policial y militar causa bajas en la clase obrera durante la represión a los piquetes, a las manifestaciones y a los cortejos fúnebres de los obreros caídos; además, la burguesía y la pequeña burguesía organizadas en la Liga Patriótica Argentina se anotan un número importante de víctimas en los ataques (pogromos) a barrios de inmigrantes, sobre todo de origen judío ruso, considerados por los reaccionarios como los causantes de la huelga y como instigadores de una revolución en ciernes. “Para el día 15 la huelga se ha extinguido; había durado una semana. (…) Cuatrocientos muertos y dos mil presos. Entre los presos hay miembros de un fantástico e inexistente ‘comité revolucionario’ que había planeado, según la policía, un ‘complot maximalista’”.[3]
Dice Edgardo Bilsky: “Todo indica que la reacción represiva del gobierno y de las fuerzas conservadoras no guarda ninguna proporción con el accionar obrero”.[4] Mientras la violencia obrera respondió a necesidades de auto-defensa, o bien estuvo dirigida contra bienes materiales como tranvías o las instalaciones de los talleres Vasena, la violencia desarrollada por la Liga Patriótica incluyó linchamientos y violaciones, especialmente a inmigrantes judíos.
Algunas de las características mencionadas por Bilsky sobre la Liga Patriótica tienen relación directa con los hechos de Ala de criados: por su composición, está fuertemente comprometida con la defensa del modelo agro-exportador, lo que la vuelve una fuerza de choque del gran capital; además de hijos de la oligarquía ganadera, cuenta entre sus miembros también con hijos de inmigrantes de la clase media, que forman una corriente pequeño burguesa destacable al interior de la organización.
Eduardo Sartelli plantea que “toda la acción de la Liga Patriótica hubiera carecido de verosimilitud de no ser por la Ley Sáenz Peña” que había consagrado la democracia burguesa en la Argentina tres años antes de la Semana Trágica.[5] Esto es así porque la Liga tenía como finalidad “eliminar todo posible desborde del marco institucional constituido por la democracia burguesa”, que incluye entre sus supuestos “el credo central de la sociedad burguesa, la igualdad política entre sus miembros”,[6] a lo que podemos agregar otro supuesto, el de la igualdad económica, que en la Argentina se expresó en el discurso del ascenso social, “que el mundo está abierto a todas las posibilidades, que el ahorro se realiza fácil y rápidamente se transforma en capital”.[7]
Ahora sí, veamos qué sucede con todos estos elementos en Ala de criados. Los acontecimientos narrados en la obra ocurren en siete escenas, una por cada día de la Semana Trágica. Los jóvenes Tatana, Emilito y Pancho Guerra, primos y parias de la oligarquía, excluidos por diversos motivos en su entorno social y familiar, son enviados por su Gran papá –el abuelo, patriarca familiar, un personaje fuera de campo que ocupa un rol central en el relato y que es hablado a través del personaje de Tatana– al exclusivo club de tiro a la paloma (el Pidgeon Club) en donde suelen veranear en Mar del Plata. La razón es alejarlos de la ciudad durante los hechos de violencia, “la atrascanada bolsheviki” según Emilito, de lo que sería la Semana Trágica. Pero el club también está paralizado por la huelga general: los colombaires catalanes se han plegado. El único trabajador que sigue haciendo funcionar el club y que atiende a los tres huéspedes es Pedro Testa, cuentapropista, quien duerme en el ala de criados del título (pero “no es que yo sea… me lo prestan…”, se afana en aclarar varias veces a lo largo de la pieza, incluido el monólogo final).
Al segundo día, llega desde Buenos Aires el mandato familiar –para los varones– de  presentarse como voluntarios en la Liga Patriótica local. Pero tras ser rechazados –por sus condiciones de parias–, los protagonistas deciden, liderados por Tatana y montados en el odio reaccionario de Pedro contra los catalanes que paralizan el club, conformar su propia célula de la organización, y atacar una biblioteca anarquista, la Juventud Moderna.
En resumen, los días/escenas que siguen cuentan los momentos previos y posteriores al ataque a la biblioteca, todos hechos que ocurren fuera de campo, así como la muerte de las palomas que Pedro Testa había comprado para el club y que son su principal preocupación, el interés económico por el que el cuentapropista se comporta de manera servil con los tres primos, haciendo de brazo armado en el ataque a los anarquistas en la biblioteca, en la venganza contra el vasco Beristaín –el personaje, también fuera de campo, que no les había permitido ingresar en la Liga Patriótica (y a quienes, para convertir en enemigo, los protagonistas judaízan con el apellido Berenstein)–, o incluso satisfaciendo sexualmente en el ala de criados. Cuando Pedro se da cuenta de que no ha ganado nada en su “alianza” con los primos oligarcas, sino que más bien lo ha perdido todo, se sale de sus casillas. En consecuencia, en la última escena, los primos deciden ponerlo en su lugar: primero lo aprisionan, y más tarde lo asesinan y desaparecen en el mar, sin ningún tipo de prurito moral. Al final de la obra se ha restablecido el orden imperante, tanto en el Pidgeon Club como en el país. La Semana Trágica ha terminado.
PANCHO: Esta tarde llamó Tata. “Llego en el tren de la noche…”. Han terminado por fin con la revuelta gracias a Dios y la Virgen santísima.
EMILITO: Les dimos un aumentito y se les fue la salvajina, dijo. Salvajina es muy de Tata… Pero como los teníamos asustados pidieron menos de lo que estábamos dispuestos a dar. Buen negocio: si no les das hoy el pan en la puerta de la fábrica mañana nos queman el trigo en el campo.

La democracia es engañifa

Según Jorge Dubatti, “Pedro es una metáfora de la clase media que ‘compra’ y asume los intereses de una clase a la que no pertenece y que finalmente acaba destruyéndolo”.[8] Si bien estoy de acuerdo con este postulado, disiento con este autor en la interpretación global que hace del personaje de Pedro y del concepto de la engañifa en cuanto a lo histórico y político en la obra (no así en lo poético-teatral).
Para Dubatti, cuando en el final de sus últimas palabras Pedro dice que “el progreso es engañifa”, se refiere a que “la engañifa es instrumento del progreso” y a la vez que el progreso como valor es ilusorio.[9] Creo que esta segunda acepción se queda corta: no sólo la obra muestra la ilusoriedad del progreso como valor; también habla de la falsedad de la premisa del ascenso social mediante el trabajo duro que pregonaba la oligarquía en esas décadas, queriendo atraer mano de obra migrante pero reprimiendo como en la Semana Trágica las más básicas reivindicaciones obreras.
El personaje de Pedro representa a esa proto clase media de derecha de la que habla Dubatti, pero, en su sorpresa frente a la traición de los Guerra (“¡Suéltenme!... Uno se porta y… Lo único que sabemos es portarnos con ustedes y al final siempre fusta. ¿Nunca un terrón en la boca? Después se quejan. ¿No estamos del mismo lado? ¿Tenemos los mismos enemigos o no?”), demuestra que no es sólo por conveniencia que se pliega a los nietos del terrateniente contra los obreros en huelga, sino también por convicción, por creer en “el credo central de la sociedad burguesa, la igualdad política entre sus miembros” del que habla Sartelli, así como en “que el mundo está abierto a todas las posibilidades, que el ahorro se realiza fácil y rápidamente se transforma en capital”. Es decir, Pedro no sólo utiliza la engañifa, también es víctima de la engañifa, la engañifa del progreso a la que él mismo hace referencia (y que en realidad los Guerra nunca sostienen).

Coherencia ideológica en la obra de Kartun

            Sin entrar en detalles, me parece importante mencionar algunos elementos que relacionan el programa político de Ala de criados con otras obras del autor.
            En primer lugar, hay una intertextualidad explícita entre Ala de criados y la obra anterior de Kartun, El Niño Argentino, a quien Tatana cita –mencionándolo como otro de sus primos- en la escena III. En esa obra, el mito de la vaca atada en la bodega de un paquebote rumbo a Europa con su respectivo peón para ordeñarla da origen a la tragedia del Niño Argentino, hijo de la aristocracia más opulenta de la Argentina de principios del siglo XX, y el Muchacho, un gaucho que no ve la luz del sol. La lucha de clases también se pone en escena en esa obra, en la que el Muchacho ve cómo el Niño se va aprovechando de él mediante un simulacro de amistad, hasta que el abuso (la explotación) llega a su punto de saturación y el gaucho degüella al patrón.
            En Salomé de chacra, Kartun desarrolla una obra teatral a partir de una anécdota que también se menciona en Ala de criados, en la cual el Gran Papá de los Guerra habría encerrado en un aljibe seco a dos anarquistas: “Dos linyeras catalanes le soliviantaban la peonada a Tata. Ácratas. De campo en campo en vagones de carga. Se los cazó a lazo un capataz en el apeadero de la estancia. Tata los bajó con una noria al pozo de un aljibe seco. Un farol, aceite y la Constitución nacional.(…) Y les tomaba el texto de memoria. Esto se llama democracia, les decía desde el brocal”. En Salomé, los dos anarquistas son reemplazados por Bautista, y Tata por Herodes. Pero permanece la idea del encierro y la memorización de la Constitución como método de tortura por parte de un terrateniente “democrático”. Todo esto abona la hipótesis de la democracia burguesa como engañifa, por lo menos en el mundo de estas obras en el periodo en el que transcurren.
            A diferencia de El Niño Argentino y Ala de criados, en Salomé de chacra aparece un personaje positivo, en el sentido de que representa las ideas políticas defendidas por el autor, que es el anarquista en el aljibe, Bautista, al que hacíamos referencia en la introducción del presente trabajo. Para Bautista, “a la propiedad hay que abolirla”, “te cuidarás del burgués armado, pero más del que te invite a comer”, “Dios es enfermedad”, y “la herencia es el artilugio funesto con que perpetúa la familia el capital”. Si además consideramos en sistema también la obra Sacco y Vanzetti, donde el recurso narrativo de los héroes y los villanos es manifiesto, podemos aducir que las ideas políticas positivas en Ala de criados están fuera de campo, en los trabajadores catalanes en huelga que son atacados por la Brigada Linneo.

Conclusión

Ala de criados refleja en su narrativa la desigualdad fundamental que existe en el nacimiento de la democracia burguesa en la Argentina y que se manifestó en toda su violencia en la Semana Trágica de enero de 1919. A través de Pedro Testa, personaje engañado por el discurso de ascenso social del capitalismo opulento de comienzos del XX, Kartun escenifica la ideología que dio lugar a la participación de la clase media en la represión a la clase obrera desde la Liga Patriótica, así como los límites de la alianza de clases que esa organización decía representar en la defensa de la Argentina de los intereses maximalistas. Como dice Kartun, de la Semana Trágica no toma los hechos concretos sino el mito, las posibilidades significantes de ese acontecimiento, puesto que las conclusiones del posible lector o espectador no se limitan a lo acontecido en esos días, ni a los valores de la Liga Patriótica, sino que son extensibles a muchos otros hechos de la historia de nuestro país en los cuales los valores de la clase dominante tuvieron un consenso en sectores pequeño burgueses o medios.