domingo, 22 de enero de 2012

Sobre la historia natural de la destruccion, de Winfried Georg Maximilian Sebald

1.
Es dificil hacerse hoy una idea medianamente adecuada de las dimensiones que alcanzó la destrucción de las ciudades alemanas en los últimos años de la Segunda Guerra Mundial, y más difícil aún refexionar sobre los horrores que acompañaron a esa devastación (...) de fuentes oficiales se desprende que sólo la Royal Air Force [británica] arrojó un millón de toneladas de bombas sobre el territorio enemigo, que de las 131 ciudades atacadas, en parte sólo una vez y en parte repetidas veces, algunas quedaron totalmente arrasadas, que unos 600.000 civiles fueron víctimas de la guerra aérea en Alemania, que tres millones y medio de viviendas fueron destruidas, que al terminar la guerra había siete millones y medio de personas sin hogar (...) ...pero qué significaba realmente todo ello no lo sabemos.


2.
En pleno verano de 1943, durante un largo período de calor, la Royal Air Force apoyada por la Octava Flota Aérea de los Estados Unidos, realizó una serie de ataques aéreos contra Hamburgo. El objetivo de esa empresa, llamada "Operation Gomorrah", era la aniquilación y reducción a cenizas más completa posible de la ciudad. En el raid de la noche del 28 de julio, que comenzó a la una de la madrugada, se descargaron diez toneladas de bombas explosivas e incendiarias sobre la zona residencial densamente poblada situada al oeste del Elba, (...). Siguiendo un método ya experimentado, todas las ventanas y puertas quedaron rotas y arrancadas de sus marcos mediante bombas explosivas de cuatro mil libras; luego, con bombas incendiarias ligeras, se prendió fuego a los tejados, mientras bombas incendiarias de hasta quince kilos penetraban hasta las plantas más bajas. En pocos minutos, enormes fuegos ardían por todas partes en el área del ataque, de unos veinte kilómetros cuadrados, y se unieron tan rápidamente que, ya un cuarto de hora después de la caída de las primeras bombas, todo el espacio aéreo, hasta donde alcanzaba la vista, era un solo mar de llamas. Y al cabo de otros cinco minutos, a la una y veinte, se levantó una tormenta de fuego de una intensidad como nadie hubiera creído posible hasta entonces. El fuego, que ahora se alzaba dos mil metros hacia el cielo, atrajo con tanta violencia el oxígeno que las corrientes de aire alcanzaron una fuerza de huracán y retumbaron como poderosos órganos en los que se hubieran accionado todos los registros a la vez. Ese fuego duró tres horas. En su punto culminante, la tormenta se llevó frontones y tejados, hizo girar vigas y vallas publicitarias por el aire, arrancó árboles de cuajo y arrastró a personas convertidas en antorchas vivientes. (...) En algunos canales el agua ardía. (...) Nadie sabe realmente cuántos perdieron la vida aquella noche ni cuántos se volvieron locos antes de que la muerte los alcanzara.
Y lo que sigue después, lo que cuenta de lo hallado al día siguiente, es mucho peor.

3. Nosotros por estos lares, los argentinos por lo menos aunque me atrevería a decir que todos los que nos informamos a través del cine estadounidense y occidental en general, no estamos muy enterados de las atrocidades de la guerra aérea yanqui en el mundo. Incluso conocemos el dato de la bomba atómica, que según wikipedia mató 140.000 personas en Hiroshima y 80.000 en Nagasaki, y no solemos ponerlo en perspectiva. Como si por respeto a las víctimas del genocidio nazi no se debieran mencionar las de los yanquis e ingleses. Y no lo hacemos a propósito eh. El caso de los bombardeos sobre Alemania es peor porque casi no los conocemos. Yo me enteré de la barbaridad que fue el ataque a Dresde recién cuando leí Matadero Cinco, de Kurt Vunnegut, que como creo haber dicho ya, es un libro que es muy importante que lean todos ustedes, y además es brillante y hasta es divertido.

4. Sobre la historia natural de la destrucción es en realidad un conferencia que da Sebald una vez en la que se supone que va a tratar de literatura. Cosa que hace, cómo que no. Habla de literatura alemana de pos guerra y de cómo los bombardeos no aparecen en ella. Habla después, de la memoria. De cómo hay que "olvidarse" de algunas cosas para poder seguir cuerdos. Es un libro interesantísimo, y eso que no conozco a casi ninguno de los autores que nombra y si los conozco es de nombre nomás. Muy recomendado para el que quiera conocer del tema.

5. La parte en la que habla del zoológico de Berlín después del bombardeo es impresionante.

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