1.
Lorenzo y yo hablamos de literatura argentina. Yo hice una declaración audaz e innecesaria, y afirmé que El año del desierto de Pedro Mairal era la mejor novela argentina de la década del 2000. Lorenzo afirmó a su vez que lo era El oficinista de Guillermo Saccomanno. Ninguno de los dos había leído la otra. Intercambiamos. De más está decir que no soy quién para decidir cuál es la mejor novela argentina de ninguna década, sobre todo porque no leí todas las novelas o siquiera casi todas las novelas de ninguna década, pero lo bueno de la literatura es que podés decir esas cosas y no pasa naranja. En fin. La cuestión es que a los dos nos gustó mucho la novela del otro, y curiosísimamente, tienen muchos puntos de contacto. Tiro ahí la idea para que la agarre algún estudiante de letras en busca de investigación: "El año del desierto y El oficinista: la Argentina post-debacle y la distopía futurista". Seguro que ya existe igual. Y El año del desierto no es exactamente una distopía, aunque sí, y no es futurista, aunque sí. Bueno, dejen.
2.
¡Qué buena que está El oficinista! Lo mejor con las novelas siempre es agarrarlas sin saber nada de sus tramas, y fue mi caso. Por el título y la tapa me imaginaba algo medio Bertleby, y algo de eso hay, pero no me imaginaba la parte cyber-punk del asunto, la parte Neo-Tokio está por explotar. Además, es la primera novela que leo de Saccomanno -había leído cómics- y tenía una idea distinta de su prosa. Como decía antes, lo mejor con las novelas es... así que no digo más nada. Súper recomiendo. Eso.
3.
Cuando la lean discutimos el final.
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