1.
A mí me gusta Vinicius de Moraes, y me siento un poco hereje por lo que voy a decir, pero este libro es una mierda. No debe haber sido una mierda siempre, ojo: hace cuarenta años, cuando salió por vez primera, debía ser vanguardia (bueno, no tanto), pero ahora es una mierda: es cursi -muy cursi-, es machista, es pretencioso, y es tonto. El humor que tenía se quedó en el tiempo y ahora es tonto. Los poemas que debían ser románticos y caballerescos con un toque de picardía, ahora son cursis y machistas. La comparación de una mujer con una guitarra ya no está buena. Hace poco, en una entrevista que hice, un músico que hasta entonces me había caído muy bien me hizo el elogio de su hermana y me dijo: "Es una mujer muy útil; a mí me es muy útil". ¿No es horrible? Y el tipo creía sinceramente que estaba diciendo algo bueno. Algo así me causan los poemas "románticos" de Vinicius. Eso, y la impresión de que para él todas las mujeres son la misma cosa, la misma mujer.
2.
La historia de la edición argentina de Para vivir un gran amor es que el editor de De la Flor se fue a Río a buscar a Vinicius (al que acá no conocía nadie aún) y a convencerlo para obtener los derechos de este libro, que en su momento fue un éxito arrollador y que hoy día va por su 22a edición (en 2009). Unos años después vendrían los discos en La Fusa: Vinicius entró al público argentino primero como poeta, tal y como se narra en Nuestro Vinicius, reseñado hace un tiempo en este blog. A este libro le siguió otro, Para una muchacha con una flor, y otro, que se titula Antología poética, uno verde que también fue un éxito y que también llevan publicándose más o menos desde entonces por la misma editorial. Son muy lindos todos, y baratos, eso se puede decir en favor.
3.
Tampoco es que todo el libro sea una cagada. Algunos textos son lindos, algunos son interesantes y unos pocos me parecieron excepcionales. "Samba de Breque", un cuento sobre un hombre que a la muerte de su hijo pequeño se pone a cantar una samba, y "La bella ninfa del bosque sagrado", de cuando conoció a Ava Gardner (como diría Rabinovich, qué hembra), son de esos que digo. Pero la mayoría me pareció deplorable. Es un libro que cuenta más como intención. Es un buen regalo por ejemplo para un papá o tío al que le guste mucho Vinicius de Moraes pero que no lo vaya a leer nunca, porque como objeto garpa. He dicho.
4.
P.D.: Aguante Ferreira Gullar.
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